En el cerro de la Popa se hacían aquelarres, orgías, se practicaban sacrificios, pedofilia, incesto, homosexualismo, lesbianismo, se drogaban y se adoraba al demonio. La descripción de lo que allí se practicaba es tan sucia que la omitiremos.
Actualmente en la parte posterior del convento hay un sitio escabroso denominado «El salto del cabrón», sitio que usaban los nativos para suicidarse cuando sus mujeres les son infieles. Es como una pequeña Sodoma , glosó en una nota marginal uno de los escribanos de la época.
+Buziraco+ o Cabro Urí un demonio que habitaba en Cartagena fue exorcisado cuesta abajo al precipicio, por el padre Alonso de la Cruz Paredes, fundador del Convento de Nuestra Señora de la Candelaria a quien en una aparición la Virgen María le pidió en 1608 que debía construirle una iglesia en la montaña más alta que viera al llegar a Cartagena. Posteriormente se fue a las misiones de Urabá, donde fue martirizado en 1633, el demonio no perdona.
En 1822 Simón Bolívar decretó la expropiación de todos los conventos, estableció el matrimonio civil obligatorio y el divorcio, e impulsó una ley de separación entre la Iglesia y el Estado. Así el convento pasó a manos del Estado que lo empleó, entre otras cosas, como hospital militar, terminando en ruinas y en un completo abandono.
En 1961, las autoridades civiles invitaron de nuevo a la Comunidad recoleta, que aceptó gustosa. Las obras de restauración fueron concluidas oficialmente el 28 de agosto de 1966 y desde entonces es templo de la virgen de la Candelaria.
En la actualidad los nativos aun añoran al «santo cachon» a quien se le han compuesto canciones etc.
Si vas a Cartagena esta temporada recuerda orar mucho, porque todas las cosas que se practicaban en la popa ayer a escondidas, hoy se practican por toda la ciudad y son vistas como «normales».
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