Categorías
Arte Sacro

Terror de los Demonios

«Los sacerdotes del Templo buscaban nuevamente en los registros de las familias si quedaba algún descendiente de la familia de David que no hubiese sido llamado para ser candidato a esposo de la Virgen Maria.
Hallaron la indicación de seis hermanos que habitaban en Belén, uno de los cuales era desconocido y andaba ausente desde hacía tiempo. Buscaron el domicilio de José, descubriéndolo a poca distancia de Samaria, en un lugar situado cerca de un riachuelo.
Habitaba a la orilla del río y trabajaba bajo las órdenes de un carpintero. Obedeciendo a las órdenes del Sumo Sacerdote, acudió José a Jerusalén y se presentó en el Templo.
Mientras oraban y ofrecían sacrificio pusiéronle en las manos una vara, y en el momento en que él se disponía a dejarla sobre el altar, delante del Santo de los Santos, brotó de la vara una flor blanca, semejante a una azucena; y pude ver una aparición luminosa bajar sobre él: era como si en ese momento José hubiese recibido al Espíritu Santo.

Así se supo que éste era el hombre designado por Dios para ser prometido de María Santísima, y los sacerdotes lo presentaron a María, en presencia de su madre».

«Pasando José con María y Jesús por aquellos solitarios desiertos huyendo de Herodes camino a Egipto, una banda de ladrones, saliendo de improviso de sus cuevas, los detuvieron para robarles. Pero el jefe de ellos, prendado de la divina belleza del Niño y del aspecto majestuoso de la Madre, no sólo los dejó en libertad, sino que, viéndolos cansados por el largo viaje, quiso también conducirlos a su cueva, y en ella les brindó abrigo y alimento.

Por esta acción fue después remunerado con largueza, pues obtuvo la gracia de la conversión estando a punto de morir.

El ladrón estaba tan conmovido, que dijo a su mujer: “Este Niño judío no es un niño común: es un niño santo. Pídele a la madre que nos deje bañar a nuestro hijo leproso en el agua donde ha lavado a su hijo. Quizás esto lo cure de su enfermedad”.

Cuando la mujer se acercó, la Virgen le dijo, antes que ella hablara, que debía bañar a su niño leproso en aquella agua, y la mujer trajo a un muchacho de tres años más o menos en sus brazos. Estaba muy comido por la lepra y su cara era toda una costra. El agua donde Jesús había sido bañado aparecía más clara que antes y al ser puesto el niño dentro del agua las costras se desprendieron y el niño se encontró perfectamente curado.

La madre estaba fuera de sí de contenta, y quería besar a María y al Niño Jesús; pero María no se dejó tocar por ella ni tocar al Niño. María le dijo que cavara una pequeña cisterna, echase el agua dentro, y que la virtud curativa del agua pasaría a la cisterna.

Conversó un rato con ella, la cual prometió dejar ese lugar en la primera oportunidad que se le presentara. Los padres sentían gran alegría por la curación del hijo, y habiendo acudido otros durante la noche, ellos les mostraban al niño, contándoles lo acontecido. Los recién llegados, entre los cuales había algunos jóvenes, rodeaban a la Sagrada Familia, mirándola con gran asombro. Reconocí en el buen ladrón al niño curado de la lepra. Según la tradición es Dimas.

Me extrañó más esta actitud de los bandidos al mostrarse tan respetuosos con la Sagrada Familia, porque los había visto esa misma noche asaltar a varios viajeros atraídos por la luz y conducirlos a una gran caverna que estaba más abajo, en el bosque. Esta caverna, con la entrada oculta por malezas, parecía servirles de depósito, porque vi allí a varios niños robados de siete a ocho años y a una vieja que cuidaba de todo lo que había almacenado.

Avatar de #bottegadivina

De #bottegadivina

Bottega Divina es un Canal dedicado a aplicar la tradición moral Cristiana a situaciones críticas en la política y la sociedad. Abogamos y velamos por la aplicación de los principios fundamentales de la sociedad, como el derecho natural, en los ámbitos políticos y sociales.

Deja un comentario