«Los antepasados son lo más importante para quien no ha hecho nada.»
En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos: «Os aseguro: quien guarda mi palabra no sabrá lo que es morir para siempre.» Los judíos le dijeron: «Ahora vemos claro que estás endemoniado; Abrahán murió, los profetas también, ¿y tú dices: «Quien guarde mi palabra no conocerá lo que es morir para siempre»?
En el Antiguo Testamento se quiere aliviar el problema de la muerte a través de la descendencia; en Cristo, la respuesta es resurrección y victoria.
Jesus es Dios de vivos y de vida eterna.
Poner la esperanza en este mundo es mediocridad, nuestra patria es el cielo y alli debemos consignar nuestro tesoro, para la vida eterna.
Los que se obsesionan por su descendencia y por los honores terrenos, terminan Herejes y la muestra de ello es Enrique VIII.
«Pues quien quisiere salvar su vida obrando contra mí, la perderá; mas quien perdiere su vida por amor a mí, la encontrará». Mat 16:25

