“Y dijo Yahvé a Satán: “¿De dónde vienes?” Respondió Satán: “De dar una vuelta por la tierra y pasearme por ella.”
Y dijo Yahvé a Satán: “¿Has reparado en mi siervo Job, pues no lo hay como él en la tierra, varón íntegro y recto, temeroso de Dios y apartado del mal?” Pero respondió Satán a Yahvé diciendo: “¿Acaso teme Job a Dios en balde?”¿No le has rodeado de un vallado protector a él, a su casa y a todo cuanto tiene? Has bendecido el trabajo de sus manos, y sus ganados se esparcen por el país, Pero extiende tu mano y tócale en lo suyo, (veremos) si no te maldice en tu rostro. Entonces dijo Yahvé a Satán: “Mira, todo cuanto tiene lo dejo en tu mano, pero a él no le toques.” Y salió Satán de la presencia de Yahvé. Job 1:7-12
De este pasaje se desprenden dos hechos;
1 Todos los Ángeles comparecen ante Dios
2 Nada sucede sin el permiso de Dios
“Y (Jacob)llegado a cierto lugar, queriendo descansar en él después de puesto el sol, tomó una de las piedras que allí había, y poniéndosela por cabecera, durmió en aquel sitio Y vio en sueños una escala fija en la tierra, cuyo remate tocaba en el cielo, y ángeles de Dios que subían y bajaban por ella” Gén 28:11
De este pasaje se desprenden otros dos hechos;
1 Hay ángeles de Dios que suben a la presencia de Dios.
2 Hay ángeles que vienen a los hombres de parte de Dios.
“Y he aquí que se le apareció un personaje, que comenzó a luchar con él hasta la mañana. Este varón respetable, viendo que no podía sobrepujar a Jacob, le tocó el tendón del muslo, que al instante se secó. Y le dijo: Déjame ir, que ya raya el alba. Jacob respondió: No te dejaré ir, si antes no me das la bendición. ¿Cómo te llamas?, le preguntó el ángel. El respondió: Jacob. No ha de ser ya tu nombre Jacob, dijo entonces el ángel, sino Israel, porque si con el mismo Dios te has mostrado fuerte, ¿cuánto más prevalecerás contra todos los hombres? Le preguntó Jacob: Dime, ahora, ¿cuál es tu nombre? Respondió: ¿Por qué quieres saber mi nombre? Y allí mismo le dio su bendición. Por donde Jacob llamó aquel lugar Fanuel, diciendo: Yo he visto a Dios cara a cara, y mi vida ha quedado a salvo. Gén 32:24-30
De este pasaje se desprende que, el Ángel Es la presencia de Dios ante los hombres, tanto que le bendice y le cambia el nombre.
Los cristianos creemos que cuando la Iglesia católica «beatifica» a alguien está proclamando de forma infalible que esa persona está en presencia de Dios, que está vivo y que está en el Cielo y, a alguien que está en el cielo le puedes pedir que rece por ti. Esto se llama intercesión.
En la Biblia muchas veces se pide a «gente especial» (los profetas, por ejemplo) que intercedan por el pueblo, por los pecadores. El rey Sedequías se lo pide a Jeremías (Jer 37,3) y todo el pueblo implora que interceda (Jer 42,1-6). Los ángeles son intermediarios entre Dios y los hombres continuamente como vemos en la Biblia.
San Agustín recuerda que rendir culto de adoración es hacer ofrendas a un dios, y que los cristianos solo llevan las ofrendas a Dios, aunque el altar esté construido recordando a un santo o a un Ángel, no construimos altares a los mártires sino al Dios de los mártires, aunque sea en la memoria de los mártires.
“El ángel del Señor asistirá alrededor de los que le temen, y los librará del mal”. Sal 34:7
Dice el catecismo en relación a los Ángeles Custodios: «Desde la infancia (Mt 18, 10) a la muerte (Lc 16, 22), la vida humana está rodeada de su custodia y su intercesión» (Sal 34, 8; 91, 10-13) y, citando a San Basilio, nos recuerda que cada fiel tiene a su lado un ángel como protector y pastor para conducirlo a la vida». Cat 336
“Pero si para él hay un ángel, un intérprete de entre mil, que haga ver al hombre su deber, tenga piedad de él y le diga: “Líbralo de descender a la fosa; yo hallé el rescate (de su vida).” Reverdecerá su carne más que en su juventud, volverá a los días de su adolescencia. Suplicará a Dios, y éste se complacerá en él, y verá su rostro con júbilo, y volverá al hombre su justicia”. Job 33:23-26
“Y habló el ángel de Yahvé, diciendo: ¡Oh Yahvé de los ejércitos! ¿hasta cuándo no vas a tener piedad de Jerusalén y de las ciudades de Judá, contra las que estás irritado desde hace setenta años? Y Yahvé dirigió al ángel que conmigo hablaba palabras amables, palabras consoladoras…Por tanto, así dice Yahvé: Yo me he vuelto misericordioso hacia Jerusalén, y mi casa será allí reedificada, dice Yahvé de los ejércitos, y sobre Jerusalén se tenderá el cordel… Aún rebosarán mis ciudades de abundancia de bienes, y Yahvé consolará a Sión y elegirá a Jerusalén”. Zacarias 1, 12-17
«Nada os quiero ocultar. Ya os lo he dicho: bueno es guardar los secretos del rey, pero es glorioso revelar las obras de Dios.» Cuando orabais tú y tu nuera, Sara, yo presentaba ante el Santo el Memorial de Vuestras oraciones. Cuando enterrabas a los muertos, también yo te asistía. Cuando sin pereza te levantabas y dejabas de comer para ir a sepultarlos, no se me ocultaba esa buena obra, antes contigo estaba yo. Por eso me envió Dios a curarte a ti y a Sara, tu nuera. Yo soy Rafael, uno de los santos ángeles” Tob 12:11-15
Dejamos pues claro que los Santos Ángeles son intercesores, como también debe quedar claro que para merecer su ayuda debemos estar en gracia de Dios.
«Voy a enviarte un Angel delante de ti, para que te cuide en el camino y te conduzca al lugar que te he preparado…»(Ex 23, 20).
«Para que te cuide en el camino; denota «protección». Los Ángeles de la Guarda nos defienden y protegen de las seducciones del Demonio, nos ayudan en las tentaciones e interceden por nosotros ante Dios en esos momentos. Nos mueven a hacer el bien y evitar el mal; nos mueven a cumplir la Voluntad de Dios. Es decir, hacen el trabajo contrario a los demonios. Esta protección también es física. Recordemos a Daniel en la cueva de los leones (Dn 6, 23), a los tres jóvenes en el horno (Dn 3, 49) y a San Pedro en la prisión (Hch 12, 7).
El Ángel del Apocalipsis ofrece las oraciones de todos los santos. No es que el Señor no oiga nuestras oraciones, sino que los ángeles unen sus oraciones a las nuestras para hacerlas más aceptables a Dios. Dice Santo Tomás de Aquino: «Nuestro Ángel de la Guarda participa en todos los beneficios que recibimos de Dios, porque él nos ayuda a obtenerlos.»
“Vino otro ángel y se quedó en pie junto al altar con un incensario de oro. Le entregaron muchos perfumes para que los ofreciera, con las oraciones de todos los santos, sobre el altar de oro que está ante el trono. Y ascendió el humo de los perfumes, con las oraciones de los santos, desde la mano del ángel hasta la presencia de Dios”. (Ap 8, 3-4)
“Ellos (los ángeles) aparecen ante Dios como intercesores por los hombres, llevando ante Él sus necesidades, intercediendo a su favor. Esta obra está fácilmente conectada con su oficio general de laboral por el bien del hombre” (Dillman sobre Job, p. 44).
“Pero no sólo el sumo sacerdote, (Jesucristo), ora por aquellos que oran sinceramente, sino también los ángeles… así como también las almas de los santos que ya se han dormido (ai te ton prokekoimemenon hagion psychai” Orígenes, “»De Oratione», n. XI, en P.G., XI, 448).
Nos advierte el Papa Juan Pablo II: «Hoy, más que nunca, son necesarias una gran prudencia y un gran equilibrio, porque como ya escribía San Pablo a Timoteo: `Vendrá un tiempo en que no soportarán la sana doctrina; antes bien, deseosos de novedades, se amontonarán maestros conforme a sus pasiones y apartarán los oídos de la verdad para volverlos a las fábulas:»(2 Tim 4, 3-4).
«El mismo Satanás se disfraza de Ángel de luz»(2 Co 11, 14).

