Por medio de él, Del Verbo, se hizo todo, y sin él no se hizo nada de cuanto se ha hecho. Jn 1, 3
Jesucristo es el Señor de toda la creación y de toda la Historia, sabemos bien que “todo fue creado por él y para él, y todo tiene en él su consistencia” (Col 1, 16-17).
Por eso, los cristianos no aceptamos, lo que Urogario Barjuda, de naturaleza idólatra, -pero sobre todo por enseñanza de su Tío- llama espiritualidad ecológica.
Teilhard de Chardin el Jesuita que falsificó el eslabón perdido, que no existe, con el fin de impulsar la teoría de la evolución, o, la Carta de la Tierra, que propone Gorbachov, el expremier ruso, para reemplazar los mandamientos, son dos ejemplos, de lo errada que está la teoría de la Evolución de Darwin, frente a la verdad de la Creación y de Dios, que pretende ser reemplazado por la Pachamama.
El Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia dice que “ No se puede absolutizar la naturaleza y ponerla, en dignidad, por encima de la persona humana, divinizando la naturaleza o la tierra” sin embargo en los últimos años se les ha dado dignidad de persona a ríos como el Magdalena de Colombia o paramos como el de Santurbán o selvas como el amazonas, y a animales que ahora no solo se “bautizan” con nombres de cristianos, sino, que se les trata como a tales, como “seres sintientes”, tienen una dignidad mayor que un niño no nacido o un anciano al que se le aplica la eutanasia, muchas veces sin el consentimiento de las familias, es decir, de facto estamos adorando la naturaleza.
Enseñaba Juan Pablo II que; Posiciones ecológicas exasperadas piden la represión de la natalidad o, inspiradas en el ecocentrismo y el biocentrismo, se presentan en favor de una consideración igualitaria de la “dignidad” de todos los seres vivos. So Riesgo de buscar soluciones, fuera del orden moral, por ejemplo, para solucionar problemas de falta de recursos. Para mantener la vida de la naturaleza, no se puede violar los preceptos de la procreación de la vida humana, decía Juan XXIII, mientras hoy, ideologías como el maltusianismo, propone disminuir la natalidad para cuidar el planeta, de hecho, eso es lo que hace la píldora anticonceptiva o la ideología de Genero.
Considerar la naturaleza como más importante que la persona humana, conduce a actitudes neopaganas o a un nuevo panteísmo: la salvación del hombre no puede venir de la naturaleza, entendida en el sentido puramente naturalista, acotaba Benedicto XVI.
El hombre, creado a imagen de Dios, recibió el mandato de gobernar el mundo en justicia y santidad, sometiendo así la tierra y cuanto ella contiene, y de orientar a Dios la propia persona y el universo entero. La orden es clara, Creced y Multiplicaos, es palabra de Dios, cualquier cosa contraria es de naturaleza hereje. Valen los hombres mucho más que “muchos gorriones” y por eso deben temer no la muerte del cuerpo, sino la del alma, dice claramente la biblia.
Son contrarias a la fe la propuesta de experiencias religiosas no cristianas que contemplen una acción salvífica de un Dios fuera de la única mediación de Cristo, como se hace ahora con la Pachamama.
Dios dio a la primera pareja humana dos mandamientos,
“creced y multiplicaos” (Gen 1, 28);
“Llenad a la tierra y enseñoreaos de ella”
Adorar la Naturaleza es contrario a la voluntad de Dios y Un pecado grave. Así Barjuda insista sobre ello, no lo hagas, nuestro Mesías, el Hombre Dios, Jesucristo, resumió los mandamientos para estos últimos tiempos, Amar a Dios sobre todas las Cosas y al Prójimo como a sí Mismo.
Aunque nosotros o un ángel del cielo os anunciase otro evangelio distinto del que os hemos anunciado, sea anatema. Asi diga Alabado seas y se disfrace de Ángel o Encíclica, Galatas 1,8