La certeza se llama Fe, Urogario, propagador de Incertidumbres es como un vendedor de humo, que guía a los desprevenidos hacia las oscuridades del producto que vende, para llenar de confusión a sus clientes, que así, deben aferrarse a él, soltando la mano de Dios.
“La fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”
Entre las “tristezas y angustias” que azotan el corazón humano está la sed de verdad, el deseo de salir del mar de las incertidumbres y reposar el espíritu en la certeza. Al sanar esta carencia la Iglesia, además de Madre, se hace Maestra de los pueblos puesto que ha “recibido la buena nueva de la salvación para comunicarla a todos” (Gaudium et spes, 1).
Por eso cuando Urogario Barjuda, especialista en dialéctica y en tergiversar la verdad como su tio le enseñara, dice que:
“Para volver a buscar lo que hoy el Señor pide a su Iglesia, debemos escuchar los latidos de este tiempo y percibir el “olor” de los hombres de hoy, hasta quedar impregnados de sus alegrías y esperanzas, de sus tristezas y angustias”
Esta Utilizando Barjuda un error terrible de interpretación, porque lo que el hombre necesita es salir de sus incertidumbres, no que sus incertidumbres sean, las incertidumbres del guía y pastor. La iglesia tiene la respuesta de Dios a los recelos del hombre y no se impregna de las tristezas y angustias del mundo pasajero, porque tiene su certeza en Dios, quien la fundó y, al resucitar, nos lleno de esperanza en la vida eterna, dando por orden “Id al mundo y anunciad el evangelio”. Buena nueva de esperanza.
Por eso Pío XII decía que El verdadero discípulo de Cristo es baluarte espiritual de los que se hallan tentados a ceder frente al mal y Ninguna empresa es más noble y urgente que dar a conocer las riquezas de Cristo a los que están cegados por el error. Los Apóstoles no buscaron agradar a los hombres, sino manifestar la verdad.
La sabiduría de Dios a menudo se presenta como escándalo a los ojos del mundo y Quien predica la verdad siempre es importuno para los malos enseñaba Benedicto XVI
La misma biblia en 2 Tim 4, 1-5 nos exhorta a Predicar la palabra, a tiempo y a destiempo, arguyendo, enseñando y exhortando con toda longanimidad y doctrina”; y nos advierte de las argucias de bajuda, “pues vendrá un tiempo en que no soportarán la sana doctrina, antes, deseosos de novedades, se rodearán de maestros conforme a sus pasiones, y apartarán los oídos de la verdad para volverlos a las fábulas.
Los verdaderos Católicos practicantes, están dotados de la autoridad de Cristo, para enseñar al pueblo y apartarlo del error, fue la conclusión del Concilio Vaticano II, pero para Amar a Dios primero hay que conocerlo y para conocerlo hay que seguirlo, no como sugiere Urogario seguir las incertidumbres del mundo moderno.
Porque Cristo constituyó la Iglesia para conservar los hombres en la verdad.
El Catecismo de la Iglesia Católica claramente enseña que El Magisterio protege al pueblo de las desviaciones y fallos y le garantiza profesar la fe sin error, el que se aparte en busca de impregnarse del pueblo, quizá se contamine de los errores de ese hedor de pecado, en vez de corregirlos.
Todo bautizado tiene derecho de recibir de la Iglesia la enseñanza y la formación cristiana, pero El predicador debe anunciar la voluntad de Dios en su totalidad, incluso cuándo es incómoda, porque, No todas las ideas que circulan en el pueblo de Dios son coherentes con la fe, judas también estaba sentado en la ultima cena, compartiendo con cristo, antes de traicionarlo y pedro antes de Negarlo juraba que daría su vida por Él.
El pecado es vómito , cieno Amaron más el vómito que la buena comida. Amaron más la peste, lo podrido, lo que huele feo. http://www.wga.hu/art/v/valentin/lastsupp.jpg