ALEJANDRIA

La Biblioteca de Alejandría en Egipto, ciudad fundada por Alejandro Magno que había sido declarado Faraón, en el año 331 a. C. era parte del Mouseion, que estaba dedicado a las Musas, las nueve diosas de las artes. Es decir a los ángeles caídos.

Fue construida por su hijo Ptolomeo II. La Biblioteca adquirió rápidamente muchos rollos de papiro , debido a las políticas agresivas para adquirir textos. Cuando un barco atracaba, se le decomisaban o robaban los textos, que eran copiados. Se desconoce con precisión cuántos llegó a tener, pero las estimaciones oscilan entre 40.000 y 400.000 en su apogeo. Para hacerse una idea, la Biblioteca del Congreso alberga 164 millones de obras.

El Serapeum de Alejandría fue un monumental santuario para el culto de Serapis, fundado en el año 300 a. C. por Ptolomeo en La misma ciudad. según Tácito , Serapis, es decir, Apis un falso dios, o toro sagrado, identificado como Osiris, un falso dios que se casó con su hermana y a quien su hermano corto en pedazos, estaba en Sinope y Plutarco relata que, Ptolomeo robó la estatua en Asia Menor. Unos dioses, llenos de crimen incesto y asesinatos. Alejandria fue así, Digna sucesora de Atenas como centro promotor de la cultura griega y de dioses criminales.

Sin embargo Dios escribe derecho en renglones torcidos, la primera traducción de la Biblia fue la traducción hebrea al griego, conocida como la traducción de los LXX (70) o la septuaginta.

Usada en la época de Jesús, fue realizada en la biblioteca de Alejandría, por orden del emperador Ptolomeo II, la traducción se inició alrededor de 280 a.C. y terminó alrededor del año 150 a.C. es decir que le tomo a los 72 sabios, 6 de cada una de las 12 tribus de Israel, unos 100 años.

Allí, trabajaron numerosos eruditos como Zenódoto de Éfeso, Eratóstenes de Cirene, que calculó, la circunferencia de la Tierra; como figura en el libro de Job, en la biblia, Aristófanes o Aristarco de Samotracia. También Arquímedes y Euclides.

A pesar del mito o leyenda negra de que la biblioteca fue incendiada y destruida de forma catastrófica en su apogeo, en realidad fue decayendo a lo largo de los siglos, en un proceso que se inició con la purga de intelectuales de Alejandría en el año 145 a. C., durante el reinado de Ptolomeo VIII, lo que dio lugar a que Aristarco de Samotracia, el bibliotecario, la abandonara y se exiliara en Chipre, la isla donde se le llamo por primera vez Cristianos a los Cristianos, y que otros eruditos, como Dionisio de Tracia y Apolodoro de Atenas, huyeran. La biblioteca, fue incendiada por Julio César en el año 48 a. C. durante la guerra que se propició a causa de Cleopatra. Bajo control romano perdió vitalidad y a partir del año 260 d. C. no se tiene conocimiento de intelectuales vinculados a ella. Entre los años 270 y 275 d. C. la ciudad de Alejandría sufrió disturbios que probablemente destruyeron lo que quedaba de la biblioteca, si es que todavía existía, pero la del Serapeum pudo haber sobrevivido más tiempo, tal vez hasta el año 391 d. C., pero no parece haber albergado libros en el momento que el obispo copto, Teófilo I, por orden del emperador, Teodosio I el Grande, concediera el perdón a los paganos que habían iniciado una guerra contra los cristianos y se habían fortificado en el serapeum, pero, ordenaba que demoliera el obelisco de Diocleciano al falso dios serapio o serapeum,  en su campaña de cristianizacion y prohibición de los juegos olímpicos y las arenas donde se sacrificaba a los cristianos.

El Edicto de Tesalónica, también conocido como A todos los pueblos, decretado por el emperador Teodosio el 27 de febrero del año 380 convirtió el Cristianismo en la religión oficial del Imperio romano. Y dice así:

Según la doctrina apostólica y la doctrina evangélica creemos en la divinidad única del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo bajo el concepto de igual majestad y de la piadosa Trinidad. Ordenamos que tengan el nombre de cristianos católicos quienes sigan esta norma, mientras que los demás los juzgamos dementes y locos sobre los que pesará la infamia de la herejía. Sus lugares de reunión no recibirán el nombre de iglesias y serán objeto, primero de la venganza divina, y después serán castigados por nuestra propia iniciativa que adoptaremos siguiendo la voluntad celestial.»

Dado el tercer día de las Kalendas de marzo en Tesalónica, en el quinto consulado de Graciano Augusto y primero de Teodosio Augusto. La prohibición no iba dirigida a los paganos, que  pudieron seguir practicando sus aquelarres, pero con las limitaciones antes mencionadas, lo que se prohibió, fueron las innumerables versiones del cristianismo que fueron consideradas herejías a partir del Concilio de Nicea, como el arrianismo y otras.