Los Padres de la Iglesia, son un grupo de sacerdotes, teólogos y escritores eclesiásticos, obispos en su mayoría, que van desde el siglo i hasta el siglo viii, y cuyo conjunto de doctrina es considerado testimonio de la fe y de la ortodoxia en el cristianismo.
Orígenes y Tertuliano, hicieron parte por sus importantes contribuciones al desarrollo de la teología cristiana posterior, pero ciertos elementos de su enseñanza fueron posteriormente condenados.
A menudo los Padres de la Iglesia tuvieron que dar respuesta a cuestiones y dificultades emergentes, planteadas por la moral y la teología, en medio de un ambiente convulsionado por persecuciones externas y conflictos internos producidos por herejías y cismas de la Iglesia postapostólica.
Por eso, se les considera como los continuadores inmediatos de la obra que los apóstoles habían iniciado, y a los que con ella pasaron a sustituir ventajosamente, pues dejaron un amplio testimonio de sus trabajos y enseñanzas, escritos respaldados muchas veces directamente por la jerarquía eclesiástica encabezada por el papa.
El título de «padres» para este grupo apareció desde el siglo iv, tal como puede observarse en las palabras de Basilio de Cesarea: «Lo que nosotros enseñamos no es el resultado de nuestras reflexiones personales, sino lo que hemos aprendido de los Padres».
Clemente de Roma, Ignacio de Antioquía, Papías de Hierápolis, Policarpo de Esmirna y, a los autores (hasta ahora desconocidos) de la Didaché, la Carta a Diogneto y el Pastor de Hermas.
Apologistas, fue otra rama de los padres por la defensa que hacían del cristianismo frente a los paganos o gentiles y otras doctrinas de la época. Entre ellos destacan Justino Mártir, Ireneo de Lyon, Hipólito de Roma, Novaciano, Tertuliano; formando la Escuela de Alejandría, Orígenes —el padre de la Teología—, Panteno, Cipriano de Cartago y Clemente de Alejandría; y, de la Escuela de Antioquía, Luciano de Antioquía.
Los cuatro Padres de la Iglesia griegos son:
Atanasio de Alejandría (295–373), obispo de Alejandría, que tuvo un papel relevante en el Concilio de Nicea I sufrió el acoso de los arrianos y desterrado hasta cinco veces
Basilio el Grande y su hermano Gregorio de Nisa (335–394), escribieron abundantemente contra la herejía arriana y apoyaron el Credo Niceno
Gregorio Nacianceno 329-389 en relación con las tres personas de la Trinidad. Junto con Basilio el Grande y Gregorio de Nisa, es conocido como uno de los Padres Capadocios.
Juan Crisóstomo 347 407 uno de los más grandes teólogos y uno de los tres pilares de la Iglesia, juntamente con Basilio el Grande y Gregorio Nacianceno. Por su formación intelectual y su origen, es el único de los grandes Padres orientales que procede de la Escuela de Antioquía chrysóstomos significa ‘boca de oro’ en razón de su extraordinaria elocuencia que lo consagró como el máximo orador entre los Padres griegos
Y los cuatro Padres de la Iglesia latinos son:
Ambrosio de Milán (333–397), compositor de grandes himnos y persona muy influyente; bautizó al que iba a ser el mayor de todos ellos, Agustín de Hipona, como gobernador de Liguria y Emilia, fue a la iglesia de las elecciones, para evitar un alboroto. Su discurso fue interrumpido por un clamor popular: «¡Ambrosio, obispo!», el cual fue retomado por toda la asamblea, En una semana, fue bautizado, ordenado y debidamente consagrado obispo de Milán el 7 de diciembre.
Jerónimo de Estridón (342–420), insigne cultivador de la historia y de la Sagrada Escritura, nos dejó su célebre Vulgata, la Biblia traducida directamente del hebreo y del griego al latín
Agustín de Hipona (354–430), figura cumbre de la historia cristiana y uno de los pensadores más importantes de la historia universal;
Gregorio Magno 540 604 Papa a quien debemos la música gregoriana el primer monje que alcanzó la dignidad pontificia, y figura definitoria de la posición medieval del papado como poder separado del Imperio romano.
En la parte oriental del Imperio romano se desarrollan posteriormente dos escuelas teológicas muy importantes alrededor del Patriarcado de Antioquía —cuyo principal representante es Juan Crisóstomo (344–407), patriarca de Constantinopla, célebre por sus homilías—; y del Patriarcado de Alejandría, con Cirilo de Alejandría (380–444), defensor de la maternidad divina de María en el Concilio de Éfeso.
El ciclo de los cuatro padres orientales lo cerró Juan Damasceno (675–749), agudo teólogo que, además de luchar contra el maniqueísmo y la superstición, anunció casi cinco siglos antes la incorporación del pensamiento de Aristóteles a la filosofía cristiana.
En la Iglesia de Occidente figuran el papa León I el Magno (†461); el padre del monacato occidental Benito de Nursia; varios obispos de las Galias, como Cesáreo de Arlés (470–543), quien formuló el Dogma de la Gracia; Gregorio de Tours; Hilario de Poitiers; el grupo de los padres hispánicos, en el que destacan Osio de Córdoba; Martín de Braga; y los hermanos Leandro de Sevilla (†602)4 e Isidoro de Sevilla (560–636), autor de la primera enciclopedia cristiana, titulada las Etimologías; y, cerrando el ciclo, el inglés Beda el Venerable (673–735), continuador de la obra sapiencial de Isidoro de Sevilla.
Además de los Padres de la Iglesia, tanto del rito oriental como del occidental, la patrística estudia la obra de otros muchos escritores cristianos que han recibido igualmente el título de «Padres de la Iglesia». La abundante obra de estos escritores sigue siendo a través de los siglos referencia segura en el planteamiento de las ideas y enseñanzas de la Iglesia.
En la siguiente tabla aparecen los principales Padres de la Iglesia ordenados alfabéticamente y con su fecha de muerte entre paréntesis.
