Françisco de Sade, dio nombre a la práctica conocida como «la perversión sexual de quien provoca su propia excitación cometiendo actos de crueldad en otra persona». Sade, fue un novelista en los tumultuosos años de la Revolución francesa y por varios de sus escándalos sexuales, y las explícitas descripciones de violaciones e innumerables perversiones, parafilias y actos de violencia, la Iglesia católica las incluyó en el Índice de libros prohibidos. Habló de naturaleza en términos evolutivos un cuarto de siglo antes de que lo hiciera Darwin y relató sus deseos más irracionales cien años antes de que Freud postulara la existencia del inconsciente. Asi que fue el padre del género, la evolución y el psicoanálisis.
Dichas parafilias hoy son norma en occidente lo que nos hace pensar que fue un incomprendido que se adelantó varios siglos a las parafilias que hoy son ley del mundo
Alcanzó el grado de capitán en la caballería de Borgoña y por su ascendencia noble alcanzó fama y aprecio, aunque era un sexualmaníaco o sea un perverso, insatisfecho con su matrimonio, el noble francés mantuvo varias amantes, la mayoría habituales de la Corte, y se rodeó con asiduidad de los servicios de prostitutas durante su estancia en París. Sade contrató los servicios de una mujer llamada Rose Keller, a quien forzó, azotó y torturó derramando cera ardiendo sobre unos cortes que previamente le había realizado con un cuchillo. Por lo que pagó 7 meses de cárcel. Fue en la cárcel donde escribió lo que llaman su “obra”.
Sade, nuevamente tras una orgía con varias prostitutas, fue acusado de haberlas envenenado con un afrodisíaco llamado la «mosca española», spanish fly. El marqués fue sentenciado a muerte por sodomía y envenenamiento, finalmente fue encerrado en la Bastilla en 1784, su estancia allí no duraría mucho tiempo puesto que cinco años después, con el estallido de la Revolución francesa, el noble fue trasladado a una clínica de reposo.
El Marqués de Sade salió libre a los cincuenta y un años de edad el 13 de marzo de 1790, noche de Viernes Santo. Y sus obras de teatro pudieron triunfar en el París de la Revolución, que le abrió los brazos, identificada con sus principios libertarios, el escritor se adhirió y participó activamente en el proceso revolucionario, como ateo anticlerical, colaboró pronunciado el discurso del funeral de Marat, se le asignaron tareas para la organización de hospitales y asistencia pública, siendo secretario del comité de salud pública, que administraba la guillotina. Trabajo que le rindió grandes satisfacciones dignas de su apellido. Al tiempo que se exigía a los sacerdotes adoptar un hijo o casarse en un lapso de 8 dias o el destierro a la Guyana y la pena de muerte. Lo nombraron secretario del club jacobino, coincidiendo con el comienzo del reinado del terror a manos de Robespierre, donde introdujo perversiones al grupo de libertinos, inculcando sus ideas políticas y su famoso discurso “Un esfuerzo más, franceses, antes de que podáis llamaros republicanos”.
Sin embargo, por sus perversiones fue Encarcelado por el régimen napoleónico que le acusó de «demencia libertina» en 1801, Sade fue ingresado en el asilo para locos de Charenton. A su muerte en 1814, uno de sus hijos quemó todos los manuscritos.
La mayoría de sus obras fueron censuradas hasta el siglo XX, época en que los autores y artistas lo reivindicaron. Los surrealistas lo reclamaron como precursor de su movimiento. Vino mayo del 68 y hagan el amor y no la guerra, empezó la era del Márquez. De la revolución sexual al sadismo
“Sabed que hay en la vida del hombre una hora oscura
En que se encuentran juntos el genio y la locura.
Dos luchan cuerpo a cuerpo sobre un peñón que pende,
Allí dos han subido… y uno solo desciende…”
