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Dios escribió la Biblia

“Le entregaron el libro del profeta Isaías y, abriendo el libro, encontró el lugar donde estaba escrito: «El Espíritu del Señor está sobre mí, por lo cual me ha ungido para evangelizar a los pobres, me ha enviado para anunciar la redención a los cautivos y devolver la vista a los ciegos, para poner en libertad a los oprimidos y para promulgar el año de gracia del Señor.

Y enrollando el libro se lo devolvió al ministro y se sentó. Todos en la sinagoga tenían los ojos fijos en él. Y comenzó a decirles:

-Hoy se ha cumplido esta Escritura que acabáis de oír.

Luc 4:18,21 

La fe cristiana y católica profesa como elementos fundamentales que los libros de la Sagrada Escritura tuvieron un origen divino a través de un carisma llamado inspiración, y gozan de una cualidad llamada inerrancia. Son dos elementos muy antiguos de la fe eclesial que le siguen siendo indispensables. “Ningun otro libro arrojó más cantidad de semilla en el cauce abierto por el curso de los siglos; ninguno es como él, faro y guía…”.

“Muchas veces y en muchas maneras habló Dios en otro tiempo a nuestros padres por ministerio de los profetas;’ últimamente, nos habló por su Hijo, a quien constituyó heredero de todo, por quien también hizo el mundo;’ y nos dio la biblia que es la palabra viva de Dios, Lucas 24:46 “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida” (Jn 14,6), Aquel cuya sola palabra creó todo cuanto existe (Jn 1, 1-5); Aquel que con una sola orden calmó la tempestad, devolvió la salud a los enfermos y dio vida a los difuntos, y  Así está escrito, Hebreos 1, en el rollo del libro está escrito. salmo 40:7-8. LA BIBLIA ES LA PALABRA DE DIOS, ÉL LA ESCRIBIÓ.

El Concilio Vaticano II dice claramente: «Dios habla en la Escritura por medio de los hombres en lenguaje humano; Dios es el Autor de la Biblia. A través de hagiógrafos, escritores sagrados. Sin embargo, un solo autor, el Espíritu santo.

La biblia es Inspirada por Dios, también es Revelada por Dios a los escritores sagrados, que describen en sus palabras lo que les muestra la revelación, y por lo tanto es inerrante, es decir que en la Biblia no hay error, asi el lenguaje sea confuso. El principio de la Inerrancia sostiene que la Biblia, en sus manuscritos originales, es completamente libre de errores en todo lo que afirma. Esto incluye no solo aspectos teológicos y doctrinales, sino también datos históricos y científicos, dado que la Biblia es la palabra de Dios y Dios no puede mentir ni cometer errores, la Biblia es completamente verdadera y sin error. Toda su doctrina es palabra de Dios. No hay falsedad error o falla. Entre la biblia y las ciencias naturales no puede haber oposición.

Gaudium et spes, dice que la investigación metódica en todos los campos del saber, si está realizada de una forma auténticamente científica y conforme a las normas morales, nunca será en realidad contraria a la fe, porque las realidades profanas y las de la fe tienen su origen en un mismo Dios. Más aún, quien con perseverancia y humildad se esfuerza por penetrar en los secretos de la realidad, está llevado, aun sin saberlo, por la mano de Dios.

La Biblia no intenta darnos enseñanzas sobre materia científica, a pesar de ello, contiene información exacta desde el punto de vista científico, aunque no es un libro de ciencia. El universo se rige por un conjunto de leyes lógicas y precisas (Job 38:33; Jeremías 33:25). El Universo tuvo un principio (Génesis 1:1). En contraste, mitos paganos dan a entender que el universo es algo que fue organizado a partir de un caos ya existente, y no algo que fue creado de la nada. Pero, como ha demostrado la ciencia, existen leyes físicas, que rigen cada uno de los elementos de la naturaleza.

Jua 5:39 Investigad las Escrituras, ya que en ellas creéis tener la vida eterna, pues ellas dan testimonio de mí.

Heb 6:17 Por lo cual queriendo Dios mostrar más cumplidamente a los herederos de la promesa la inmutabilidad de su consejo o resolución, interpuso juramento; para que a vista de dos cosas inmutables, promesa y juramento, en que no es posible que Dios mienta o falte a ellas, tengamos un poderosísimo consuelo los que consideramos nuestro refugio y ponemos la mira en alcanzar los bienes que nos propone la esperanza.

Tit 1:2 … Dios, que no puede mentir, ha prometido y destinado antes de todos los siglos, habiendo hecho ver en su tiempo el cumplimiento de su palabra en la predicación de la buena nueva que se me ha confiado a mí por mandato de Dios, salvador nuestro.

La ciencia termina confirmando lo que dice la biblia, fe y ciencia no están reñidas. Los Papiros Chester que contienen partes del antiguo y nuevo testamentos, e incluso textos sobre liturgia. Gracias a sus descripciones bíblicas, han permitido el descubrimiento de ciudades como Jericó, en la actual Cisjordania; en 2024, encontraron el campo militar en el que ocurrió la “Batalla de los Ángeles de Dios”, que las escrituras mencionan hace 2700 años. Allí tuvo lugar la exterminación del ejército Asirio. El rey Senaquerib deseaba expandir los horizontes hacia Israel, avanzó contra Jerusalén con 185.000 soldados, plasmó sus planes en una placa de arcilla en los muros del palacio, que los arqueólogos encontraron en el siglo XX, en la cual se talló con detalle esa batalla. Se comparó con fotos antiguas, satelitales y aéreas y se comprobó la ubicación, donde se encontraron restos humanos y en arcilla de este gigantesco cementerio del ejercito invasor. Así, hay muchos ejemplos de hechos bíblicos, que la ciencia corrobora y se demuestra la inerrancia bíblica.

Todas las sentencias de la Escritura son infaliblemente verdaderas.

La INFALIBILIDAD dice no solamente ausencia de error, sino imposibilidad de error en el sujeto inteligente o en sus palabras o escritos.

ERASMO, formulador de la crítica textual de la Biblia, sugirió que, en las sagradas Escrituras, podría haber errores.

Los racionalistas y modernistas no admitiendo el hecho de la inspiración, consideran falibles los libros sagrados como nacidos naturalmente, asimismo los heresiarcas protestantes niegan la inerrancia de la sagrada Escritura.

Pero que piensa la iglesia?

ORÍGENES: «La sabiduría divina alcanza a toda Escritura transmitida por Dios, incluso hasta una sola letra por pequeña que sea».

La Encíclica «Humani generis», condena y «repite la sentencia ya muchas veces reprobada, según la cual la inmunidad de error de las sagradas Escrituras pertenece solamente a las cosas que se enseñan acerca de Dios y de lo moral y religioso. Más aún, hablan erróneamente del sentido humano de los libros sagrados, bajo el cual se esconde el sentido divino de éstos, que es el único que declaran infalible» (D 2315; EB 612).

El Concilio Vaticano 1 (D 1809), definió solemnemente la inspiración de la Escritura, e implícitamente la inerrancia y la infalibilidad se extienden a las materias de fe y de costumbres. (cf. n.111).

San CLEMENTE VI enseñó que no hay en la Escritura absolutamente ningún error al escribir (año 1351) sobre los errores de los Armenios: (D 570 r; EB 46).

LEÓN XIII, («Providentissimus»): «… Tan lejos está de la inspiración divina el que pueda introducirse algún error, cuanto Dios, suma Verdad, no es autor en absoluto de ningún error. …» (D 1951s; EB 124s).

Lo mismo dicen

BENEDICTO XV, («Spiritus Paraclitus»: D 2186; EB 452)

Pío XII («Divino afflante Spiritu»: EB 538-540; y «Humani generis»: D 2315; EB 612).

El Decreto «Lamentabili» (D 2011; EB 202)

La Encíclica «Pascendi» (EB 264-266); y la respuesta de la Comisión Bíblica, año 1915, sobre la mente de los apóstoles acerca de la parusía (D 2179; EB 414).

De lo dicho consta que la tesis de la INERRANCIA es de fe divina y católica. Cf. D 2180; EB 415, donde se habla «sobre el dogma católico de la inspiración y de la inerrancia de la sagrada Escritura…».

Denzinger 1504 Y si alguno no recibiera como sagrados y canónicos los libros mismos íntegros con todas sus partes, …, y despreciara a ciencia y conciencia las tradiciones predichas, sea anatema. 1508 Los que contravinieron, sean declarados por medio de los ordinarios y castigados con las penas establecidas por el derecho.

La calificación teológica sobre la inerrancia de las sagradas Escrituras, en cuanto dogma, vale sin duda acerca de la sagrada Escritura, al menos en conjunto, Dicen Sto. Tomás, San Roberto Belarmino , también consta la extensión de la inspiración a todas las sentencias, de manera que lo contrario sea herejía. Por consiguiente, en esta última opinión, la inerrancia de la Escritura es dogma, en cuanto a todas las sentencias absolutamente que el hagiógrafo expresa, y ciertamente en el sentido en que las expresa.

Cristo y los Apóstoles, al citar la sagrada Escritura bajo la fórmula «scriptum est» u otra semejante, citan las palabras como de absoluta autoridad a la que totalmente repugna el error (v.gr. Jn 10,35; Lc 24,44; infra n.181). Por consiguiente, consideran las palabras de la Divina Escritura, como infaliblemente verdaderas.

Además, la tradición constante y unánime, perpetua y universal sostiene que no hay en la Escritura absolutamente ningún error, ni puede haberlo, y esto se propone como dogma de fe.

«Tan convencidos estuvieron todos los Padres y Doctores de que las Divinas Letras, tal cual han sido publicadas por los hagiógrafos, están inmunes absolutamente de todo error, que por eso se interesaron por conjugar entre sí y conciliar con no menor sutileza que piedad aquellas no pocas cosas que parecen aportar algo de contrario o diferente (son casi las mismas que ahora se objetan con el nombre de «nueva ciencia»); pues profesaban unánimes que estos libros íntegros y considerados por partes tienen igualmente la inspiración divina y que Dios mismo que habló por los sagrados autores no pudo poner nada en absoluto ajeno a la verdad…» (Providentissimus, D 1952; EB 127). https://www.vatican.va/content/leo-xiii/es/encyclicals/documents/hf_l-xiii_enc_18111893_providentissimus-deus.html

Lo mismo opinan los padres de la Iglesia, « San Jerónimo enseña que la inmunidad de todo error y la exención de engaño, coexisten con la divina inspiración de los libros sagrados y con su suma autoridad: Esto lo había aprendido en las celebérrimas escuelas de Occidente y Oriente como transmitido por los Padres y aceptado comúnmente… Y así, (según San Jerónimo, cuya doctrina se expone en la Encíclica «Spiritus Paraclitus») «la Escritura no puede mentir». Y es Ilicito decir que la Escritura miente. Aún más, también es Ilicito admitir sólo el nombre de error en sus palabras.

San CLEMENTE ROMANO se expresa en este mismo sentido.

San JUSTINO: «Nunca me atreveré ni a pensar ni a decir que las Escrituras se contradicen entre sí estando persuadido de que ninguna Escritura puede ser contraria a otra, confesaré más bien que yo no entiendo lo que se dice…».

San IRENEO: «Pero si no podemos encontrar las soluciones de todo lo que se busca en las sagradas Escrituras, no busquemos sin embargo otro Dios fuera del único que es y tenemos; pues esto es una impiedad máxima…». Igualmente se expresan

San HIPOLITO, San EPIFANIO. «A mi me parece funestísimo creer que en los libros santos hay alguna mentira…».

San Agustín: «En solos estos libros de las Escrituras que ya se llaman canónicos, aprendí a tributarles un temor y un honor tal, que creo firmísimamente que ningún autor de ellos se equivocó al escribir, y si tropezare en estas Escrituras con algo que parezca contrario a la verdad, no dudaré que, o el códice tiene erratas o que el intérprete no ha alcanzado lo que se dijo o que yo no lo he entendido de ninguna manera». Y en otro lugar: «Allí (en la Escritura) si algo me llamara la atención como absurdo, no es lícito decir: el autor de este libro no mantuvo la verdad, sino que o el códice tiene erratas o que el intérprete se equivocó, o que tú no entiendes. En la excelencia canónica de las sagradas Escrituras no es lícito dudar acerca de su verdad.».

Por consiguiente los Padres proponen esta inerrancia e infalibilidad de la Escritura de tal manera, que afirman que debe mantenerse necesariamente, ya para defender los dogmas ya para la vida cristiana…;

CAPÍTULO III

INSPIRACIÓN DIVINA DE LA SAGRADA ESCRITURA

Se establece el hecho de la inspiración 
y de la verdad de la Sagrada Escritura

11. Las verdades reveladas por Dios, que se contienen y manifiestan en la Sagrada Escritura, se consignaron por inspiración del Espíritu Santo. la santa Madre Iglesia, según la fe apostólica, tiene por santos y canónicos los libros enteros del Antiguo y Nuevo Testamento con todas sus partes, porque, escritos bajo la inspiración del Espíritu Santo, tienen a Dios como autor y como tales se le han entregado a la misma Iglesia. Pero en la redacción de los libros sagrados, Dios eligió a hombres, que utilizó usando de sus propias facultades y medios, de forma que obrando El en ellos y por ellos, escribieron, como verdaderos autores, todo y sólo lo que El quería.

Pues, como todo lo que los autores inspirados o hagiógrafos afirman, debe tenerse como afirmado por el Espíritu Santo, hay que confesar que los libros de la Escritura enseñan firmemente, con fidelidad y sin error, la verdad que Dios quiso consignar en las sagradas letras para nuestra salvación. Así, pues, «toda la Escritura es divinamente inspirada y útil para enseñar, para argüir, para corregir, para educar en la justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto y equipado para toda obra buena» (2 Tim., 3,16-17).

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De #bottegadivina

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