El 16 de julio de 1251 Nuestra Señora se apareció al santo carmelita inglés, Simón Stock y le entregó el milagroso Escapulario del Carmen.
Las herejías valdense y albigense, o cátaros, -inspiradas en el maniqueísmo- y que mas tarde se incorporarían al protestantismo, contaban con ejércitos y amenazaban la iglesia, creían en la reencarnación y el comunismo sexual, así los hijos no sabrían quienes son sus padres. El Papa solicitó a los carmelitas ayuda, como orden apostólica para contrarrestar estas desviaciones de la fe.
Los herejes negaban el purgatorio y el escapulario contiene la promesa sabatina, de ser llevado al cielo, el sábado siguiente a su muerte, quien porte el escapulario y esté en gracia de Dios.
El Escapulario renueva el compromiso bautismal de revestirse de nuestro Señor Jesucristo.
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