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SIGNOS DE LOS ULTIMOS TIEMPOS

LAS ULTIMAS SEÑALES…

La pérdida del sentido de la trascendencia, entendida como la capacidad de encontrar significado más allá de lo material y lo inmediato, es un tema central en la discusión sobre la crisis de Occidente. Esta crisis se manifiesta no solo en la esfera económica o política, sino también en un vacío espiritual y moral que ha llevado a la proliferación de valores como el nihilismo, el relativismo y la indiferencia.

La pérdida de la fe, la familia, la educación y la búsqueda de un sentido profundo en la vida ha creado un vacío que es difícil de llenar.

El abandono de la trascendencia ha contribuido a la erosión de la moral y la ética, favoreciendo la prevalencia de la indiferencia y el materialismo. El materialismo histórico ateo y comunista llenó las mentes de envidia, o ansia de bienes materiales que no tienen valor real.

La falta de una visión trascendente ha abierto paso al nihilismo, que niega la existencia de un sentido intrínseco a la vida, y al relativismo, que cuestiona la existencia de verdades absolutas. Teorías que se venden como realidades disminuyen al hombre a un animal lampiño o el producto de una evolución absurda. La crisis de valores también se refleja en la creciente conflictividad social, la polarización y la desconfianza en las instituciones, que son elementos clave del declive de Occidente.

La esperanza de trascendencia —la convicción a una realidad que va más allá de la muerte, del yo individual o del mundo físico— ha sido históricamente el motor del sentido humano. La esperanza que a la vida nos lanza, esta esperanza articula la ética, la responsabilidad, el amor al prójimo, el sacrificio y el valor de la vida. Sin ella vacío y tiroteos…

Benedicto XVI, en su encíclica Spe Salvi, dice:

“El hombre necesita una esperanza que vaya más allá de lo inmediato.”

Sin ella, el presente se vuelve insoportable.

Sin esperanza de trascendencia el individuo queda reducido a poco menos que un psicópata, sin una visión trascendente, ¿Qué frena al ser humano de caer en el egoísmo absoluto, la manipulación y la instrumentalización del otro?

La Psicopatía (en sentido clínico)

Es un trastorno de personalidad caracterizado por:

Falta de empatía

Ausencia de culpa

Manipulación y

Conductas antisociales

Sin un horizonte trascendente, la ética queda a merced del consenso social o del cálculo utilitario.

Si se pierde toda referencia a un “más allá” de uno mismo (trascendencia, justicia última, bien objetivo), es fácil caer en formas de nihilismo o relativismo radical, donde el otro solo vale en tanto me resulta útil.

En una sociedad que ha perdido la esperanza de trascendencia:

La vida humana tiende a reducirse a biología, utilidad o placer.

Se hace difícil justificar el sacrificio, el perdón, la fidelidad, la verdad.

Surgen formas de vacío existencial, camufladas de entretenimiento, consumo o ideologías identitarias. Pero la realidad es que el mundo se despuebla.

Sin trascendencia, el alma humana corre el riesgo de volverse cínica, utilitaria, y finalmente deshumanizada, el tejido moral y espiritual del individuo se atrofia o corrompe si no tiene una razón para mirar más allá de sí mismo. Cayendo en conciencia cauterizada

1. Sin Dios, el alma se disgrega

San Agustín († 430), en Confesiones:

“Nos hiciste, Señor, para ti, y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en ti.”

Cuando el alma no se ordena a Dios, cae en la concupiscencia, el egoísmo, la violencia interior. Se fragmenta buscando sustitutos de lo divino en lo pasajero: poder, placer, dominio, ideología. Cualquier patología es posible.

2. El hombre sin Dios se deshumaniza

San Ireneo de Lyon († ca. 202): Advierte que;

“La gloria de Dios es el hombre viviente; pero la vida del hombre consiste en la visión de Dios.”

Es decir: sin Dios, el hombre deja de ser plenamente humano. Se vacía. Se convierte en una sombra antropológica: cuerpo sin alma, razón sin luz, voluntad sin dirección. Patologías que ya la OMS no considera enfermedad…

3. La razón sin fe se vuelve peligrosa

Santo Tomás de Aquino († 1274), en la Suma Teológica:

“El fin último del hombre es la bienaventuranza, que consiste en la visión de Dios.” (I-II, q.1, a.8)

Si se niega esta finalidad trascendente, la razón se rebaja a calcular medios sin conocer el verdadero fin. Así surgen éticas utilitarias, tecnocráticas, o directamente nihilistas. Directamente psicopáticas.Sin Dios, el otro no tiene dignidad inviolable, solo valor relativo. El sufrimiento o incluso la muerte del inocente puede justificarse si se logra un supuesto “bien común”.

Y también afirma:

“Apartarse de Dios es perder el principio del bien.” (De Veritate, q. 22, a. 2)

San Atanasio († 373), en De Incarnatione Verbi:

“Separados del Logos, los hombres se degradan, se animalizan y se extravían.”

San Juan Crisóstomo († 407):

“Cuando Dios no está presente en el alma, ella se convierte en guarida de demonios.”

Así se llega a la Ceguera espiritual

El alma que niega a Dios pierde el sentido de lo sagrado, se vuelve incapaz de distinguir lo verdadero de lo ilusorio.

Se mide el valor del ser humano según su eficiencia, productividad, utilidad sistémica.

Quienes no producen (ancianos, no nacidos, enfermos, discapacitados) son descartables. Así encontramos psicópatas promulgando leyes Impías. No existe un bien objetivo ni sentido último.

Todo es voluntad de poder, interpretación, construcción subjetiva. Racionalidad sin empatía, cálculo sin compasión, deseo sin límite moral. que produce por todas partes genocidios, totalitarismos, eugenesia, explotación masiva.

Ya no es solo una desviación individual, sino una estructura cultural sin alma.

“Cuando se pierde el sentido de Dios, también se pierde el sentido del hombre.”
Gaudium et Spes, 36

La verdad no importa, solo la autoafirmación o el dominio.

El prójimo ya no existe como alteridad que interpela, solo como obstáculo.

San Gregorio de Nisa:

“El que no ve a Dios en el rostro del otro, no ve al otro, sino una sombra.”

San Agustín, contra los maniqueos y los cínicos de su tiempo:

“Apartado de Dios, el alma no se eleva, se arrastra.”

“El drama del mundo moderno no es la muerte de Dios, sino la muerte del hombre tras la «muerte» de Dios.”
– Nicolás Gómez Dávila

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De #bottegadivina

Bottega Divina es un Canal dedicado a aplicar la tradición moral Cristiana a situaciones críticas en la política y la sociedad. Abogamos y velamos por la aplicación de los principios fundamentales de la sociedad, como el derecho natural, en los ámbitos políticos y sociales.

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