
Vatika era considerada una diosa etrusca vinculada al inframundo.
Mucho antes de la aparición de la Republica Romana y mucho antes del mito de Rómulo y Remo y la Loba Capitolina encontramos a un pueblo, los etruscos, del que los romanos beben muchas de sus tradiciones. Ubicados cronológicamente en el siglo VI aC – como poco – y geográficamente al norte del Lazio, de donde hoy quedan vestigios en las necrópolis de Tarquinia y Cerveteri.
Antes de la fundación de Roma, la colina Vaticana servía como necrópolis, un lugar destinado al entierro de los nobles.
Entre las divinidades etruscas encontramos a una diosa que nos ha llamado poderosamente la atención: la diosa Vatika (que los romanos renombrarán Juno Sospita), de quien se dice que tiene como misión proteger las necrópolis.
En este sentido los etruscos enterraban a sus muertos en grandes superficies caracterizadas por túmulos (colinas) subterráneas y, como diosa del inframundo, era la encargada de vigilar a quienes ya se encuentran en otra dimensión, impidiendo que regresen a nuestro mundo.
Su nombre significa “uva de mal sabor”, un término usado por los campesinos para referirse a la producción de un vino barato que, tomado con una hierba del mismo nombre y que se recogía en la colina de Vatika, producía alucinaciones; por este motivo llega al latín como “visión profética” en las palabras “vaticinor” (predecir) y “vatis” (poeta, profesor, oráculo).
Se dice que los etruscos ocuparon una colina a la que llamaban Vaticum. Por este motivo podemos decir que la palabra Vaticano significa “Visión Profética” y que su origen se encuentra tanto en la tradición etrusca como en la hierba que crecía en este lugar, ambas homónimas.
En este mismo lugar se levantó un templo honor a la diosa Cibeles alrededor del año 191 a.C. Respetando la necrópolis etrusca. Aunque cuando el emperador Calígula ordenó la construcción de un gran circo romano seguramente ya no se respetó. Este emperador, no vería finalizada su obra para la que ordenó traer hasta traer un obelisco desde Egipto. Sería Nerón el que inauguraría aquel edificio.
Allí se realizaban carreras de cuadrigas.
Este lugar es el mismo en en donde fue ejecutado San Pedro, siguiendo la tradición cristiana. En ese mismo lugar es donde el emperador Constantino mandó en el siglo IV dC erigir un santuario en la ya entonces conocida como Colina Vaticana.


Juno Sospita es un epíteto de la diosa romana Juno, específicamente asociada a la ciudad de Lanuvium. No es otra que la misma diosa griega Hera, esposa de Zeus y reina de los dioses olímpicos. Por lo tanto, Juno Sospita derivaria de Ishtar o Semíramis.
