El 15 de julio se celebra la festividad de San Enrique II, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico. También se le conoce como San Enrique el Santo o San Enrique el Piadoso, nada emprendía sin antes haber consultado y orado a Dios. En ciertas ocasiones vio a los ángeles y a los santos mártires, sus protectores, combatir a su favor al frente de sus ejércitos. Conservó su virginidad, de común acuerdo con su esposa Santa Cunegunda. Restableció a Benedicto VII en el trono de San Pedro y por todas partes dejó ilustres monumentos de su piedad y religión. Célebre por sus milagros y sus virtudes, dejó la corona para ir a recibir otra más preciosa en el cielo, en 1024.
San Enrique II el Santo de Alemania (6 de mayo de 973-13 de julio de 1024), rey alemán (1002-1024) y emperador del Sacro Imperio Romano Germánico (1014-1024), el último del linaje del emperador Otón I y de la dinastía Sajona, descendiente de Otón el Grande y de Carlomagno, se destacó por su actividad misionera. Fue oblato de la Orden de San Benito y es patrono de todos los oblatos de la orden benedictina y de los que no tienen hijos.
Sucedió a su padre como duque de Baviera en 995 como Enrique IV. Como duque, intentó unirse a su primo segundo, el emperador Otón III, en la represión de una revuelta contra el gobierno imperial en Italia en 1002. Sin embargo, antes de que Enrique II pudiera llegar, Otón III murió de fiebre, sin dejar heredero. Tras derrotar a varios aspirantes al trono, Enrique II fue coronado rey de Alemania el 9 de julio de 1002,
Al fallecer el emperador Otón III en enero de 1002, se convirtió en rey de Alemania.
Enrique tuvo que emplear algunos años en consolidar sus fronteras. Tras efectuar una serie de campañas en territorio italiano para consolidar su poder, fue coronado emperador por el papa Benedicto VIII el 14 de febrero de 1014. En el año 1020 tuvo que encabezar una tercera expedición para garantizar sus dominios italianos.
San Enrique aplicó los valores evangélicos a las decisiones del gobierno comprendiendo que era su deber como rey reinar bajo la autoridad de Cristo. Se distinguió por su interés en la reforma de la vida de la Iglesia, en la defensa de sus derechos y en promover la actividad misionera. Fundó varios obispados y dotó monasterios. Influye en la conversión de San Esteban de Hungría, que se había casado con una hermana suya. Se opone al cisma del antipapa Gregorio y apoya a Benedicto VIII. Mantiene amistad con Odilón, abad de Cluny. Juntos trabajan en la reforma eclesiástica, restituyendo la disciplina y la observancia regular. Trabajó también mucho por la paz.
Llevó una vida profundamente piadosa, practicando la oración constante, en medio de su gobierno como emperador. Era muy devoto de la Santa Misa.
Estableció hospitales, ayudó a los necesitados y fue un mecenas de monasterios y catedrales. Fundó y reformó varias diócesis, como Bamberg (1007), para consolidar la evangelización. El Sacro Imperio estaba formado por diversos pueblos, muchos recién cristianizados o mal evangelizados. Por la herejia arriana. Las estructuras eclesiásticas eran ineficientes, muchas sedes estaban dominadas por nobles corruptos que usaban los cargos eclesiásticos como premios familiares.
El pecado principal era la simonía (compra y venta de cargos eclesiásticos) y la inmoralidad del clero, especialmente en diócesis rurales o alejadas del centro de poder. Apoyó la reforma monástica de Cluny y promovió obispos santos y sabios. Defendió los derechos de la Iglesia frente a abusos feudales, siendo un emperador teocrático que entendía su rol como vicario de Dios en lo temporal. Enrique II defendía una visión sacral del Imperio, en la que el emperador era el protector y garante de la fe. Esto a veces lo llevaba a intervenir en asuntos internos de la Iglesia. La reforma de Cluny trajo una Vida monástica estricta: Regreso fiel a la Regla de san Benito.
Independencia del poder secular: Los monasterios no debían estar bajo control de reyes o nobles.
Liturgia y oración intensa: Se desarrolló una vida litúrgica muy rica, centrada en la misa y el canto gregoriano.
Moralización del clero: Lucha contra la simonía, el concubinato clerical y la ignorancia teológica.
Juan Crescencio impidió que Enrique II se reuniera con el Papa en numerosas ocasiones, lo que le impidió reclamar el título imperial. Tras la muerte de Sergio IV en 1012, Benedicto VIII fue elegido para sucederlo. Sin embargo, al asumir la silla de San Pedro , Benedicto VIII se vio obligado a huir de Roma por Gregorio VI , un antipapa , a quien Juan Crescencio instaló como el nuevo jefe de la Iglesia católica. Huyendo a través de los Alpes hacia Alemania, Benedicto VIII apeló a Enrique II en busca de protección. Enrique II aceptó restaurar a Benedicto VIII en su trono papal a cambio de su legítimo reconocimiento y coronación como emperador. El 14 de febrero de 1014, el papa coronó a Enrique II como emperador del Sacro Imperio Romano Germánico («Romanorum Imperator») en la Basílica de San Pedro .
Posteriormente, bajo la presidencia del emperador y el papa, se celebró un sínodo en Roma, en el que se nombraron cinco obispos, se emitieron decretos contra la simonía y se promovió la castidad en el clero, y se ordenó la restitución de los bienes de la Iglesia.
Antes de una batalla decisiva, vio como san Jorge y san Miguel, le prometian la victoria si confiaba en Dios y era justo.
Se cuenta que en una batalla contra los eslavos, un ángel se apareció a su ejército, sembrando el terror en el enemigo y asegurando una victoria milagrosa.
Rezaba antes de cada batalla y atribuía cada victoria a la voluntad de Dios, no a su propio poder.
Su tumba se encuentra en la catedral de Bamberg, donde fue enterrado junto a santa Cunegunda. Un lugar de peregrinación.
Enrique II logró persuadir al papa Benedicto VIII para que incluyera la palabra « Filioque » en el Credo Niceno . La adición del término establecía que el Espíritu Santo emanaba tanto de Dios Padre como de Dios Hijo . Junto con el concepto de la primacía papal , la disputa sobre esta doctrina fue una de las principales causas del Gran Cisma de la Iglesia en 1054 en la que surgió la herejía ortodoxa.
Por su notable piedad personal y su entusiasta promoción de la Iglesia, fue canonizado por el Papa Eugenio III en 1146. Es el único monarca medieval alemán que ha sido honrado como santo . La esposa de Enrique II fue la igualmente piadosa emperatriz Cunegunda , quien fue canonizada en 1200 por el Papa Inocencio III . Como la unión no produjo descendencia, los nobles alemanes eligieron a Conrado II , tataranieto del emperador Otón I , para sucederlo tras su muerte en 1024.
Relación política entre San Enrique II y el Imperio Bizantino
a. Contexto general
- En la época de san Enrique, el Imperio Bizantino estaba gobernado por Basilio II (976–1025), uno de los emperadores más poderosos de su tiempo.
- El Sacro Imperio Romano Germánico y Bizancio compartían intereses comunes en el equilibrio de poder en Europa y en las relaciones con los reinos eslavos y húngaros.
- Ambos imperios también aspiraban a la supremacía cristiana, aunque desde enfoques y tradiciones distintas.
b. Matrimonio dinástico como nexo diplomático previo
- Años antes de Enrique II, hubo un matrimonio de alto impacto político: Otón II, su predecesor y familiar, se casó con Teófano Skleraina, una princesa bizantina (en 972).
- Teófano fue madre de Otón III y tuvo un rol clave en mantener relaciones estables con Bizancio.
- Enrique II sucedió a Otón III, pero no continuó la política pro-bizantina con el mismo fervor. Su enfoque fue más germánico y latino.
c. Diplomacia indirecta
- No se conocen misiones diplomáticas directas entre Enrique II y Bizancio, pero hubo roces indirectos en la política hacia los húngaros, los búlgaros y los serbios, donde ambas potencias competían por influencia.
- También es probable que haya habido intercambio epistolar protocolario con el emperador Basilio II, aunque no se conservan cartas directas.
2. Relación eclesiástica: San Enrique y el Patriarcado de Constantinopla
a. Antes del Gran Cisma
- San Enrique vivió antes del Cisma de 1054, por lo que la Iglesia todavía no estaba formalmente dividida. Había tensiones doctrinales (como el Filioque, el uso del pan ácimo, y la primacía papal), pero se mantenía una comunión imperfecta.
- Enrique II defendía activamente la primacía del Papa de Roma y la reforma eclesiástica en Occidente, pero no hay registro de diálogo teológico directo entre Enrique y el patriarca de Constantinopla (entonces Sergio II o Eustacio hacia el final de su vida).
b. Tensiones doctrinales latentes
- El apoyo de Enrique al fortalecimiento del rito latino, las reformas cluniacenses y la autoridad papal, probablemente lo alejaban ideológicamente del modelo bizantino de Iglesia autocéfala vinculada al emperador.
- Pero como hombre santo y diplomático, no promovió ataques ni condenas hacia el oriente cristiano.
c. Influencia indirecta a través del monacato
- Enrique apoyó firmemente el monacato latino reformado (Cluny), que servía de contraparte al monacato bizantino. Aunque no hay oposición explícita, su acción consolidaba el camino hacia la separación eclesial.
- También fundó o reformó monasterios imperiales como Bamberg, que fortalecían el modelo occidental frente al oriental.
Concilio in Trullo (Quinisexto) – 691/692
Este concilio oriental, no reconocido por Roma, fue crucial porque sin autorización papal . Estableció normas para el clero oriental:
- Se permite el matrimonio de sacerdotes y diáconos, si se casan antes de la ordenación.
- Obispos, en cambio, deben ser célibes, usualmente elegidos entre los monjes.
- Se prohíbe a los sacerdotes orientales tener relaciones conyugales durante el tiempo de celebración eucarística, y se les exige abstinencia temporal.
Esta disciplina sigue vigente en las Iglesias ortodoxas y en muchas Iglesias católicas orientales en comunión con Roma.
¿Cómo llegó Roma a aceptar clero casado?
Roma nunca aceptó plenamente el clero casado. Más bien, toleró ciertos casos en los primeros siglos, pero impulsó desde temprano una disciplina de celibato más estricta.
- Ya en el siglo IV, los Concilios de Elvira (ca. 306) y Cartago (390s) pedían abstinencia perpetua para obispos, sacerdotes y diáconos, aunque estuvieran casados.
- El matrimonio antes de la ordenación fue tolerado durante siglos, pero se exigía continencia perfecta luego de ordenados.
Con el tiempo, el celibato total (ni casarse antes ni después de la ordenación) se fue imponiendo como ideal obligatorio, especialmente desde:
- Gregorio VII (s. XI) y la Reforma Gregoriana,
- y antes, desde la Reforma de Cluny (siglo X), muy apoyada por san Enrique II.
La Reforma de Cluny influyó en la separación con Oriente
La reforma cluniacense, iniciada en 910 en la abadía de Cluny, promovió:
- Celibato obligatorio
- Separación más radical entre clero y laicismo
- Mayor autoridad del Papa sobre la Iglesia universal
- Pureza litúrgica y obediencia monástica
Estas reformas chocaban con ciertas prácticas orientales más antiguas, como:
- Clero secular casado
- Mayor autonomía de las Iglesias locales
- Tradiciones litúrgicas distintas
Aunque el Cisma de 1054 tuvo múltiples causas (doctrinales, políticas, culturales), el celibato obligatorio fue una de las fuentes de tensión creciente, pues se percibía como una imposición romana que desautorizaba la práctica oriental que ellos mismos se habían autorizado, sin la venia de la iglesia de occidente y sin el permiso del papa.
- Desde el siglo VI en adelante, la elección del patriarca se restringió a monjes o clérigos célibes.
- A partir del Concilio in Trullo (692), se reforzó esta regla, y los obispos (incluidos los patriarcas) debían ser monjes, es decir, célibes perpetuos.
| Aspecto | Oriente (Bizancio) | Occidente (Roma) |
|---|---|---|
| Clero secular | Puede casarse antes de la ordenación | No puede casarse ni antes ni después |
| Clero monástico | Célibe y base del episcopado | Igual |
| Obispos | Célibes, usualmente monjes | Célibes |
| Patriarcas | Célibes desde el s. VII | Célibes siempre |
| Perspectiva | Celibato valorado, pero no obligatorio para todo el clero | Celibato obligatorio, signo de santidad y reforma |
La Reforma de Cluny, apoyada por Enrique II, termino con los abusos y consolidó el celibato en Occidente, lo que acentuó las diferencias eclesiológicas y disciplinarias con Oriente. Aunque no fue la causa principal del Cisma de 1054, sí fue uno de los elementos que contribuyeron al distanciamiento.
