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Cismas e intentos…

La historia de la Iglesia Católica está marcada por diversos cismas, que son rupturas o divisiones en su unidad.

En los primeros siglos del cristianismo, el primer gran cisma es conocido como el Cisma de Novaciano.

  • Persecución de Decio (250-251 d.C.): El emperador Decio emitió un edicto que exigía a todos los ciudadanos del Imperio Romano sacrificar a los dioses paganos y obtener un certificado (libellus) que lo probara. Esta fue una de las persecuciones más severas y sistemáticas contra los cristianos, con el objetivo de erradicar la fe.
  • Los «Lapsi»: Muchos cristianos, ante la amenaza de tortura o muerte, cedieron y realizaron los sacrificios. Estos fueron conocidos como los «lapsi» (los caídos). Tras el fin de la persecución, surgió un debate crucial dentro de la Iglesia sobre cómo tratar a estos «lapsi» que deseaban regresar a la comunidad.

El Cisma de Novaciano:

Años: 251 – aproximadamente 258 d.C. (el novacianismo persistió como secta por varios siglos más).

Protagonistas Principales:

  1. Novaciano: Presbítero romano de gran talento y erudición, con un temperamento rigorista. Se oponía fervientemente a la readmisión de los «lapsi» en la Iglesia, argumentando que no había perdón para aquellos que habían renegado de su fe, incluso si se arrepentían. Creía que la Iglesia debía ser una comunidad de «puros».
  2. San Cornelio: Elegido obispo de Roma (Papa) en 251 d.C. después de un período de vacancia debido a la persecución, adoptó una postura más moderada y misericordiosa, defendiendo que los «lapsi» podían ser readmitidos en la Iglesia después de un período de penitencia adecuada.
  3. San Cipriano de Cartago: Obispo de Cartago, fue una figura central en este debate. Él mismo había huido de la persecución de Decio, lo que le valió críticas de los rigoristas. Inicialmente, Cipriano se mostró cauteloso y buscó un camino medio. Sin embargo, una vez elegido Cornelio, San Cipriano apoyó firmemente la postura de este último en favor de la readmisión de los «lapsi» con penitencia. Sus cartas y tratados (especialmente «De Lapsis» y «De Ecclesiae unitate») fueron fundamentales para defender la unidad de la Iglesia y la misericordia.
  • 251 d.C.: Tras la muerte del Papa Fabián (martirizado durante la persecución), se elige a Cornelio como obispo de Roma. Novaciano, que aspiraba al papado y se oponía a la postura de Cornelio sobre los «lapsi», se hace consagrar obispo por algunos obispos disidentes, creando un anti-papa y dando inicio al cisma.
  • Mediados de 251 d.C.: Se celebran concilios importantes, tanto en Roma bajo Cornelio como en Cartago bajo San Cipriano, que condenan la posición de Novaciano y reafirman la doctrina de la misericordia y la posibilidad de readmitir a los «lapsi» mediante la penitencia.
  • 251-253 d.C.: San Cipriano se convierte en un firme defensor de la postura de Cornelio, escribiendo extensas cartas para persuadir a otros obispos y comunidades, incluyendo a los confesores romanos que inicialmente se habían inclinado hacia el rigorismo de Novaciano. Él argumentaba que la unidad de la Iglesia dependía de la comunión con el obispo legítimo (Cornelio) y de la práctica de la misericordia.
  • 253 d.C.: El emperador Treboniano Galo destierra a Cornelio, quien muere en el exilio. Novaciano continúa con su secta, que se extiende por diversas partes del Imperio. Aunque el cisma de Novaciano en Roma se resolvió en poco tiempo, el novacianismo persistió como una secta rigorista durante siglos, especialmente en Oriente, manteniendo la creencia de que no había perdón para ciertos pecados graves cometidos después del bautismo, y que la Iglesia no tenía el poder de perdonarlos, elevándolos al estatus de pecados contra el espíritu santo que son pecados que no tienen perdón por su gravedad y apostasía..

La postura de San Cornelio, apoyada firmemente por San Cipriano y la mayoría de los obispos, prevaleció. La Iglesia afirmó su autoridad para perdonar los pecados y la importancia de la misericordia para aquellos que mostraban arrepentimiento sincero. Este episodio fue crucial para el desarrollo de la doctrina de la penitencia en la Iglesia y para la afirmación de la unidad eclesial bajo el obispo de Roma. San Cipriano, a pesar de haber huido de la persecución, fue una figura clave en la reconciliación y en la defensa de la unidad de la Iglesia.


Cisma Acaciano (484-519 d.C.):

Contexto: Surgió de las controversias cristológicas después del Concilio de Calcedonia (451 d.C.) y los intentos del emperador bizantino Zenón de reconciliar a los monofisitas con la ortodoxia calcedoniana a través del «Henotikon». El Patriarca de Constantinopla, Acacio, apoyó esta medida, lo que llevó a la excomunión por parte del Papa Félix III.

Resultado: Fue un cisma entre Roma y Constantinopla que duró 35 años. Se zanjó con el «Formula Hormisdae» bajo el emperador Justino I y el Papa Hormisdas, reafirmando la autoridad papal y la doctrina calcedoniana.

El Gran Cisma de Oriente (La Gran División)
Gran Cisma de Oriente (1054 d.C.):

Contexto: Fue la culminación de siglos de diferencias teológicas, culturales, lingüísticas y políticas entre la Iglesia de Roma (Occidente) y la Iglesia de Constantinopla (Oriente). Las principales causas incluyeron:

Autoridad Papal: La creciente afirmación del primado universal del Papa de Roma por parte de Occidente, frente a la visión oriental de una pentarquía (cinco patriarcados con igual autoridad, siendo el de Roma el primero en honor).

Cláusula Filioque: La adición del «Filioque» («y del Hijo») al Credo Niceno en Occidente (afirmando que el Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo), que Oriente consideraba una alteración unilateral y teológicamente incorrecta.

Diferencias Litúrgicas y Disciplinares: Uso de pan ácimo en la Eucaristía en Occidente vs. pan fermentado en Oriente; celibato sacerdotal en Occidente vs. posibilidad de matrimonio para sacerdotes en Oriente.

Factores Políticos: La división del Imperio Romano y la creciente distancia política entre Roma y Constantinopla.

Desenlace: Aunque hubo tensiones previas, el evento simbólico de 1054 fue la excomunión mutua entre el Cardenal Humberto (legado papal) y el Patriarca Miguel Cerulario de Constantinopla.

Resultado: Dio lugar a la separación permanente entre la Iglesia Católica Romana y la Iglesia Ortodoxa Oriental, una división que persiste hasta el día de hoy, aunque ha habido esfuerzos de diálogo ecuménico.

Movimientos Considerados Herejías con Tendencias Cismáticas (que no prosperaron como Iglesias separadas y fueron suprimidos)
Albigenses (Cátaros) (siglos XII-XIII):

Contexto: Los cátaros fueron un movimiento religioso dualista que se extendió principalmente por el sur de Francia (Occitania). Creían en la existencia de dos principios divinos, uno bueno (creador del espíritu) y uno malo (creador de la materia), lo que contradecía fundamentalmente la doctrina católica. Rechazaban la jerarquía eclesiástica, los sacramentos y la mayoría de las enseñanzas católicas.

Resultado: La Iglesia Católica los consideró una herejía grave y, tras intentos fallidos de conversión pacífica, el Papa Inocencio III convocó la Cruzada Albigense (1209-1229). Esta cruzada, combinada con la posterior Inquisición, suprimió violentamente el catarismo, erradicándolo como movimiento organizado. No constituyó un cisma en el sentido de una separación eclesiástica con una jerarquía propia que perdurara, sino una herejía que fue combatida y eliminada.

El Gran Cisma de Occidente (Cisma que se zanjó)
Gran Cisma de Occidente (1378-1417 d.C.):

Contexto: No fue un cisma doctrinal, sino una crisis de autoridad dentro de la Iglesia Católica Romana. Se originó tras el regreso del papado de Aviñón a Roma. La elección de Urbano VI fue controvertida, y un grupo de cardenales eligió a un antipapa, Clemente VII, que se estableció de nuevo en Aviñón.

Desenlace: Durante casi 40 años, hubo dos, y en un momento dado, ¡hasta tres Papas rivales! Cada uno con sus propios cardenales y apoyos políticos en diferentes países europeos, lo que causó una enorme confusión y desprestigio para la Iglesia.

Resultado: Se zanjó en el Concilio de Constanza (1414-1418). Este concilio depuso a los papas existentes y eligió a un nuevo Papa, Martín V, restaurando la unidad de la Sede Romana.

La Reforma Protestante (Cisma de gran magnitud y permanencia)
Reforma Protestante (siglo XVI, a partir de 1517 d.C.):

Contexto: Fue un movimiento religioso, político y social que buscaba reformar la Iglesia Católica, pero que finalmente llevó a la fragmentación del cristianismo occidental. Las causas fueron múltiples:

Corrupción en la Iglesia: Venta de indulgencias, nepotismo, simonía, lujo del clero.

Cuestiones Teológicas: Martín Lutero (Alemania) cuestionó la doctrina de la salvación por obras, proponiendo la «sola fide» (solo por la fe) y la «sola scriptura» (solo la Escritura). Juan Calvino (Suiza) desarrolló la doctrina de la predestinación.

Factores Políticos: Deseo de príncipes y monarcas de liberarse de la autoridad papal y controlar las riquezas de la Iglesia en sus territorios.

Desarrollo de la Imprenta: Facilitó la difusión de las ideas reformistas.

Desenlace: Comenzó simbólicamente con la publicación de las 95 Tesis de Lutero en Wittenberg en 1517. Llevó a la formación de diversas Iglesias protestantes (luteranos, calvinistas, anglicanos, anabaptistas, etc.) que se separaron de la autoridad papal.

Resultado: Es el cisma más profundo y duradero en la historia de la Iglesia occidental, dando origen a un panorama religioso diverso en Europa y el mundo, y provocando la Contrarreforma Católica.

Otros Cismas Menores o Locales (algunos se zanjaron, otros persisten en grupos pequeños)
Cismas Monofisitas (siglo V en adelante):

Contexto: Tras el Concilio de Calcedonia (451 d.C.), que definió las dos naturalezas (divina y humana) de Cristo en una sola persona, algunas comunidades en Oriente (Egipto, Siria, Armenia) no aceptaron plenamente esta formulación, siendo acusadas de monofisismo (creencia en una sola naturaleza de Cristo).

Resultado: Esto llevó a la separación de las Iglesias Ortodoxas Orientales (Coptas, Siríacas, Armenias, Etíopes, Eritreas) de la comunión con Roma y Constantinopla. Aunque no se zanjaron en el sentido de una reunificación total, ha habido importantes diálogos ecuménicos en tiempos modernos.

Cismas Antipapales: A lo largo de la historia, ha habido numerosos antipapas (individuos que reclamaron ser el Papa legítimo en oposición al Papa reconocido). La mayoría de estos cismas fueron de corta duración y se resolvieron con la desaparición del antipapa o la reafirmación de la autoridad del Papa legítimo. El Cisma de Occidente es el ejemplo más notorio de un cisma antipapal a gran escala.

Cismas Post-Reforma (ej. Viejos Católicos, Sedevacantistas):

Contexto: Después de la Reforma, y especialmente en los siglos XIX y XX, surgieron grupos más pequeños que se separaron de la Iglesia Católica por diversas razones, a menudo relacionadas con la aceptación de los concilios ecuménicos (como el Vaticano I o el Vaticano II) o la autoridad papal.

Resultado: Estos cismas suelen ser de menor escala y no han logrado el mismo impacto o número de seguidores que la Reforma Protestante o el Cisma de Oriente. Algunos persisten como pequeñas denominaciones cristianas independientes, cismaticas y hereticas

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De #bottegadivina

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