La Torre de Babel y la Confusión de Lenguas (Babilonia, c. 2300 a.C. – 2000 a.C.):
El relato bíblico de la Torre de Babel (Génesis 11) describe un proyecto ambicioso de la humanidad para construir una torre que llegara al cielo, un símbolo de unidad y poder. Nimrod es descrito como tirano y es probable que diera un trato infame a los pueblos que reclutó o esclavizó para su proyecto. Dios permite y da los dones para emprender el proyecto pero al ver la rectitud de intención deformada, en un proyecto que va contra sus hijos, Dios interviene confundiendo sus lenguas, lo que lleva a la interrupción del proyecto y la dispersión de la gente.
La interpretación tradicional es teológica, simboliza una ruptura en la comunicación y la coordinación dentro de una gran fuerza laboral. En un proyecto de tal envergadura, la falta de entendimiento mutuo, la desorganización o la percepción de trato injusto o mala paga para los «esclavos» habrían llevado a la ineficiencia, el descontento y la eventual paralización. La dispersión resultante significa una pérdida de capital humano y la imposibilidad de alcanzar objetivos ambiciosos.
Moisés y el Rey de Sodoma (Génesis 14, c. 1900 a.C.):
Este pasaje narra la guerra de los reyes, donde una coalición de reyes del este, liderada por Quedorlaomer, derrota a los reyes de Sodoma y Gomorra, entre otros, y saquea sus bienes, llevándose cautivo a Lot, sobrino de Abraham. Abram, con 318 hombres entrenados de su casa, persigue y derrota a los vencedores, recuperando todos los bienes y a Lot.
El rey de Sodoma «calcula mal» y Abraham probablemente era el hombre mas rico del mundo en aquel momento y podía pagar armas superiores y sus hombres bien entrenados tenían una motivación sobrenatural, además el vicio y pecado de la pentápolis llevaría más adelante a su destrucción por Dios, lo que nos sugiere que la molicie tuvo que ver en su derrota.
El relato no detalla las finanzas del rey de Sodoma, pero su derrota sugiere una falta de preparación militar o una mala asignación de recursos para la defensa. Sodoma era conocida por su riqueza y prosperidad, lo que pudo haber llevado a una complacencia, el vicio y subestimación de las amenazas externas. Abraham, por otro lado, aunque un patriarca nómada, tenía una base económica sólida (grandes rebaños, siervos entrenados) que le permitía movilizar una fuerza efectiva. Esto subraya cómo la riqueza bien gestionada y la capacidad de inversión en seguridad (armas y hombres) son cruciales para la supervivencia, mientras que la riqueza mal protegida o la falta de inversión en defensa, incluso en una ciudad próspera, pueden llevar a la derrota y el saqueo.
José y los Siete Años de Vacas Gordas y Flacas (Antiguo Egipto, c. 1700 a.C. – 1500 a.C.):
La historia de José en el Génesis es un ejemplo magistral de planificación económica y gestión de recursos en tiempos de abundancia para mitigar la escasez futura. El Faraón sueña con siete vacas gordas devoradas por siete vacas flacas, y siete espigas llenas consumidas por siete espigas marchitas. José interpreta esto como siete años de gran abundancia seguidos de siete años de hambruna severa.
La recomendación de José fue almacenar el 20% de la cosecha durante los años de abundancia. Esta política de ahorro y acumulación de reservas permitió a Egipto no solo sobrevivir a la hambruna, sino también vender grano a otras naciones, consolidando su poder y riqueza. Llegando incluso a comprar sus propios ciudadanos, a cambio de comida, esclavizándolos.
Lo que ha sido una bendición de Dios, la planeación gracias al don de ciencias, es convertida por faraón en una herramienta para someter el pueblo a la esclavitud, en el caso del pueblo elegido, es una esclavitud al oro. Ello desata la ira divina y las 10 plagas de Egipto, 40 años de penurias en el desierto
El Imperio Griego, si bien no fue un imperio unificado en el mismo sentido que Roma, las diversas ciudades-estado griegas también experimentaron La adulteración de las monedas para financiar guerras o proyectos públicos una injusticia contra el pueblo empobrecido, y contribuía a la inestabilidad económica y social. La civilización griega clásica, tantas veces idealizada como cuna de la democracia, la filosofía y las artes, también fue escenario de corrupción económica, represión social y persecución ideológica, durante y después de la Guerra del Peloponeso (431–404 a.C.), Atenas y otras polis comenzaron a degradar sus monedas, reduciendo la proporción de plata para financiar:
El ejército y la flota naval.
Subvenciones para los ciudadanos atenienses.
Costosas alianzas o sobornos a otras ciudades.
Esta devaluación generó inflación y pobreza, pérdida de confianza entre aliados y comerciantes.
Tucídides y Aristófanes ya denuncian indirectamente los efectos corrosivos de la demagogia financiada por fondos públicos de origen dudoso.
❝Los atenienses cambiaron la libertad por el estipendio.❞ — Tucídides
Esparta, el paradigma de la disciplina y la virtud militar, basaba su economía en la esclavitud de los ilotas, una población subyugada. Los ilotas trabajaban la tierra para mantener a los ciudadanos espartanos, que se dedicaban exclusivamente a la guerra. Eran tratados con extrema brutalidad.
En el 399 a.C., la democracia ateniense condena a muerte a Sócrates, acusado de «corromper a la juventud» y de impiedad, por evidenciar que la democracia es el gobierno mas injusto gobernado por el mas ladrón. Sócrates era incómodo para el poder;
Criticaba a los sofistas y demagogos que dominaban la política.
Cuestionaba la legitimidad del juicio popular, para elegir siempre ladrones y los pésimos por encima de los optimos..
❝La envidia y el resentimiento son la sombra de toda democracia.❞ — Platón
La historia de Creso, rey de Lidia, se asocia con la invención de la moneda acuñada. Irónicamente, su inmensa riqueza y su confianza en ella, en lugar de invertir en una fuerza militar robusta, lo llevaron a la derrota. Aunque no fue una caída por inflación directa, subraya la importancia de una gestión equilibrada de los recursos y la inversión estratégica.
En el siglo II a.C., Roma aprovecha esta división para absorber Grecia como provincia. las civilizaciones caen no por la espada de los enemigos, sino por traicionar sus propios principios.
El Imperio Romano es el ejemplo clásico de cómo la devaluación monetaria sistemática destruye una economía. El denario, que en la época de Augusto contenía un 95% de plata, fue progresivamente devaluado para financiar guerras, el creciente ejército y los lujos imperiales. Los emperadores, como Caracalla, redujeron drásticamente el contenido de plata, llegando a un 50% en un año y a menos del 5% en el siglo III.
La gente perdió la confianza en la moneda. Los precios se dispararon; el precio de los cereales se multiplicó por 20 entre 255 y 294 d.C. Los salarios no podían seguir el ritmo, empobreciendo a la población.
El comercio se volvió inviable, llevando al trueque y a la desintegración de la economía de mercado. Las ciudades se despoblaron a medida que la gente regresaba a una economía de subsistencia en el campo.
Para compensar la devaluación, el Estado romano aumentó los impuestos, que se volvieron impagables, arruinando a agricultores y comerciantes.
El Edicto sobre Precios Máximos de Diocleciano (301 d.C.) intentó fijar precios para más de 1.300 productos. Esto solo empeoró la situación, llevando a la escasez, el mercado negro y la paralización de la producción, ya que nadie quería vender a precios artificialmente bajos.
La crisis económica minó la moral, la cohesión social y la lealtad del ejército, haciendo al Imperio vulnerable a las invasiones bárbaras. La devaluación monetaria fue un factor clave, si no el principal, en la desintegración interna que precedió y facilitó su caída.
El Imperio Bizantino (330 d.C. – 1453 d.C.)
A diferencia de Roma occidental, Bizancio mantuvo una moneda de oro estable (el solidus o nomisma) durante siglos, lo que fue clave para su longevidad y prosperidad. Su economía centralizada y su control fiscal fueron más efectivos.
Sin embargo, en sus últimos siglos, el Imperio Bizantino también sufrió devaluaciones monetarias, corrupción y una creciente dependencia de potencias extranjeras. La falta de inversión en tecnología militar, fue un factor crítico. Mientras los otomanos adquirían cañones avanzados, Bizancio carecía de los recursos o la visión para igualar esta inversión, lo que selló el destino de Constantinopla en 1453. El sultán Mehmed II usó cañones comprados a fundidores europeos… que el emperador bizantino no quiso contratar por su coste.
La incapacidad de adaptar su economía para financiar una defensa moderna fue una falla económica fatal. Pero el motivo de fondo fueron las herejías subyacentes que le habían quitado el favor de Dios, en un pueblo que cayó en la molicie y el vicio. Disertando sobre el sexo de los ángeles mientras los bárbaros derrumbaban sus murallas.
La República de Venecia desde el . Siglo IX – 1797, fue una potencia marítima y comercial sin igual durante siglos, construyendo su riqueza sobre el comercio de especias, textiles y una banca sofisticada. Su moneda, el ducado de oro, fue una de las más estables y confiables de Europa.
El descubrimiento de nuevas rutas marítimas a Asia por parte de Portugal y España (circunnavegando África) en el siglo XV y XVI, desvió el comercio de especias del Mediterráneo, afectando directamente el monopolio veneciano.
Nuevas potencias protestantes como Holanda e Inglaterra, con flotas más grandes, erosionó aún más la posición de Venecia. Los protestantes no participaron en las cruzadas contra los otomanos, y a veces incluso establecieron acuerdos comerciales con ellos, lo que socavó la alianza católica.
Las guerras con el Imperio Otomano y otras potencias europeas drenaron sus recursos.
Las rutas comerciales de Venecia hacia el Mediterráneo oriental fueron cada vez más inseguras por el auge de piratas musulmanes aliados o tolerados por el Imperio Otomano.
Especialmente desde puertos de Argel, Túnez y Trípoli, la piratería islámica era tanto una amenaza económica como religiosa: los corsarios capturaban cristianos para venderlos como esclavos en el norte de África y el Imperio Otomano.
La República veneciana, por su carácter comercial antes que cruzado, fue criticada por otras potencias católicas por no tomar represalias efectivas o por negociar con infieles, lo cual erosionó su legitimidad dentro del mundo cristiano.
La doblez de su élite gobernante y la resistencia a la innovación (por ejemplo, en la construcción naval) impidieron a Venecia adaptarse a los nuevos desafíos religiosos, negando su papel en la defensa de la cristiandad, se aliaron con los infieles, lo que llevó a una pérdida gradual de relevancia económica y poder. El Islam avanzó sobre los Balcanes, Chipre, Rodas y Creta, todos puntos estratégicos para las rutas comerciales venecianas.
En 1571, la Batalla de Lepanto (aunque victoria cristiana) no cambió la situación estructural: los turcos, sus aliados, siguieron dominando la región, e incluso reconquistaron Túnez poco después. En 1606, Venecia fue excomulgada por el papa Paulo V por imponer restricciones a las órdenes religiosas, a favor de los infieles.
La presión islámica y el bloqueo de las rutas hacia Asia motivó la apertura de rutas atlánticas, lo que marginó a Venecia. Que perdió toda relevancia por su apostasía.
La Compañía Británica de las Indias Orientales (1600 – 1874), protestante y pirata, se convirtió en una potencia imperial de facto, controlando vastos territorios, ejércitos y recaudando impuestos en la India. Su éxito se basó en la piratería contra las naciones católicas y el monopolio del comercio con el este.
El rol ambivalente y muchas veces destructivo de la Compañía Británica de las Indias Orientales, que operó con una mezcla de intereses comerciales, políticos, religiosos y militares, y que actuó devastando territorios y desestabilizando culturas enteras, bajo una bandera protestante, anticatólica y en alianza táctica con el islam cuando le convenía, la consolidó como una potencia pirata, narcotraficante y anticristiana, aunque con un barniz de legalidad imperial.
una compañía privada con poder para declarar guerras, acuñar moneda y firmar tratados.
Su misión original era romper el monopolio católico portugués-español en Asia, y estableció una red de bases comerciales fortificadas, muchas veces por la fuerza.
La corrupción interna y la mala gestión financiera eran endémicas. Los directivos y empleados a menudo se enriquecían a expensas de la Compañía, al fin y al cabo, su razón de ser era el robo y el narcotráfico. PARA MUESTRA SUS LIDERES, los CAPITANES, Francis Drake o Henry Morgan, cuya mira era abiertamente anticatólica, saqueadora y no dudó en pactar con sultanatos y potencias musulmanas. En el siglo XIX, la Compañía se convirtió en el mayor narcotraficante de la historia:
Cultivaba opio en la India y lo vendía masivamente en China, contra la voluntad del gobierno Qing.
Esto generó millones de adictos, desestabilizando al Imperio chino.
Cuando China intentó frenar el comercio, se desataron las Guerras del Opio (1839 y 1856), que forzaron tratados desiguales y cesiones territoriales como Hong Kong y macao.
Se destruyó un imperio milenario mediante el uso deliberado de drogas.
Un Imperio que había sido católico cuando santo tomas llego a la china como queda consignado en la colina de Kong Wang Shan, al nordeste de China, prueba de que Tomás y Bartolomé predicaron y evangelizaron China y luego el budismo destruye la sociedad católica y a la dinastía Yuan, reemplazándola con la dinastía Ming, budista. Un monje budista asesino o shaolin, les hizo la guerra y exterminó el cristianismo, mandó quemar la flota naviera mas grande del mundo y reconstruyo la Gran Muralla, esta vez en ladrillo, para no dejar pasar al Cristianismo, considerando al comercio como una actividad innoble,( los comerciantes traían el cristianismo) efectuó una redistribución de la tierra, impidiendo su libre transferencia para así evitar la constitución de élites, impidiendo así la formación de una clase terrateniente que pudiese oponerse al emperador. Expulsando a los cristianos de China. Los que no se fueron o fueron asesinados, volvieron a las catacumbas.
La Compañía hizo lo que ningún imperio católico habría hecho por ser moralmente perverso.
En India, tras la Batalla de Plassey (1757), la Compañía tomó el control político directo de Bengala, saqueando masivamente sus riquezas.
Estableció un sistema de recaudación que provocó hambrunas masivas, como la de 1770 que mató entre 7 y 10 millones de personas.
Usaron flotas militares piratas para someter islas, destruir puertos católicos y controlar rutas comerciales.
Produciendo el Desplazamiento de los imperios católicos (España y Portugal) en Asia.
Debilitamiento de la misión cristiana universal mediante la imposición de un cristianismo estatal subordinado al comercio y al poder.
Apoyando al islam para debilitar la iglesia de Dios lo cual produjo la fragmentación de la India religiosa y la creación del Pakistán musulmán.
El Parlamento británico, corría el riesgo de que su legado histórico fuera asociado con la piratería y el narcotráfico y busco un lavado de cara frete al futuro, bajo presión de otros comerciantes, fue erosionando gradualmente el monopolio comercial de la Compañía (Actas de 1813 y 1833), abriendo el comercio a otras empresas británicas.
La Compañía acumuló enormes deudas, lo que la llevó a depender de rescates financieros del gobierno británico. Estos rescates venían con condiciones que aumentaban el control estatal sobre sus asuntos.
Finalmente, la incapacidad de la Compañía para gestionar sus finanzas y su vasto imperio llevó a su disolución formal en 1874, con la Corona británica asumiendo el control directo de la India. Su caída fue un caso de expansión insostenible, mala gestión, y la incapacidad de mantener el modelo de negocio asi que simplemente creo una nueva estrategia basada en la banca usando sus ingentes tesoros.
El Imperio Británico, lejos de haber sido simplemente una potencia colonial, operó como una estructura financiera transnacional, donde instituciones como la Compañía Británica de las Indias Orientales, el banco HSBC y la City de Londres fueron el nervio oculto de una agenda imperial basada en el control económico, el narcotráfico, la manipulación política y la financiación de revoluciones estratégicas. Gobernado por una élite bancaria que no responde al Parlamento ni al pueblo británico.
Financia guerras, revoluciones y gobiernos sin importar su ideología, si conviene a sus intereses.
Mantuvo control indirecto de colonias incluso después de su independencia, usando la deuda externa como herramienta de neocolonialismo financiero. De hecho las independencias americanas de todos los países pasan por los prestamos de la city que asegura el éxito enviando generales y caudillos a dirigirlas. Bancos británicos y suizos protestantes, financiaron partes de la revolución, especialmente a elementos hostiles a la monarquía católica.
El objetivo era destruir el viejo orden católico absolutista y reemplazarlo con repúblicas seculares, endeudadas, y más manejables.
La bandera cambia, la deuda queda. El Rey del Reino Unido es también Rey de Canadá y de Australia y de manera oculta de casi todo occidente.
Actualmente, Carlos III es monarca de varios países (reinos de la Commonwealth), entre ellos Canadá y Australia. Pero en cada uno de esos países actúa como jefe de Estado separado. Las democracias y los primeros ministros, incluso los presidentes, sirven a las naciones para que sigan creyendo que ellos rigen sus destinos, mientras todo se rige desde el banco central, cuya sede principal esta en la City, que controla la deuda, imprime los billetes y manda.
Francisco de Miranda, formado en la masonería inglesa y financiado por banqueros de Londres, fue el pionero de la idea republicana en Hispanoamérica.
Simón Bolívar fue armado, financiado y protegido por intereses británicos desde su exilio en Londres (1810-11). La Legión Británica (unos 7.000 combatientes en total). Fue la que combatió con la experiencia que traia de las guerras napoleonicas. Estos hombres pelearon en batallas claves como Boyacá (1819) y Carabobo (1821).
José de San Martín usó puertos y logística británica en su expedición libertadora (Chile y Perú). La marina britanica era clave en la guerra, pero tambien enviaron hombres, combatientes británicos de las guerras napoleónicas se unieron a las campañas independentistas enviados por la City Fueron marinos británicos los que permitieron la naciente marina de guerra del Río de la Plata y de Chile. Algunos integraron la llamada Legión Británica y otros fueron contratados directamente por patriotas en Chile y el Río de la Plata.
Grecia (1821-1829) – En su Guerra de independencia contra el Imperio Otomano, fue dirigida y financiada por la city que envió soldados británicos, que se unieron como filhelenos (amigos de Grecia). Enviando profesionales de la guerra curtidos, entre ellos marinos y artilleros británico, pero sobre todo estrategas.
El caso más famoso es Lord Byron, que incluso murió en Missolonghi en 1824. La independencia griega fue un paso estratégico de la City, para debilitar al Imperio Otomano, lo cual en el futuro facilitaría controlar rutas hacia el Mediterráneo Oriental y Palestina.
Italia (1820s-1860s) Los veteranos británicos lograron la abolición de los estados pontificios, debilitando a la iglesia que se podria oponer a tan siniestro plan, así que apoyaron y dirigieron a los revolucionarios italianos, sobre todo a Giuseppe Garibaldi durante las campañas por la unificación.
En India y África la Compañía Británica de las Indias Orientales, participaron en campañas de expansión en África, como tropas regulares de la Corona, lo que permitiría la creación del estado de Israel, algo que estaba desde hace siglos en el plan de los dueños de la City.
A cambio, las nuevas repúblicas firmaron tratados de comercio y deuda con bancos londinenses, que nunca han podido terminar de pagar, y que después compraría el estado Americano.
Las repúblicas fueron útiles: sin identidad católica firme, sin monarquía ni tradición fuerte, eran más manipulables y reemplazables. Un imperio sin bandera, que sigue operando en las sombras.
La República de Weimar, Alemania 1918 – 1933, es uno de los ejemplos más extremos de devaluación monetaria. Fue causada por una combinación de factores:
Las exorbitantes reparaciones impuestas a Alemania por el Tratado de Versalles tras la Primera Guerra Mundial.
La ocupación francesa y belga del Ruhr en 1923, en respuesta a la falta de pagos, paralizó la producción industrial clave.
Para pagar las reparaciones y compensar la pérdida de producción en el Ruhr, el gobierno de Weimar recurrió a la impresión masiva de marcos sin respaldo en oro ni producción real.
El valor del marco se desplomó a niveles inimaginables. Los precios cambiaban varias veces al día. La gente usaba billetes como combustible o papel tapiz. Los ahorros de la clase media fueron aniquilados, lo que generó una profunda desconfianza en las instituciones y una radicalización política. Esta catástrofe económica fue un caldo de cultivo para el ascenso de movimientos extremistas, el comunismo en sus fronteras y el socialismo nacional en el interior, e Nazismo. Es un ejemplo directo de cómo la monetización de la deuda y la impresión descontrolada de dinero pueden destruir una sociedad desde adentro.
El «Imperio Americano»
El dólar estadounidense ha sido la principal moneda de reserva mundial desde los Acuerdos de Bretton Woods (1944).
La decisión de Richard Nixon de desvincular el dólar del oro marcó un cambio fundamental. Desde entonces, el dólar se ha convertido en una moneda fiduciaria, cuyo valor se basa en la confianza en el gobierno y la economía de EE. UU.
Estados Unidos ha acumulado déficits presupuestarios y una deuda pública masiva, financiados en parte por la emisión de bonos del tesoro. La Reserva Federal, a través de la «flexibilización cuantitativa» (QE), ha inyectado grandes cantidades de liquidez en la economía, lo que algunos economistas consideran una forma de «impresión de dinero».
Aunque no se ha llegado a niveles de hiperinflación como Weimar, el período post-pandemia ha visto un aumento significativo de la inflación en EE. UU., impulsado por la demanda, problemas en la cadena de suministro y una política monetaria expansiva. Esto ha llevado a una pérdida del poder adquisitivo del dólar.
El valor del dólar ha experimentado depreciaciones significativas, el dólar ha sufrido su mayor caída en décadas en 2025 más de un 12%, lo que refleja preocupaciones sobre la sostenibilidad de la deuda, la política monetaria y la balanza comercial.
Una devaluación sostenida del dólar, combinada con altos déficits, la guerra de los aranceles, y una creciente deuda, podría erosionar su estatus como moneda de reserva global. Esto significa una disminución de su influencia económica y financiera global, a medida que otras monedas (como el euro o el yuan chino) o activos (como el oro o las criptomonedas) ganan terreno como alternativas de reserva.
Desde la gestión de granos en el Antiguo Egipto hasta la política monetaria moderna, la historia demuestra que la salud económica es la base de la estabilidad y el poder. La inflación descontrolada, la devaluación de la moneda, la mala asignación de recursos, la deuda insostenible y la incapacidad de adaptarse a los cambios económicos son factores recurrentes que han contribuido al declive de imperios y potencias, a menudo facilitando su eventual derrota o irrelevancia.
Pero el hilo conductor es la virtud de los pueblos y la razón que lleva a los imperios a actuar, la motivación y recta intención tienen la bendición de Dios y leyes impías herejías, esclavitud e injusticia solo pueden conducir a totalitarismos que merecen el castigo de Dios.
Hoy el mundo parece dar el salto hacia el comunismo global, una forma de gobierno igual a la de Faraón.
La OTAN está utilizando sistemas de IA de Palantir Technologies para defensa, análisis y simulación militar.
Palantir, impulsada por Peter Thiel, tiene una visión beligerante y preparacionista del papel de la tecnología.
Este modelo refleja una nueva era donde los algoritmos no solo gestionan información, sino también las lógicas de guerra, vigilancia y poder.
Ahora la inteligencia artificial permite controlar todo de una manera tan siniestra que nadie puede estar seguro de nada, llegamos a la era del anticristo tecnológico que no solo nos conoce y manipula a todos y cada uno de los habitantes de este planeta individualmente para que sirvamos al plan del enemigo de Dios, sino que nos obliga a actuar a su favor sin siquiera percatarnos de que lo estamos haciendo, llega el tiempo en que lo único que queda es la oración.
Y la rectitud de intención.
