

En el Antiguo Testamento hebreo, la palabra Mashíaj aparece 39 veces, siempre refiriéndose a una persona ungida (rey, sacerdote o profeta).
En la Septuaginta, esa palabra se traduce literalmente como χριστός (Christós), de donde procede Cristo.
En la Nácar-Colunga, se suele traducir como “ungido”, aunque a veces las notas marginales indican “Cristo (griego)” cuando hay sentido mesiánico.
Griego, biblia de los 70 o Septuaginta (LXX):
“El Señor juzgará los confines de la tierra, dará poder a su rey y exaltará el poder de su ungido.” 1 Samuel 2:10
Nótese que se empieza a hablar del Rey ungido, a partir del momento en que el pueblo pide un rey.
Salmo 17(18):51 Griego (LXX):
“El da grandes victorias a su rey, y usa de misericordia con su ungido, con David y su descendencia para siempre.”
Isaías 61:1 Griego (LXX):
“El Espíritu de Yahvé está sobre mí, porque Yahvé me ha ungido.”
Jesús cita este pasaje en Lucas 4:18 aplicándolo a sí mismo.
El diablo delante de sus pies. Se paró, y midió la tierra. Echó una mirada y acabó con las naciones, y quedaron reducidos a polvo los altísimos montes. Se encorvaron los collados del mundo al pasar el Eterno. Hab 3:6
Saliste para salvar a tu pueblo, para salvarlo por medio de tu Mesías de tu ungido. Heriste la cabeza de la casa del impío, descubriste sus cimientos de arriba abajo. Hab 3:13
En Latin la palabra es (Christus)
“¿De quién dicen que es hijo el Cristo?”
(Mateo 22,41-46, Marcos 12,35-37 y Lucas 20,41-44), Jesús dialoga con los fariseos:
Jesús habla del “Cristo” (el Mesías prometido)
El término Cristo (Christós en griego, Mashíaj en hebreo) significa Ungido.
El pueblo judío esperaba un descendiente del rey David, un Mesías que restaurara el Reino de Israel y trajera justicia, paz y salvación.
Por eso los fariseos respondieron con naturalidad:
“El Cristo es hijo de David.”
Entonces Jesús pregunta:
“Si el Cristo es hijo de David, ¿por qué David lo llama Señor?”
Jesús está mostrando que el Mesías no es solo un descendiente humano, sino también el Señor divino.
Es decir, el Cristo esperado es verdadero hombre y verdadero Dios. Esto no se podía entender en el antiguo testamento porque ese Dios demostraría con su pasión, Muerte y Resurreccion su naturaleza.
Hijo de David, porque pertenece a su linaje humano (Mt 1,1).
Señor de David, porque es el Hijo eterno de Dios (Jn 1,1-14). De aquí la santísima trinidad.
Esta palabra Cristo figura en el antiguo testamento para que entendamos que el Cristo profetizado esta entre nosotros.
“Se levantaron los reyes de la tierra, y los príncipes se juntaron a una contra el Señor, y contra su Ungido.” Salmo 2:2
“El Señor juzgará los términos de la tierra, y dará fortaleza a su rey, y ensalzará el poder de su Ungido.” 1 Samuel 2:10
“El Espíritu del Señor está sobre mí; porque el Señor me ha ungido para evangelizar a los mansos…” Isaías 61:1 Jesús aplica este texto a sí mismo en Lucas 4:18.
Lo purificó el Señor (Christus) de sus pecados, y ensalzó para siempre su poder, asegurándole con juramento la promesa del reino y el trono glorioso de Israel.
Sir 47:13
Les repuso Samuel: Testigo es el Señor ( Christus) contra vosotros, y testigo su ungido en este día. 1Sa 12:5
Así que hubieron entrado después en la sala del convite, viendo Samuel a Eliab, dijo en su interior: ¿Si será éste el que el Señor (Christus) ha escogido para ungido suyo? 1Sa 16:6
y dijo a sus compañeros: No permita el Señor que jamás haga yo tal cosa contra mi señor, contra el ungido del Señor (Christus), de extender mi mano contra él, siendo como es, el ungido del Señor. 1Sa 24:6
El Ungido del Señor (Christus) , resuello de nuestra boca, ha sido preso por causa de nuestros pecados; aquel a quien habíamos dicho: A tu sombra viviremos entre las naciones. Lam 4:20
Y después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías (Christus); y no será más suyo el pueblo, el cual le negará. Y un pueblo con su caudillo vendrá, y destruirá la ciudad y el santuario; y su fin será la devastación, y acabada la guerra quedará establecida allí la desolación. Dan 9:26
“Príncipe” y “Ungido” no puede ser sino Cristo en persona y el número de las semanas fijadas debe terminar con la vida y muerte del Mesías. Tomando como punto de partida el año 445, año en que Artajerjes dio el permiso para reedificar a Jerusalén (Nehemías 2, 1 ss.), y teniendo en cuenta que Jesucristo nació 6-8 años antes de nuestra era, llegamos más o menos al año de la muerte de Cristo. La más exacta coincidencia se consigue eligiendo como fecha inicial el año 458 en que Artajerjes envió a Esdras a Palestina con plenos poderes (Esdras capítulo 7; cf. 9, 9). “Si tomamos como fecha del nacimiento de Jesucristo el año 747 de Roma, es decir, siete años antes de la era cristiana, ese período (que comienza con el año 458 a. C.) termina el año 39 del nacimiento de Jesucristo, es decir, el año 32 de nuestra era. Las siete y sesenta y dos semanas deben entenderse sin interrupción, formando un total de sesenta y nueve semanas
Y el Mesías afirmará su nueva alianza en una semana con muchos fieles convertidos; y a la mitad de esta semana cesarán las hostias y los sacrificios; y estará en el tiempo la abominación de la desolación; y durará la desolación hasta la consumación y el fin del mundo. Dan 9:27
“Las 70 semanas son tiempos judíos y… deben necesariamente interrumpirse durante los tiempos de la evacuación del Ungido y arriendo de la viña (de Israel) a otras gentes. Se reanudarán cuando, convirtiéndose a Cristo, las ramas naturales sean re-injertadas en su Olivo propio.
Cesa entonces la evacuación de Israel.
Vuelve el hijo pródigo (el pueblo judío) a la casa paterna…
Cesa también entonces el arriendo de la viña a otras gentes. Jerusalén vuelve a ser la capital religiosa de la comunidad y corre la última semana. Semana escatológica en que se atan los cabos de los siglos: siglo presente: tiempo de los gentiles; siglo futuro: era del Emmanuel. Semana escatológica, la del supremo combate: guerra destructora, culto abominable, magna tribulación, por un lado, y por el otro, formación del bloque anticristo, estruendosa victoria de la cuarta bestia “pueblo invasor” de Palestina y apoteosis de su jefe.
Semana escatológica que se clausura con la tempestad divina, que limpia definitivamente la tierra del Emmanuel para que allí resplandezca el nuevo orden del reino de Dios, gloria de Israel espiritual, es decir el nuevo pacto se confirmará, no solamente con los judíos, sino con todos los gentiles, pues el reino mesiánico se extenderá sobre todos los pueblos, que hagan la voluntad del padre, «Israel» significa «el que lucha con Dios».
