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Historia

La Ciudad de Dios: Edificación y Ruina

El reciente ataque y persecución contra las mejores comunidades y la que más éxito evangelizador tiene en este siglo, Los heraldos del Evangelio. Nos lleva a reflexionar lo increíble que es, que, dentro de la misma iglesia, surge la envidia espiritual, y vemos, después de la tragedia que hay en el mundo secular, una persecución interna, por su éxito en la evangelización y el rápido crecimiento en vocaciones, con mas de 60 sacerdotes listos para ordenar, pero siendo saboteado desde adentro. Esto nos hace reflexionar sobre el surgimiento del monacato mismo.

Hace 2 milenios el mesías se encarnó en una jovencita que pertenecía a una comunidad que era consciente y creía, que las escrituras son palabra de Dios y por eso reservaban su virginidad, esperando el cumplimiento de isaias 7,14. “Una virgen grávida da a luz”.

Este ejemplo se convirtió en un modelo fundacional de la civilización cristiana, surge la sagrada familia, pero también es ejemplo del monacato, algo inédito en la historia humana.

El ejemplo de santa Mónica, luchando años para que su hijo dejara las herejías, siendo el hombre -después del emperador- mas poderoso del mundo, era “su voz”, la voz de un «semi dios», de hecho los emperadores se hacían adorar como Dioses y a quienes no les rindieran culto, incensando su imagen, los mataban, así se fraguo el martirio de cientos de miles de Cristianos en el imperio Romano.

Luego de 40 años de ayunos y oraciones, por parte de santa Mónica, San Agustín se convierte y es ordenado obispo, deja la herejía maniquea y se santifica por un ideal eterno, luego morirá de hambre y tristeza, sitiado en su Hipona por los bárbaros, esa ciudad ya no existe. Annaba, situada en la costa noreste de Argelia, es ahora islámica. Pero las confesiones y su obra, convirtieron o sostuvieron la sana doctrina en todo el planeta desde entonces.

San Benito y su hermana santa Escolástica, De familia noble romana, Renunciaron a su herencia y fundaron el monasterio de Montecassino, usando tierras propias y donadas por nobles conversos. Santa Escolástica, vivió bajo su regla y donó su patrimonio para las comunidades religiosas femeninas ligadas a Montecassino, que habían fundado. Son ejemplo del camino que toma la iglesia y las comunidades religiosas, que construyen lo que llamamos sociedad occidental o el mundo moderno, a pesar de los ataques y martirios que nunca han cesado, el ejemplo o imitación de la sagrada familia vencen. De cada santo podemos tomar ejemplo de su ansia por un ideal superior, el cielo prometido y de estos santos, tenemos nombres e historias, vida y obra, mientras de sus familias dedicadas a los negocios del mundo, ha pasado como con las cenizas, todo se lo ha llevado el viento.

San bernardo de Claraval. Proveniente de nobleza borgoñona, era temido por las mujeres de la región porque cuando hablaba del cielo los jóvenes se hacían sacerdotes o monjes, porque entendían que aquí vinimos a ganarnos el cielo, no algarrobas y lentejas, así que anulaban sus compromisos y entraban en la vida consagrada.

Toda su familia se ordenó en la iglesia y le dejaron al hermano menor sus vastas propiedades y castillos, pero un día el niño se presentó en el seminario y reclamó: ¡ustedes todos se preparan para ir al cielo y a mi me dejan cuidando animales y cultivos¡¡ Exigiendo poder también ingresar como ordenado!!! Parte del patrimonio familiar facilitó la expansión del Císter (más de 300 monasterios).

La mayoría de iglesias y seminarios se erigieron en propiedades que otrora eran fincas familiares, por miembros que los donaron a la iglesia, cuando ingresaron a formar parte de ella.

Sin embargo, en nuestros días vemos exactamente lo contrario.

Al mismo modo que santa Mónica se esforzó para que su hijo se salvara y fuera santo, -porque nada impuro llega a Dios y menos al cielo- las familias modernas se esfuerzan para que sus hijos No sean santos y menos consagrados sacerdotes o monjas.

Aterra ver el deslumbramiento que bajo la luz del sol produce la vela encendida, cuya llama hechiza de oropeles al alma , que, como la mariposa, vuela directo hacia su llama fulgurante, -aunque más allá este la luz del sol de justicia- y quema sus alas en el fuego, que la achicharra, para caer y morir miserablemente, arrastrándose sin poder volar.

Así, la sociedad actual no permite que sus hijos se ordenen, -para que disfruten de su vida y bienes-  con la excusa de que hay otros llamados, como la familia,  pero no se casan o, si se casan no tienen hijos, así, se dedican a una vida de vicios y placeres, que los acaban llevando a la condenación eterna, exactamente el ejemplo contrario de santa Mónica y san Agustín de Hipona.

El ejemplo de la sagrada Familia hoy es rechazado a favor de diversidades viciosas, exactamente como los faraones egipcios o los griegos, o cualquier tiempo de lo que ahora llaman clásico. La edad del paganismo ha vuelto y ahora ofrecen sus hijos a los sacrificios humanos del aborto, adornado de pastillas anticonceptivas, ignorando que todos son abortivos y que están matando no solo a sus hijos, lo que les garantiza un lugar al otro lado del rio estigia, que cruzaran guiados por un moderno Aqueronte que podríamos llamar moda, para llegar al Hades o Averno (el reino de los muertos). Reservado para satanás y sus cómplices.

1) Santa Helena (c. 250–330)

Patrocinó basílicas en Tierra Santa y Roma.

2) San Basilio Magno (329–379)

Dedicó bienes familiares a monasterios y obras de caridad.

3) San Gregorio Nacianceno (familia capadocia — madre Nona y hermana Macrina)

(s. IV, contemporáneos de Basilio)

La familia dedicó patrimonio a la vida monástica.

4) San Martín de Tours (316–397)

Fundó Ligugé con sus tierras donadas.

5) Santa Paula de Roma (347–404)

Usó su riqueza para instituciones religiosas en Belén. Ayudó a traducir la Biblia de san Gerónimo

6) San Agustín de Hipona (354–430)

Transformó propiedades familiares en monasterio.

7) San Patricio de Irlanda (c. 389–461)

Parte de su herencia contribuyó a obras de evangelización.

8) Santa Melanie la Joven (383–439)

Renunció a propiedades inmensas para fundar monasterios.

9) Santa Brígida de Kildare (451–525)

Fundó monasterios con tierras cedidas por nobles.

10) San Benito de Nursia (480–547)

Fundó Montecassino con tierras dedicadas a vida monástica.

11) Santa Escolástica (siglo VI)

Dedicó bienes familiares para comunidades benedictinas femeninas.

12) San Columba / Colum Cille (521–597)

Fundó Iona con apoyo de tierras concedidas.

13) San Gregorio Magno (Papa Gregorio I) (540–604)

Convirtió su villa privada en un monasterio.

14) Santa Radegunda de Poitiers (c. 518–587)

Abandonó bienes reales y fundó Santa Cruz de Poitiers.

15) San Beda el Venerable (673–735)

Su familia donó tierras al monasterio donde vivió y enseñó.

16) San Romualdo de Camáldoli (951–1027)

De nobleza italiana; fundó eremitorios con patrimonio.

17) San Bruno de Colonia (c. 1030–1101)

Fundó la Gran Cartuja en tierras cedidas.

18) San Hugo de Grenoble (1053–1132)

Donó propiedades y territorios para la Cartuja.

19) San Bernardo de Claraval (1090–1153)

Influyó en fundaciones cistercienses usando patrimonio familiar.

20) San Francisco de Asís (1182–1226)

Renunció a su herencia, restauró iglesias, fundó comunidades.

21) Santo Domingo de Guzmán (1170–1221)

Cedió bienes personales para su orden mendicante.

22) Santa Clara de Asís (1194–1253)

Donó bienes para fundar el monasterio de San Damián.

23) Santa Catalina de Siena (1347–1380)

La casa familiar se destinó a obras religiosas.

24) Santa Teresa de Jesús (1515–1582)

Usó bienes propios y familiares para fundar conventos reformados.

25) San Ignacio de Loyola (1491–1556)

Noble; renunció a propiedades y las puso al servicio de su obra educativa y espiritual.

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De #bottegadivina

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