Moisés es el ejemplo de un hombre que creció en la fe, por el ejercicio de la Fe.
Destinado al martirio al nacer, su madre, por Fe, lo pone en el Nilo; rescatado por la Princesa, contra todo pronostico, llega a ser par con el Faraón.
Su fe y sentido de la justicia lo llevan a detener una injusticia, pero su falta de moderación, lo alejan al desierto donde le espera la muerte y aprende a ser humilde.
Dios lo llama desde la zarza ardiente a rescatar su pueblo. El trata de desprenderse de semejante tarea pero su Fe le obliga a aceptar el encargo y una vez asumido lo hace con amor y Fe.
Con Fe en la palabra de Dios, va a los ancianos de Israel y al Faraón, que ven su Fe y su fe desata la fuerza de Dios 10 veces; las plagas mas pavorosas que el mundo ha visto, su fe es obediencia, Dios elige y la criatura no Duda. Aprende a entregarse en Fe.
Por obediencia y Fe cubre las puertas con la sangre del cordero que les salva de una muerte segura.
Su Fe y obediencia abre los mares, y por su Fe, recibe la ley de las manos de Dios.
Su fe y celo por Dios no toleran el Ídolo, rompe las tablas, manda matar a los Idolatras. Los que ofrezcan sacrificios a dioses extraños serán exterminados. Exo 22:19 «y perecieron aquel día unos tres mil del pueblo»Exo 32:28
Cuando escasea el agua en el desierto, Dios le ordena «hablad a la roca y esta os dará sus aguas» , aquí vemos la única duda que paso por su alma, golpeo la roca (2) dos veces. Brota el agua, Dios ha cumplido, pero la criatura ha dudado.
«Yahvé dijo entonces a Moisés y a Aarón: “Porque no habéis creído en mí, santificándome a los ojos de los hijos de Israel, no introduciréis vosotros a este pueblo en la tierra que yo les he dado.” Estas son las aguas de Meribá, donde los hijos de Israel se querellaron contra Yahvé, que les dio una prueba de su santidad. Num 20:12
Por esta «duda», que para el hombre de hoy no vale la pena, Dios lo castiga, por haber dudado, no entrará a la tierra prometida, toda la generación perece en el desierto, 3 millones de personas, el pueblo elegido.
Después de caminar durante cuarenta años, Moisés fue llamado por Dios “Sube a este monte de Abarim — el monte Nebo, en tierra de Moab, frente a Jericó — y contempla desde allí la tierra de Canaán, que voy a dar en posesión a los hijos de Israel;» y muere en ese monte que vas a subir y reúnete con tu pueblo, como murió Aarón, tu hermano, en el monte Hor y se reunió allí a los suyos;»porque pecasteis contra mí en medio de los hijos de Israel, en las aguas de Meribá, Deu 32:50
Nosotros hoy somos ese pueblo, reza, no vaya a ser que por la falta de Fe de algún pastor todos perezcamos, cubrámonos con la sangre del cordero de Dios y con fe absoluta en El, sin la menor duda, pidámosle que despierte; la barca hace agua, la tormenta es pavorosa, tenemos Fe en ti señor y sabemos que vendrás, aumenta nuestra Fe.
A quien Iremos? Tu tienes palabras de Vida Eterna.
Danos ese mana que diste a Moisés, ese pan bajado del cielo, para que fortalezca nuestra Fe.
«Permaneced en Mí como Yo permanezco en vosotros.» (Juan 15, 4)
Deuteronomio 13:1–5 ordena la muerte de quien incitara a apartarse de Yahvé
Deuteronomio 17:2–5 manda apedrear al que sirviera a dioses ajenos.
Éxodo 22:17,18 “A la hechicera no la dejarás con vida.”
Levítico 20:27: “Y el hombre o la mujer en quien haya espíritu de adivinación o de magia, de cierto morirán; los apedrearán.
La idolatría, apostasía y brujería son delitos capitales, punibles con pena de muerte, según san Moisés escribió en el Pentateuco. Por orden de Dios.

