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Arte Sacro

Para evitar el infierno, debes mencionarlo.

purgatorio ,antesala al Infierno

“Señor, no me arguyas en tu indignación. No me halle entre aquellos a quienes has de decir: id al fuego eterno que está preparado para el diablo y sus ángeles. Ni me corrijas en tu furor, sino purifícame en esta vida y vuélveme tal que ya no necesite de fuego corrector, atendiendo a los que han de salvarse, aunque, no obstante, como a través del fuego. ¿Por qué acontece esto si no es porque edifican aquí sobre el cimiento, leña, paja, heno? Si hubiesen edificado sobre el oro, plata, piedras preciosas, estarían libres de ambas clases de fuego, no sólo de aquel eterno, que ha de atormentar para siempre los impíos, sino también de aquel que corregirá a los que han de salvarse a través del fuego.”

“Cuando uno padece algún mal, por la perversidad o el error de un tercero, peca, ciertamente, el hombre que por ignorancia o injusticia causa un mal a cualquiera; pero no peca Dios, quien por un justo, aunque oculto designio, permite que esto suceda. .” Pero hay penas temporales que unos las padecen solamente en esta vida, otros después de la muerte y otros ahora y después.». De todas maneras, estas penas se sufren antes de aquel severísimo y definitivo juicio. “Mas no todos los que han de sufrir tras la muerte penas temporales caerán en las eternas“, que tendrán lugar después de juicio. Hará algunos, en efecto, a quienes se perdonará en el siglo futuro lo que no se les había perdonado en el presente; o sea, que no serán castigados con el suplicio eterno del siglo futuro, como hemos hablado más arriba”

“La mayor parte [de las personas], una vez conocida la obligación de la ley, se ven vencidos primeramente por los vicios que llegan a dominar; así se hacen transgresores de la ley. Luego buscan refugio y ayuda en la gracia, con la cual recuperarán la victoria, mediante una amarga penitencia y una lucha más enérgica, sometiendo primero el espíritu a Dios y logrando después el dominio sobre la carne. Quien quiera, pues, evitar las penas eternas no debe solamente bautizarse. Deberá santificarse siguiendo a Cristo. Así es como pasará del diablo a Cristo.” En cuanto a las penas expiatorias, nadie piense en su existencia si no es antes del último y temible juicio”

“No se puede negar que las almas de los difuntos son aliviadas por la piedad de los parientes vivos, cuando se ofrece por ellas el sacrificio del Mediador o cuando se hacen limosnas en la Iglesia. Pero estas cosas aprovechan a aquellos que, cuando vivían, merecieron que les pudiesen aprovechar después. Pues hay un cierto modo de vivir, ni tan bueno que no eche de menos etas cosas después de la muerte, ni tan malo que no le aprovechen mas hay tal grado en el bien, que el que lo posee no las echa de menos, y, al contrario, lo hay tal en el mal, que no puede ser ayudado con ellas cuando pasare de esta vida. Por lo tanto aquí adquiere el hombre todo el mérito con que pueda ser aliviado u oprimido después de la muerte. Nadie espere merecer delante de Dios, cuando hubiere muerto, lo que durante la vida despreció”

“Leemos en los Libros de los Macabeos que fue ofrecido un sacrificio por los difuntos. Y, a pesar de que en ningún otro lugar del Antiguo Testamento se lee esto, no es poca la autoridad de la Iglesia universal que se refleja en esta costumbre, cuando, en las oraciones que el sacerdote ofrece al Señor, nuestro Dios, sobre el altar, tiene su momento especial la conmemoración de los difuntos”

“En la patria no habrá lugar alguno para la oración, sino sólo para la alabanza. ¿Por qué no para la oración? Porque nada faltará. Lo que aquí es objeto de fe, allí será objeto de visión;lo que aquí se espera, allí se poseerá; lo que aquí se pide, se recibe allí. Con todo, en esta vida existe una cierta perfección, alcanzada por los santos mártires. A esto se debe el uso eclesiástico, conocido por los fieles, de mencionar el nombre de los mártires ante el altar de Dios, y no para orar por ellos, sino por los restantes difuntos de quienes se hace mención. Es hacerle una injuria rogar por un mártir, a cuyas oraciones debemos encomendarnos nosotros. Él luchó contra el pecado hasta derramar su sangre. A algunos, imperfectos todavía, pero sin duda parcialmente justificados, dice el Apóstol en la carta a los Hebreos: Todavía no habéis resistido hasta derramar en vuestra lucha contra el pecado» San Agustín

Concilio Ecuménico de Lyon en el 1245 y en el 1274 respectivamente:

“…Finalmente, afirmando la Verdad en el Evangelio que si alguno dijere blasfemia contra el Espíritu Santo, no se le perdonará ni en este mundo ni el futuro [Mt. 12, 32], por lo que se da a entender que unas culpas se perdonan en el siglo presente y otras en el futuro, y como quiera que también dice el Apóstol que el fuego probará cómo sea la obra de cada uno; y: Aquel cuya obra ardiere sufrirá daño; él, empero, se salvará; pero como quien pasa por el fuego [1 Cor. 3, 13 y 15]; y como los mismos griegos se dice que creen y afirman verdadera e indubitablemente que las almas de aquellos que mueren, recibida la penitencia, pero sin cumplirla; o sin pecado mortal, pero sí veniales y menudos, son purificados después de la muerte y pueden ser ayudados por los sufragios de la Iglesia; puesto que dicen que el lugar de esta purgación no les ha sido indicado por sus doctores con nombre cierto y propio, nosotros que, de acuerdo con las tradiciones y autoridades de los Santos Padres lo llamamos purgatorio, queremos que en adelante se llame con este nombre también entre ellos. Porque con aquel fuego transitorio se purgan ciertamente los pecados, no los criminales o capitales, que no hubieren antes sido perdonados por la penitencia, sino los pequeños y menudos, que aun después de la muerte pesan, si bien fueron perdonados en vida…”

“… Más, por causa de los diversos errores que unos por ignorancia y otros por malicia han introducido, dice y predica que aquellos que después del bautismo caen en pecado, no han de ser rebautizados, sino que obtienen por la verdadera penitencia el perdón de los pecados. Y si verdaderamente arrepentidos murieren en caridad antes de haber satisfecho con frutos dignos de penitencia por sus comisiones y omisiones, sus almas son purificadas después de la muerte con penas purgatorias o catarterias, como nos lo ha explicado Fray Juan; y para alivio de esas penas les aprovechan los sufragios de los fieles vivos, a saber, los sacrificios de las misas, las oraciones y limosnas, y otros oficios de piedad, que, según las instituciones de la Iglesia, unos fieles acostumbran hacer en favor de otros. Mas aquellas almas que, después de recibido el sacro bautismo, no incurrieron en mancha alguna de pecado, y también aquellas que después de contraída, se han purgado, o mientras permanecían en sus cuerpos o después de desnudarse de ellos, como arriba se ha dicho, son recibidas inmediatamente en el cielo”
En Los Stromata o Tapices (Στρωματεις) habla de la purificación por “fuego” que sufre el alma posterior a la muerte cuando no ha alcanzado la completa santidad.
“El creyente a través de gran disciplina se despoja de sus pasiones y pasa a la mansión mejor que la anterior, pasa por el mayor de los tormentos tomando sobre sí el arrepentimiento de las faltas que pudiera haber cometido después de su bautismo. Es torturado entonces todavía más al ver que no ha logrado lo que otros ya han adquirido. Los mayores tormentos son asignados al creyente porque la Justicia de Dios es buena y su bondad es justa y, estos castigos completan el curso de la expiación y purificación de cada uno” [10]

“Pero nosotros decimos que el fuego santifica no la carne, sino las almas pecadoras; refiriéndose no al fuego vulgar sino al de la sabiduría, que penetra el alma que pasa por el fuego”

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De #bottegadivina

Bottega Divina es un Canal dedicado a aplicar la tradición moral Cristiana a situaciones críticas en la política y la sociedad. Abogamos y velamos por la aplicación de los principios fundamentales de la sociedad, como el derecho natural, en los ámbitos políticos y sociales.

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