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Anatema

Denzinger, anatema herejía, condenación, excomunión y el Anticristo.

María dio a luz sin detrimento de su integridad virginal (de fe por razón del magisterio universal de la Iglesia).

La Iglesia ha creído siempre que el acto mismo del nacimiento de Cristo se realizó de un modo extraordinario; María tuvo un papel activo en este nacimiento (Mt 1, 25; Lc 2, 7), pero su parto se diferenció en el aspecto fisiológico del parto común de las demás mujeres. La explicación de este hecho extraordinario y misterioso hay que dejarla a la omnipotencia divina.

SAN AGUSTÍN dice: «En tales cosas la razón íntegra del hecho es la omnipotencia de quien lo hace» (Ep. 137, 2, 8); S.th. III 28, 2.

En la antigüedad cristiana impugnaron la virginidad de María en el parto: TERTULIANO (De carne Christi 23) y, sobre todo, Joviniano, adversario decidido del ideal cristiano de perfección virginal. En los tiempos modernos lo ha impugnado el racionalismo (Harnack: «una invención gnóstica»).

La doctrina de Joviniano («Virgo concepit, sed non virgo generavit») fue reprobada en un sínodo de Milán (390) presidido por SAN AMBROSIO (cf. Ep. 42), en el cual se hizo referencia al símbolo apostólico: «Natus ex Maria Virgine». La virginidad de María en el parto se halla contenida implícitamente en el título «Siempre Virgen» que le otorgó el V Concilio Universal de Constantinopla el año 553; Dz 214, 218, 227. Esta verdad es enseñada expresamente por el papa SAN LEÓN I en la Epístola dogmática ad Flavianum) () Ep) 28, 2), que fue aprobada por el concilio de Calcedonia. La enseñaron también expresamente el sínodo de Letrán (649) y el papa PABLO IV (1555); Dz 256, 993. PIO XII nos dice, en su encíclica Mystici Corporis: «Ella dio la vida a Cristo nuestro Señor con un parto admirable» («mirando partu edidit»). La fe universal de la Iglesia en este misterio halla también expresión en la liturgia. Cf. el responsorio de la v lección de la Natividad del Señor y el de la vm lección de la fiesta de su Circuncisión.

Is 7, 14 anuncia que la virgen dará a luz (en cuanto virgen). Los santos padres refieren también en sentido típico al parto virginal del Señor aquella palabra del profeta Ezequiel que nos habla de la puerta cerrada (Ez 44, 2; cf. SAN AMBROSIO, Ep. 42, 6; SAN JERÓNIMO, Ep. 49, 21), la del profeta Isaías sobre el parto sin dolor (Is 66, 7; cf. SAN IRENEO, Epid. 54; SAN JUAN DAMASCENO, De fide orth. iv 14) y la del Cantar de los Cantares sobre el huerto cerrado y la fuente sellada (Cant 4, 12; cf. SAN JERÓNIMO, Adv. Iov. 1 31; Ep. 49, 21).

SAN IGNACIO DE ANTIOQUÍA designa no sólo la virginidad de María, sino también su parto, como un «misterio que debe ser predicado en alta voz» (Eph. 19, 1). Claro testimonio del parto virginal de Cristo lo dan los escritos apócrifos del siglo 11 (Odas de Salomón 19, 7 ss; Protoevangelio de Santiago 19 s; Subida al cielo de Isaías n , 7 ss), y también escritores eclesiásticos como SAN IRENEO (Epid. 54; Adv. haer. m 21, 4-6), CLEMENTE ALEJANDRINO (Strom. vn 16, 93), ORÍGENES ( In Lev. hom. 8, 2; de otra manera en In Luc. hom. 14). Contra Joviniano escribieron SAN AMBROSIO (Ep. 42, 4-7), SAN JERÓNIMO (Adv. Jov. 1 31; Ep. 49, 21) y SAN AGUSTÍN (Enchir. 34), quienes defendieron la doctrina tradicional de la Iglesia. Para explicar de forma intuitiva este misterio, los padres y teólogos se sirven de diversas analogías: la salida de Cristo del sepulcro sellado, el modo con que Él pasaba a través de las puertas cerradas, como pasa un rayo de sol por un cristal sin romperlo ni mancharlo, la generación del Logos del seno del Padre, el brotar del pensamiento en la mente del hombre. http://infocatolica.com/blog/apologeticamundo.php/1207070732-sobre-la-virginidad-de-maria

De la virginidad de la B. V. M.

[De la Carta 9 Accepi litteras vestras a Anisio, obispo de Tesalónica, de 392]

A la verdad, no podemos negar haber sido con justicia reprendido el que habla de los hijos de María, y con razón ha sentido horror vuestra santidad de que del mismo vientre virginal del que nació, según la carne, Cristo, pudiera haber salido otro parto. Porque no hubiera escogido el Señor Jesús nacer de una virgen, si hubiera juzgado que ésta había de ser tan incontinente que, con semen de unión humana, había de manchar el seno donde se formó el cuerpo del Señor, aquel seno, palacio del Rey eterno. Porque el que esto afirma, no otra cosa afirma que la perfidia judaica de los que dicen que no pudo nacer de una virgen. Porque aceptando la autoridad de los sacerdotes, pero sin dejar de opinar que María tuvo muchos partos, con más empeño pretenden combatir la verdad de la fe.

 

Que es sagrado?

*El monte Sinaí donde Dios se le presento a Moisés, no podía ser profanado pisándolo, porque era un lugar sagrado.

*El arca de la alianza no podía ser tocada, porque aunque esta solo contenía reliquias, la presencia de Dios se presentaba en medio de los dos arcángeles.

* María tuvo a Jesús, Dios mismo dentro de su vientre, cuerpo sangre y espíritu. Es sagrada.

Citas de la Sagrada Escritura

Dijeronle los discípulos: Si tal es la condición del hombre con la mujer, no conviene casarse. El les contestó: No todos entienden esto, sino aquellos a quienes ha sido dado. Porque hay eunucos que nacieron así del vientre de su madre, y hay eunucos que fueron hechos por los hombres, y hay eunucos que a si mismos se han hecho tales por amor del reino de los cielos. El que pueda entender, que entienda. Mt l9~ 10-12.

Dijo María al ángel: ¿Cómo podrá ser esto, pues yo no conozco varón? El ángel le contestó y dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la virtud del Altisimo te cubrirá con su sombra, y por esto el hijo engendrado será santo, será llamado Hijo de Dios. Lc 1,34-3S.

Quisiera yo que todos los hombres fueran como yo; pero cada uno tiene de Dios su propio don: este, uno; aquél, otro. 1Co 7,7.

El casado ha de cuidarse de las cosas del mundo de cómo agradar a su mujer, y así está dividido. La mujer no casada y la doncella sólo tienen que preocuparse de las cosas del Señor, de ser santas en cuerpo y en espíritu. Pero la casada ha de preocuparse de las cosas del mundo, de agradar al marido. Esto os lo digo para vuestra conveniencia, no para tenderos un lazo, sino mirando a lo que es decoroso y fomenta el trato asiduo con el Señor sin distracción. Si alguno estima indecoroso para su hija doncella dejar pasar la flor de la edad y que así deba ocurrir, haga lo que quiera; no peca; que la case. Pero el que, firme en su corazón, no necesitado, sino libre y de voluntad, determina guardar virgen a su hija, hace bien. Quien, pues, casa a su hija doncella hace bien, y quien no la casa hace mejor. 1Co 7,33-38.

Estos son los que no se mancharon con mujeres y son vírgenes. Estos son los que siguen al cordero adondequiera que va. Estos fueron rescatados de entre los hombres, como primicias para Dios y para el Cordero, y en su boca no se halló mentira: son inmaculados. Ap 14,1-5.

Elección libre por amor a Dios

 

La virginidad no es mandada, sino para aconsejada y 5495 deseada (SAN AMBROSIO, Trat. sobre las vfrgenes,1).

5496 Y porque sé de no pocas jóvenes que, deseosas de consagrar a Dios su virginidad, no lo consiguieron por estorbárselo sus madres (. . . ), a tales madres dirijo ahora mi discurso y pregunto: ¿no son libres vuestras hijas para amar a los hombres y elegir marido entre ellos, amparándolas la ley en su derecho aun contra vuestra voluntad? Y las que pueden libremente desposarse con un hombre, ¿no han de ser libres para desposarse con Dios? (SAN AMBROSIO Trat. sobre las vírgenes,1).

5497 Quienes se hayan dedicado a Cristo, apartándose de la concupiscencia carnal, se entreguen a Dios tanto en el espíritu como en la carne [. . . ], y que no traten de adornarse ni de agradar a nadie más que a su Señor (SAN CIPRIANO, Sobre el modo de proceder de las vfrgenes,4).

5498 ¿Quién os ha dicho que, siendo libre la mujer para elegir esposo, no lo sea para consagrarse a Dios? ¿Tanto cambiaron las cosas, que haya venido a ser culpa y agravio de la Religión la defensa de la integridad corporal y la invitación a la virginidad, predicadas continuamente por el sacerdote santo como oficio propio de su sagrado ministerio? (SAN AMBROSIO, Trat. sobre la virginidad,27).

5499 La virginidad misma no merece honores por ser virginidad, sino por estar dedicada al Señor [. . . ]. Ni tampoco nosotros elogiamos en las vírgenes el que sean vírgenes, sino el que lo sean con pía continencia por estar consagradas a Dios (SAN AGUSTIN, Sobre la santa virginidad,8).

5500 Tal es la finalidad principal y la razón María de la virginidad cristiana, a saber, dirigirse únicamente a las cosas divinas poniendo en ello la mente y el corazón; querer en todas las cosas agradar a Dios, pensar en El constantemente y consagrarle por completo cuerpo y espíritu (Pto XII, Enc. Sacra virginitas,25-3-1954, n. 5).

5501 El celibato y la castidad perfecta dan al alma, al corazón y a la vida externa de quien los profesa, aquella libertad de la que tanta necesidad tiene el apóstol para poderse prodigar en el bien de las otras almas. Esta virtud que hace a los hombres espirituales y fuertes, libres y ágiles, los habitúa al mismo tiempo a ver a su alrededor almas y no cuerpos, almas que esperan luz de su palabra y de su oración, y caridad de su tiempo y de su afecto.

Debemos amar mucho al celibato y la castidad perfecta, porque son pruebas concretas y tangibles de nuestro amor de Dios y son, al mismo tiempo, fuentes que nos hacen crecer continuamente en este mismo amor. (S. CANALS. Ascética ‘neditada, p. 93).

Virginidad, humildad y caridad

 

5502 Puesto que la perpetua continencia, y más aún la virginidad, es un espléndido don de Dios en los santos, preciso es velar con suma vigilancia, no sea que se corrompa con la soberbia. Y cuanto mayor me parece este bien, tanto más temo que traidoramente lo arrebate la soberbia. Ese don de la virginidad nadie lo guarda mejor que Dios, pues El mismo la concedió; y Dios es caridad. Por lo tanto, la guardiana de la virginidad es la caridad, pero el castillo de tal guardia es la humildad (SAN AGUSTIN, Sobre la santa virginidad,33).

5503 No es fecunda la virginidad tan sólo por las obras exteriores a que pueden dedicarse por completo y con facilidad quienes la abrazan; lo es también por las formas más perfectas de caridad hacia el prójimo, cuales son las ardientes oraciones y los graves sufrimientos voluntarios y generosamente soportados por tal finalidad (Pto XII, Enc. Sacra vi#ginitas,25-3-54).

5504 Hermosa es la unión de la virginidad y de la humildad; y no poco agrada a Dios aquella alma en quien la humildad engrandece a la virginidad y la virginidad adorna a la humildad (SAN BERNARDO, Hom. sobre la Virgen Madre,1).

 

Matrimonio y v¡rginidad

5505 La santa virginidad supera en excelencia al matrimonio. Ya el Divino Redentor la había propuesto a sus discípulos como un consejo de vida más perfecta (cfr. 1Co 7,33). [. . . ] La virginidad consagrada a Dios es por sí misma una expresión tal de fe en el reino de los cielos y una prueba tal de amor al Divino Redentor, que no es de maravillar el que produzca tamaños frutos de santidad [… ].

Recientemente hemos condenado, con tristeza de nuestra alma, la opinión de los que llegan a defender que el matrimonio es el único medio de asegurar a la persona humana su incremento natural y su debida perfección: afirman que la gracia divina, conferida por el sacramento del matrimonio ex opere operato, hace tan santo el uso del matrimonio que lo convierte en instrumento más eficaz aún que la misma virginidad para unir las almas con Dios. Doctrina ésta, que hemos denunciado como falsa y muy peligrosa. Verdad es que este sacramento concede a los esposos la gracia divina para cumplir santamente sus deberes conyugales, y que afianza los lazos del amor que recíprocamente les unen [. . . J.

506 La virginidad y el celibato por el Reino de Dios no sólo no contradicen la dignidad del matrimonio, sino que la presuponen y la confirman. El matrimonio y la virginidad son dos modos de expresar y de vivir el único Misterio de la Alianza de Dios con su pueblo. Cuando no se estima el matrimonio, no puede existir tampoco la virginidad consagrada; cuando la sexualidad humana no se considera un gran valor donado por el Creador, pierde significado la renuncia por el Reino de los cielos (JUAN PABLO II, Exhortac. Apost. Familiaris consortio,22-XII-1981,  FC 16).

5507 Buena obra hace la que se casa; pero la que no se casa, hace mejor. Aquélla no peca escogiendo matrimonio, mas la virgen gozará de la eternidad, brillando perpetuamente en la gloria [. . . ]. No condeno a la casada, pero alabo fervorosamente a la virgen (SAN AMBROSIO, Trat. sobre las vírgenes,1).

5508 Quien condena al matrimonio, priva también a la virginidad de su gloria; en cambio, quien lo alaba, hace la virginidad más admirable y luminosa. Lo que parece un bien solamente cuando es comparado con un mal, no es un bien demasiado grande; pero lo que es considerado como algo más excelente que los bienes considerados por todos como tales, es, ciertamente, un gran bien. (SAN JUAN CRISÓSTOMO, Trat. sobre la virginidad,10).

5509 Su condenación (del matrimonio) llevaría aparejada la de nuestro nacimiento, que no podría ser cosa buena siendo malo su origen. Por eso no van contra él mis alabanzas a la santa virginidad, ni pretendo con ellas alejar del matrimonio a los hombres, sino mostrarles un don precioso, que por ser desconocido de muchas almas tiene pocos devotos en el mundo, al revés del matrimonio, que nadie ignora, buscan muchos y a todos es lícito (SAN ANBROSIO, Trat. sobre las vfrgenes,1).

5510 La virginidad mantiene viva en la Iglesia la conciencia del misterio del matrimonio y lo defiende de toda reducción y empobrecimiento.

Haciendo libre de modo especial el corazón del hombre (cfr. 1Co 7,32), [. . . ] la virginidad testimonia que el Reino de Dios y su justicia son la perla preciosa que se debe preferir a cualquier otro valor aunque sea grande, es más, que hay que buscarlo como el único valor definitivo. Por eso, la Iglesia, durante toda su historia, ha defendido siempre la superioridad de este carisma frente al del matrimonio, por razón del vínculo singular que tiene con el Reino de Dios.

Aun habiendo renunciado a la fecundidad física, la persona virgen se hace espiritualmente fecunda, padre y madre de muchos, cooperando a la realización de la familia según el designio de Dios. (JUAN PABlO II, Exhortac. Apost. Fainiliaris consortio, n. 16).

En María quedó consagrada la virginidad

5511 La virginidad está consagrada en María y en Cristo (SAN JERÓNIMO, Epístola 22, a Eustaquio).

5512 La dignidad virginal comenzó con la Madre de Dios (SAN AGLSTIN, Sermón 5]).

5513 (Dios) amó tanto a esta virtud, que no quiso venir al mundo sino acompañado de ella, naciendo de Madre virgen (SAN AMBROSIO, Trat. sobre las vírgenes,1). (Fdez-Carvajal: Antologia – VIRGINIDAD)

Por #bottegadivina

Bottega Divina es un Canal dedicado a aplicar la tradición moral Cristiana a situaciones críticas en la política y la sociedad. Abogamos y velamos por la aplicación de los principios fundamentales de la sociedad, como el derecho natural, en los ámbitos políticos y sociales.

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