Corpus Christi (en latín, «Cuerpo de Cristo») o Solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo, antes llamada Corpus Domini.
La presencia Real de Jesucristo en el Santísimo Sacramento.
La celebración se lleva a cabo el jueves posterior a la solemnidad de la Santísima Trinidad, que a su vez tiene lugar el domingo siguiente a Pentecostés (es decir, el Corpus Christi se celebra 60 días después del Domingo de Resurrección).
“Mientras estaban comiendo, tomó Jesús pan y lo bendijo, lo partió y, dándoselo a sus discípulos, dijo: «Tomad y comed, esto es mi cuerpo». Luego tomó un Cáliz y, dadas las gracias, se lo dio diciendo: ‘Tomad y bebed todos de él, porque éste es el cáliz de mi sangre, sangre de la Alianza nueva y eterna que será derramada por vosotros y por todos los hombres para el perdón de los pecados” (Mt 26, 26-28; Mc 14, 22-25; Lc 22, 15-20; 1 Cor 11, 20-25).
1) Una mañana del año 700, mientras celebraba la Santa Misa, un monje de la Orden de San Basilio, -estaba siendo atacado fuertemente por la duda sobre cómo puede la hostia ser carne y el vino sangre de Cristo- después de haber pronunciado las solemnes palabras de la consagración, vio como la Santa Hostia se convirtió en un círculo de carne y el vino en sangre visible. Estaba ante un fenómeno sobrenatural visible, que lo hizo temblar y comenzó a llorar incontrolablemente de gozo y agradecimiento.
Estuvo parado por un largo rato, de espaldas a los fieles, como era la misa en ese tiempo. Después se volteó despacio hacia ellos, diciéndoles: ¡Oh, afortunados testigos a quienes el Santísimo Dios, para destruir mi falta de fe, ha querido revelárseles El mismo en este Bendito Sacramento y hacerse visible ante nuestros ojos! Vengan, hermanos y maravíllense ante nuestro Dios tan cerca de nosotros. Contemplen la Carne y la Sangre de Nuestro Amado Cristo.
Las personas se apresuraron a ir al altar y, al presenciar el milagro, empezaron a clamar, pidiendo perdón y misericordia. Otras empezaron a darse golpes de pecho, confesando sus pecados, declarándose indignas de presenciar tal milagro.
Otros se arrodillaban en señal de respeto y gratitud por el regalo que el Señor les había concedido. Todos contaban la historia por toda la ciudad y por todos los pueblos circunvecinos.
La carne se mantuvo intacta, pero la sangre se dividió en el cáliz, en 5 partículas de diferentes tamaños y formas irregulares. Los monjes decidieron pesar las partículas y descubren fenómenos particulares sobre el peso de cada una de ellas. Inmediatamente la Hostia y las cinco partículas fueron colocadas en un relicario de marfil.
La Carne y la Sangre actualmente visibles no solo son la Carne y la Sangre de Jesús como en toda Hostia consagrada, sino que mantiene hasta la actualidad los accidentes propios de carne y sangre humana. La Carne, desde 1713, se conserva en un artístico Ostensorio de plata, de la escuela napolitana, finamente cincelado.
La Sangre está contenida en una rica y antigua ampolla de cristal de Roca. La Hostia-Carne aún se conserva muy bien. El tamaño de la hostia es como las hostias que el sacerdote eleva en las misas hoy día. Es ligeramente parda y adquiere un tinte rosáceo si se ilumina por el lado posterior. La sangre coagulada tiene un color terroso que tiende al amarillo ocre.
El Milagro de Lanciano es un continuo milagro. La Hostia convertida en Carne y el Vino convertido en Sangre, sin el uso de ningún preservativo, están aún presentes en el relicario, en 1574 se hicieron pruebas de la Carne y la Sangre y se descubrió un fenómeno inexplicable. Las cinco bolitas de Sangre coagulada son de diferentes tamaños y formas. Pero cualquier combinación pesa en total lo mismo. En otras palabras, 1 pesa lo mismo que 2, 2 pesan lo mismo que 3, y 3 pesan lo mismo que 5. Este resultado está marcado en una tabla de mármol en la Iglesia. A través de los años se han hecho muchas investigaciones. Nuestro Señor se ha permitido ser pinchado y cortado, examinado a través de microscopio y fotografiado.
2) En el año 1263, mientras un sacerdote celebraba la misa en la iglesia de la localidad de Bolsena (Italia), al romper la hostia consagrada brotó sangre.
Santo Tomás de Aquino prepara los textos para el Oficio y Misa propia del día, que incluye himnos y secuencias, como Pange Lingua o Lauda Sion, Panis angelicus, Adoro te devote, Verbum Supernum Prodiens el himno de adoración Tantum Ergo. Queda instituido el Corpus Christi con la ayuda de uno de los santos mas queridos.
Que es el cuerpo de cristo?
“Yo soy el pan de la vida. Vuestros padres comieron el maná en el desierto y murieron; este es el pan que baja del cielo, para que quien lo coma no muera. Yo soy el pan vivo, bajado del cielo. Si uno come de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo le voy a dar, es mi carne por la vida del mundo.» Discutían entre sí los judíos y decían: «¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?» Jesús les dijo: «En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo le resucitaré el último día. Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí, y yo en él”. JUAN 6:48-56
Marta Robin vivió más de 50 años alimentada exclusivamente de la Eucaristía, sin comer ni beber nada distinto.
Teresa Neumann, Se confirma que vivió durante 40 años sin comer ni beber, sólo con la Eucaristía.
Alessandrina Maria da Costa vivió 17 años sólo de la Eucaristía.
Anna Catalina Emmerick, vivió 15 años alimentándose exclusivamente de la Eucaristía
Luisa Picarretta, cerca de 70 años no tomó más alimento sólido que la Eucaristía
Santa Catalina de Siena, durante meses sólo vivía de la Eucaristía.
San Onofre Anacoreta. Un ángel le llevaba pan y los domingos la Eucaristía. Vivió de esta forma por 60 años
En el Antiguo Testamento está Elías que se alimentó con el pan que le bajó el ángel para que no muriera en el desierto; ese pan de Elías ya nos prefigura la Eucaristía.
Pero el caso más admirable son los 2 millones de judíos que vivieron 40 años en el desierto alimentándose casi exclusivamente del pan bajado del cielo. “Partieron los hijos de Israel de Ramesés para Sucot en número de unos seiscientos mil infantes, sin contar los niños”.(ni mujeres) Exo 12:37
Esto confirma que no necesitamos más, No entendimos a Jesús, no obedecemos a Jesús, vivimos para conocerle amarle y servirle, pero el engañador te hace creer que necesitas carreras, joyas, casas, viajes y pecados, de modo que pierdas tu alma inmortal.