Destilad, cielos, el rocío; lloved, nubes, al Justo. No te enojes Señor, no te acuerdes más de nuestra maldad. La ciudad del Santo está desierta; Sión ha quedado arrasada, Jerusalén, desolada, la casa de tu santidad y tu gloria, donde te alabaron nuestros padres. Destilad, cielos, el rocío; lloved, nubes, al Justo. Hemos pecado y […]
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