Cuando se apareció la virgen de Lourdes, hace mas de 150 años, hubo muchas otras falsificaciones-apariciones diabólicas valiéndose de “videntes” de dudosa reputación, esto lo hace el enemigo para ahogar la verdad en un mar de mentiras.
“Hermano Léobard, director de las escuelas de Lourdes: El diablo hizo surgir una infinidad de visionarios. Los vimos librarse a las más grandes extravagancias. ¿Veían algo? Sí, y tenemos motivos para creer que muchos de ellos han visto al espíritu maligno, bajo formas diversas . . . Muchos de mis alumnos pretendieron haber visto apariciones. Faltaban a menudo al colegio . . . Sus extravagancias se produjeron no sólo en la Gruta, y en un arroyo abajo de la ladera de la Basílica, sino también en casa de ellos, donde habían improvisado pequeñas capillas. . .» “Hermano Córase: Una multitud de niños y niñas pretendieron haber visto a la Virgen Santísima. Los he encontrado en el camino de la Gruta. Llevaban una vela en la mano y se arrodillaban junto a los charcos… En oportunidad de uno de estos encuentros, un hombre me dijo: «Mi hijita también ve a la Santísima Virgen, en la Gruta; ¡son tantos los que la ven!» Yo consideré todo esto como pura comedia, y me asaltaron dudas muy grandes con respecto a las visiones de Bernadette a las cuales yo no había asistido nunca . . »
Los falsos visionarios se reconocieron por detalles como este: «Cada uno de ellos llevaba un rosario en la mano; pero todos los rosarios eran nuevos y no estaban benditos; no querían otros. Tenían los rosarios colgando, con el Cristo a la altura de los ojos, y movían el rosario delante de sus rostros; hacían corriditas en todas direcciones, medio agachados, con el rostro contorsionado y gritando” Hemos de tener mucho cuidado con cualquier manifestación sobrenatural ya que el enemigo nos hace creer en engaños porque los imitadores y los milagros dudosos crean duda en los espíritus y hacen perder la Fe. Es el príncipe de la mentira y busca con mentiras esconder la verdad.
La humilde jovencita escogida para tan gran misión, permaneció después de las apariciones como era antes, es decir la Virgen se encargo de conservarla sencilla, humilde y modesta. No le gustaban el bullicio ni la popularidad.
Pasaba como una mas, excepto por sus virtudes, por su inocencia, su candor y rectitud en su obrar. Hizo su primera comunión el mismo año 1858, el 3 de junio, día de Corpus Christi. Nada espectacular sucedió excepto que ella había piadosamente recibido a Jesús.
Dios seguía visitándola, no con brillantes apariciones, sino por la prueba amarga de los sufrimientos: de la incomprensión, burla, casi siempre estaba enferma, soportaba dolores de toda clase, recogida y resignada con paciencia. Sufría de asma crónica, tuberculosis, vómitos de sangre, aneurisma, gastralgia, tumor de una rodilla, caries en los huesos, abscesos en los oídos que le ocasionaron sordera, que esta se le quito hasta un poco antes de su muerte.

La Virgen le dijo a Bernardette: «No te prometo hacerte feliz en este mundo, sino en el próximo». Y estas palabras de la Virgen se cumplieron plenamente en nuestra santa. Mucho tuvo que sufrir durante su vida hasta su muerte a los 35 años. La salud de Bernardette era muy delicada, muchas veces tenía que estar en cama con fiebre; tenía días bien críticos con ataques de asma que muchas veces eran bien dolorosos.
Muchos encontraban cura en la fuente de Lourdes, pero no Bernardette. Un día le preguntaron: «¿No tomas del agua de la fuente?. Estas aguas han curado a otros, ¿por qué no a ti?. Esta pregunta insidiosa pudo haberse convertido en una tentación para Bernardette en no creer en la aparición, pero ella no se turbó. Le respondió:
«La Virgen Santísima quizás desea que yo sufra. Lo necesito»
¿Porqué tu más que otros?
-«El buen Dios solo lo sabe».
¿regresas algunas veces a la gruta?
– «Cuando el Párroco me lo permite».
¿Porqué no te lo permite todo el tiempo?
-«Porque todos me seguirían».
Antes habías ido aún cuando se te había prohibido
– «eso fue porque fui presionada.»
La Virgen Santísima te dijo que serías feliz en el otro mundo, así que estas segura de ir al cielo.
– «Oh no, eso será solo si obro bien».
¿Y no te dijo Ella que hacer para ir al cielo?
-«Nosotros lo sabemos muy bien; no es necesario que yo lo diga».