La biblia habla de muchos pastores
“Fue Abel pastor y Caín labrador” (Gen 4,2);
«Jacob siguió apacentando el resto del ganado de Labán» (Gen 30,36);
“José apacienta el ganado con sus hermanos (Gen 37,2);
“Moisés es pastor del ganado de Jetró (Ex 3,1);
“David es pastor de ovejas (1 Sam 11,11)
El Mesias mismo es El Buen Pastor, Jesús se identifica a sí mismo como Él.
Les aseguro que yo soy la puerta de las ovejas” (Juan 10,7).
“Les aseguro que el que no entra por la puerta en el aprisco de las ovejas, sino que salta por otra parte, ése es ladrón y bandido; pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas” (10,1.) Para ser del buen pastor hay que entrar a través de Jesús, entendido como la puerta.
“Ya sabemos de que viven las ovejas, pero, ¿de qué vive el hombre?”.
El hombre vive de la verdad y de ser amado por la Verdad.
Jesús, como palabra de Dios hecha carne, no es sólo el pastor, sino también el alimento, el verdadero “pasto”, se entrega a sí mismo para darnos la vida. «El Camino, La Verdad y la Vida».
Sale en busca de la oveja perdida, la carga sobre sus hombros y la trae de vuelta a casa. Se encarna como ser humano para cargar la oveja, la humanidad, sobre sus hombros. En su encarnación y en su cruz conduce a la oveja perdida.
“El Verbo hecho hombre es el verdadero portador de la oveja, el Pastor que nos sigue por las zarzas y los desiertos de nuestra vida. Llevados en sus hombros llegamos a casa. Ha dado la vida por nosotros. Él mismo es la vida.” Benedicto XVI
“Conducir es la acción de Yavéh con su pueblo, a lo largo de la historia, bajo la imagen del pastor” (Salmo 23,3; 28,9; 78,53; Is 49,10; 58,11)»
La infidelidad consiste en rechazar al pastor.
“Tampoco los sacerdotes preguntaron: ¿Dónde está Yahvé? los depositarios de la Ley me desconocieron y los pastores se insurreccionaron contra mí. También los profetas se hicieron profetas de Baal y se fueron tras de los que nada valen”. Jer 2:8
«El señor es mi pastor; nada me falta.»
Me hace recostar en verdes pastos y me lleva a frescas aguas.
Recrea mi alma, me guía por las rectas sendas por amor de su nombre.
Aunque haya de pasar por un valle tenebroso, no temo mal alguno, porque tú estás conmigo. Tu vara y tu cayado son mis consuelos.
Tú dispones ante mí una mesa enfrente de mis enemigos. Derramas el óleo sobre mi cabeza, y mi cáliz rebosa.
Sólo bondad y benevolencia me acompañan todos los días de mi vida; y moraré en la casa de Yahvé por dilatados días».Salmo 23
«Él apacentará su rebaño como pastor, Él le reunirá con su brazo, Él llevará en su seno a los corderos y cuidará a las paridas». Dios fue guía del pueblo en el desierto y lo sigue siendo después: «Él, cierto, es nuestro Dios, y nosotros el pueblo de sus pastos, el rebaño conducido por su mano. ¡Si escucharais hoy su voz! » (Salmo 95,7; Salmo 80,2).
Y tú, Belén…, pues de ti saldrá un jefe que regirá mi pueblo Israel» Mt 2,6; Miq 5,1
Jesús se compadece de las muchedumbres, porque estaban «como ovejas sin pastor» (Mt 9,37; Me 6,34;. Num 27,17; Ez 34,5);
Es el enviado a las ovejas perdidas de Israel (Mt 15,24).
En Jesús se cumple la profecía del pastor herido:
«Heriré al pastor y se dispersarán las ovejas del rebaño» (Mt 26,31; Mc 14,27; Zaca 13,7).
El Hijo del hombre, se compara al pastor que separa las ovejas de los cabritos (Mt 25,32).
“Los apacentará y guiará a las fuentes de la vida y Dios enjugará toda lágrima de sus ojos» (Apc 7,17).
En la Epístola a los hebreos (13,20) se llama a Cristo «el gran pastor de las ovejas»; en 1 Pe 2,25 «pastor y guardián de vuestras almas», y en 1 Pe 5,4 “pastor supremo”, «el buen pastor», y sus ovejas: llama a cada una por su nombre; va delante de ellas; las ovejas le siguen, porque conocen su voz (Juan 10,34.27; Is 40,11; Ez 34,1123).
La última aparición de Jesus resucitado, la hace a Pedro pastor de su rebaño, dijo Jesús a Simón Pedro:
“Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos? El le dijo: Sí, Señor, tú sabes que te amo. Díjole: Apacienta mis corderos.
Por segunda vez le dijo: Simón, hijo de Juan, ¿me amas? Pedro le respondió: Sí, Señor, tú sabes que te amo. Jesús le dijo: Apacienta mis ovejas.
Por tercera vez le dijo: Simón, hijo de Juan, ¿me amas? Pedro se entristeció de que por tercera vez le preguntase: ¿Me amas? Y le dijo: Señor, tú lo sabes todo, tú sabes que te amo. Díjole Jesús: Apacienta mis ovejuelas.
(juan 21,16-17)