El Señor resucitado, antes de despedirse de sus discípulos, les mandó ir hasta los confines del mundo, para anunciar a toda criatura la buena noticia de Jesucristo, y para bautizar a todos los hombres en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Uno de estos apóstoles fue Tomás, quien dudó de la Resurrección del Señor.
El apóstol Tomás se dirigió hacia Oriente, llegando hasta el sur de la India.
Allí encontraron los portugueses, cuando llegaron a finales del siglo XV, comunidades cristianas en Kerala, esa Iglesia conservó, la tradición de la predicación del apóstol Santo Tomás.
Marco Polo, en el libro de sus relatos relata que allí, cerca del Estrecho de Ceilán, se encuentran las reliquias del santo apóstol. El lugar se llama Chennay, y está situado en la costa oriental de la India.
Tras la llegada de los portugueses, esta Iglesia se unió a Roma, si bien fueron varias las vicisitudes en cuanto al rito que seguían. Sobre esa tumba se levanta hoy una basílica en estilo neogótico. Un sencillo altar invita a la veneración de las reliquias del santo Tomás.