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Castigo de Dios

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Los teólogos judíos Amoraim atribuyeron la destrucción del Templo y de Jerusalén como un castigo de Dios…

Para los cristianos, es el completo cumplimiento de la profecía de Jesucristo.

Antes del año 70 vivían dos millones y medio de judíos en Judea y bastante más de cuatro millones en la diáspora romana.
De los que vivían en Judea alrededor de 1.200.000 fueron asesinados por los romanos según Flavio Josefo.
Tito se negó a aceptar una corona de la victoria decretada por el Senado de Roma, ya que «no hay mérito en derrotar un pueblo abandonado por su propio Dios».

Muchos creyeron en Jesús y se convirtieron ante la contundencia de la resurrección y las profecías cumplidas.
Entonces los fariseos empezaron a quitar la condición de judío a los hijos de cristianos-Judíos y a destruir las comunidades de cristianos conversos arrasando matando y quemando. En Chipre los judíos masacraron a la población cristiana siendo reprimidos después por Roma con toda severidad.

Todo esto trajo consecuencias gravísimas para los judíos, ya que cada vez era mayor el odio que se les tenía por todo el Imperio. En cada ciudad donde había una comunidad judía sus habitantes, ciudadanos romanos o no, sentían cada vez mayor desprecio y animadversión contra ellos sucediéndose los incidentes que presagiaban un nuevo derramamiento de sangre.

Adriano, harto de la situación, ordenó una serie de medidas muy duras como la prohibición de la circuncisión.
Por todo el Mediterráneo los judíos atacaron a los cristianos provocando de nuevo las consabidas matanzas.

En 135 Severo toma Jerusalén y se termina con los últimos reductos aislados.

El emperador Adriano no se anduvo con contemplaciones. Romanos y no romanos pedían un escarmiento ejemplar y Adriano dictó las condiciones de la derrota. Esta vez no les dejaría ni la tierra. El judaísmo fue prohibido en la Tierra Prometida de Israel y el pueblo judío dispersado en una diáspora que despobló Palestina. El sacrifico desapareció y los fariseos se hicieron al control absoluto y exclusivo de los que continuaron siendo judios.

Los que terminaron pagando fueron los Cristianos. Predicaban el amor y no se defendian, los judios canalizaron hacia ellos el odio. Finalmente su lider era un crucificado.

Trajano fue a Antioquía y exigió que todos sacrificaran a los dioses. Ignacio, obispo de Antioquía y pupilo del apóstol Juan, se rehusó y fue martirizado al ser arrojado a los animales salvajes. Ignacio escribió esto a Policarpo, otro discípulo de Juan, camino a Roma: «Que el fuego, la horca, los animales salvajes, los huesos quebrados, el desmembramiento, los moretones en todo el cuerpo, y los tormentos del diablo y del infierno mismo vengan sobre mí, para que pueda ganar a Cristo Jesús». Todos los asistentes al Coliseo abrazaron su Fe.

Tertuliano, escribiendo en 196 d.C., dijo: «Los cristianos tienen la culpa de todo desastre público y toda desgracia que sobreviene al pueblo. Si el Tíber sube hasta los muros, si el Nilo no sube e inunda los campos, si el cielo retiene la lluvia, si hay un terremoto o hambre o plaga, enseguida surge el clamor: ‘¡Los cristianos a los leones!'». Todos los emperadores en mayor o menor medida persiguieron a los cristianos, los emperadores Decio y Diocleciano culparon a los cristianos por las invasiones de los godos y los desastres naturales.
Entre el año 303 y 311, la iglesia soportó persecuciones tan terribles que todo lo que ocurrió anteriormente fue olvidado.
Nunca se sabrá realmente el número de millones muertes que produjo esta especie de posesión Satánica del mundo Romano y Neopagano contra los cristianos de ayer y de hoy.
Entre 303 y 304 d.C. se emitió un edicto por el cual «Las iglesias cristianas debían ser quemadas», «todas las copias de la Biblia debían ser quemadas; todos los cristianos fueron privados de cargos públicos y derechos civiles; y finalmente, todos, sin excepción, debían hacer sacrificios a los dioses so pena de muerte» además «que todas las provisiones en los mercados debían ser rociadas con vino del sacrificio (a los Idolos)», los cristianos tenían que cometer apostasía o morirse de hambre, se consideraba que los cristianos odiaban a la raza humana (odium generis humani).

Si no eres pecador eres inhumano y mereces morir.

Ese sigue siendo el concepto del cristianismo para los paganos, como lo demuestran las masacres contra los cristianos en Irak, Siria, Libia, África y como lo explica Benedicto XVI, el martirio sutil de hacer a un lado al cristiano impidiéndole surgir en la empresa y la política, es el martirio de la ridiculización. Si andas con tu Biblia te dirán que eres alienado, que crees en tonterías, pero el cristiano triunfa sabiendo que sus tribulaciones son fuente de victoria, aunque por el momento puedan parecer un fracaso.
El paganismo de ayer y de hoy solo se diferencian en que hoy los paganos lo son a conciencia y rechazan a Dios conociéndolo.

Por #bottegadivina

Bottega Divina es un Canal dedicado a aplicar la tradición moral Cristiana a situaciones críticas en la política y la sociedad. Abogamos y velamos por la aplicación de los principios fundamentales de la sociedad, como el derecho natural, en los ámbitos políticos y sociales.

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