San Epifanio de Salamina (hacia 403) obispo Homilía
“He aquí que viene tu rey, humilde, montado sobre un pollino, …(cf Za 9,9)
“Hija de Sión, alégrate!” Goza, Iglesia de Dios; “he aquí que viene tu rey” (Cf Za 9,9). Sal a su encuentro, apresúrate para contemplar su gloria. He aquí la salvación del mundo: Dios viene hacia la cruz, y el Deseado de las naciones (Ag 2,8 Vulgata) entra en Sión. La luz viene, gritemos con el pueblo: “Hosana al Hijo de David. Bendito el que viene en nombre del Señor.” (Sal 117) El Señor Dios nos ha aparecido a nosotros que estábamos en las tinieblas y las sombras de la muerte (Lc 1,79) Se manifestó, resurrección de los que duermen, liberación de los cautivos, luz de los ciegos, consuelo de los afligidos, descanso de los débiles, fuente de los sedientos, vengador de los perseguidos, rescate de los perdidos, unión de los divididos, médico de los enfermos, salud de los descarriados.
Ayer, Cristo resucitaba a Lázaro; hoy él mismo avanza hacia la muerte. Ayer arrancó a Lázaro de los lazos que lo retenían; hoy, tiende las manos a los que quieren maniatarlo. Ayer, arrancaba a los hombres de la tinieblas; hoy, por los hombres, se adentra en las tinieblas y las sombras de la muerte.
Y la Iglesia está de fiesta.
Comienza la fiesta de las fiestas, porque recibe al rey, su esposo, porque su rey está en medio de ella.
«Y cuando haya ido y os haya preparado un lugar, volveré y os tomaré conmigo» Juan 14,3
«Os digo que os hará justicia pronto. Pero, cuando el Hijo del Hombre venga, ¿encontrará fe sobre la tierra?«. Lucas 18, 1-8
«Entonces se manifestará el impío, a quien el Señor destruirá con el soplo de su boca, y aniquilará con la manifestación de su venida «.2 Tes 2,8:
«En verdad, en verdad os digo: llega la hora (ya estamos en ella) en que los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que oigan vivirán… No os estrañéis de esto: llega la hora en que todos los que estén en los sepulcros oirán su voz y saldrán…«Juan 25-29.
«a fin de que del Señor venga el tiempo de la consolación y envíe al Cristo que os había sido destinado, a Jesús, a quien debe retener el cielo hasta el tiempo de la restauración universal» Hechos 3,20-21.
«Y ahora, hijitos míos, permaneced en él para que, cuando se manifieste, tengamos plena confianza y no quedemos avergonzados lejos de él en su venida» 1 Juan 2,28.