Diákonos; διάκω diáko “hacer mandados”; ayudante, mesero (a la mesa o en otros quehaceres domésticos); específicamente en el cristianismo, pastor, técnicamente diácono, ministro, servidor, siervo, sirviente.
Flp 1:1 Pablo y Timoteo, siervos de Jesucristo, a todos los santos en Cristo Jesús que están en Filipos con los obispos y diáconos:
1Ti 3:8 Conviene que los diáconos sean asimismo honorables, exentos de doblez, no dados al vino ni a torpes ganancias;»
1Ti 3:12 Los diáconos sean maridos de una sola mujer, que sepan gobernar a sus hijos y a su propia casa.
1 Timoteo, 2 a partir del versículo 9, San Pablo, condena a la mujer por haber sido la culpable del pecado original, al afirmar en el versículo 11 y 12 que «La mujer aprenda en silencio, con toda sujeción. Porque no permito a la mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre el hombre, sino estar en silencio.»
En toda la biblia la palabra diácono aparece 3 veces. Escritas por San Pablo.
El «sacramento del Orden» marca con un sello «carácter» que nadie puede hacer desaparecer y que los configura con Cristo que se hizo «diácono», es decir, el servidor de todos.
Corresponde a los diáconos, entre otras cosas, asistir al obispo y a los presbíteros en la celebración de los divinos misterios sobre todo de la Eucaristía y en la distribución de la misma, asistir a la celebración del matrimonio y bendecirlo, proclamar el Evangelio y predicar, presidir las exequias y entregarse a los diversos servicios de la caridad. Catecismo de la Iglesia católica, N° 1570.5
Debemos tomar en cuenta que hasta 1968 el diácono es el futuro sacerdote.
Desde el Concilio Vaticano II, la Iglesia ha establecido el diaconado «como un grado particular dentro de la jerarquía». Es decir que el diaconado permanente, puede ser conferido a hombres casados. Desde entonces «Sean fortalecidos por la imposición de las manos transmitida ya desde los Apóstoles y se unan más estrechamente al servicio del altar, para que cumplan con mayor eficacia su ministerio por la gracia sacramental del diaconado» Catecismo de la Iglesia católica, N° 1571.5
Un diácono casado que pierde a su esposa no puede volver a contraer matrimonio, pero sí puede optar a ser presbítero (sacerdote). Quien es ordenado diácono siendo soltero asume el celibato, por eso es el grado anterior al sacerdocio.
El sacramento del Orden confiere un carácter espiritual indeleble y no puede ser reiterado ni ser conferido para un tiempo determinado.
Se le puede liberar de obligaciones y de las funciones vinculadas a la ordenación y hasta se le puede impedir ejercerlas, pero No vuelve a ser laico nuevamente puesto que, desde la ordenación, se considera que el diácono queda marcado espiritualmente de forma permanente (de allí el término marca o carácter).
Desde entonces puede;
Dirigir la administración de alguna parroquia;
Ser designado a cargo de una Diaconía;
Presidir la celebración dominical, aunque no consagrar la Eucaristía, (lo cual corresponde a presbíteros y obispos) si el sacerdote falta.
Puede además efectuar otros servicios, Matrimonios , Funerales, Bautizos, Bendiciones. etc, aunque algunos piensan que el concilio los extralimitó.
Puede haber una misa presidida por el papa, 100 cardenales y 1000 sacerdotes, quien lee y “sirve” es el diacono.
«En la Ultima cena, estaban divididos en tres grupos: el Salvador con los doce Apóstoles en la sala del Cenáculo; Natanael con otros doce discípulos en una de las salas laterales; otros doce tenían a su cabeza a Eliazim, hijo de Cleofás y de María, hija de Helí: había sido discípulo de San Juan Bautista, las salas laterales, eran servidas por sirvientas, pero a la mesa de Jesús y los presbíteros (apóstoles) servían solo diáconos (Mayordomos, como los llama Ana Catalina Emmerick) , hombres irreprensibles, honorables, exentos de doblez, sobrios. Sin embargo:
«Pedro y Juan fueron a buscar al cáliz que habían traído de la casa de Serafia. Lo trajeron entre los dos como un Tabernáculo, y lo pusieron sobre la mesa delante de Jesús».
«El Señor estaba entre Pedro y Juan; las puertas estaban cerradas; todo se hacía con misterio y solemnidad. Cuando el cáliz fue sacado de su bolsa, Jesús oró, y habló muy solemnemente. Yo le vi explicando la Cena y toda la ceremonia: me pareció un sacerdote enseñando a los otros a decir misa».
«Juan y Pedro le echaron agua sobre las manos. No me acuerdo si este fue el orden exacto de las ceremonias: lo que sé es que todo me recordó de un modo extraordinario el santo sacrificio de la Misa».
«Todas sus palabras salían de su boca como el fuego de la luz, y entraban en los Apóstoles, excepto en Judas. Tomó la patena con los pedazos de pan y dijo: Tomad y comed; este es mi Cuerpo, que será dado por vosotros. Extendió su mano derecha como para bendecir, y mientras lo hacía, un resplandor salía de Él: sus palabras eran luminosas, y el pan entraba en la boca de los Apóstoles como un cuerpo resplandeciente: yo los vi a todos penetrados de luz; solo Judas estaba tenebroso.
Jesús presentó primero el pan a Pedro, después a Juan; en seguida hizo señas a Judas que se acercara: éste fue el tercero a quien presentó el Sacramento, pero fue como si las palabras del Señor se apartasen de la boca del traidor, y volviesen a Él». Ana Catalina Emmerick 1774 – 1824
Diacono en sentido femenino, está una sola vez en la Biblia:
“Os recomiendo a Febe, nuestra hermana, que está al servicio de la iglesia de Céncreas, para que la recibáis en el Señor de manera digna de los santos, y la ayudéis en lo que pueda necesitar de vosotros: porque también ella asistió a muchos y, en particular, a mí. Rom 16:1,2
En el sentido de “Servidora” διάκω diáko. Diakonos y prostatitis en el sentido de ser alguien que ofrece recursos financieros, no conectado al ministerio de la iglesia en absoluto.
Pablo da a entender que Febe es su emisario a la iglesia en Roma y, porque no están familiarizados con ella, Pablo les proporciona sus credenciales, Febe es la encargada de entregar la carta a los Romanos. Es casi seguro que la iglesia se reunió en su casa,
«Desde muy antiguo en la Iglesia se reconoce que existe un orden jerárquico en tres figuras que son obispo, presbítero y diácono». Para poder ser diácono es «necesario recibir el sacramento del Orden»
Si las mujeres pudieran optar al diaconado, ¿sería necesario entonces que fueran ordenadas?
Sí, porque pasa por el rito sacramental. Además tendría que modificarse el Código de Derecho Canónico porque no está previsto la ordenación femenina.
¿A fines prácticos cuál es la función del diácono?
Puede celebrar varios sacramentos, como bautizar o casar. Lo que no puede hacer desde el punto de vista sacramental es confesar, presidir la Eucaristía o dar los últimos sacramentos. Dentro de la tradición de la Iglesia, la ordenación diaconal es «paso previo a la ordenación sacerdotal», pero «hay también un diaconado permanente solo reservado para laicos varones», a partir del concilio de 1968.
En el caso del diaconado permanente, ¿la persona puede estar casada?
Si antes de recibir el sacramento del Orden la persona estaba casada no es óbice, pero si estaba soltero debe permanecer célibe.
El Concilio Vaticano II «revisó el estatuto del diácono sobre todo para paliar las situación ya sentida de la escasez de clero», pese a que se trata de «una fórmula antigua perdida por la Iglesia Occidental pero mantenida en las iglesias orientales». Hasta el Concilio, el diaconado «era ese paso previo a la ordenación al sacerdocio».
¿Tienen el mismo significado las palabras «diácono» y «diaconisa»?
«El lenguaje sobre el diácono permanente es moderno, después del Concilio Vaticano». «No podemos extrapolar lo que nosotros entendemos ahora como diácono permanente a lo que fueron las diaconisas en la Iglesia antigua»
¿Quiénes eran entonces las «diaconisas» en la Iglesia antigua y cuáles eran sus funciones?
Su papel como bien ha dicho el Papa Francisco durante el encuentro este jueves con las religiosas en el Aula Pablo VI «no está claro». El profesor Madrigal explica que «no se conocen muy bien sus funciones pero lo más probable es que tuvieran funciones de servicio a la comunidad».
¿Aparece la figura de la «diaconisa» en la Biblia?
Sí, un caso «Febe», el personaje que aparece en la carta de San Pablo a los Romanos. El profesor Madrigal explica que Pablo, en realidad, la llama «diácono» porque en griego la palabra diácono «no tiene femenino» pero sabemos que «Febe» es «nombre de mujer». Esa mujer, según explica, «desempeñaba una tarea importante en las comunidades paulinas en la que se reunían seguramente en su casa».
¿Qué función tenia?
Cuidab a los enfermos y visitaba a las mujeres enfermasy se encargaba del orden durante los sacramentos, desvestían a las mujeres durante el rito del bautismo cuando este era por inmersión y de edad adulta, preparaban el pan y los vasos para la Eucaristía, etc.
En Siria, el impulso hacia la creación de las diaconisas brotaba de la misma presión social: los hombres no podían presentarse en las casas de las mujeres para asistirlas; había además que guardar la modestia en el bautismo, que se hacía por inmersión y estando desnudos los bautizandos.
La práctica del bautizo de niños hizo que las diaconisas sean cada vez menos requeridas en la Iglesia y poco a poco desaparecieron.
En la Didascalia, un texto cristiano del siglo III escrito en siriaco, se establece que las diaconisas debían tener entre 50 y 60 años.