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Herejías y Herejes

nestorianismo Islam

“Huye del hombre hereje, después de haberle corregido una y dos veces… está pervertido y es delincuente, siendo condenado por su propia conciencia.” Tito 3:9

Hereje es la persona que niega alguna de las creencias o doctrinas establecidas. El que separa, aparta o disiente de la doctrina, regla o norma y es rebelde. La Herejía es la negación pertinaz, después de recibido el bautismo, de una verdad divina y la duda pertinaz sobre la misma.

“Evitad a un hereje, después de haberle reprendido una o dos veces, sabiendo que semejante hombre es perverso, que peca y que está condenado por su propio juicio. En cuanto a los que defienden una opinión falsa y mala, sin pertinacia, principalmente si no la han inventado por una presunción audaz, sino que la han recibido de sus padres seducidos y caídos en el error, si buscan la verdad con cuidado y están prontos a corregirse cuando la hayan encontrado, no debe colocárseles entre los herejes” San Agustín, Epist. 43, ad Glorium et alios.

“Porque vendrá tiempo en que los hombres no podrán sufrir la sana doctrina, sino que, teniendo una comezón extremada de oír doctrinas que lisonjeen sus pasiones, recurrirán a un montón de doctores propios para satisfacer sus desordenados deseos, y cerrarán sus oídos a la verdad, y los aplicarán a las fábulas”. 2Ti 4:3

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“Pero aun cuando nosotros mismos, o un ángel del cielo, si posible fuese, os predique un evangelio diferente del que nosotros os hemos anunciado, sea anatema”. Gál 1,8.  Anatema = herejía, condenación y excomunión.

“Porque aun hay muchos desobedientes, charlatanes y embaucadores, sobre todo de los circuncisos, o judíos convertidos” Tit 1:10

“Estad sobre aviso para que nadie os seduzca por medio de una filosofía inútil y falaz, y con vanas sutilezas, fundadas sobre la tradición de los hombres, conforme a las máximas del mundo, y no conforme a la doctrina de Jesucristo”, Col 2:8

“Hubo también en el pueblo falsos profetas, como habrá entre vosotros falsos maestros que introducirán herejías perniciosas y que, negando al Dueño que los adquirió, atraerán sobre sí una rápida destrucción”. 2Pe 2:1

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En el lugar santo de las Sagradas Escrituras, se halla con frecuencia el Anticristo, que es la predicación falsa.

GNOSTICISMO o Simonianismo

El gnosticismo comenzó como una herejía, pero terminó siendo una religión pseudo-cristiana (obs. hecha por F.R. Carlés). Del griego gnósis, conocimiento, es una secta que se define como una pequeña porción de “elegidos” para alcanzar la perfección y la divinización.

John Yarker y J. Matter convienen en que fue Simón el mago, judío converso al cristianismo, el fundador del gnosticismo, quien además de ser un místico cabalista era aficionado a la magia y al ocultismo, habiendo constituido con un grupo de judíos un sacerdocio de los “misterios”, en el cual figuraban, formando parte de sus colaboradores, su propio maestro Dositeo y sus discípulos Menandro y Cerinto, Simón el mago se convierte al cristianismo y recibe el bautismo; ya en el seno de la iglesia trata de corromperla intentando comprar la gracia del Espíritu Santo.

San Ireneo señaló a Valentinus, un hebreo de Alejandría, como el jefe de los gnósticos. “El resultado del gnosticismo era no cristianizar a la Cábala, sino cabalizar al cristianismo, mezclando su enseñanza pura y simple con la teosofía y aún con la magia” “Jewish Encyclopedia” afirma que el gnosticismo: “Fue de carácter judío antes de convertirse en cristiano”. la “Enciclopedia Judaica Castellana” indica que: “El hecho de que el gnosticismo primitivo, tanto cristiano como judío, utilizara nombres y términos hebreos en su sistema y que se base, aun en su hostilidad, en conceptos bíblicos, indica su origen judío”. Considera al matrimonio y a la procreación como una abominación.

Su fundador fue Simón el Mago (ver Hechos 8, 9- 20), y los principales exponentes de las diferentes corrientes gnósticas fueron Marción (85-160), Mani (215- 275), Basílides de Alejandría (siglo II), Valentín (100- 160), Carpócrates de Alejandría (siglo II) Priscialiano (340- 385) entre otros.

Condenas: Desde tiempos apostólicos viene la Iglesia condenando el gnosticismo, la más contundente de las condenas fue en el Concilio de Nicea (325)

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Los romanos vencieron a muchos miles de judíos, pero no pudieron vencer a doce hombres desnudos y desarmados. Cuando se aproximaba el ejército romano, todos los cristianos que había en aquella provincia (como refiere la historia eclesiástica) avisados por un milagro del cielo, se marcharon bien lejos. Atravesando el Jordán, vinieron a la ciudad de Pela, y allí bajo la protección del rey Agripa (de quien se hace mención en el Libro de los Hechos de los Apóstoles), permanecieron algún tiempo.

EBIONITAS

En el 180 d. C., Ireneo de Lyon fue el primero en usar el término «ebionitas» para describir una secta herética y judaizante, que calificaba como tercamente aferrada a la ley. ​ En el 212 d. C., Orígenes remarca que el nombre deriva de la palabra hebrea «evyon», que significa pobre. Ebionaioi derivado del hebreo ebion, que significa «el pobre» o «los pobres», es un término patrístico que hace referencia a una o varias sectas judeocristianas que existieron durante el cristianismo primitivo.

Veían a Jesús como el Mesías pero manteniendo una cristología «baja», es decir, afirmaban que Jesús era el Mesías pero rechazaban su preexistencia, esto es, que tuviera naturaleza divina y que su nacimiento hubiera sido virginal e insistían en la necesidad de seguir los ritos y leyes judías cumpliendo preceptos como la circuncisión, el sábado o las prohibiciones alimenticias.

En el año 140 de nuestra era, Justino Mártir, en su texto más antiguo que conocemos, describe una secta alejada de la iglesia que observa la Ley de Moisés, y que la sostienen como obligación universal.​ En el 180 d. C., Ireneo de Lyon fue el primero en usar el término «ebionitas» para describir una secta herética y judaizante, que calificaba como tercamente aferrada a la ley.​ En el 212 d. C., Orígenes remarca que el nombre deriva de la palabra hebrea «evyon», que significa pobre.

Además de Irineo de Lyon, otra fuente privilegiada para estudiar la secta judeo-cristiana de los ebionitas es Epifanio, obispo de Salamis, en el siglo IV. Quien dice que el fundador de los ebionitas es un samaritano de nombre Ebión,  creen que Cristo vino a abolir  los sacrificios (30.16.5) y que Santiago, hermano de Jesús, predicó contra el templo y los sacrificios (30.16.7).
Epifanio señala que los ebionitas están divididos respecto a su cristología, para algunos Adán es Cristo (30.3.3), para otros Cristo es eterno y ha aparecido muchas veces a través de la historia de la salvación (reencarnación), es decir viene a ser la suma de todas las Herejías.

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DOCETISMO

Niega la humanidad de Cristo al afirmar que su cuerpo es aparente y no real, de ahí toma el nombre (del gr. dokein, aparentar), por la tanto Cristo no nació, ni padeció, ni murió en la Cruz, ni resucitó, ya que su cuerpo no era real, y el dolor que mostraba sería un mero fingimiento. Niega como tal a Cristo y su Obra Redentora. El sentir unánime de los Santos Padres es, que los judíos han declarado la guerra a Dios y propagado herejías, Jesús les dijo “una raza malvada y fornicaria solicita una señal, y no le será dada una señal” Mt. 12, 38, y toda la Iglesia manifiesta lo mismo respecto a los judíos.

“Mi verdadera guerra es contra los judíos… los judíos han sido abandonados por Dios, y por el crimen de este Deicidio no hay expiación posible.” San Juan Crisóstomo

Se ha argumentado que sus orígenes estaban en el judaísmo heterodoxo o en las filosofías oriental y griega. [17] La supuesta conexión con el cristianismo judío habría reflejado las preocupaciones de los cristianos judíos con la inviolabilidad del monoteísmo (judío) .Valentino y Julio Casiano, fueron sus máximos exponentes, Clemente alejandrino lo llama “princeps sectae Docetarum”. Casiano además de ser doceta era encratista, la secta encratista era un derivado del judeocristianismo sirio que predicaba la abstención en todas sus formas, especialmente sexual, considerando al matrimonio y a la procreación como una abominación, el filósofo gnóstico Basílides afirmó, para explicar el traslado de la cruz, que fue Simón de Cirene y no Cristo quien la cargó, el docetismo, fue siempre un acompañante del gnosticismo,  más tarde del maniqueísmo. Los docetas descritos por San Hipólito (Philos., VIII, I-IV, X, XII) son una secta gnóstica, aunque estos quizás extendían su teoría de la ilusión a todas las substancias materiales.

San Ignacio de Antioquía combate a los primeros docetas que se extendían por las primeras comunidades cristianas. San  Ireneo de Lyón combate el docetismo gnóstico. En el Adversus haereses ataja radicalmente la sutil distinción de dos personas en el Salvador: Jesús y Cristo. San Ireneo insiste en que Jesús y Cristo no son más que uno solo: el Hijo de Dios encarnado.

Tertuliano refuta el docetismo de Marción, que sustraía al Salvador de la acción del Creador, que era distinto del Ser Supremo y defiende con fuerza la realidad de la carne de Cristo.San Agustín ataca el docetismo maniqueo, según el cual, la materia pertenece al principio del mal. El cuerpo del Salvador no tendría relación con lo material, ni con la carne humana.

En la Edad Media rebrotó el docetismo en los albigenses y bogomilos; fue condenado en el concilio Lateranense IV, es decir el docetismo surge permanentemente de diferentes formas que hoy podríamos llamar nueva era o hasta ocultismo, que hoy veríamos patentado en las películas de harry potter o los game of thrones, y hasta en películas infantiles aparentemente muy inocentes que despiertan en los niños el gusto por la magia brujería y el contacto con seres espirituales en forma de dragón o demonio, incluso presentado de forma inocente como los dioses mitológicos que hoy llenan teatros en el mundo entero

 En los modernos círculos teosóficos y espiritistas se renueva esta herejía primitiva con ideas más fantásticas que los más imaginativos de la antigüedad. Por considerar que la materia es mala, niega que Cristo tuviera verdadero cuerpo material.

Condenas: San Ignacio de Antioquía es el primero en denunciar la herejía doceta como una herejía judaizante en sus siete epístolas, especialmente la que va dirigida a los esmiornitas. El Concilio Ecuménico de Nicea lo condena en su Profesión de Fe.

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MILENARISMO

El milenarismo judaico que la Iglesia condena, es el milenarismo carnal. Cerinto era un egipcio judío circuncidado. perteneciente también de la secta de los Gnosticos, a quien san Ireneo refuta en su libro del Gnosticismo, Adversus Haereses.

“Se pueden oír los gemidos y lamentaciones de cada uno de los profetas, gimiendo y lamentándose característicamente por las calamidades que caerán sobre el Pueblo Judío a causa de su impiedad a Aquél que han abandonado”. San Eusebio de Cesarea

Proponía la Justificación por las obras, en particular la observancia del judaísmo. Las raíces de la creencia en un reino glorioso, parcialmente natural, parcialmente sobrenatural, se encuentran en las esperanzas de los judíos en un Mesías temporal y en la apocalíptica judía.

Vale la pena observar que el milenarismo espiritual no es condenado ni contrario a la doctrina católica.

El milenarismo carnal es básicamente una interpretación judaica del Apocalipsis, enseñando que el reinado de Cristo sobre la Tierra será un reinado de placeres sensibles.

Algunos teólogos llaman a las pretensiones del milenarismo carnal como: “un cumplimiento talmúdico de la supremacía del pueblo elegido”. Las últimas condenas que recibió el milenarismo carnal fueron en 1944, por SS. el Papa Pío XII a través del Santo Oficio.

Ya San Agustín combatió esta idea errada en «La Ciudad de Dios», recordando que Cristo había tenido el cuidado de no favorecer fechas precisas sobre su segunda llegada cuando dijo: «En cuanto a ese día o a esa hora, nadie la conoce, ni los Ángeles del cielo ni el Hijo, sino sólo mi Padre», en el llamado sermón escatológico del Evangelio de Mateo 24:36:

Eusebio de Cesarea lo combatió en Historia Eclesiástica III, 28: «Esta es la doctrina que enseñaba Cerinto (muerto cerca del 120): el reino de Cristo será terrenal. Y como amaba el cuerpo y era del todo carnal, imaginaba que iba a encontrar aquellas satisfacciones a las que anhelaba, las del vientre y del bajo vientre, es decir del comer, del beber, del matrimonio: en medio de fiestas, sacrificios e inmolaciones de víctimas sagradas, mediante lo cual intentó hacer más aceptables tales tesis».

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MANIQUEÍSMO

Procede del Gnosticismo y el dualismo, el alma del hombre procedería de Dios pero el cuerpo procedería del demonio.

Mani (215- 276), (Manes o Manijaios), natural Mardin, Mesopotamia, quien nació en el seno de una noble familia persa de origen judío, quien perteneció a la secta elkesaíta, secta judeocristiana en la que se formó y vivió desde los cuatro años hasta los veinticinco años según lo afirma el Códice de Colonia, practicó la ley judaica (incluyendo la circuncisión) y su excursión en el gnosticismo le llevó a crear esta nueva heterodoxia al aplicar en plenitud los principios judaicos al ya de por sí gnosticismo judaizante. Manes Fundador del Maniqueísmo se educó en la secta ebionita. Decía : «El hijo de una viuda pobre» (María), «el Mesías judío que los Judíos han crucificado», «un diablo que fue justamente castigado por interferir en la labor del Aeon».

Produjo:

La maldición que cayó sobre los judíos y sobre sus hijos por la crucifixión del mesías.

“Esta maldición continúa hasta el día de hoy sobre los judíos, y la sangre del Señor no cesará de pesar sobre ellos”. San Jerónimo

Fue condenado junto al Gnosticismo en el Concilio de Nicea (325). Separarse de Pedro y de Roma es, separarse de la Iglesia, y por eso afirma que los (cismáticos de la época) no tienen cátedra, por haberse separado de la de Pedro, «in qua una cathedra unitas ab om nibus servaretur»; ni poseen al “Ángel” del bautismo, unido también a otras cátedras auténticas; ni tienen al Espíritu Santo, que es espíritu de caridad; ni la fuente de agua viva, ni el sello de la santificación (Sancti Optati Afri Milevitani episcopi de schísmate donatistarum libri septem. I. III, cc. 6-8. Ed. Hurter : Sanctorum Patrum opuscula selecta, X Oeniponti, 1870). La posición de San Agustín a este respecto no era única sino compartida por la cristiandad, ya que siempre se consideró la ruptura con la iglesia local unida a la de Roma como una ruptura con la Iglesia universal, como lo sancionan los Concilios de Elvira (año 306, can.53), Arles (año 314, can.16), Nicea (año 325, can.5), Antioquía (año 341, can.5-6), Sárdica (año 343, can.13) (Mansi, 2,14; 2,473; 2,669-670; 2,1309-1312; 3,16-17). “La Sinagoga es una casa de impiedad, un receptáculo de maldades, que Dios mismo había condenado” San Ambrosio

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ADOPCIONISMO

Niega la filiación divina de Cristo con Dios Padre reafirmando la doctrina judaica de la unidad de Dios y de la Revelación; Jesús sería hijo natural de José y de María y Dios Padre lo adoptaría en el Bautismo del Jordán, la corriente del adopcionismo hispánico afirma que esta adopción se daría en la Resurrección. Niega la Santísima Trinidad, la Divinidad de Cristo y el Parto Virginal de María.

Exponentes: Esta herejía nació en la secta ebionita, que negaban que Jesús tuviera naturaleza divina y que su nacimiento hubiera sido virginal​ e insistían en la necesidad de seguir los ritos y leyes judías cumpliendo preceptos como la circuncisión, el sábado o las prohibiciones alimenticias. Los heresiarcas del adopcionismo hispánico fueron Félix Obispo de Urgel (s. VIII d.c) y Elipando Arzobispo de Toledo (708- 802).

Teodoro de Bizancio fué el primero, hacia el año 190. Para el pensamiento judío, el Mesías es un ser humano elegido por Dios para llevar a cabo su obra espectacular; tomar a los hebreos (un pueblo derrotado una y mil veces por enemigos demasiado poderosos) y elevarlos por encima de todas las naciones en una espectacular inversión de la historia.

Condenas: Concilios de Narbona (788), Ratisbona (792), Frankfurt (794), Frejus (796) y Roma (799) éste último presidido por el Papa San León III (795- 816).

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MONARQUIANISMO

(Siglo II) Niega a la Santísima Trinidad en nombre de la Monarquía Suprema y única de Dios, revive aquí la doctrina judía de la Unidad de Dios. El monarquianismo hunde sus raíces en aquel judeocristianismo escandalizado por el anuncio de la divinidad de Cristo. Desde este punto de vista se le puede considerar, por consiguiente, como la herejía típica del alma judía del cristianismo.

Hay dos tipos, el Monarquianismo Dinámico (o ebionita, secta judaizante del siglo II) y modalista (o patripasiano). El primero  niega la Divinidad de Cristo, la Santísima Trinidad pasaría a ser nominal, más sería Una en esencia y Una en personas.

El Monarquismo modalista acepta (aparentemente) la Divinidad de Cristo pero niega la Santísima Trinidad al afirmar que el Hijo es una modalidad de Dios Padre, una faceta de Él más no otra persona divina. El monarquismo modalista es culminado por la herejía sabeliana que incluye también como modalidad del Padre al Espíritu Santo.

Monarquismo Dinámico: Teodoto Coriario “El Curtidor”, Artemón y Teodoto “El Banquero”, quienes eran miembros de la comunidad judía de Roma; y Pablo de Samosata, acusado por San Atanasio de ser discípulo de judíos, y a quien la Encyclopaedia Judaica califica de “pensador judeocristiano” (Encyclopaedia Judaica vol. 15, 1319, cit. por F. Rivanera Carlés).

Pablo de Samosata ocupó la sede episcopal de Palmira alrededor del año 260 a pesar de las negativas emitidas por los demás obispos quienes lo condenaron en el Sínodo de Antioquía del año 268, aunque no tuvo efecto ya que la Reina de Palmira, Zenobia, protegió a Pablo de Samosata hasta la caída de ésta en el año 273 con la toma de la ciudad por los ejércitos romanos. Zenobia se había convertido al judaísmo poco antes de acoger a Pablo como protegido.

Fue denunciado por San Juan Crisóstomo y San Atanasio, fue condenada esta herejía en todas sus formas por el Sínodo de Antioquía (268) y por el Concilio de Alejandría (362).

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ARRIANISMO

(siglo IV) El arrianismo, la gran herejía que desgarró a la Cristiandad durante más de tres siglos y medio, fue la obra de un judío subterráneo, que en público practicaba el cristianismo”.

Esta herejía niega sutilmente la Divinidad de Cristo y reafirma con más ahínco la doctrina hebrea de la Unidad de Dios, el arrianismo en su base común (ya que después el arrianismo adopta otras formas) enseña que el Hijo es adoptado del Padre (adopcionismo), el Hijo sería la criatura más perfecta y hermosa que Dios haya podido crear… más niega su condición de Hijo de Dios; por supuesto niega el dogma de la Santísima Trinidad.

San Atanasio aseguró de esta herejía que: “Doctrina tota sit judaica” “toda su doctrina es judaica” (S. Atanasio Oratio III contra Arianos). A raíz de esta herejía se originaron persecuciones atroces contra los católicos fieles, es el caso de San Atanasio quien fue “excomulgado” por los herejes arrianos y desterrado, o como el valiente martirio de San Hermenegildo, entre otros miles de casos.

Exponentes: El más importante e iniciador de esta herejía fue el criptojudío Arrio Judio-bereber de África del Norte, procedente de Libia;  en su juventud se adhirió al cisma de Melesio, quien usurpó la sede episcopal de Alejandría. Al ver la inconveniencia de este cisma Arrio fingió arrepentimiento y fue admitido de nuevo en el seno de la Iglesia. Fue ordenado sacerdote, gozando de fama de buen predicador, místico y ascético, teniendo una fina retórica que halagaba incluso a miembros del clero, siendo el primer adepto de su secta herética el obispo Eusebio de Nicomedia , siendo éste a su vez amigo del emperador Constantino le puso en contacto con él, teniendo contacto con el emperador se le abre el camino para ser consagrado obispo; siendo obispo difundió con más libertad sus herejías, atrayendo a ésta a gran parte de la Cristiandad.

Muchos teólogos califican al arrianismo como el primer intento serio de judaización del Cristianismo. Arrio murió en un momento de particular gloria para él, ya que el emperador le había alcanzado la readmisión pública en la Iglesia de la cual había sido excomulgado por sus herejías (si bien Constantino nunca profesó la herejía arriana, tuvo siempre en su favor a Arrio, especialmente influenciado por su hermana Constancia, quien si era arriana), readmisión que sería llevada a cabo en el Foro de Constantino en Constantinopla, poco antes de llegar a dicho lugar reventaron sus entrañas, como señal de la venganza divina.

Fue enérgicamente condenado por los Concilios de Nicea (325), Antioquía (341) y Constantinopla (381).

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NESTORIANISMO

Niega la unión hipostática de Cristo (niega que Cristo es verdadero Dios y verdadero hombre).  El nestorianismo tiene una fuerte influencia de la secta judaizante de los ebionitas.

Nestorio, patriarca de Constantinopla 428-432, negaba que la Virgen fuera Madre de Dios y veía en Jesucristo dos personas, una de ellas una marioneta en manos de Dios, había iniciado una herejía que Heraclio en el concilio de Constantinopla condenó junto con el monotelismo y el monofisismo, de forma que la naturaleza humana se pierde, absorbida, en la divina.

Mientras tanto, los reyes visigodos católicos, Recaredo, Sisebuto, Chintila y Égica, demostraban su celo cristiano contra los judíos, prohibiéndolos en su territorio, por las Traiciones y el peligro que representaba.

Su estrategia había sido aliarse con los persas, árabes y todo aquel que pudiera ser enemigo del cristianismo, usando como mecanismo el comercio cuyas rutas controlaban, alzando todos estos pueblos contra la Fé, sin dejar ver su influencia, como lo habían hecho en el pasado con Arrio y Mani.

El Concilio de Constantinopla el 2 de junio de 553, ratifica la condena de «Los Tres Capítulos» que el Papa Vigilio defendía, la tesis Nestoriana, con el apoyo de otros dieciséis obispos, que aunque condenaban sesenta proposiciones de Teodoro de Mopsuestia, no condenaba las Herejías de Teodoreto de Ciro y las de Ibas de Edesa, obispos nestorianos que encarnaban la Herejía del monofisismo. Es decir negaban a María como madre de Dios en el caso de los Nestorianos y pretendían que Jesús no es Dios verdadero sino una marioneta de Dios. Hecho por el cual fue excomulgado el papa, en un consejo de obispos africanos ya que «no extinguió la llama de la herejía, como convenía a su autoridad apostólica, sino que por negligencia la azuzó».

Ha sido condenado en los Concilios de Éfeso (431) y Calcedonia (451), que depuso a Nestorio del patriarcado en 431. Murió en los desiertos de Libia entre 440 y 451.

Waraka un astrólogo judío, versado en varias lenguas, y que se había convertido a la fe cristiana, como hereje nestoriano, primo  de Jadiya, la viuda rica de 40 años, primera esposa de Mahoma de 25 , lo instruyó en la biblia y también los casó. Waraka tradujo al árabe algunas partes del Antiguo y del Nuevo Testamento y asistía a Mahoma con el «Libro».

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PELAGIANISMO

Surgió como doctrina en el siglo V, siendo condenado por la Iglesia Católica de forma definitiva el año 417. Negaba la existencia del pecado original, falta que habría afectado sólo a Adán, por tanto la humanidad nacía libre de culpa, niega la necesidad de la Gracia y de la obra redentora de Cristo.

San Agustín define a esta herejía como judaizante (S. Agustín Epístola 196 a Aséllico, año 418) por seguir la doctrina judaica que respecta al pecado original. La Enciclopedia Judaica Castellana nos dice al respecto: “el judaísmo desconoce el mito del pecado original o del pecado en sí”. (EJC vol. IX, p. 85 cit. por F. Rivanera Carlés).

Pelagio y Celestino (ambos de lo que sería la actual Gran Bretaña).

Del semipelagianismo es exponente principal el abad Juan Casiano.

Zósimo ha sido acusado de ser un papa judío, (417-418) Segun «Liber Pontificalis» Zósimo fue griego y el nombre de su padre fue Abram. Harnack (Sitzungsberichte der Berliner Akademie, 1904, 1050) trata de deducir de su nombre que la familia fue de origen judío.  Pelagio y Celestio, condenados por dos concilios por sus herejías, acudieron ante Zósimo quien los absolvió. A pesar que ya habían sido condenados por el papa anterior, Inocencio I.

Zósimo se mostraba demasiado complaciente, con sus hermanos?

San Agustín, convocó un sínodo en Cartago en 418. Allí expuso nueve creencias defendidas por la Iglesia que eran negadas por el Pelagianismo:

  1. La muerte es producto del pecado, no de la naturaleza humana.
  2. Los niños deben ser bautizados para estar limpios del pecado original.
  3. La «gracia justificante» (gratia gratum faciens) cubre los pecados ya cometidos y ayuda a prevenir los futuros
  4. La gracia de Cristo proporciona la fuerza de voluntad para llevar a la práctica los mandamientos divinos.
  5. No existen buenas obras al margen de la Gracia de Dios.
  6. La confesión de los pecados se hace porque son ciertos, no por humildad.
  7. Los santos piden perdón por sus propios pecados.
  8. Los santos también se confiesan pecadores porque realmente lo son.
  9. Los niños que mueren sin recibir el bautismo son excluidos tanto del Reino de Dios como de la vida eterna.

“Los judíos han sido dispersados por todo el mundo, para que mientras paguen la culpa de tan gran crimen, puedan ser testigos de nuestra Redención” San Bernardo de Claraval.

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ICONOCLASTAS

(siglo VIII) Del griego eikon, imagen y klao, romper; la iconoclasia rechaza la veneración a las Sagradas imágenes y a las santas reliquias, tendiendo a destruirlas. Los herejes iconoclastas y los herejes protestantes fundan su aversión hacia las Sagradas imágenes y favorecen su destrucción basándose en el pasaje veterotestamentario de Éxodo 20, 4, malinterpretando el texto y el contexto del pasaje bíblico y alienándose con la opinión y doctrina judías acerca de las imágenes. Esta herejía nació en el Imperio Bizantino y fue uno de los principales motivos que daría origen al Cisma de Oriente. La herejía iconoclasta fue apoyada por los emperadores bizantinos León III el Isáurico (717- 741), Constantino V Coprónimo (741- 775), León IV el Kázaro (775- 780), León V el Armenio (813- 820), Miguel II el Tartamudo (820- 829) y Teófilo (829- 842) y seguidos por gran parte del clero bizantino, causando la persecución y martirio de los clérigos (especialmente monjes) que no se unieron a este movimiento herético.

Esta corriente herética se tomará fuerza en Occidente con motivo de la “Reforma” protestante que se dedicó a destruir el patrimonio artístico de Europa, en 1972 un hombre armado con un martillo partió en pedazos parte de la cara de la pietá en el vaticano, invocando su derecho a la libre personalidad.

Los emperadores antes expuestos y la mayor parte del clero constantinopolitano, con León III a la cabeza ordenó la destrucción de las sagradas imágenes y reliquias en el año 726 (siendo ésta la primera de varias persecuciones) basándose en las prohibiciones del Antiguo Testamento citando además (sin base alguna) al versículo del Evangelio de Juan 4, 24, muy seguramente para atenuar o disimular la postura judaizante de esa prohibición (obs. hecha por F.R. Carlés) . Vital es fijarse en el emperador Miguel II, quien en su juventud perteneció a una secta griega filojudía, que tenía por maestros a unos judíos de la ciudad de Amorio en la Frigia Menor; esta secta observaba en todo la Ley judaica- talmúdica salvo en la circuncisión.

Condenas: II Concilio de Nicea (787) y el Sínodo de Constantinopla (843) presidido por la emperatriz Santa Teodora, quien restableció el culto a las sagradas imágenes y la fe católica a Bizancio.

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EL CATARISMO

Herejía albigense, fue un movimiento religioso de carácter gnóstico-maniqueo, fundado por prestamistas judíos, lo que obligó a la iglesia, la fundación de la inquisición, para determinar el origen de sectas peligrosas.

En el siglo XII, (y tambien despues) muchas sectas heréticas (al igual que sus fundadores) fingían antijudaísmo con el fin de atraer prosélitos, pero una vez adentro se podía palpar el carácter judaizante de las doctrinas de estas sectas, al mismo tiempo que el judaísmo controlaba el papado por medio del judaico Cardenal Pierleoni, la secta de los «Albigenses» preparaba, en secreto, la más gigantesca revolución conocida hasta entonces con el fin de desintegrar al cristianismo, y destruir a la Santa Iglesia. Los valdenses de Lombardía afirmaban que la salida de la Iglesia Romana era lícita, porque ya no era la Iglesia de Jesucristo, sino que estaba gobernada solamente por escribas y fariseos»,  «No solamente durante los siglos XII y XIII los valdenses y los judíos se agruparon juntos». «hubo relación personal entre los judíos de Provenza y los valdenses en el siglo XIII». Fundados por Pedro Valdo, (1140)  el judío más rico de la ciudad, precursor del protestantismo…

“Oremos también por los pérfidos judíos, para que Dios Nuestro Señor aparte el velo de sus corazones, de modo que ellos también reconozcan a Cristo Nuestro Señor; Omnipotente y sempiterno Dios, Tú que no excluyes de tu Misericordia ni siquiera a los pérfidos judíos, escucha nuestras preces, que te dirigimos por la obcecación de aquel pueblo; de tal modo que, conocida la Verdad de tu Luz, que es Cristo, salgan de sus tinieblas. Por el mismo Cristo Nuestro Señor, Hijo tuyo, que vive y reina en la Unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

Esta segunda parte es tomada del siguiente muro:

https://laslenguascatolicas.blogspot.com/2018/02/origen-judio-de-las-herejias-en-la.html

2. VALDENSES

Doctrina: Nacida en Francia en el siglo XII (contemporánea a la herejía cátara) y  expandida principalmente por el sur de Francia, por Piamonte y por Lombardía (norte de Italia). Fue formada esta secta por judíos conversos y por judíos públicos; opción del Shabbat (Sábado) para ser consagrado como el día del Señor (es de recalcar que hubieron pequeños sectores del valdismo que preservaron el día domingo, pero en su gran mayoría los valdenses optaron por seguir la costumbre judía). Niega la organización jerárquica de la Iglesia, la existencia del Purgatorio, la devoción a la Virgen y a los Santos, rechazo de las imágenes sagradas. Se argumenta más en los escritos veterotestamentarios, adjunto a los comentarios rabínicos, que en el Nuevo Testamento; es importante recalcar esto, ya que el valdismo usa un lenguaje judaizante: se denominaban el «Nuevo Israel» y más aún el «Israel de los Alpes» (ésta expresión, por primera vez utilizada en esta secta, sería utilizada y vigorizada siglos más tarde por el heresiarca Zwinglio), Valdo es calificado de «Nuevo Moisés», que dirige a las «tribus dispersas por los Alpes» debido al «Éxodo» provocado por la persecución de Edom (la Iglesia Católica), etc. Los pastores valdenses fueron llamados «barbas», del vocablo latino «barbanus», que significa «tío». Los barbas valdenses eran reconocidos usureros, a pesar de también predicar la pobreza como ideal de vida (punto común entre los valdenses y los cátaros). Estuvo a punto de desaparecer esta herejía en los siglos XIV- XV debido a la poca cantidad de adeptos con los que contaba, pero en el siglo XV resurgen al unirse al movimiento herético de Juan Hus.

Exponentes: Pedro Valdo (1140- 1205) fue su fundador. Era un comerciante de la ciudad de Lyon, ciudad que junto con Milán eran reconocidos centros de comercio judío. Basó toda su doctrina en la interpretación judaica de las Sagradas Escrituras (especialmente del Antiguo Testamento), aunque hay que notar que la mayoría de los pastores y teólogos valdenses eran ignorantes en la exégesis bíblica, de ahí se explica su concurrencia a las sinagogas y casas de préstamo hebreas en busca de una explicación interpretativa de las Sagradas Escrituras.

Condenas: Concilio IV de Letrán (1215) y Concilio de Trento (1545- 1563)

3. PASAGIANOS

Doctrina: Los pasagianos, o «passagi» constituyeron la secta pre-reformista más descaradamente judaizante, nacida en 1163 en Milán, su zona de actividad fue Lombardía. Su doctrina se basaba prácticamente en el cumplimiento cabal de la Ley Mosaica, aducían que Jesús no habría omitido la Ley Antigua y que por lo tanto existía obligación en los cristianos de cumplir ésta ley. Negaban el dogma de la Trinidad al igual que la divinidad de Cristo, el resultado de ésta pervertida doctrina fue la conversión al judaísmo de la gran mayoría de sus adeptos. El excepcional trabajo del Santo Oficio logró que esta herejía desapareciera a mitades del siglo XIII. Los passagi también practicaban la usura, así que el aspecto mercantil ítalo-francés de los siglos XII y XIII se caracterizó por las competencias entre pasagianos, cátaros, valdenses y judíos en cuánto al préstamo y la usura se refiere. 

4. HUSISMO

Doctrina: Iconoclasia (provocando así la profanación y destrucción de imágenes, reliquias y templos enteros en Bohemia, Hungría, el sur de Alemania e Inglaterra), negación del culto a la Virgen y a los Santos, negación de la gracia sacramental, especialmente de la gracia eucarística; negación de la potestad y primacía del Papa, negación del Purgatorio y de la oración por los muertos, primacía de la Escritura (esta herejía es el prototipo que después utilizaría Lutero bajo el nombre de «sola scriptura»), milenarismo carnal judaizante. Los husitas se dividirían en dos: Los taboritas (radicales) que tomaron su nombre del israelita monte Tabor, y los utraquistas, este nombre proviene de de la comunión «sub utraque specie», es decir, bajo las dos especies (herejía que adoptó también la Secta del Vaticano II), herejía que convirtieron en su estandarte; recibieron también el nombre de «calixtinos» , ya que su símbolo era un cáliz. Los husitas «se identificaban con el Israel bíblico» y el «partido husita radical, los taboritas, estaban dominados por el Pentateuco y por los libros proféticos e históricos» (Enciclopedia Judaica Castellana vol. 8, 1134).

La secta husito- taborita representaba la corriente más judaizante del ya judaizante Husismo, lo cual se advierte en el nombre de esta fracción herética, el cual tomaron de esta montaña israelita (Tabor), no aplicándolo sólo al conjunto de los herejes sino a cada comunidad taborita con un nombre distinto de una región geográfica israelita, así por ejemplo, una secta husito- taborita ubicada en una región montañosa alemana denominó a esa región «Monte Horeb», y las regiones germanas circunvecinas las calificó de «impíos cananeos, habitantes de de Edom. Moab y Amalec» (L.I. Newman «Jewish Influence on Christian Reform Movements» pág. 448) El taborismo husita fue además en el aspecto político- social el esbozo de lo que en el S. XIX vino a ser estructurado por el el empresario judío Kissel Mordechai (Karl Marx) como socialismo- comunismo. Los pastores taboritas manejaban el dinero de sus adeptos por medio de «cajas comunes», y cuando éstas escasearon los pastores taboritas comenzaron a predicar la justificación del robo y el saqueo a los «enemigos del Señor» , a quienes al principio identificaban con los nobles y los obispos y sacerdotes católicos, después pasó en englobarse en este concepto a todo aquel que no fuera taborita; organizando de esta manera excursiones de robo y de pillaje en los alrededores de sus comunidades, siendo los más afectados los campesinos, quienes para protegerse a sí mismos, a sus familias y a sus propiedades se vieron obligados en muchos casos o a convertirse a esta secta herética o a pagar extorsiones cobradas en no muy pocos casos por los mismos pastores. Estos protocomunistas eran además estrictos observantes del shabat y de gran parte de la ley judía. De la fusión de algunos sectores husitas con algunos pocos valdenses surgirá a finales del S. XV la «Iglesia Morava».

Exponentes: Juan Hus (1369- 1415) fue su fundador, quien tenía erudición en la literatura judía, muy probablemente le fue impartida por Avigdor Kara, rabino de Praga, quien a su vez fue instructor de Yom-Tov Lipmann-Muhlhausen, famoso escritor del Séfer Nizzahon, escrito injurioso con el fin de «refutar» los puntos más esenciales de la doctrina cristiana desde la perfidia rabínica, en este libro (como en todo buen  libro judío que se respete) no faltan las blasfemias, burlas e injurias contra Nuestro Señor Jesucristo, la Santísima Virgen, la Santa Iglesia Romana, etc. La doctrina herética que Hus predicó como propio fue en realidad un plagio que realizó del heresiarca inglés Juan Wycliff (cuyas pervertidas doctrinas fueron la base de todo el movimiento protestante del S. XVI). Su obra máxima «Quaestio magistri Johannis Hus de indulgentiis» (1412) «fue tomada literalmente del último capítulo del libro de Wycliff «De Ecclesia», y de su tratado «De absolutione a pena et culpa» (The New Schaff- Herzog Encyclopedia of Religious Knowledge, vol. V, pág. 415) Por lo tanto si en la obra de Hus aparecen citas o comentarios del criptojudío Nicolás de Lyra (de quien ya trataremos más adelante) quien a su vez se basó en los comentarios de Rashi, es porque Wycliff los había citado en sus obras ya mencionadas. A pesar de este evidente plagio fue nombrado rector de la Universidad de Praga en 1409 bajo el título de «Magíster de Israel». En 1410 fue excomulgado por el arzobispo de Praga y en 1415 el Santo Concilio Ecuménico de Constanza condenó sus herejías y a él lo condenó a morir en la hoguera, lo cual se efectuó el día 6 de Julio de ese mismo año.

Condenas: Santo Concilio Ecuménico de Constanza (1414- 1418)

LA «CÁBALA CRISTIANA»

Una de las tantas representaciones gráficas de los «misterios cabalísticos»

La cábala es la ley oral esotérica judía (la respectiva explicación se encuentra en la introducción al principio de este post) en la cual se tratan y discurren los misterios de la Torá, es por lo tanto la esencia y fundamento del pseudo-misticismo judío, uno de sus libros, el Zohar, es considerado junto a la Torá y el Talmud el tercer libro canónico del judaísmo. La Cábala fue escrita y compuesta en los siglos XII y XIII por rabinos de Provenza (Francia) y Cataluña (/España). Se encarga pues la Cábala de una interpretación «mística» de las Escrituras, interpretaciones que abarcan también la magia, la alquimia, la brujería, etc. La Cábala es naturalmente anticristiana, pues representa las elucubraciones pseudo- místicas de los judíos más iniciados, pues éstas «especulaciones esotéricas», como las denominaría Barylko, no son tratadas por todos los judíos, el estudio y erudición de la Cábala es un privilegio entre la comunidad judaica. 

Tomaremos unas palabras de la misma Cábala para hacernos una idea a lo que nos estamos enfrentando: «Cuando los israelitas se encuentren así oprimidos en la oscuridad del exilio, el Santo hará que asome para ellos el día «y el Reino y el Dominio, la grandeza del Altísimo será dada al pueblo de Israel» (Daniel 12, 27), y terminará el reinado de las naciones paganas, Israel gobernará sobre ellas y se cumplirán las palabras «También la luz de la luna será como la luz del Sol» Isaías 30, 269″ (El Zohar, Terumá, vol. iv, pág. 89, 1978). Estas especulaciones pseudo- místicas tienen una arraigada esencia mesiánica, que aspira con la destrucción de la civilización cristiana y la encumbración del pueblo judío entre todos los pueblos: «Especialmente terrible es el odio a Edom (el mundo cristiano) que esta literatura y estas ideas (las de la Cábala), desarrollaron sobre todo en la España cristiana (…) A ningún príncipe de pueblo alguno se desprecia más que a los príncipes de Esaú, porque la parte de Esaú es una parte impura» (Yitzhak Baer, «Historia de los judíos en la España cristiana», t.1, pág. 197, ed. Altalena, Madrid, 1981) Este odio judaico va dirigido, como se puede ver, contra las dos instituciones que formaron la civilización europea: La Santa Iglesia Católica y la Monarquías hereditarias, «más que en ningún otro lado se esperaba con el más tremendo encono, la venida del Vengador mesiánico que derrocaría al Imperio y al Papado (…) y forzaría la implantación del Olan-ha Tikkum (el mundo restaurado), el auténtico reino de Dios» (Ernst Bloch, Thomas Münzer, teólogo de la revolución, pág. 70, ed. Ciencia Nueva, Madrid, 1958).

Este acentuado matiz mesiánico y anticiristiano tiene además, como medio, mover al «hijo del pueblo elegido» para que no sea un expectante pasivo de la venida del «mesías» (lo escribo con minúscula ya que el verdadero Mesías es Cristo Nuestro Señor), sino que actúe siendo integrante de la esencia del mesías, por lo cual se ve obligado a luchar para que en el orden temporal sea todo favorable al «pueblo elegido», para que todo esté en sus manos, así cuando llegue el «mesías» (que bien sabemos es el profeta de Moloch Baal, el Anticristo)  sea recibido con la «dignidad que merece». Lo anterior expuesto explica muchas cosas que hoy son una realidad, la espiritualidad israelita fue el perfecto aliciente para la infiltración judía en la Iglesia y en los ámbitos económico- políticos de las naciones cristianas.

Con este presupuesto hemos de partir ahora con un fenómeno surgido entre los siglos XIII y XV llamado «Cábala cristiana», así como oyen, la «Cábala Cristiana» fue el fruto del trabajo de cristianos judaizantes que buscaban la demostración de la verdad cristiana por medio de uno de los escritos mas blasfemos y anticristianos del judaísmo, que ya de por sí los escritos judíos como tal son anticristianos. Todos estos gentiles judaizantes se nutrieron de la literatura y exégesis rabínica de las Escrituras, así como fueron formados directamente por rabinos en la interpretación bíblica; la aparición de la «Cábala Cristiana» aceleró impresionantemente el surgimiento de las herejías, suprimidas y combatidas por el Magisterio Eclesiástico por medio de la Santa Inquisición, incluso las empeoró, las ya menguadas herejías fueron agravadas con otros elementos judaizantes como ya veremos más detalladamente a continuación.

La llegada de la «Cábala Cristiana» al mundo gentil hizo posible la llegada de la Cábala judía, pero esto no pudo ser un hecho sino por medio de una elite de humanistas gentiles heterodoxos formados en el Rabinato, ya que el judío como tal no podía presentar sus falaces doctrinas en público, pues los Estados Cristianos eran exigentes en el control de la raza maldita en sus naciones hasta el punto de confinarlos en ghettos o expulsarlos directamente de sus tierras; es así que estos gentiles judaizados fueron el puente entre el mundo gentil y la raza judía, esbozando ya de anticipado el horror que desataría el monje maldito alemán en el siglo XVI. A continuación expondremos los más importantes.

NICOLÁS DE LYRA (1270- 1340)

Nacido en  Francia de una familia judía, su nombre real es Samuel de Israel y era rabino (dato sacado del «Cristóbal Colón, Libro de las profecías: Estudio previo, traducción, y notas» págs. 21 y 43 de Francisco Álvarez Seisdedos, Testimonio Compañía Editorial, Madrid, 1984)  hasta su «conversión» al catolicismo, ingresando incluso en el convento franciscano de Verneuil-sur-Avre, Francia, y llegando a ser el teólogo más destacado de su época; tanto así que el rabino Louis Israel Newman dice de acerca de su interpretación teológica: «La Tradición judía encontró en él (en Lyra) a uno de sus más poderosos portadores y transmisores; tanto más judía su erudición tanto más potente fue su influencia» (Newman «Jewish Influence on Christian Reform Movements» pág. 78).

La interpretación bíblica de Lyra se basó casi que exclusivamente sólo en Rashi, hizo uso de otros autores rabínicos pero predominó en todo sentido la exégesis de Rashi, especialmente su peshat, en algunos trabajos de Lyra incluso se puede notar que hay una transcripción exacta de Rashi. Es considerado el primero en aplicar la interpretación judía de la doctrina cristiana, y fue en sus escritos donde los herejes de los siguientes siglos encontrarían las bases para sus heterodoxias. Su principal obra se llama «Postillae Perpetuae, sive Brevia in Universa Biblia» que se divide en «Postilla Literalis» (1322- 1331) y «Postilla mystica seu moralis» (1339); es una obra de exégesis bíblica donde resalta la estricta literalidad de la interpretación, como es de esperarse Rashi aparece en cada página como una autoridad, por lo que llegó a llamarse a Lyra el «mono de Rashi».

Para darnos una idea de la importancia de Lyra en la heterodoxia medieval hay que acudir al famoso dicho que reza «Si Lyra non lyrasset, Lutherus non saltasset»(Erik Herrmann, «The Oxford Handbook of Martin Luther’s Theology», pág. 76), es decir, «Si Lyra no tocaba la lira, Lutero no saltaba», ya que uno de los principales postulados de Lutero como lo es el «Libre examen» fue extraído de la obra de Lyra antes mencionada.  Uno de los inmediatos sucesores de la línea de Lyra fue el también criptojudío Pablo de Santa María.

GIOVANNI PICO DELLA MIRANDOLA (1463- 1494)

Humanista italiano, se inició en el estudio del hebreo y de los textos rabínicos cuando apenas contaba con 17 años de edad. Fue maestro de la herética Academia neoplatónica de Florencia, que estaba a cargo del sacerdote Marsilio Ficino; aprendió hebreo con Elías Delmedigo, quien a su vez lo inició en los estudios de la Cábala, con Mitrídates, criptojudío cuyo nombre real era Samuel Ben Nissim Al Faraj (su nombre cristiano era Guillermo Raimundo de Moncada), quien lo adelantó sobremanera en el estudio de la Cábala, quien entre otras cosas trabajaba en la Biblioteca Vaticana traduciendo escritos árabes, y en unas cartas dirigidas a Pico sobre la Cábala le expuso en una ocasión una glosa directa contra el cristianismo y en otra un sueño erótico que había tenido recientemente (menuda calidad de maestros tocaron en suerte a Pico). Entre otros fue maestro de Pico el rabino converso Pablo de Heredia, quien en sus dos máximas obras «Epístola de secretis» y «Ensis Pauli» pretende comprobar la verdad cristiana a través de la Cábala (!!!).

La obra máxima de Della Mirandola fue el «Conclusiones Philosophicae, Cabalisticae et Theologicae» (Roma 1486), este libro contiene 900 Tesis, de las cuales las conclusiones cabalísticas se dividían en dos series: la primera «Conclusiones cabalísticas en número de 47 según la doctrina secrete de los sabios cabalistas hebreos, cuya memoria sea siempre venerada» y la segunda «Conclusiones en número de 71 (72 en realidad), según la opinión del propio autor, sacadas de los principios de los sabios hebreos, que óptimamente confirman la fe cristiana». Quiso presentar su obra en Roma para que fuera debatida entre académicos de las Universidades Romanas, pero al percatarse los teólogos dominicos de las hórridas herejías contenidas en tal obra lo remitieron al Papa Inocencio VIII, quien negó el permiso para tal debate y condenaría las tesis de Pico en el breve «Etsi ex inuncto» fechada del 4 de Agosto de 1487, pero se hizo pública hasta el mes de Diciembre. Al enterarse Della Mirandola de la decisión papal escribió con suma rapidez la defensa de sus herejías en un libro titulado «Apología», el cual fechó fraudulentamente como publicado el 31 de Mayo, hizo esto para no parecer defensor de herejías condenadas por el Papa, ya que él en su obra condenada había expresamente declarado que «nada tenía por verdadero o solamente probable sino lo que la Iglesia Católica y su cabeza el Papa Inocencio VIII reconocieran como tal» (Ludovico Pastor, «Historia de los Papas», vol. V, págs. 347- 348).

Al enterarse el Sumo Pontífice de la «Apología» de Pico y de su fraude es acusado de perjurio y se ordena su arresto, éste huye primero a España y luego a Francia, en dónde se entrega a las autoridades pontificias, quienes lo encarcelan en Vincenza, más por la mediación de Lorenzo de Medici (su mecenas y amigo) queda libre de la cárcel. Se retira a una quinta cerca de Florencia, propiedad de Médici, y allí escribe su libro «Heptaplus» (1489), donde integra la interpretación del libro del Génesis con conceptos cabalísticos. Mediante un breve del 18 de Junio de 1493 el Papa Alejandro VI absuelve a Della Mirandola más no a sus escritos. Es considerado como el padre de la «Cábala Cristiana» y el que introdujo eficazmente en el mundo católico el misticismo judío a través de la Cábala.

JOHANNES REUCHLIN (1455- 1522)

Sacerdote, fue discípulo de Pico Della Mirandola, a quien conoció en la Academia Neoplatónica de Ficino antes mencionada, cursado en ciencias jurídicas, griego y latín. Pico le introdujo en el estudio de la Cábala y le animo a proseguir con sus lecciones de hebreo, las cuales había tomado antes de conocerlo. Fueron sus maestros de hebreo el judío público Obadías Sforno, de gran fama por sus tratados legales en Italia; y Jacob Loans, médico del emperador Federico III, quien le concedió un  titulo nobiliario, éste además le introduje en la literatura rabínica. En 1491 publica en Basilea su primer libro cabalístico: «De Verbo Mirífico» (El Verbo maravilloso) en donde comparando a un filósofo griego, a un teólogo católico y a un rabino, de la discusión de estos tres exalta y señala la doctrina del rabino como la única verdadera (!!!), además enseñó hebreo y Cábala en varios centros universitarios de Europa en toda su trayectoria.

En 1505 publicó en la ciudad alemana de Pforzheim un libro llamado «Doctor Johannes Reuchlin tütsch, warumb die Juden so lang im Elend sind» (Misiva alemana del Doctor Johannes Reuchlin de por qué hace tanto tiempo que los judíos están en desgracia) señalando en este libro que la desgracia judía proviene del odio que tienen a Cristo Nuestro Señor, a la Virgen y a los cristianos como tal, a los cuales denostan con implacables injurias y blasfemias en sus escritos, lo cual es cierto; pero no nos engañemos, Reuchlin siguió la táctica de sus antecesores filojudíos que fingían antijudaísmo para no ser descubiertos, así este texto sería olvidado y desechado por el mismo Reuchlin para cuando llegase la famosa controversia de 1510.

La controversia de 1510, y que durante esa década seguiría, se dió en Colonia y tuvo como protagonistas a Reuchlin contra Johannes Pfefferkorn (criptojudío quien también fingía antijudaísmo) y los teólogos (especialmente los dominicos); esta controversia giró en torno a la prohibición y quema en el Sacro Imperio de los escritos judíos (orden que ya había sido decretada por el emperador Maximiliano I el 19 de Agosto de 1509) disponiendo que fueran testigos de tal acto el cura párroco de cada pueblo junto con dos vecinos, siendo los únicos en contra de la orden imperial Reuchlin y sus partidarios. Para la observación y juicio de tales debates nombró el emperador Maximiliano al Obispo Uriel von Gemmingen, quien pidió al clero abstenerse de asistir a tales actos mientras se llevaba a cabo el juicio de esta controversia, saliendo favorable para los judíos, ya que, entre otros, tenían al Obispo de Maguncia como su protector, y dando lugar a la revocación del edicto el 23 de Mayo de 1510.

Los argumentos que Reuchlin utilizó a favor de la revocación del edicto fueron, entre otros, la inconveniencia de la eliminación del Talmud, de la Cábala, de los Rashis, Kimchis, Ibn Ezra, Najmánides, Gersónidos, etc, ya que estas contribuían al estudio de la doctrina sagrada y a las ciencias profanas; aduciendo también que libros como el «Toledot Yeshú» y el «Séfer Nizzahon» serían los únicos dignos de destrucción por contener blasfemias e injurias contra Cristo y el Cristianismo (como si no lo tuvieran los escritos que el defendía). Fue a partir de la controversia acerca de los escritos judíos que se desatarían otras en torno a dogmas de la Fe Cristiana como la Eucaristía, la Trinidad, la potestad del Papa, etc, por eso Reuchlin fue denominado el «precursor de Lutero» (Laurie Magnus, «El legado en la literatura moderna», en «El Legado de Israel», pág. 494).

II- B LA DEFORMA PROTESTANTE

Fue la mal llamada «Reforma» Protestante la explosión de los movimientos heréticos que venían formándose desde los siglos XII y XIII y fue el más impulsado desarrollo de la judaización del cristianismo; es vital para la comprensión de la «Reforma» indicar que el eje principal de la ésta fue el uso de la Biblia Hebrea contra la versión latina de la Vulgata, dando así rienda suelta a la «Sola Scriptura» y a la libre interpretación, que en la mayoría de los casos no fue libre, ya que los reformadores atendieron con gran atención los escritos exegéticos rabínicos. Fue tan vehemente y recurrente el uso de los exégetas rabínicos por parte de los heresiarcas que se puede afirmar que la interpretación judía se convirtió en su punto de vista personal y en el fundamento de sus errantes doctrinas; ahora bien si Iglesia mantenía una prohibición de la Biblia en lengua vernácula era principalmente para salvaguardar a los fieles de las malas traducciones (que abundaban por doquier), y por lo tanto, de la heterodoxia. A continuación expondremos los principales heresiarcas de este hórrido período histórico en la Historia de la Iglesia, quizá el más crítico de todos después del Vaticano II claro está.

MARTÍN LUTERO  (1483- 1546)

Es bien conocida su figura, pues se le considera el peor de todos los herejes en la Historia de la Iglesia (aunque confieso que este puesto debería revisarse, ya que durante estos últimos 60 años hemos sufrido una serie de 6 Antipapas, uno peor que el otro, y pareceme que Bergoglio le quitaría a Lutero su puesto). Sacerdote agustino recoleto alemán, que en 1517 fijó en las Iglesia del Palacio de Wittenberg su más famosa obra, las heréticas «95 tesis» en las que atacaba el uso de las indulgencias, la Potestad del Papa, el Purgatorio, el Dogma de la Eucaristía, entre otros puntos doctrinarios de la Fe Católica. Todas estas tesis tienen su respectivo toque judío, ya que Martín Lutero esbozó estas ideas en su tiempo de formación sacerdotal, tiempo en el que estudió con vehemencia los textos de Nicolás de Lyra (nada más y nada menos, por eso recordemos la frase «Si Lyra non lyrasset…»), entre otras fuentes judías y judaizantes; al respecto comenta el rabino Newmann que Lutero: «estaba endeudado a los judíos y al judaísmo a través de dos agentes, que en algunos aspectos coinciden, a saber, sus relaciones personales con judíos, y su conocimiento de la literatura judía. Debió mucho a la influencia de los escritos judíos, un hecho que se puede percibir en sus actividades como hebraísta» (L.I. Newman «Jewish Influence on Christian Reform Movements» pág. 617); además de discípulo de Lyra lo era también de Reuchlin, usando para sus estudios los escritos gramaticales de hebreo de éste.

Iniciado con la controversia de las Indulgencias y de las 95 tesis (1517) y con la excomunión de Lutero (1520) el proceso de la Deforma Protestante (llamada así por las protestas de algunos príncipes luteranos contra el católico Emperador Carlos V) se constituyó a la par el proceso de las traducciones al vernáculo de la Biblia, pero de la Biblia Hebrea, encabezando este proceso Lutero y su equipo de hebraístas: Felipe Melanchton (mano derecha de Lutero), Johannes BugenhagenCaspar Creuziger, Mateo Aurogallus (criptojudío), Juan Forster (otro discípulo de Reuchlin) y Bernardo Ziegler (criptojudío), grupo al que se denominó «Sanedrín» y tradujo la Biblia Hebrea al alemán.

Es necesario remarcar el filojudaísmo del heresiarca alemán, lo prueba su escrito «Das Jesus Christus ein geborener Jude sei» (1523) (Que Jesucristo ha nacido judío), en el cual defendía la supuesta procedencia racial de Cristo Nuestro Señor y la predilección del pueblo de Israel.(!!!). Este filojudaísmo vendría a deparar con el tiempo en un antijudaísmo férreo, no porque hubiese descubierto la verdad (ya que el mismo lenguaje que utilizaba contra los judíos lo utilizaba contra la Iglesia Católica, llamando al Santo Padre «cerdo con tiara» entre otras injurias) sino porque, según han confluido varios historiadores y «teólogos» protestantes, la intención de Lutero era acercar el cristianismo a los judíos, e incluso hacer que éstos se convirtieran a su secta. Por más ridículo que nos parezca esta afirmación es las más certera, pues se revela en sus escritos y en los sucesos de la naciente secta luterana. Se destacan algunos de los desamores de Lutero con los judíos como que había tenido «desagradables experiencias en el trato con ciertos judíos» y «la aparición de sectas judaizantes entre sus propios adherentes» (The Universal Jewish Encyclopedia, vol. 7, pág.  241.).

Tal era la naturaleza judaizante del Luteranismo que se presentó un caso en Bohemia, donde varios luteranos se convirtieron al judaísmo, por lo cual en 1538 el heresiarca publica su libro «Wider die Sabbather an einen guten Freund» (Contra los sabatarios a un buen amigo), este amigo era el conde Wolfang Schlick zu Falkeneau, quien le había puesto de sobreaviso. Después de éste y semejantes sucesos sale a la luz el más famoso de los escritos antijudíos de Lutero «Von den Juden und ihren Lügen» (1542) (De los judíos y sus mentiras) en el que señalaba el odio a Cristo que tenían los judíos y las blasfemias que proferían contra Él en sus escritos, proponiendo la quema de libros judíos, la expulsión de los judíos, etc. No debemos llamarnos a engaño con estos gestos postreros de Lutero, ya que su pensamiento antijudío no influyó para nada en la doctrina luterana, todo lo contrario, fue contraproducente, ya que la secta luterana respondió con repudio a su obra antijudía, el mismo Melanchton en una carta al pastor Osiander no ocultaba su repudio e indignación por el escrito del heresiarca; así es que el Luteranismo mantuvo su factor judaizante y prefiere, incluso en la actualidad, relegar y silenciar los escritos antijudíos de su fundador.

ULRICH ZWINGLIO (1484- 1531)

Heresiarca suizo, que lideró la facción de los herejes reformados que se separaron del Luteranismo en el Coloquio de Marburgo (1529), fue el caudillo de la iconoclasia en el movimiento «reformista» y su mano derecha fue el criptojudío León Judá, quien fue el que más insistiría en la destrucción de la imágenes sagradas y en la profanación de los templos. Zwinglio además de iconoclasta socavó todos los misterios de la Fe Cristiana, atacando principalmente la Eucaristía, aduciendo que Cristo no estaba realmente presente, sino espiritualmente, y que por lo tanto la consagración debería de considerarse como una narración histórica (lo cual logró el criptojudío Montini Alghisi, alias «Pablo VI» con su Novus Ordo Missae basándose en el ideario zwingliano), negando así la transubstanciación. 

No hay que pasar por alto el hecho de que Zwinglio era simpatizante de Della Mirandola y de Reuchlin, y que es altamente probable que en sus escritos se haya iniciado en el misticismo cabalístico. Además del pensamiento filojudío de los hebraístas «cristianos», Zwinglio tuvo contacto directo con los textos judíos, al respecto comenta el rabino Newman: «La teología de Zwinglio estaba impregnada no meramente por las influencias hebraicas del Antiguo Testamento, sino por ideas judías y rabínicas (…) en varios puntos importantes, especialmente donde Zwinglio disentía del Catolicismo Romano, está presente una fuerte nota judaica» (L.I. Newman «Jewish Influence on Christian Reform Movements» págs. 78 y 326). 

La «Reforma» de Zwinglio no se limitó a la doctrina y a la organización eclesiástica, sino que llevó a cabo toda una revolución en la vida político-social de Suiza, imponiendo un régimen democrático bastante particular, pues era un tipo de democracia- teocracia que se dividía en dos organismos de poder: el Gran Consejo y el Consejo Privado (Heimliche Rath). El primero administraba la «Iglesia Reformada Suiza» y el segundo gobernaba la Confederación Helvética; el 9 de Diciembre de 1528 Zwinglio logró la expulsión de sus adversarios del Consejo Privado, la mayoría de los cuales eran nobles, imponiéndose él (con la ayuda del criptojudío León Judá) en el Heimliche y disponiendo que éste funcionara de manera permanente desde 1529, asegurando así su hegemonía (como vemos Zwinglio es el precursor de nuestras actuales democracias, ya por las fraudulentas maneras de llegar al poder, ya por convencer falazmente al pueblo de que ellos eran quienes decidían los destinos patrios, etc.). Gobernando el Consejo Privado pudo gobernar la «Iglesia Reformada», disponiendo que ésta tuviera dos sínodos anuales con representantes de todas las parroquias, más el poder e influencia de Zwinglio (y detrás de él León Judá) se dilucidaban claramente a pesar de las decisiones tomadas por el Sínodo, como toda democracia que se respeta, se ve el imperio de la oligarquía sobre la tan aclamada y predicada «voluntad popular», es pues por esto y más que Zwinglio puede ser llamado un digno demócrata.

En 1525 Zwinglio fundó en la ciudad de Zurich un seminario teológico llamado «La Profecía», cuyo libro texto era la Biblia, que en no pocas ocasiones se vió acompañada de los textos rabínicos; profesores de esta academia herética fueron: Jacobo Ceporino (hebraísta reuchliniano), León Judá (no podía faltar), Conrado Pellican (ex- fraile franciscano apóstata, hebraísta) y Pedro Mártir Vermigli (sacerdote agustino apóstata, hebraísta), éstos los más importantes. Hay que destacar el papel importante en el desarrollo de esta escuela herética y de sus tesis que tuvo el judío público Moisés de Winterthur, a quien el heresiarca consultó en varias ocasiones sobre los pasajes mesiánicos del Antiguo Testamento y sobre la persona misma de Jesús; este hecho conmocionó a toda la comunidad herética de Suiza, y mucho más lo hizo al saberse las respuestas del judío al heresiarca (negando la divinidad de Cristo y blasfemando contra Él), el mismo Zwinglio tuvo que verse obligado a dirigir una carta a todos sus simpatizantes llamada «Ein flyssige und kurze underrichtung wie man sich von lugen (dero dise zyt nit on gefaerd volloufend) hueten und bewaren soll» (1524) desmintiendo su conexión con el judío Moisés, lo cual lo hizo más evidente aún y no se descarta que el exégeta judío hubiera continuado formando al heresiarca en la exégesis judía de las Escrituras.

Entre los engendros malformados por el Seminario Zwingliano se destacan Heinrich Bullinger (filojudío), Teodoro Bibliander (Buchmann, posible criptojudío y hebraísta), Wolfang Capito (Koepfel, filojudío y humanista erasmiano) y Johannes Hausschein (sacerdote católico apóstata y cabalista reuchliniano), éstos pasarían después de Zwinglio a gobernar la «Iglesia Reformada Suiza». Pero sin lugar a duda el peor engendro parido por esta academia zwingliana fue la «Biblia de Zurich» que fue apareciendo por volúmenes (1525- 1529) hasta publicarse completa (1530), cuatro años antes que la Biblia Luterana. Ésta se tradujo del hebreo por León Judá y al latín por el criptojudío Miguel Adam, con el fin de hacer competencia contra la Vulgata católica, la versión zwingliana está plagada de heterodoxias, errores y lectio rabínica más vale, pero aún así marcó un hito en la historia de las controversias bíblicas. En la concepción zwingliana de las Escrituras ya no hay diferencia entre el Antiguo y Nuevo Testamento, toda la Escritura es llamada abstractamente «Evangelio», suponiendo con esto que la Antigua Ley no habría sido suprimida, que los cristianos tenían obligación de guardar la ley mosaico- talmúdica y que el pueblo judío continuaba siendo el «pueblo escogido por Dios». Por eso se explica que Zwinglio (al igual que todas las otras herejías) viese a su movimiento como un agregado o continuación de la Antigua Ley y que Suiza era el «Israel de los Alpes» (nótese que ésta expresión judaizante ya había sido usada por los valdenses).

JUAN CALVINO (1509- 1564)

Sucesor de la Deforma Zwingliana, llevó ésta a su judaización extrema; su formación viene también de Lyra (y por lo tanto de Rashi), su obra principal fue la «Biblia Ginebrina», continuando la obra de destrucción de la «Biblia de Zurich», para lo cual se valió de León Judá, Santos Pagnino (ex-dominico apóstata, cabalista italiano) y Sebastian Münster (hebraísta luterano). Al igual que Zwinglio, Calvino consideraba de igual jerarquía el Antiguo y el Nuevo Testamento, pero sus obras (como todo buen hebraísta) las basó en el Antiguo Testamento con sus respectivos comentarios exegéticos rabínicos, siendo sus obras sobre el Antiguo Testamento siendo más de 23: «La Ley juega una parte importante en el calvinismo, justamente como sucede en el judaísmo, La Biblia Hebrea, especialmente los proverbios y los Salmos, es considerada de gran importancia» (The Universal Jewish Encyclopedia, vol. 2, 648).

Una de las tantas pruebas más fehacientes del pensamiento judaizante de Calvino se nos presenta en la controversia que tuvo éste con Giorgio Blandrata y Pedro Caroli, en donde afirmaba que el nombre de Jehová puede ser aplicado tanto al Padre como al Hijo, mostrándose aquí la pérfida intención de opacar y disminuir el Santo Nombre de Jesús. Debido a las disputas entre el Consistorio (órgano de gobierno de la «Iglesia Reformada») y el Consejo (Gobierno político) de Ginebra, y al mismo malestar popular, fue expulsado de allí el heresiarca en 1538, adónde volvería por llamado del Consejo en 1541 (Consejo que había caído bajo la poderosa influencia de sus partidarios) tomando posesión de éste y formando la «República Cristiana de Ginebra», cuya ley no fue otra que la ley judía, en efecto: «Calvino fue grandemente atraído por la ley del Antiguo Testamento, que trató de imitar en todo lo posible en su nueva república cristiana de Ginebra» (Encyclopaedia Judaica, vol. 5, 66).

El principal punto de la doctrina herética de Calvino es la Predestinación, donde se ve claramente una corrupción total del concepto católico de predestinación; para el heresiarca ginebrino la predestinación es el decreto divino e irrevocable en el que Dios escogía a algunos hombres para la salvación, no por los méritos de los «ya salvados», sino por efecto de su Misericordia (nótese claramente la pseudo-espiritualidad y la pseudo- mística) y a otros para la eterna condenación. Los predestinados a la salvación representaban la verdadera Iglesia de Cristo; el estado de salvación no podía perderse por los pecados e iniquidades de los «ya salvados», lo cual dió lugar a que los «predestinados» cometieran cualquier clase pecados y aberraciones, llevando la vida más licenciosa y escandalosa cada quién; lo mismo quien ya estaba condenado no podría alcanzar la Misericordia Divina ni el Paraíso por más buenas obras que practicara y cuán santamente viviera, ya que el decreto divino le condenaba. Esta deleznable doctrina es análoga (si no la misma) a la doctrina judaica de la elección divina del pueblo de Israel, enlazándose aquí con la herejía luterana, cuya «sola fidei» también supone la nulidad de las obras buenas como meritorias de salvación, negando así la doctrina católica basada en las Sagradas Escrituras que reza así: «Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle? Y si un hermano o una hermana están desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de cada día, y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos, pero no les dais las cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de qué aprovecha? Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma» (Sant. 2, 14- 17).

Calvino propone tres vías para saber si se es predestinado: 1. Observar y hacer observar el Decálogo, 2. La predicación y 3. El celo profesional, y es aquí estimados lectores donde asoma la cabeza el capitalismo. El «celo profesional» no consistía en trabajar con cristiana resignación ni en miras del fin último del hombre, que es Dios, sino con el fin de servir efectivamente por medio de la profesión, adquiriendo «virtudes» tales como la sobriedad, la laboriosidad y el ahorro (¡!). Al convertir la riqueza en un signo de predestinación y para darle el máximo desarrollo y para que alcanzara el mayor desenvolvimiento era necesaria la liberalización del préstamo a interés, eliminando las prohibiciones morales, políticas y económicas contra la usura (prohibiciones que cabe recordar habían impuesto la Iglesia Católica y los reinos católicos) y dándole a ésta rienda suelta. Se podría considerar el momento exacto en que se legalizó la usura en Ginebra como el momento en que el monstruo parido por la Judería, el capitalismo, dió su primer respiro; es por tanto que se puede deducir que «el hecho histórico de que tanto los protestantes como los judíos contribuyeron más de su parte al surgimiento de las instituciones capitalistas y al llamado «espíritu» capitalista, ha permanecido inalterado» (Encyclopaedia Judaica, vol. 5, 68). Algunos autores más aventurados se atreven a llamar a Calvino el «padre del capitalismo», pero es inexacto, ya que bien sabemos que la usura y como tal espíritu capitalista es netamente judío, el calvinismo sirvió de propulsor para este pequeño monstruo; por tanto no debe considerarse casual que el capitalismo hubiera nacido o se hubiera desarrollado en países protestantes: Inglaterra, Estados Unidos, Alemania, Suecia, Suiza, etc.

La doctrina predestinatorio- capitalista de Calvino no es más que la justificación del explotador burgués y el falso «consuelo» del explotado obrero, a quien se le sugería que si se aferraba a la tiranía de los patronos podría llegar a poseer riquezas y por tanto a conocer su estado de predestinación, lo cual obviamente nunca ocurrió.

LA HEREJÍA ANGLICANA

Enrique VIII, cuando Inglaterra tuvo a un sátiro por rey…

La herejía anglicana fue el resultado del famoso divorcio del Rey británico Enrique VIII (1490- 1547) y su legítima esposa la Reina Catalina de Aragón (1485- 1536), pretendiendo éste que el Papa le concediera el divorcio a fin de casarse con la calvinista Ana Bolena. Catalina se había desposado primero con Arturo, hermano mayor de Enrique, en 1501 pero murió el año siguiente a los 14 años; en 1503 tuvieron lugar los esponsales de Enrique (a la sazón de 13 años) con Catalina, cuando éste subió al trono en 1509 se efectuó la boda. Este matrimonio tuvo 6 hijos, cinco de los cuales murieron (1511- 1514) sobreviviendo la última, María (1516). Enrique se argumentó en Levítico 20, 21 para reclamar el divorcio, el versículo veterotestamentario reza de este modo: «`Si alguno toma a la mujer de su hermano, es cosa aborrecible; ha descubierto la desnudez de su hermano. No tendrán hijos», aduciendo que la muerte de sus hijos (haciendo oportuno olvido de su hija María) era consecuencia de haber quebrantado este precepto bíblico y que por lo tanto era inválido el matrimonio con Catalina, más este no era su caso ya que su hermano había muerto y la ley veterotestamentaria mandaba al hermano del fallecido tomar su mujer y darle descendencia a su hermano (véase Deut. 25, 5- 10). Pero esto no nos debe importar ya que aquí es donde reside el hecho, por única vez en la historia un rey católico recurre a la ley judía!!!

El insólito hecho se ve agravado cuando el Rey envía cartas a rabinos de Italia y Francia pidiendo su opinión sobre la legitimidad de su matrimonio y sobre el divorcio, respondiendoles éstos afirmativamente en cuanto al divorcio; incluso trajo a su corte al rabino de Venecia Marcos Rafael para consultarle sobre el mismo punto, este rabino le dió el visto bueno a su divorcio con Catalina y desde aquél instante gozó de prestigio y poder en la Corte Real inglesa. Y el hecho se agrava aún más al considerar que pocos años antes le había sido otorgado por el Papa León X, el 24 de Noviembre de 1521 más específicamente, el título de «Defensor Fidei» por su obra «Defensa de los Sacramentos contra Lutero» (1521); este título le fue alcanzado a instancias del Cardenal Thomas Wolsey (quien había colaborado en la obra) y que fue muy mal acogido e incluso desaconsejado por la Corte Pontificia, ya que consideraba que tal título era apresurado y podría poner en conflicto a los Reyes Europeos que ya poseían títulos otorgados por la Santa Sede, como los Reyes de España que ya poseían el título de «Reyes Católicos» o el Rey de Francia que poseía el título de «Su Cristianisima Majestad»; bien podemos ver que aquél nombramiento de Enrique fue muy apresurado, título que aún conservan, ilegítimamente, los Reyes de Inglaterra.

Tras la dilación del Papa en responder a la petición del rey (hecha en 1528) éste reúne a casi todos los obispos y teólogos de Inglaterra bajo la dirección de Thomas Cranmer, quien sería el primer arzobispo protestante de Canterbury, quienes le otorgaron el divorcio el 23 de Mayo de 1533, el 28 de Mayo el arzobispo Cranmer proclama la «legitimidad» del amancebamiento del Rey Enrique con la Bolena, huelga decir acá que vivía amancebado con ella desde finales de 1528 y ya estaba de ella esperando un hijo… hija mejor dicho (la impía y filojudía Isabel I), y el 1ro de Junio la corona Reina. Al año siguiente el Papa Clemente VII lo excomulgó con excomunión mayor y ratificó la legitimidad de Catalina como su verdadera esposa; en noviembre de ese mismo año (1534) Enrique VIII junto con el Parlamento promulga el «Acta de Supremacía», en dónde se entroniza al rey como cabeza espiritual y temporal de la Iglesia de Inglaterra. Pero aquí no acaba la historia de los amoríos de Enrique: en mayo de 1536 manda ejecutar a la Bolena bajo cargo de infidelidad, el lamebotas arzobispo Cranmer anuló su matrimonio con la Bolena y se casó con Juana Seymour, quien murió al año siguiente al parirle un hijo (que en el futuro sería el Rey Eduardo VI). Después de la muerte de Seymour se casó cuatro veces más el impío Rey hasta que la muerte le sorprendió en 1547. No se le escape al lector que el inicial cisma anglicano (después de Enrique VIII devendría en herejía) fue el resultado de los apetitos sexuales desenfrenados de un Rey glotón y ambicioso, apoyado siempre por la Judería inglesa, que desde el cisma comenzó a escalar puestos de importancia en el gobierno.

Bajo el reinado de Eduardo VI (1547- 1553) el cisma anglicano se convirtió en herejía, cuando se comenzó a revisar la doctrina, la Biblia, el Catecismo y la Misa. En éste último punto fue Cranmer quien llevó a cabo la reforma litúrgica, reuniéndose con Martín Bucero (calvinista), Pedro Vermigli (hebraísta), Francisco Dryander (criptojudío) y Juan Tremelio (criptojudío, que además colaboró con Calvino) y siendo revisadas las reformas litúrgicas por el mismo Calvino (ya conocemos la nefasta doctrina calvinista acerca de la Misa… la cual es exactamente la misma del Novus Ordo). En 1549 sale pues el monstruo engendrado de las reformas de Cranmer llamado «The Book of Common Prayer» (Libro de Oración Común) el cual junto a la Biblia *Hebrea* son los textos canónicos anglicanos por excelencia. Este primer Libro tenía carácter luterano, la versión de 1552 ya vendría con más matices calvinistas. Luego de la muerte de Eduardo en 1553 siguió la breve usurpación del trono por la hebraísta Juana Grey (9 días en total), después siguió la restauración católica por la Reina María Tudor, hija legítima de Enrique VIII  y Catalina  de Aragón (ésta última, legítima esposa de Enrique, murió encerrada en un castillo en 1533), quien mandó ejecutar a muchos herejes y filojudíos, entre ellos Juana Grey y el arzobispo Cranmer, suprimiendo la «Iglesia» Anglicana y volviendo a Inglaterra a la fe católica; desgraciadamente murió repentinamente en 1558 y usurpó el trono la infame Isabel, hija bastarda de Enrique con Ana Bolena, cuyo filojudaísmo era bien conocido, no es casual que estudiase hebreo o que se interesara por el judaísmo o que sus relaciones con judíos píblicos fueran bien conocidas por la Corte y el pueblo como tal (Ver Albert M. Hyamson, «A History of the Jews in England», pág. 135 y ss.).

Desde Isabel I se continuaron los estudios hebraicos en Inglaterra hasta nuestros días, en prestigiosos centros educativos como Oxford y Cambridge se formaban reales hebrístas cuyos maestros fueron judíos públicos y conversos, siendo los de más renombre Isaac AbendanaIsrael Lyons, Joseph Crool, Solomon Schechter, entre otros. Con Isabel I la persecución a la Iglesia Católica se intensificó hasta el punto de llegar a engrosar el martirologio con la sangre de numerosos fieles, monjas y sacerdotes ingleses. Obviando las anteriores versiones anglicanas de la Biblia, varios biblistas bajo la dirección del Arzobispo Mateo Parker revisaron las versiones hebreas de la Biblia de los hebraístas Pagnino y Münster, guiándose también por los comentarios rabínicos, especialmente los de David Kimchi, y publicaron en 1568 la «Bishop’s Bible», que bajo el reinado de Jacobo I (1603- 1625) se le bautizó como la «King Jame’s Bible» (1611), la cual es hasta hoy día la más popular entre los protestantes de habla inglesa. La persecución contra los católicos cesó con Jacobo II, quien fue el último rey católico de Inglaterra, quien después de 3 años de reinado (1685- 1688) fue derrocado por el calvinista Guillermo de Orange, quien a su vez fue bancado para tal ruinosa empresa por la Judería inglesa y por judíos portugueses y holandeses tales como Francisco Van Schoonenberg (nombre real Jacobo Israel Belmonte) y Antonio López Suasso, entre otros. La persecución contra la Iglesia Católica en el Reino Unido recién terminaría en 1850 con la ley de libertad religiosa.

A manera de comentario sobre la Deforma Protestante queremos que el lector tenga en cuenta dos cosas: Los herejes se quejaban de la «tiránica» jerarquía eclesiástica católica, por ser autoritaria e imponerse sobre los fieles, ésto según la lengua falaz de los herejes; pero las sectas nacidas de la Deforma fueron mucho más jerarquizadas que la misma Iglesia Católica y llegaron a ser realmente tiránicas, sólo basta nombrar el caso de la «Iglesia» Anglicana, cuyos asuntos internos no pueden ser tratados ni cuyas decisiones pueden ser tomadas por los mismos eclesiásticos, sino que el Parlamento y el Rey (Reina actualmente) son quienes revisan (muchas veces también formulan) y tienen la palabra final en lo que respecta a los destinos del Anglicanismo. También se quejaban injustamente los herejes de que el Magisterio católico era arbitrario y erróneo, pero nada más erróneo que las doctrinas que fueron tomando las sectas rechazando unos dogmas, aceptando otros y malinterpretándolos también; si consideraban arbitrario el Santo Magisterio Católico no menos lo fue el «magisterio» que ejercieron Lutero, Zwinglio, Calvino y otros heresiarcas en sus respectivas sectas, su palabra era tomada por divina y si se contradecía los facciosos sufrían desde la excomunión (cosa de la que también hipócritamente se quejaban) hasta la misma muerte. Así fue cómo se cambió el Magisterio de la Iglesia guiado por el Espíritu Santo por el auto- magisterio inventado por los heresiarcas quienes a su vez lo basaron en el pseudo- magisterio de los rabinos y de las interpretaciones judías.

II- C MOVIMIENTOS HERÉTICOS POST- REFORMISTAS

Herejes puritanos, símiles de los judíos

Nombrar las corrientes y sectas nacidas después de la Reforma nos llevaría otro extenso post (que éste de por sí ya lo es bastante, pero sabrá el lector que semejante tema no se puede tratar en tres líneas..) pero centraremos este breve estudio en una secta post-reformista que surgió del anglicanismo y que representó la facción más judaizante del protestantismo en general: el puritanismo. Pero antes nombraremos brevemente algunos movimientos post- reformistas: Anabaptistas, secta que carecía de uniformidad puesto que no aceptaban ningún tipo de jerarquía, su doctrina se basaba en el rechazo del bautismo infantil con la necesidad de bautizarse de nuevo, negación del pecado original y uso común del Antiguo Testamento y de los exégetas judíos: «apreciaban (los anabaptistas) la Biblia judía y el judaísmo y manifestaban simpatía y amor por los judíos» (Encyclopaedia Judaica, vol. 7, 472). La corriente antitrinitarista (también llamada unitaria) no representó una secta como tal, sino que fue un corriente doctrinaria que fue seguida por varias sectas protestantes, entre ellas el Mormonismo, los Testigos de Jehová, gran parte de Pentecostalismo, etc. La negación de este importante dogma de la Fe católico es netamente de origen judío, ya que pretende negar la Divinidad de Cristo y afirmar la doctrina judía sobre la unicidad de Dios, al respecto de este movimiento dice el rabino Newman: «En particular  en el movimiento unitario, las contribuciones judías han sido señaladamente importantes: el concepto judío del monoteísmo, la influencia emanada de la literatura apologética judía  y de las controversias con eclesiásticos cristianos, el papel judío en el antiquísimo conflicto entre los partidos  arriano y atanasiano en el cristianismo, y en el desarrollo de ciertas tendencias claramente monoteístas o unitarias durante la Reforma y en la vida cristiana moderna, han sido decisivas» (L.I. Newman «Jewish Influence on Christian Reform Movements» pág. 125).

El puritanismo es el resultado de la Revoluciones político- religiosas de Inglaterra de 1642 y 1688, principalmente de la primera revolución, teniendo éste movimiento su basamento en el movimiento congregacionalista de Robert Browne, movimiento de carácter anárquico ya que negaba la visibilidad de la Iglesia y la jerarquía eclesiástica. El puritanismo surgió además de los sectores más «conservadores» (entiéndase aquí por judaizantes) del anglicanismo que deseaban «purificar» al anglicanismo de los elementos romanos, valga decir llevar la herejía al extremo, tanto así que se puede afirmar que la verdadera Deforma en Inglaterra se desarrolló con el puritanismo: «En el puritanismo se ve la «verdadera reforma» en Inglaterra» (Justo C. Anderson, «Historia de los bautistas», t. II, pág. 63, Casa bautista de Publicaciones, El Paso, Texas, 1990).

El puritanismo en todo fue un símil del judaísmo: Observancia estricta de la ley mosaica, más el aditivo de los preceptos talmúdicos, y preponderancia de ésta como Ley civil inglesa, la Torá como código penal y legal de Inglaterra, sabatización del domingo, etc, por eso se puede decir que «el puritanismo es hebraísmo en acción» (The Universal Jewish Encyclopedia, vol. 1, pág. 484). La revolución puritana de 1642 desembocó en la decapitación del Rey Carlos I, la República (1649- 1653) y el Protectorado de Oliver Cromwell (1653- 1658), el cual fue un tirano despiadado, hombre totalmente judaizado, que hizo más rigurosa la persecución contra la Iglesia Católica, achacando en cierta manera al anglicanismo también, pero nunca comparable con la persecución de los fieles católicos, que llegó en muchos casos hasta el martirio. Con Cromwell en el poder se comienzan varias reformas en la vida socio- política de Inglaterra, desde el Parlamento se imponen leyes basadas en la ley mosaica (como lo hemos descrito anteriormente) y se impulsó con esto la judaización de la vida inglesa, la cual ya venía siendo llevada a cabo, aunque muy a paso lento, por el anglicanismo; éste se vió afectado también con las reformas cromwellianas, específicamente en lo que respecta de su organización jerárquica, brindando a los clérigos puritanos tres clases de gobierno: independiente, presbiteriano o bautista, más si se presentaba otro esquema jerárquico por una comunidad era también aceptada. Ante este federalismo eclesiástico se impuso una confederación a la cual se puso a la cabeza al mercader criptojudío Hugo Peters, apodado por tal causa «arzobispo de Canterbury».

Bajo la dictadura puritana, que se extendió hasta los dominios ingleses de América del Norte, se judaizó de tal modo la vida inglesa que hasta el mismo lenguaje inglés se vió infectado con hebraísmos, la misma organización de la judería inglesa se fraguó con Cromwell pero fue llevada a cabo bajo la restauración monárquica de Carlos II, y desde aquél entonces el monopolio judío de la monarquía inglesa se hizo definitivo. Resultado además de la judaización del puritanismo fue la conversión de no pocos puritanos al judaísmo, efecto secundario a decir verdad, ya que el objetivo primario del judío es judaizar al cristiano para manipularlo, no que éste se convierta al judaísmo, ya que el pueblo judío no está interesado en hacer prosélitos como cualquier otra religión: «El Talmud dice que un «ger», un convertido, es tan difícil de soportar como una plaga. Allí es en el doble aspecto de religión- nación del judaísmo donde ponemos el dedo» (Nahum Goldman, «La parábola judía», pág. 76, ed. Losada. Bs. As., 1979). Fruto además de la judaización puritana de la vida inglesa fue la teoría del Angloisraelismo, teoría que sostiene que los ingleses provienen de las diez tribus perdidas de Israel, que habrían llegado a las Islas Británicas en dos grupos diferentes, los celtas primero y los anglosajones y normandos después; el primero en sustentar esta alocada teoría fue el pastor puritano John Sadler (1615- 1674) amigo íntimo de Cromwell y miembro del Parlamento, publicó su obra «Rights of the Kingdom» (1649) donde pretendía demostrar la teoría angloisraelita, pero quien la desarrolló definitivamente fue el escocés John Wilson en su obra «Our Israelitish Origin» (1840); es pues necesario entender esto para comprender la idiosincrasia inglesa que no es más que una mentalidad pirata y judaizada, y con ésto también se ampliarán los horizontes en cuanto al origen y espíritu de ciertas situaciones históricas donde estuvieron presentes «los de la Isla».

Por #bottegadivina

Bottega Divina es un Canal dedicado a aplicar la tradición moral Cristiana a situaciones críticas en la política y la sociedad. Abogamos y velamos por la aplicación de los principios fundamentales de la sociedad, como el derecho natural, en los ámbitos políticos y sociales.

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