Antonio Caponnetto
“Porque si esto hacen con el leño verde, ¿qué será del seco?
Ls. XXXII,31.
Camino al Calvario lo detuvo el llanto
de ojos de mujeres buscando respuestas,
sedienta de sedes, ahogada en quebranto
su boca pregunta fundadas protestas.
Sabe que las ramas resecas se queman,
que al tuero marchito lo consume el fuego,
sarmientos sin vides entre llamas treman
como tiembla el pulso tras un largo ruego.
Y sabe que tierra de espinas y abrojos,
calcinan sus frutos, maldicen sus eras,
mientras Dios bendice lagares. Sus ojos
marcan los solsticios de las primaveras.
Por eso interroga mientras profetiza
a aquellas matronas de luto y de trigo,
si el Justo es tratado como una ceniza
no espere el culpable quedar sin castigo.
No lo espere nadie falsario o perjuro
ni ciudad, aldea, nación o comarca
que hayan desterrado del pilar o el muro
la Cruz que el espacio define y demarca.
La tierra que bebe la lluvia que cae,
es pródiga en surcos como madre fiel,
pero un vaticinio de ruinas recae:
quien niegue la Gracia beberá su hiel.
Es noche en la Iglesia, señorea el mundo,
vuélvenos el trono que a Pedro recuerde.
Danos parresía, Señor, y el rotundo
Amor sin medida por el Leño Verde.
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7. La cena del Señor, o Misa, es el encuentro sagrado o congregación de la asamblea del pueblo de Dios, con presidencia del sacerdote, para celebrar el memorial del Señor. Por esta razón, se aplica eminentemente a tal reunión local de la santa Iglesia la promesa de Cristo: “Donde se reúnen dos o tres en mi nombre, ahí estoy yo en medio de ellos (Mt. 18, 20)”
Esta es la definición original completa de la misa según el Novus Ordo Missae de 1969, el Nuevo Orden de la Misa promulgado por la Constitución Apostólica Missale Romanum, para horror de los creyentes católicos, hace hoy exactamente 50 años, que reducía el santo sacrificio del altar a una «comitiva»