SANTOS CONTRA LA PESTE
LA PESTE
El Mundo Antiguo se vio azotado por enfermedades que se extendieron velozmente con carácter epidémico o pandémico CON gran mortandad.
Estas epidemias recibieron el nombre genérico de pestes.
En la Biblia es donde se encuentran las primeras menciones de la peste. En el Antiguo Testamento hay claras alusiones a ella. En Exodo (9,5) puede leerse: «Yahveh dijo a Moisés y
Aaron: Coged puñados de ceniza de horno y espárzala Moisés hacia el cielo a vista de Faraón y se convertirá en polvo menudo en toda la tierra de Egipto de lo que resultarán tumores apostemados así en los hombres como en las bestias».
LA PESTE EN LA BIBLIA
El ángel del señor respetó las casas ungidas con sangre en Egipto. Pero si la sangre de los machos cabríos y de los toros, y la ceniza de la ternera sacrificada, esparcida sobre los inmundos, los santifica en orden a la purificación… ¿cuánto más la sangre de Cristo? , el cual por impulso del Espíritu Santo se ofreció a sí mismo inmaculado a Dios, limpiará nuestras conciencias de las obras muertas de los pecados, para que tributemos un verdadero culto al Dios vivo? Heb 9:12,13
Somos ese pueblo que Cristo escogió para sí, y lo somos, porque así lo hemos escogido, escogemos acatar los mandamientos y los sacramentos, los que nos hace pueblo elegido, porque hacemos Su Voluntad.
Somos el pueblo que más sabe de pestes, porque desde que fuimos rescatados de la esclavitud, Dios nos ha guiado y han sido muchos los mares rojos que hemos cruzado guiados por Su luz y son innumerables los desiertos que hemos cruzado, alimentados por el Mana de la Eucaristía y son muchas las rocas de las que ha brotado agua en la sequía, para calmar nuestra sed en este milenario camino de la Fe..
Sabemos lo qué es, la peste de pecado y lo que le hace al que no se convierte, porque tenemos el testimonio del diluvio del que solo salieron Noe y su familia y conocemos las consecuencias que los pecadores pagan porque sabemos que, de Sodoma, solo Lot y sus hijas se salvaron.
La peste cae sobre los enemigos de Dios, como les paso a los pueblos que expulsó, para dar la tierra prometida a su pueblo, que hoy eres tú, si acatas los mandamientos, los sacramentos y estas en gracia de Dios. Recuerda que polvo eres y en polvo te convertirás. Tu alma, al morir ira al lugar que elijas hoy. Ten Fe en el señor y su madre santísima y cúbrete con su sangre preciosa y los sacramentales, que son las armas del laico y se feliz, Dios te Ama.
VERSÍCULOS DE LA BIBLIA SOBRE PLAGAS
Ezequiel 6:11-12
Así dice el Señor DIOS: «Bate tus manos, golpea con tu pie, y di: ` ¿Ay!, a causa de todas las graves abominaciones de la casa de Israel, que a espada, de hambre y de pestilencia caerán. `El que esté lejos morirá de pestilencia, el que esté cerca caerá a espada, y el que quede y esté sitiado de hambre morirá. Así desahogaré mi furor sobre ellos.
2 Crónicas 20:9
«Si viene mal sobre nosotros, espada, juicio, pestilencia o hambre, nos presentaremos delante de esta casa y delante de ti (porque tu nombre está en esta casa), y clamaremos a ti en nuestra angustia, y tú oirás y {nos} salvarás.»
Jeremías 14:12
Cuando ayunen, no escucharé su clamor; cuando ofrezcan holocausto y ofrenda de cereal, no los aceptaré; sino que con espada, con hambre y con pestilencia los destruiré.
Jeremías 27:8
`Y sucederá que la nación o el reino que no sirva a Nabucodonosor, rey de Babilonia, y que no ponga su cerviz bajo el yugo del rey de Babilonia, con espada, con hambre y con pestilencia a esa nación castigaré’ –declara el SEÑOR– `hasta que yo la haya destruido por su mano.
Ezequiel 14:21
Porque así dice el Señor DIOS: ¡Cuánto más cuando yo envíe mis cuatro terribles juicios contra Jerusalén: espada, hambre, fieras y plaga para cortar de ella hombres y animales!
Apocalipsis 6:8
Y miré, y he aquí, un caballo amarillento; y el que estaba montado en él se llamaba Muerte; y el Hades lo seguía. Y se les dio autoridad sobre la cuarta parte de la tierra, para matar con espada, con hambre, con pestilencia y con las fieras de la tierra.
Éxodo 7:17-18
«Así dice el SEÑOR: `En esto conocerás que yo soy el SEÑOR: he aquí, yo golpearé con la vara que está en mi mano las aguas que están en el Nilo, y se convertirán en sangre. `Y los peces que hay en el Nilo morirán, y el río se corromperá y los egipcios tendrán asco de beber el agua del Nilo.'»
Éxodo 8:5-6
Dijo además el SEÑOR a Moisés: Di a Aarón: «Extiende tu mano con tu vara sobre los ríos, sobre los arroyos y sobre los estanques, y haz que suban ranas sobre la tierra de Egipto.» Y extendió Aarón su mano sobre las aguas de Egipto, y las ranas subieron y cubrieron la tierra de Egipto.
Éxodo 9:6
Y el SEÑOR hizo esto al día siguiente, y perecieron todos los ganados de Egipto; pero de los ganados de los hijos de Israel, ni un solo {animal} murió.
Éxodo 10:4-6
«Porque si te niegas a dejar ir a mi pueblo, he aquí, mañana traeré langostas a tu territorio. «Y cubrirán la superficie de la tierra, de modo que nadie podrá verla. También comerán el resto de lo que ha escapado, lo que os ha quedado del granizo, y comerán todo árbol que os crece en el campo. «Y llenarán tus casas, las casas de todos tus siervos y las casas de todos los egipcios, {algo} que ni tus padres ni tus abuelos han visto desde el día que vinieron al mundo hasta hoy.» Y {Moisés} se volvió y salió de la presencia de Faraón.
Éxodo 11:4-6
Y Moisés dijo: Así dice el SEÑOR: «Como a medianoche yo pasaré por toda la tierra de Egipto, y morirá todo primogénito en la tierra de Egipto, desde el primogénito de Faraón que se sienta en su trono, hasta el primogénito de la sierva que está detrás del molino; también todo primogénito del ganado. «Y habrá gran clamor en toda la tierra de Egipto, como nunca {antes} lo ha habido y como nunca más lo habrá.
Éxodo 12:29-30
Y sucedió que a la medianoche, el SEÑOR hirió a todo primogénito en la tierra de Egipto, desde el primogénito de Faraón que se sentaba sobre su trono, hasta el primogénito del cautivo que estaba en la cárcel, y todo primogénito del ganado. Y se levantó Faraón en la noche, él con todos sus siervos y todos los egipcios; y hubo gran clamor en Egipto, porque no había hogar donde no hubiera alguien muerto.
Éxodo 8:12-13
Entonces Moisés y Aarón salieron de {la presencia de} Faraón, y Moisés clamó al SEÑOR acerca de las ranas que El había puesto sobre Faraón. Y el SEÑOR hizo conforme a la palabra de Moisés, y murieron las ranas de las casas, de los patios y de los campos.
Éxodo 9:29
Y Moisés le dijo: Tan pronto como yo salga de la ciudad, extenderé mis manos al SEÑOR; los truenos cesarán, y no habrá más granizo, para que sepas que la tierra es del SEÑOR.
Éxodo 10:18-19
Y {Moisés} salió de la {presencia de} Faraón y oró al SEÑOR. Y el SEÑOR cambió {el viento} a un viento occidental muy fuerte que se llevó las langostas y las arrojó al mar Rojo; ni una langosta quedó en todo el territorio de Egipto.
Salmos 78:41-51
Tentaron a Dios una y otra vez, y afligieron al Santo de Israel. No se acordaron de su poder, del día en que los redimió del adversario, cuando hizo sus señales en Egipto, y sus prodigios en el campo de Zoán.
Salmos 105:26-36
Envió a Moisés su siervo, {y} a Aarón a quien había escogido. Estos hicieron las maravillas de Dios entre ellos, y prodigios en la tierra de Cam. Mandó tinieblas e hizo que se oscureciera, pero ellos no prestaron atención a sus palabras.
Salmos 135:8-9
Hirió a los primogénitos de Egipto, tanto de hombre como de animal. Envió señales y prodigios en medio de ti, oh Egipto, sobre Faraón y todos sus siervos.
Amós 4:10
Envié contra vosotros una plaga, como la {plaga} de Egipto, maté a espada a vuestros jóvenes, junto con vuestros caballos capturados, e hice subir hasta vuestras narices el hedor de vuestro campamento; pero no os habéis vuelto a mí –declara el SEÑOR.
Hechos 7:36
Este hombre los sacó, haciendo prodigios y señales en la tierra de Egipto, en el mar Rojo y en el desierto por cuarenta años.
Levítico 26:23-26
«Y si con estas cosas no os enmendáis ante mí, sino que procedéis con hostilidad contra mí, entonces yo procederé con hostilidad contra vosotros; y yo mismo os heriré siete veces por vuestros pecados. «Y traeré sobre vosotros una espada que ejecutará venganza a causa del pacto; y cuando os reunáis en vuestras ciudades, enviaré pestilencia entre vosotros, para que seáis entregados en manos del enemigo.
Levítico 26:14-16
«Pero si no me obedecéis y no ponéis por obra todos estos mandamientos, si despreciáis mis estatutos y si aborrece vuestra alma mis ordenanzas para no poner por obra todos mis mandamientos, quebrantando así mi pacto, yo, por mi parte, os haré esto: Pondré sobre vosotros terror súbito, tisis y fiebre que consuman los ojos y hagan languidecer el alma. En vano sembraréis vuestra semilla, pues vuestros enemigos la comerán.
Deuteronomio 28:20-24
Enviará el SEÑOR sobre ti maldición, confusión y censura en todo lo que emprendas, hasta que seas destruido y hasta que perezcas rápidamente, a causa de la maldad de tus hechos, porque me has abandonado. El SEÑOR hará que la peste se te pegue hasta que te haya consumido de sobre la tierra adonde vas a entrar para poseerla. Te herirá el SEÑOR de tisis, de fiebre, de inflamación y de gran ardor, con la espada, con tizón y con añublo; y te perseguirán hasta que perezcas.
Éxodo 32:33-35
Y el SEÑOR dijo a Moisés: Al que haya pecado contra mí, lo borraré de mi libro. Pero ahora ve, conduce al pueblo adonde te he dicho. He aquí, mi ángel irá delante de ti; mas el día que yo los visite, los castigaré por su pecado. Y el SEÑOR hirió al pueblo por lo que hicieron con el becerro que Aarón había hecho.
Números 11:26, 31-34
Dirás también al pueblo: Purificaos; mañana comeréis carnes, ya que os he oído decir: ¿Quién nos dará carnes para comer?, mejor nos iba en Egipto. Sí, el Señor os dará carnes para que comáis no un día, ni dos, ni cinco, ni diez, ni veinte; sino por todo un mes entero, hasta que os salgan por las narices y os cause náusea; Pero Moisés respondió: Hay en este pueblo seiscientos mil hombres de a pie; y tú dices: Yo les daré de comer carnes, un mes entero. ¿Por ventura se ha de matar tan gran muchedumbre de ovejas y de bueyes que les basten para comer?; ¿o se habrán de juntar a una todos los peces del mar, para hartarlos? Le replicó el Señor: Pues que, ¿acaso flaquea la mano del Señor? Bien presto verás si tiene efecto mi palabra.
Y salió de parte del SEÑOR un viento que trajo codornices desde el mar y {las} dejó caer junto al campamento, como un día de camino de este lado, y un día de camino del otro lado, por todo alrededor del campamento, y como dos codos {de espesor} sobre la superficie de la tierra. Y el pueblo {estuvo} levantado todo el día, toda la noche, y todo el día siguiente, y recogieron las codornices (el que recogió menos, recogió diez coros), y {las} tendieron para sí por todos los alrededores del campamento. Todavía tenían las carnes entre los dientes y no se había aún acabado semejante vianda, cuando de repente irritado el furor del Señor contra el pueblo, le castigó con una plaga sobremanera grande. Por cuyo motivo fue nombrado aquel lugar sepulcros de concupiscencia; porque allí quedó sepultada la gente que tuvo aquel antojo. Partidos, en fin, de los sepulcros de concupiscencia, vinieron a Haserot, donde acamparon.
Números 14:36-38
En cuanto a los hombres a quienes Moisés envió a reconocer la tierra, y que volvieron e hicieron a toda la congregación murmurar contra él dando un mal informe acerca de la tierra, aquellos hombres que dieron el mal informe acerca de la tierra, murieron debido a una plaga delante del SEÑOR. Pero Josué, hijo de Nun, y Caleb, hijo de Jefone, sobrevivieron de entre aquellos hombres que fueron a reconocer la tierra.
Números 16:41-50
Pero al día siguiente, toda la congregación de los hijos de Israel murmuró contra Moisés y Aarón, diciendo: Vosotros sois los que habéis sido la causa de la muerte del pueblo del SEÑOR. Sucedió, sin embargo, que cuando la congregación se había juntado contra Moisés y Aarón, se volvieron hacia la tienda de reunión, y he aquí, la nube la cubría y la gloria del SEÑOR apareció. Y Moisés y Aarón fueron al frente de la tienda de reunión,
Números 25:3-9
Así Israel se unió a Baal de Peor, y se encendió la ira del SEÑOR contra Israel. Y el SEÑOR dijo a Moisés: Toma a todos los jefes del pueblo y ejecútalos delante del SEÑOR a plena luz del día, para que se aparte de Israel la ardiente ira del SEÑOR. Entonces Moisés dijo a los jueces de Israel: Cada uno de vosotros mate a aquellos de los suyos que se han unido a Baal de Peor.
2 Samuel 24:11-17
Cuando David se levantó por la mañana, la palabra del SEÑOR vino al profeta Gad, vidente de David, diciendo: Ve y di a David: «Así dice el SEÑOR: `Te ofrezco tres cosas; escoge para ti una de ellas, para que yo la haga.'» Así que Gad fue a David y se lo hizo saber, diciéndo{le:} ¿{Quieres que} te vengan siete años de hambre en tu tierra, o que huyas por tres meses delante de tus enemigos mientras te persiguen, o que haya tres días de pestilencia en tu tierra? Considera ahora, y mira qué respuesta he de dar al que me envió.
1 Crónicas 21:9-17
Y el SEÑOR habló a Gad, vidente de David, diciendo: Ve y habla a David, y dile: «Así dice el SEÑOR: `Te propongo tres cosas; escoge para ti una de ellas, para que yo te {la} haga.'» Entonces vino Gad a David y le dijo: Así dice el SEÑOR: «Escoge para ti:
Joel 1:2-12
Oíd esto, ancianos, y prestad oído, habitantes todos de la tierra. ¿Ha acontecido cosa semejante en vuestros días, o en los días de vuestros padres? Contadlo a vuestros hijos, y vuestros hijos a sus hijos, y sus hijos a la siguiente generación. Lo que dejó la oruga, lo comió la langosta; lo que dejó la langosta, lo comió el pulgón; y lo que dejó el pulgón, lo comió el saltón.
Amós 4:6-11
Yo también os he dado dientes limpios en todas vuestras ciudades, y falta de pan en todos vuestros lugares; pero os no habéis vuelto a mí –declara el SEÑOR. Y además os retuve la lluvia cuando aún {faltaban} tres meses para la siega; hice llover sobre una ciudad y sobre otra ciudad no hice llover; sobre una parte llovía, y la parte donde no llovía, se secó. Así que de dos {o} tres ciudades iban tambaleándose a otra ciudad para beber agua, y no se saciaban; pero no os habéis vuelto a mí –declara el SEÑOR.
Números 14:10-20
Pero toda la congregación dijo que los apedrearan. Entonces la gloria del SEÑOR apareció en la tienda de reunión a todos los hijos de Israel. Y el SEÑOR dijo a Moisés: ¿Hasta cuándo me desdeñará este pueblo? ¿Y hasta cuándo no creerán en mí a pesar de todas las señales que he hecho en medio de ellos? Los heriré con pestilencia y los desalojaré, y a ti te haré una nación más grande y poderosa que ellos.
Números 16:46-48
Y Moisés le dijo a Aarón: Toma tu incensario y pon en él fuego del altar, y echa incienso {en él;} tráelo entonces pronto a la congregación y haz expiación por ellos, porque la ira ha salido de parte del SEÑOR. ¡La plaga ha comenzado! Aarón {lo} tomó como Moisés le había dicho, y corrió hacia el medio de la asamblea, pues he aquí que la plaga ya había comenzado entre el pueblo. Y echó el incienso e hizo expiación por el pueblo. Y se colocó entre los muertos y los vivos, y la plaga se detuvo.
Números 21:6-9
Y el SEÑOR envió serpientes abrasadoras entre el pueblo, y mordieron al pueblo, y mucha gente de Israel murió. Entonces el pueblo vino a Moisés y dijo: Hemos pecado, porque hemos hablado contra el SEÑOR y contra ti; intercede con el SEÑOR para que quite las serpientes de entre nosotros. Y Moisés intercedió por el pueblo. Y el SEÑOR dijo a Moisés: Hazte una {serpiente} abrasadora y ponla sobre un asta; y acontecerá que cuando todo el que sea mordido la mire, vivirá.
Números 25:3, 6-11
Israel se consagró a Beelfegor. Por lo que enojado el Señor, dijo a Moisés: Toma contigo todos los caudillos del pueblo, y haz colgar a los culpables en patíbulos a la luz del sol, para que mi cólera se retire de Israel.
En consecuencia, dijo Moisés a los jueces de Israel: Mate cada cual a sus allegados que se han consagrado a Beelfegor. Y he aquí que un hombre, uno de los hijos de Israel, vino y presentó una ramera madianita a sus parientes, a la vista de Moisés y a la vista de toda la congregación de los hijos de Israel, que lloraban a la puerta de la tienda de reunión. Y cuando lo vio Finees, hijo de Eleazar, hijo del sacerdote Aarón, se levantó de en medio de la congregación, y tomando una lanza en su mano, fue tras el hombre de Israel, entró en la alcoba y los traspasó a los dos, al hombre de Israel y a la mujer por su vientre. Y así cesó la plaga sobre los hijos de Israel. y quedaron muertos veinticuatro mil hombres.
2 Samuel 24:18-25
Y Gad vino a David aquel día y le dijo: Sube, edifica un altar al SEÑOR en la era de Arauna jebuseo. David subió conforme a la palabra de Gad, tal como el SEÑOR había ordenado. Y Arauna miró y vio al rey y a sus siervos que venían hacia él; y saliendo Arauna, se postró rostro en tierra delante del rey.Leer más.
1 Crónicas 21:18-26
Luego el ángel del SEÑOR ordenó a Gad que dijera a David que subiera y edificara un altar al SEÑOR en la era de Ornán jebuseo. David subió según la palabra que Gad había hablado en nombre del SEÑOR. Y volviéndose Ornán, vio al ángel, y sus cuatro hijos {que estaban} con él se escondieron. Y Ornán estaba trillando trigo.Leer más.
1 Reyes 8:37-40
Si hay hambre en la tierra, si hay pestilencia, si hay tizón {o} añublo, langosta {o} saltamontes, si su enemigo los sitia en la tierra de sus ciudades, cualquier plaga, cualquier enfermedad {que haya}, toda oración {o} toda súplica que sea hecha por cualquier hombre {o} por todo tu pueblo Israel, conociendo cada cual la aflicción de su corazón, y extendiendo sus manos hacia esta casa, escucha tú {desde} los cielos, el lugar de tu morada, y perdona, actúa y da a cada uno conforme a todos sus caminos, {ya que} conoces su corazón (porque sólo tú conoces el corazón de todos los hijos de los hombres),Leer más.
2 Crónicas 6:28-31
Si hay hambre en la tierra, si hay pestilencia, si hay tizón o añublo, langosta o saltamontes, si sus enemigos los sitian en la tierra de sus ciudades, cualquier plaga o cualquier enfermedad {que haya}, toda oración {o} toda súplica que sea hecha por cualquier hombre o por todo tu pueblo Israel, conociendo cada cual su aflicción y su dolor, y extendiendo sus manos hacia esta casa, escucha tú desde los cielos, el lugar de tu morada, y perdona y da a cada uno conforme a todos sus caminos, ya que conoces su corazón (porque sólo tú conoces el corazón de los hijos de los hombres),Leer más.
Salmos 106:23
El dijo que los hubiera destruido, de no haberse puesto Moisés, su escogido, en la brecha delante de El, a fin de apartar su furor para que no {los} destruyera.
Jeremías 21:5-10
`Y yo pelearé contra vosotros con mano extendida y brazo poderoso, y con ira, furor y gran enojo. `Heriré a los habitantes de esta ciudad, y hombres y animales morirán de gran pestilencia. `Y después’ –declara el SEÑOR– `a Sedequías, rey de Judá, a sus siervos, al pueblo y a los que sobrevivan en esta ciudad de la pestilencia, de la espada y del hambre, los entregaré en manos de Nabucodonosor, rey de Babilonia, en manos de sus enemigos y en manos de los que buscan sus vidas; y él los herirá a filo de espada. No los perdonará ni les tendrá piedad ni compasión.'»
Jeremías 24:10
«Y enviaré sobre ellos espada, hambre y pestilencia hasta que sean exterminados de la tierra que les di a ellos y a sus padres.»
Jeremías 29:17-19
así dice el SEÑOR de los ejércitos: «He aquí, yo envío contra ellos la espada, el hambre y la pestilencia, y los pondré como higos reventados que de podridos no se pueden comer. «Los perseguiré con la espada, con el hambre y con la pestilencia, y los haré motivo de espanto para todos los reinos de la tierra, para que sean maldición, horror, burla y oprobio entre todas las naciones adonde los he arrojado, porque no han escuchado mis palabras» –declara el SEÑOR– «que les envié repetidas veces por medio de mis siervos los profetas; pero no escuchasteis» –declara el SEÑOR.
Jeremías 34:17
Por tanto, así dice el SEÑOR: «Vosotros no me habéis obedecido proclamando libertad cada uno a su hermano y cada uno a su prójimo. He aquí, proclamo contra vosotros libertad» –declara el SEÑOR– «a la espada, a la pestilencia y al hambre; y haré de vosotros motivo de espanto para todos los reinos de la tierra.
Jeremías 44:13
«Y castigaré a los que moran en la tierra de Egipto, como he castigado a Jerusalén, con espada, con hambre y con pestilencia.
Ezequiel 5:12
«Una tercera parte de ti morirá de pestilencia o será consumida por el hambre en medio de ti, otra tercera parte caerá a espada alrededor de ti y la otra tercera parte esparciré a todos los vientos, y yo desenvainaré la espada tras ellos.
Ezequiel 33:27
Así les dirás: «Así dice el Señor DIOS: `Vivo yo, que los que están en los lugares desolados caerán a espada, y los que están en campo abierto los entregaré a las fieras para ser devorados, y los que están en los refugios y en las cuevas, de pestilencia morirán.
1 Samuel 5:6-12
Y la mano del SEÑOR se hizo pesada sobre los de Asdod, y los desoló y los hirió con tumores, tanto a Asdod como a sus territorios. Cuando los hombres de Asdod vieron lo que les sucedía, dijeron: El arca del Dios de Israel no debe quedar con nosotros, pues su mano es dura sobre nosotros y sobre Dagón nuestro dios. Enviaron, pues, e hicieron venir a ellos a todos los príncipes de los filisteos, y dijeron: ¿Qué haremos con el arca del Dios de Israel? Y ellos respondieron: Que se traslade el arca del Dios de Israel a Gat. Y trasladaron el arca del Dios de Israel.
Isaías 19:22
Y el SEÑOR herirá a Egipto; herirá pero sanará; y ellos volverán al SEÑOR, y El les responderá y los sanará.
Jeremías 28:8
Los profetas que fueron antes de mí y antes de ti desde la antigüedad, profetizaron guerra, calamidad y pestilencia contra muchas tierras y contra grandes reinos.
Ezequiel 28:22-23
y di: «Así dice el Señor DIOS: `He aquí, estoy contra ti, Sidón, y seré glorificado en medio de ti; y sabrán que yo soy el SEÑOR, cuando ejecute juicios en ella, y manifieste en ella mi santidad. `Enviaré a ella pestilencia y sangre a sus calles; los heridos caerán en medio de ella por la espada {que está} sobre ella por todos lados; y sabrán que yo soy el SEÑOR.
Habacuc 3:5-6
Delante de El va la pestilencia, y la plaga sigue sus pasos. Se detuvo, e hizo temblar la tierra, miró e hizo estremecerse a las naciones. Sí, se desmoronaron los montes perpetuos, se hundieron las colinas antiguas. Sus caminos son eternos.
Zacarías 14:12-15
Esta será la plaga con que el SEÑOR herirá a todos los pueblos que han hecho guerra contra Jerusalén: se pudrirá su carne estando ellos aún de pie, y se pudrirán sus ojos en sus cuencas, y su lengua se pudrirá en su boca. Y sucederá aquel día que habrá entre ellos un gran pánico del SEÑOR; y cada uno agarrará la mano de su prójimo, y levantará su mano contra la mano de su prójimo. También Judá peleará en Jerusalén; y se amontonarán las riquezas de todas las naciones circunvecinas: oro, plata y vestidos en gran abundancia.
Lucas 21:11
{habrá} grandes terremotos, y plagas y hambres en diversos lugares; y habrá terrores y grandes señales del cielo.
Mateo 24:7
Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino, y en diferentes lugares habrá hambre y terremotos.
Marcos 13:8
Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá terremotos en diversos lugares; y habrá hambres. Esto {sólo} es {el} comienzo de dolores.
Apocalipsis 11:6
Estos tienen poder para cerrar el cielo a fin de que no llueva durante los días en que ellos profeticen; y tienen poder sobre las aguas para convertirlas en sangre, y para herir la tierra con toda {suerte de} plagas todas las veces que quieran.
Apocalipsis 15:1
Y vi otra señal en el cielo, grande y maravillosa: siete ángeles que tenían siete plagas, las últimas, porque en ellas se ha consumado el furor de Dios.
Apocalipsis 16:1-21
Y oí una gran voz que desde el templo decía a los siete ángeles: Id y derramad en la tierra las siete copas del furor de Dios. El primer {ángel} fue y derramó su copa en la tierra; y se produjo una llaga repugnante y maligna en los hombres que tenían la marca de la bestia y que adoraban su imagen. El segundo {ángel} derramó su copa en el mar, y se convirtió en sangre como de muerto; y murió todo ser viviente que {había} en el mar.
Apocalipsis 18:4-8
Y oí otra voz del cielo que decía: Salid de ella, pueblo mío, para que no participéis de sus pecados y para que no recibáis de sus plagas; porque sus pecados se han amontonado hasta el cielo, y Dios se ha acordado de sus iniquidades. Pagadle tal como ella ha pagado, y devolved{le} doble según sus obras; en la copa que ella ha preparado, preparad el doble para ella.
Apocalipsis 22:18
Yo testifico a todos los que oyen las palabras de la profecía de este libro: Si alguno añade a ellas, Dios traerá sobre él las plagas que están escritas en este libro;
Salmos 91:3-8
Porque El te libra del lazo del cazador y de la pestilencia mortal. Con sus plumas te cubre, y bajo sus alas hallas refugio; escudo y baluarte es su fidelidad. No temerás el terror de la noche, ni la flecha que vuela de día,
Éxodo 8:22-23
`Mas en aquel día yo pondré aparte la tierra de Gosén en la que mora mi pueblo, para que no haya allí enjambres de insectos, a fin de que sepas que yo, el SEÑOR, estoy en medio de la tierra; y yo haré distinción entre mi pueblo y tu pueblo. Mañana tendrá lugar esta señal.'»
Éxodo 9:4
`Pero el SEÑOR hará distinción entre los ganados de Israel y los ganados de Egipto, y nada perecerá de todo lo que pertenece a los hijos de Israel.'»
Éxodo 10:23
No se veían unos a otros, nadie se levantó de su lugar por tres días, pero todos los hijos de Israel tenían luz en sus moradas.
Éxodo 11:7
«Pero a ninguno de los hijos de Israel ni {siquiera} un perro {le} ladrará, ni a hombre ni a animal, para que entendáis cómo el SEÑOR hace distinción entre Egipto e Israel.»
Éxodo 12:13
«Y la sangre os será por señal en las casas donde estéis; y cuando yo vea la sangre pasaré sobre vosotros, y ninguna plaga vendrá sobre vosotros para destruir{os} cuando yo hiera la tierra de Egipto.
LITURGIA CONTRA LA PESTE
SALMOS CONTRA EL MAL
SALMO 120
El guardián del pueblo
1Levanto mis ojos a los montes:
¿de dónde me vendrá el auxilio?
2El auxilio me viene del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.
3No permitirá que resbale tu pie,
tu guardián no duerme;
4no duerme ni reposa
el guardián de Israel.
5El Señor te guarda a su sombra,
está a tu derecha;
6de día el sol no te hará daño,
ni la luna de noche.
7El Señor te guarda de todo mal,
él guarda tu alma;
8el Señor guarda tus entradas y salidas,
ahora y por siempre.
MONICIONES PARA EL REZO CRISTIANO DEL SALMO 120
Introducción general
Aunque por el contenido este salmo pueda ser clasificado entre los de confianza, por su forma pertenece a las lamentaciones seguidas de una promesa de salvación. En el salterio es una de las canciones para las «subidas». Posiblemente no se entonaba al iniciarse la ida a Jerusalén, sino al retornar a casa. El peregrino ha podido contemplar Jerusalén y su magnificencia, ha asistido a las funciones cultuales, ha oído la historia santa, se ha instruido en la Ley… Ahora debe volver. La nostalgia comienza a abrir brecha en su alma. El camino de retorno está lleno de peligros. ¿De dónde le vendrá la ayuda para llegar sano y salvo? Para implorar la ayuda salvadora se compuso este salmo al Guardián de Israel, Guardián de todos los israelitas.
Si bien en el seno del salmo hay un desplazamiento de la primera a la segunda persona, parece que es un mismo salmista el que pregunta y se responde, y proclama su convicción para los demás. Por lo cual el salmo puede ser recitado del siguiente modo:
— Por un solo salmista.
— Alternando un salmista y la asamblea:
Salmista, Búsqueda del auxilio: «Levanto mis ojos… que hizo el cielo y la tierra» (vv. 1-2).
Asamblea, Variaciones sobre el tema: «No permitirá… ahora y por siempre» (vv. 3-8).
Canción del peregrino
La razón de ser del pueblo de Dios es una orden de marcha: «Sal de tu tierra… a la tierra que yo te mostraré» (Gn 12,1), revalidada en la experiencia del Éxodo, en el que Israel «marcha con su Dios». Aunque en la travesía Dios sostenga a su pueblo como un padre cuida de su hijo, el camino está erizado de peligros. El peregrino necesita afirmarse sus íntimas seguridades para emprender el camino con valentía. Puede llegar la hora en que todos abandonen al Peregrino, pero no está solo, «el Padre está conmigo» (Jn 16,32). Esta presencia preservadora del mal o la promesa hecha por el Peregrino que llegó a Jerusalén de no dejarnos solos (Jn 17-18), nos dará fuerza para saltar los obstáculos que surjan en el camino. Nuestras entradas y salidas, toda la actividad humana, están en manos de Dios.
«Te guardaré por doquiera que vayas»
Los dioses paganos tienen tantas ocupaciones que se cansan y duermen cuando sus adoradores piden su asistencia. El Hacedor del cielo y de la tierra, por el contrario, no conoce la fatiga. Promete asistencia a Jacob, su protegido (Gn 28,15), y es, de hecho, la sombra protectora del pueblo. Al abrigo de esa sombra, a la luz esplendorosa del día, cuyo nombre es «Padre», caminó el itinerante Jesús. Cuantos buscan auxilio en el Padre poderoso, lo obtienen, porque nadie puede arrebatar nada de su mano. Lo cual vale sobre todo para estos tiempos en que hemos vuelto a Cristo, el Pastor y el Guardián de nuestras vidas (1 Pe 2,25). Los lobos rapaces no podrán contender con nuestro Guardián y Pastor. Él ha venido para que tengamos vida y la tengamos en abundancia.
El Sol de la nueva Ciudad
Los orientales pensaban que tanto el sol como la luna tenían virtualidades perniciosas. Pero Yahvé es una sombra protectora para el pueblo. De ahí nace el gran deseo del creyente: que Dios le cobije bajo la sombra de sus alas. Estará a salvo no sólo del bochorno del camino, sino también de las insidias enemigas, porque la vida de los justos está en las manos de Dios. ¡Cuán maravillosamente experimentó Jesús al Dios protector! El semblante radiante de su Padre, su gloria, fue el único sol de su cielo. Por ello, el Padre no permitió que le abrasaran los calores del camino, sino que lo glorificó. En la nueva Ciudad, hacia la que nos encaminamos, lucirá únicamente ese Sol benefactor, y su Lámpara será el Cordero (Ap 21,23). No, no tememos las fatigas del camino, que existe una ciudad más allá de los montes tentadores.
Resonancias en la vida religiosa
Misión «a la intemperie»: La misión del religioso en el mundo no se encuentra al abrigo, sino a la intemperie: en una sociedad pluralista, neo-pagana, progresivamente más beligerante en el aspecto intelectual contra toda forma de fe, y en el aspecto práctico, contra toda tradición.
Hay momentos en los que nuestras palabras caen en el vacío, en los que nuestra vida no es testimonio porque es clasificada entre las formas de vida irregulares, faltas de mordiente interpelador. Cae en el vacío nuestro testimonio, porque es muy difícil llamar la atención en un mundo de sofisticadas técnicas de propaganda.
¿Quién podrá llevar adelante la misión? Aquel que confía en el Señor, pues Él no permitirá que resbalemos, está a nuestro lado. Nos preservará de todo mal. Jesús de Nazaret nos prometió y comunicó su Espíritu, como fuerza que había de acompañar a la Iglesia misionera hasta el fin de los tiempos.
Oraciones sálmicas
Oración I: Dios de nuestro destierro, Tú quisiste que tu Hijo Jesús compartiera nuestra condición de peregrinos y extranjeros y que se convirtiera para nosotros en el camino hacia ti; danos fuerza para superar los obstáculos que surgen en nuestro peregrinar y acrecienta en nosotros el ansia de ir hacia ti. Te lo pedimos, Padre, por el mismo Jesucristo nuestro Señor. Amén.
Oración II: Oh Dios, creador del cielo y de la tierra, que no conoces el cansancio ni la fatiga, Tú fuiste la luz en el camino de tu siervo Jesús, pastor y guardián de nuestras vidas; guarda nuestras entradas y salidas, para que el Maligno no nos arrebate de tus manos. Te lo pedimos, Padre, por el mismo Jesucristo nuestro Señor. Amén.
Oración III: Bajo la sombra de tus alas protectoras nos cobijamos, Señor Dios nuestro; ya que Tú, sol de justicia, no permitiste que el sol de este mundo hiciera daño a tu Hijo, sino que lo glorificaste, concédenos llegar un día a la ciudad, cuyo sol eres Tú, y su lámpara el Cordero. Te lo pedimos, Padre, por el mismo Jesucristo nuestro Señor. Amén.
[Ángel Aparicio y José Cristo Rey García]
CATEQUESIS DE JUAN PABLO II
El guardián de Israel
Amadísimos hermanos y hermanas [decía BENEDICTO XVI]:
- Como ya anuncié el miércoles pasado, he decidido reanudar en las catequesis el comentario a los salmos y cánticos que componen las Vísperas, utilizando los textos preparados por mi querido predecesor el Papa Juan Pablo II.
Iniciamos hoy con el salmo 120. Este salmo forma parte de la colección de «cánticos de las ascensiones», o sea, de la peregrinación hacia el encuentro con el Señor en el templo de Sión. Es un salmo de confianza, pues en él resuena seis veces el verbo hebreo shamar, «guardar, proteger». Dios, cuyo nombre se invoca repetidamente, se presenta como el «guardián» que nunca duerme, atento y solícito, el «centinela» que vela por su pueblo para defenderlo de todo riesgo y peligro.
El canto comienza con una mirada del orante dirigida hacia las alturas, «a los montes», es decir, a las colinas sobre las que se alza Jerusalén: desde allá arriba le vendrá la ayuda, porque allá arriba mora el Señor en su templo (cf. vv. 1-2). Con todo, los «montes» pueden evocar también los lugares donde surgen santuarios dedicados a los ídolos, que suelen llamarse «los altos», a menudo condenados por el Antiguo Testamento (cf. 1 R 3,2; 2 R 18,4). En este caso se produciría un contraste: mientras el peregrino avanza hacia Sión, sus ojos se vuelven hacia los templos paganos, que constituyen una gran tentación para él. Pero su fe es inquebrantable y su certeza es una sola: «El auxilio me viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra» (Sal 120,2). También en la peregrinación de nuestra vida suceden cosas parecidas. Vemos alturas que se abren y se presentan como una promesa de vida: la riqueza, el poder, el prestigio, la vida cómoda. Alturas que son tentaciones, porque se presentan como la promesa de la vida. Pero, gracias a nuestra fe, vemos que no es verdad y que esas alturas no son la vida. La verdadera vida, la verdadera ayuda viene del Señor. Y nuestra mirada, por consiguiente, se vuelve hacia la verdadera altura, hacia el verdadero monte: Cristo.
- Esta confianza está ilustrada en el Salmo mediante la imagen del guardián y del centinela, que vigilan y protegen. Se alude también al pie que no resbala (cf. v. 3) en el camino de la vida y tal vez al pastor que en la pausa nocturna vela por su rebaño sin dormir ni reposar (cf. v. 4). El pastor divino no descansa en su obra de defensa de su pueblo, de todos nosotros.
Luego, en el Salmo, se introduce otro símbolo, el de la «sombra», que supone la reanudación del viaje durante el día soleado (cf. v. 5). El pensamiento se remonta a la histórica marcha por el desierto del Sinaí, donde el Señor camina al frente de Israel «de día en columna de nube para guiarlos por el camino» (Ex 13,21). En el Salterio a menudo se ora así: «A la sombra de tus alas escóndeme…» (Sal 16,8; cf. Sal 90,1). Aquí también hay un aspecto muy real de nuestra vida. A menudo nuestra vida se desarrolla bajo un sol despiadado. El Señor es la sombra que nos protege, nos ayuda.
- Después de la vela y la sombra, viene el tercer símbolo: el del Señor que «está a la derecha» de sus fieles (cf. Sal 120,5). Se trata de la posición del defensor, tanto en el ámbito militar como en el procesal: es la certeza de que el Señor no abandona en el tiempo de la prueba, del asalto del mal y de la persecución. En este punto, el salmista vuelve a la idea del viaje durante un día caluroso, en el que Dios nos protege del sol incandescente.
Pero al día sucede la noche. En la antigüedad se creía que incluso los rayos de la luna eran nocivos, causa de fiebre, de ceguera o incluso de locura; por eso, el Señor nos protege también durante la noche (cf. v. 6), en las noches de nuestra vida.
El Salmo concluye con una declaración sintética de confianza. Dios nos guardará con amor en cada instante, protegiendo nuestra vida de todo mal (cf. v. 7). Todas nuestras actividades, resumidas en dos términos extremos: «entradas» y «salidas», están siempre bajo la vigilante mirada del Señor. Asimismo, lo están todos nuestros actos y todo nuestro tiempo, «ahora y por siempre» (v. 8).
- Ahora, al final, queremos comentar esta última declaración de confianza con un testimonio espiritual de la antigua tradición cristiana. En efecto, en el Epistolario de Barsanufio de Gaza (murió hacia mediados del siglo VI), un asceta de gran fama, al que consultaban monjes, eclesiásticos y laicos por su clarividente discernimiento, encontramos que cita con frecuencia el versículo del Salmo: «El Señor te guarda de todo mal; él guarda tu alma». Con este Salmo, con este versículo, Barsanufio quería confortar a los que le manifestaban sus aflicciones, las pruebas de la vida, los peligros y las desgracias.
En cierta ocasión, Barsanufio, cuando un monje le pidió que orara por él y por sus compañeros, respondió así, incluyendo en sus deseos la cita de ese versículo: «Hijos míos queridos, os abrazo en el Señor, y le suplico que os guarde de todo mal y os dé paciencia como a Job, gracia como a José, mansedumbre como a Moisés y el valor en el combate como a Josué, hijo de Nun, dominio de los pensamientos como a los jueces, victoria sobre los enemigos como a los reyes David y Salomón, la fertilidad de la tierra como a los israelitas… Os conceda el perdón de vuestros pecados con la curación de vuestro cuerpo como al paralítico. Os salve de las olas como a Pedro y os libere de la tribulación como a Pablo y a los demás apóstoles. Os guarde de todo mal como a sus hijos verdaderos, y os conceda todos los anhelos de vuestro corazón, para bien de vuestra alma y de vuestro cuerpo, en su nombre. Amén» (Barsanufio y Juan de Gaza, Epistolario, 194: Collana di Testi Patristici, XCIII, Roma 1991, pp. 235-236).
[Texto de la Audiencia general del Miércoles 4 de mayo de 2005]
SALMO 15
El Señor es el lote de mi heredad
1Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti;
2yo digo al Señor: «Tú eres mi bien».
3Los dioses y señores de la tierra
no me satisfacen.
4Multiplican las estatuas
de dioses extraños;
no derramaré sus libaciones con mis manos,
ni tomaré sus nombres en mis labios.
5El Señor es el lote de mi heredad y mi copa;
mi suerte está en tu mano:
6me ha tocado un lote hermoso,
me encanta mi heredad.
7Bendeciré al Señor, que me aconseja,
hasta de noche me instruye internamente.
8Tengo siempre presente al Señor,
con él a mi derecha no vacilaré.
9Por eso se me alegra el corazón,
se gozan mis entrañas,
y mi carne descansa serena.
10Porque no me entregarás a la muerte,
ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción.
11Me enseñarás el sendero de la vida,
me saciarás de gozo en tu presencia,
de alegría perpetua a tu derecha.
SALMO 31
Oh Señor, en ti tengo puesta mi esperanza; no quede yo para siempre confundido; sálvame, pues eres justo.
Sal 31:2 Dígnate escucharme, acude prontamente a librarme. Sé para mí un Dios tutelar, y un alcázar de refugio para ponerme a salvo.
Sal 31:3 Porque tú eres mi fortaleza y mi asilo; y por honra de tu Nombre me guiarás y sustentarás.
Sal 31:4 Tú me sacarás del lazo que me tienen ocultamente armado, pues tú eres mi protector.
Sal 31:5 En tus manos encomiendo mi espíritu; tú me has redimido, ¡oh Señor Dios de la verdad!
Sal 31:6 Tú aborreces a los que se pagan de supersticiones inútiles. Mas yo tengo puesta en el Señor mi esperanza.
Sal 31:7 En tu misericordia me regocijaré, y saltaré de gozo. Porque te dignaste volver los ojos a mi abatimiento, y sacaste de apuro mi alma.
Sal 31:8 No me dejaste encerrado en manos del enemigo, sino que abriste ancho camino a mis pies.
Sal 31:9 Apiádate de mí, ¡oh Señor! porque me veo atribulado. Mi vista, mi espíritu, mis entrañas se han conturbado por el pesar o indignación.
Sal 31:10 Pues de puro dolor se va consumiendo mi vida y mis años con tanto gemir. Se ha debilitado mi vigor a causa de la miseria, y todos mis huesos se hallan dislocados.
Sal 31:11 He venido a ser el oprobio de todos mis enemigos, y principalmente de mis vecinos; y objeto de horror para mis conocidos. Los que me veían, huían lejos de mí.
Sal 31:12 Fui borrado de su corazón, y puesto en olvido como un muerto; fui considerado como un mueble inútil.
Sal 31:13 Porque yo oía los denuestos de muchos que estaban alrededor mío; los cuales al conjurarse contra mí, trazaron entre ellos quitarme la vida.
Sal 31:14 Pero yo, Señor, puse en ti mi esperanza. Y tú eres, dije yo, mi Dios;
Sal 31:15 en tus manos está mi suerte. Líbrame del poder de mis enemigos, y de aquellos que me persiguen.
Sal 31:16 Derrama sobre tu siervo la luz de tu rostro; sálvame por tu misericordia.
Sal 31:17 ¡Oh Señor!, no quede yo confundido ya que te he invocado. Queden, sí, avergonzados los impíos, y sean derribados al profundo.
Sal 31:18 Enmudezcan los labios fraudulentos, que hablan inicuamente contra el justo con soberbia y menosprecio.
Sal 31:19 ¡Oh, cuán grande es, Señor, la dulzura que tienes reservada para los que te temen! Tú la has comunicado abundantemente, a vista de los hijos de los hombres, a aquellos que tienen puesta en ti su esperanza.
Sal 31:20 Tú los esconderás donde está escondido tu rostro, preservándolos de los alborotos de los hombres. Los pondrás en tu Tabernáculo, a cubierto de las lenguas maldicientes.
Sal 31:21 Bendito sea el Señor que ha ostentado maravillosamente su misericordia conmigo en la ciudad fortificada.
Sal 31:22 Yo, es verdad, que dije en un arrebato de mi genio: Arrojado me hallo de tu vista. Por eso mismo te dignaste oír mi oración, mientras a ti clamaba.
Sal 31:23 Amad al Señor, santos suyos todos; porque el Señor inquirirá la verdad, y dará el pago bien cumplido a los que obran con soberbia.
Sal 31:24 Portaos varonilmente todos vosotros los que tenéis puesta en el Señor vuestra esperanza, y tened buen ánimo.
Salmo 91
- El que habita al amparo del Altísimo y mora a la sombra del Todopoderoso, 2. diga a Dios: “Tú eres mi refugio y mi ciudadela, mi Dios, en quien confío.”3. Pues El te librará de la red del cazador y de la peste extermin adora;’4. te cubrirá con sus plumas, hallarás seguro bajo sus alas, y su fidelidad te será escudo y adarga. 5. No tendrás que temer los espantos nocturnos, ni las saetas que vuelan de día,
- ni la pestilencia que vaga en las tinieblas, ni la mortandad que devasta en pleno día. 7. Caerán a tu lado mil, y a tu derecha diez mil; a ti no te tocará.’ 8. Con tus mismos ojos mirarás, y verás el castigo de los impíos. 9. Teniendo a Yahvé por refugio tuyo, al Altísimo por tu asilo,
- no te llegará la calamidad ni NC acercará la plaga a tu tienda.
- Pues te encomendará a sus ángeles para que te guarden en todos tus caminos, 12. y ellos te levantarán en sus palmas para que tus pies no tropiecen en las piedras;’ 13. pisarás sobre áspides y víboras y hollarás al leoncillo y al dragón. 14. “Porque se adhirió a mí, yo le libertaré; yo le defenderé, porque conoce mi nombre.’ 15. Me invocará él, y yo le responderé; estaré con él en la tribulación, le libertaré y le glorificaré.’ 16. Le saciaré de días y le haré ver mi salvación.
CÁNTICO A ZACARÍAS
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que libres de temor,
arrancados de la mano de nuestros enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamaran Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas,
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
Por los siglos de los siglos. Amén.
CÁNTICO DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mi:
su nombre es santo
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
LAUDES Y VÍSPERAS
Sábado Santo
LAUDES
INVITATORIO
- Señor, abre mis labios.
- Y mi boca proclamará tu alabanza.
Ant A Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió, venid, adorémosle.
Salmo 94
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes.
Suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto:
cuando vuestros padres me pusieron a prueba,
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.»
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
«Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso.»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
HIMNO
Venid al huerto, perfumes,
enjugad la blanca sábana:
en el tálamo nupcial
el Rey descansa.
Muertos de negros sepulcros,
venid a la tumba santa:
la Vida espera dormida,
la Iglesia aguarda.
Llegad al jardín, creyentes,
tened en silencio el alma:
ya empiezan a ver los justos
la noche clara.
Oh dolientes de la tierra,
verted aquí vuestras lágrimas;
en la gloria de este cuerpo
serán bañadas.
Salve, cuerpo cobijado
bajo las divinas alas,
salve, casa del Espíritu,
nuestra morada. Amén.
SALMODIA
Ant. 1 Harán llanto como llanto por el hijo único, porque siendo inocente fue muerto el Señor.
Salmo 63
Escucha ¡oh Dios!, la voz de mi lamento,
protege mi vida del terrible enemigo,
escóndeme de la conjura de los perversos
y del motín de los malechores:
afilan sus lenguas como espadas
y disparan como flechas palabras venenosas,
para herir a escondidas al inocente,
para herirlo por sorpresa y sin riesgo.
Se animan al delito,
calculan cómo esconder trampas,
y dicen: «¿Quién lo descubrirá?»
Inventan maldades y ocultan sus intenciones,
porque su mente y su corazón no tienen fondo.
Pero Dios los acribilla a flechazos,
por sorpresa los cubre de heridas;
su misma lengua los lleva a la ruina,
y los que lo ven menean la cabeza.
Todo el mundo se atemoriza,
proclama la obra de Dios
y medita sus acciones.
El justo se alegra con el Señor,
se refugia en él,
y se felicitan los rectos de corazón.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en un principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. 1 Harán llanto como llanto por el hijo único, porque siendo inocente fue muerto
el Señor.
Ant. 2 Librame Señor de las puertas del abismo.
Cántico.
Is. 38,10-14. 17-20
Yo pensé: «En medio de mis días
tengo que marchar hacia las puertas del abismo;
me privan del resto de mis años.»
Yo pensé: «Ya no veré más al Señor
en la tierra de los vivos,
ya no miraré a los hombres
entre los habitantes del mundo.
Levantan y enrollan mi vida,
como una tienda de pastores
Como un tejedor devanaba yo mi vida,
y me cortan la trama.»
Día y noche me estás acabando,
sollozo hasta el amanecer.
Me quiebran los huesos como un león,
día y noche me estás acabando.
Estoy piando como una golondrina,
gimo como una paloma.
Mis ojos mirando al cielo se consumen:
¡Señor, que me oprimen, sal fiador por mí!
Me has curado, me has hecho revivir,
la amargura se me volvió paz
cuando tuviste mi alma ante la tumba vacía
y volviste la espalda a todos mis pecados.
El abismo no te da gracias,
ni la muerte te alaba,
ni esperan en tu fidelidad
los que bajan a la fosa.
Los vivos, los vivos son quienes de alaba:
como yo ahora.
El Padre enseñan a sus hijos tu fidelidad.
Sálvame, Señor, y tocaremos nuestras arpas
todos nuestros días en la casa del Señor.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en un principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. 2 Líbrame, Señor, de las puertas del abismo.
Ant. 3 Estaba muerto, pero ahora vivo por los siglos de los siglos, y tengo las llaves de la muerte y del hades.
Salmo 150
Alabad al Señor en su templo,
alabadlo en su fuerte firmamento.
Alabadlo por sus obras magníficas,
alabadlo por su inmensa grandeza.
Alabadlo tocando trompetas,
alabadlo con arpas y cítaras,
alabadlo con tambores y danzas,
alabadlo con trompas y flautas,
alabadlo con platillos sonoros,
alabadlo con platillos vibrantes.
Todo ser que alienta, alabe al Señor.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en un principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. 3 Estaba muerto, pero ahora vivo por los siglos de los siglos, y tengo las llaves de la muerte y del hades.
LECTURA BREVE
Os 6, 1-3a
Esto dice el Señor: En su aflicción me buscarán, diciendo: «Volvamos al Señor, Él, que nos despedazó, nos sanará; él, que nos hirió, nos vendará. En dos días nos sanará, y al tercero nos levantará, y viviremos en su presencia.»
RESPONSORIO BREVE
Cristo, por nosotros, se sometió incluso a la muerte, y una muerte de cruz; por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre».
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Salvador del mundo, sávanos, tú que con tu cruz y con tu sangre nos redimiste, socórrenos, Dios nuestro.
PRECES
Adoremos a nuestro Redentor, que por nosotros y por todos los hombres quiso morir y ser sepultado, para resucitar de entre los muertos, y supliquémosle, diciendo:
Señor, ten piedad de nosotros
Oh Señor, que junto a tu cruz y a tu sepulcro tuviste a tu Madre dolorosa que participó en tu aflicción,
haz que tu pueblo sepa también participar en tu pasión.
Señor Jesús, que como grano de trigo caíste en la tierra para morir y dar con ello fruto abundante,
haz que también nosotros sepamos morir al pecado y vivir para Dios.
Oh Pastor de la Iglesia, que quisiste ocultarte en el sepulcro para dar la vida a los hombres,
haz que nosotros sepamos también vivir escondidos contigo en Dios.
Nuevo Adán, que quisiste baja al reino de la muerte, para librar a cuantos, desde el origen del mundo, estaban encarcelados,
haz que todos los hombres, muertos al pecado, escuchen tu voz y vivan.
Cristo, Hijo de Dios vivo, que has querido que por el bautismo fuéramos sepultados contigo en la muerte,
haz que siguiéndote a ti caminemos también nosotros en novedad de vida.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Movidos por el espíritu filial que Cristo nos mereció con su muerte, digamos al Padre: Padre nuestro …
ORACIÓN
Dios todopoderoso, cuyo unigénito descendió al lugar de los muertos y salió victorioso del sepulcro, te pedimos que concedas a todos tus fieles, sepultados con Cristo por el bautismo, resucitar también con Él a la vida eterna. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.
CONCLUSIÓN
- El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
- Amén.
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VÍSPERAS
SÁBADO SANTO
INVOCACIÓN INICIAL
- Dios mío, ven en mi auxilio
- Señor date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en un principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
HIMNO
Venid al huerto, perfumes,
enjugad la blanca sábana:
en el tálamo nupcial
el Rey descansa.
Muertos de negros sepulcros,
venid a la tumba santa:
la Vida espera dormida,
la Iglesia aguarda.
Llegad al jardín, creyentes,
tened en silencio el alma:
ya empiezan a ver los justos
la noche clara.
Oh dolientes de la tierra,
verted aquí vuestras lágrimas;
en la gloria de este cuerpo
serán bañadas.
Salve, cuerpo cobijado
bajo las divinas alas,
salve, casa del Espíritu,
nuestra morada. Amén.
SALMODIA
Ant. 1 Oh muerte, yo seré tu muerte; país de los muertos, yo seré tu aguijón.
Salmo 115
Tenía fe, aun cuando dije:
» ¡Qué desgraciado soy!»
Yo decía en mi apuro:
«Los hombres son unos mentirosos.»
¿Cómo pagaré al Señor
todo el bien que me ha hecho?
Alzaré la copa de la salvación,
invocando su nombre.
Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo.
Vale mucho a los ojos Señor
la vida de sus fieles.
Señor, yo soy tu siervo,
siervo tuyo, hijo de tu esclava:
rompiste mis cadenas.
Te ofreceré un sacrificio de alabanza,
invocando tu nombre, Señor.
Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo,
en el atrio de la casa del Señor,
en medio de Ti. Jerusalén.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en un principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. 1 Oh muerte, yo seré tu muerte; país de los muertos, yo seré tu aguijón.
Ant. 2 Como estuvo Jonás en el vientre del cetáceo tres días y tres noches, así estará el Hijo del hombre en el seno de la tierra.
Salmo 142, 1-11
Señor, escucha mi oración;
tú que eres fiel, atiende a mi súplica;
tú que eres justo, escúchame.
No llames a juicio a tu siervo,
pues ningún hombre vivo es inocente frente a ti.
El enemigo me persigue a muerte,
empuja mi vida al sepulcro,
me confina a las tinieblas
como a los muertos ya olvidados.
Mi aliento desfallece,
mi corazón dentro de mí está yerto.
Recuerdo los tiempos antiguos,
medito todas tus acciones,
considero las obras de tus manos
y extiendo mis brazos hacia ti:
tengo sed ti como tierra reseca.
Escúchame enseguida, Señor,
que me falta el aliento.
No me escondas tu rostro,
igual que a los que bajan a la fosa.
En la mañana hazme escuchar tu gracia,
ya que confío en ti;
indícame el camino que he de seguir,
pues levanto mi alma a ti.
Líbrame del enemigo, Señor,
que me refugio en ti.
Enséñame a cumplir tu voluntad,
ya que tú eres mi Dios.
Tu espíritu, que es bueno,
me guíe por tierra llana.
Por tu nombre, Señor, consérvame vivo;
por tu clemencia, sáname de la angustia.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en un principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. 2 Como estuvo Jonás en el vientre del cetáceo tres días y tres noches, así estará el Hijo del hombre en el seno de la tierra.
Ant. 3 «Destruid este templo -dice el Señor- y yo lo levantaré en tres días»; esto lo decía refiriéndose al templo de su propio cuerpo.
Cántico
Flp. 2, 6-11
Cristo, a pesar de su condición divina,
no hizo alarde de su categoría de Dios;
al contrario, se anonadó así mismo,
y tomó la condición de esclavo,
pasando por uno de tantos.
Y así, actuando como un hombre cualquiera,
se rebajó hasta someterse incluso a la muerte
y una muerte de cruz.
Por eso Dios lo levantó sobre todo
y le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre»;
de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble
en el cielo, en la tierra, en el abismo
y toda lengua proclame:
Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en un principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. 3 «Destruid este templo -dice el Señor- y yo lo levantaré en tres días»; esto lo decía refiriéndose al templo de su propio cuerpo.
LECTURA BREVE
1Pe 1, 18-21
Ya sabéis con qué os rescataron: no con bienes efímeros, con oro o plata, sino a precio de la sangre de Cristo, el Cordero sin defecto ni mancha. Ya de antes de la creación del mundo estaba Él predestinado para eso; y al fin de los tiempos se ha manifestado por amor a vosotros. Por Él creéis en Dios que lo resucitó de entre los muertos lo glorificó. Así vuestra fe y esperanza se centran en Dios.
RESPONSORIO BREVE
Cristo, por nosotros, se sometió incluso a la muerte, y una muerte de cruz; por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre».
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Ahora ha entrado el Hijo del hombre en su gloria, y Dios ha recibido su glorificación por Él; Dios, a su vez, pronto lo revestirá de su misma gloria.
Cántico de la Santísima Virgen María
PRECES
Adoremos a nuestro Redentor, que por nosotros y por todos los hombres quiso morir y ser sepultado, para resucitar de entre los muertos, y supliquémosle, diciendo:
Señor, ten piedad de nosotros.
Señor Jesús, de tu corazón traspasado salió sangre y agua, signo de cómo la Iglesia nacía de tu costado; por tu muerte, por tu sepultura y por tu resurrección,
vivifica, pues, a tu Iglesia.
Tú que te acordaste incluso de los apóstoles que habían olvidado la promesa de tu resurrección,
no olvides tampoco a los que por no creer en tu triunfo viven sin esperanza.
Cordero de Dios, víctima pascual inmolada por todos los hombres,
atrae desde tu cruz a todos los pueblos de la tierra.
Dios del universo que contienes en ti todas las cosas y aceptaste, sin embargo, ser contenido en un sepulcro,
libra a toda la humanidad de la muerte y concédele una inmortalidad gloriosa.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Cristo, Hijo de Dios vivo, que colgado en la cruz prometiste el paraíso al ladrón arrepentido, mira con amor a los difuntos, semejantes a ti por la muerte y la sepultura, y hazlos también semejantes a ti por su resurrección.
Siguiendo la enseñanza de Jesucristo, que nos ha hecho hijos de Dios, digamos juntos a nuestro Padre: Padre Nuestro …
ORACIÓN
Dios todopoderoso, cuyo unigénito descendió al lugar de los muertos y salió victorioso del sepulcro, te pedimos que concedas a todos tus fieles, sepultados con Cristo por el bautismo, resucitar también con Él a la vida eterna. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.
CONCLUSIÓN
- El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
- Amén.
SANTOS QUE VIVIERON PLAGAS
SAN ROQUE
San Roque es el santo más invocado desde la Edad Media como protector contra la terrible plaga de la peste, y su popularidad sigue siendo muy grande, especialmente en Asia.
San Roque era hijo de un gobernador de Montpellier (Francia). Sus padres ancianos obtuvieron su nacimiento a través de oraciones persistentes, prometiendo darle a Dios el hijo que él les diera.
Cuando sus padres murieron tenía 20 años y decidió vender sus bienes y hacerse pobre en Cristo, como san Francisco de Asís.
Entró en la Tercera Orden, y, vestido de peregrino, tomó el camino a Roma, pidiendo limosna. Durante la plaga que se desató en Italia, se dedicó al cuidado de las víctimas pobres de la peste y obtuvo muchas curas.
La peste, o peste bubónica, o peste negra, ese terrible flagelo que asoló particularmente a Europa en el S. XIV, que venía de Asia, que se estima que mató solo en Europa 30 millones de personas -un tercio de la población-, que tenía ese efecto oscuro y siniestro que era el de ennegrecer la piel, que era transmitida por pulgas que picaban ratas infectadas provenientes también de Asia. Esa peste a la que todo el mundo temía y si podía huía: menos Roque. San Roque el hijo del gobernador convertido en pobre peregrino, suspende su viaje a Roma para dedicarse a atender a los enfermos, a quienes sanaba con el signo de la Cruz. De Aquapendente pasa a Cesena, llega finalmente a Roma, y «en todas partes el terrible azote desaparecía ante su milagroso poder». 1 Pasa luego a Mantua, Modena, Parma, y se corre la voz de que la peste huye ante su presencia. El poder de un alma inocente, unida estrechamente a Dios, dueño de los elementos.
A su vez le alcanzó la enfermedad, y al volver a Montpellier se estaba muriendo y se retiró a una cabaña en el bosque donde un perro le llevaba pan todos los días. De ahí su representación en la historia del arte con un perro a su lado.
Curado milagrosamente, reapareció en Montpellier sin dar su identidad y, considerado como un espía, lo encarcelaron. Murió allí después de cinco años tras recibir los sacramentos, revelando su verdadera identidad al sacerdote.
Poco después de su muerte, su culto se hizo muy popular en Italia, Francia y en toda la Iglesia. San Roque es el gran protector al que se invoca en las epidemias de peste, desde el Consejo de Ferrara, después de los graves estragos de este mal proveniente del Este y transmitido por los marineros, en particular en Venecia, Marsella, Lisboa, Amberes y Alemania…
Aquí hay una pequeña oración intercesora a san Roque:
Roque, peregrino laico en Europa,
infectado, encarcelado,
tú que sanaste los cuerpos
y llevaste hombres a Dios,
intercede por nosotros
y sálvanos de las miserias
del cuerpo y del alma.
El hospital de San Roque tuvo varios momentos críticos en la atención de las epidemias. Una en 1527 después de la invasión y el saqueo de Roma por el ejército de Carlos V y en el 1530 y 1557 tras terribles inundaciones del Tíber.
Aparte de la imagen de la Virgen de las Gracias, la iglesia conserva una importante reliquia de san Roque, un brazo del ‘santo taumaturgo’. Papa Clemente VIII hacia el año 1500 hizo llevar esta reliquia a Roma, para proteger la ciudad de la peste. en 1854, HUBO UN BROTE de cólera y el pánico se extendio en toda la ciudad. Ante tal alarma el Papa Pío IX pidió que se exhibiera el brazo de san Roque, otorgando indulgencias temporales a quienes acudían por 7 veces a rezar allí. Así llegaron multitudes de creyentes a la iglesia para rezar y en poco tiempo la epidemia de cólera comenzó a disminuir hasta extinguirse por completo.
En la gripe española murieron 100 millones de personas y No se suspendió la Eucaristía. El covid ha matado unas 4.000 personas, en 6 meses. En todo el planeta. Mientras 1 millón se suicidan al año, para no hablar de los que mueren de sobredosis o sida. Pero pensemos en los millones que abortan al año 4 mil millones desde los años 70, pero nadie sale a comprar papel higiénico para llorar los niños asesinados, se están limpiando el lado incorrecto, primero confiesen sus pecados y arrepiéntanse y lloren su pecado, tal ves así no llegue el castigo que se merecen por guardar causar y silenciar tal Crimen.
ORACION CONTRA EL COVID-19
Padre nuestro, con confianza te pedimos
que el covid-19 no haga más daño
y que pueda controlarse pronto la epidemia,
que devuelvas la salud a los afectados
y la paz a los lugares a los que ha llegado.
Acoge a las personas que han fallecido por esta enfermedad,
conforta a sus familias.
Sostén y protege al personal sanitario que la combate,
e inspira y bendice a los que trabajan por controlarla.
Señor Jesús, médico de nuestras almas y de nuestros cuerpos,
nos sentimos desvalidos
en esta situación, pero confiamos en Ti, danos tu paz y la salud.
Madre María, protégenos y sigue cuidándonos
y conduciéndonos con tu amor a tu hijo Jesús.
Amén.
SANTA ROSALÍA fue una noble virgen y eremita del siglo XII muy venerada en toda Sicilia y en Palermo (Italia), ciudad de la cual ella es patrona. Su nombre en latín significa “Guirnalda de rosas”.
El culto de esta Santa fue promovido en todo mundo por los Benedictinos porque al invocarla se obtenía protección contra enfermedades infecciosas como la peste o se recibía auxilio en momentos difíciles.
Según la tradición de la Iglesia fue una mujer que vivió en soledad, pobreza y penitencia; asimismo se le atribuyen numerosos milagros, especialmente la extinción de la peste que en su época asolaba el condado de Sicilia.
La iconografía la presenta como ermitaña o bien revestida con hábito agustino. Sus principales atributos son: una corona de rosas, en alusión a su nombre; y un crucifico y una calavera, por su ascesis.
Según el sacerdote bolandista (colaborador jesuita que recopilaba datos sobre los santos), P. Juan Stilting, fue hija de Sinibaldo, el conde de Quisquina y Monte Rosa (actual territorio de Santo Stefano Quisquina y Bivona), y es descendiente de la familia de Carlomagno.
Rosalía fue educada en la corte, y por su belleza y bondad se convirtió en dama de honor de la reina Margarita de Navarra, esposa del rey Guillermo II. Pero siendo joven dejó su hogar y el palacio real para dedicar su vida a la oración y las mortificaciones, ocultándose en el monasterio basiliano de Santo Salvador en Palermo.
Como sus padres y un hombre al que la habían prometido querían disuadirla, huyó a una cueva cerca de Bivona (Sicilia) y más tarde a otra ubicada en el Monte Peregrino, cerca de Palermo, en la cual murió y fue enterrada.
Sus restos fueron descubiertos y llevados a la Catedral de Palermo en 1624. Se probó la autenticidad de sus reliquias un año después y por ello el Papa Urbano VIII incluyó su nombre en la lista del Martirologio Romano para el 15 de julio y el 4 de septiembre.
El día 15 de julio se celebra en Sicilia y otras partes de Italia una fiesta especial conmemorando el traslado de sus reliquias. El 4 de septiembre su fiesta la celebra la Iglesia Universal.
La epidemias han sido parte integral de la Historia, el problema es que, como hace mas de 30 años no se enseña historia, la gente cree que esto es algo nuevo. No, es algo cíclico.
Hace unos 200 años la epidemia de colera en nueva York dejaba a la gente como su hubiese sido envenenada por arsénico, escribió el historiador Charles Rosenberg hace más de medio siglo. Los síntomas de la enfermedad eran diarrea severa y vómitos espasmódicos dejando a la víctima «cara azul y fruncida, sus extremidades frías y oscuras, la piel de sus manos y pies estirados y fruncidos». Una persona podía estar sana un momento y postrarse un momento después, tan repentinamente «como si fuera derribada con un hacha». En 1832, la prensa anunciaba a los nerviosos neoyorquinos como, durante meses, el cólera «asiático», que se había originado en la India, cruzaba Rusia y luego Europa, aterrorizando ciudades desde San Petersburgo hasta Londres. Siete mil habían muerto en Berlín, informaron periódicos de Nueva York , y la enfermedad había cobrado el cuatro por ciento de la población de Egipto. A última hora de la noche del lunes de junio del 32, funcionarios de salud de Nueva York documentaron el primer caso de la ciudad. Una semana después, los médicos de la ciudad contaron nueve casos. Solo uno había sobrevivido. Los médicos presionaron para hacer públicas las noticias, pero la junta de salud y el alcalde de la ciudad dudaron. Los que tenían recursos abandonaron la ciudad a toda prisa.
El Evening Post informó que «las carreteras, en todas las direcciones, estaban llenas de carretas bien llenas, coches a caballos y diligencias, vehículos privados y jinetes, todos aterrorizados, huyendo».
En 1832, la terrible enfermedad llevó a la ciudad de Nueva York, que entonces albergaba a un cuarto de millón de residentes y era uno de los puertos más activos del mundo, a un punto muerto, causando pánico en los residentes y causando estragos en la economía del » gran mercado comercial «. Desde entonces no se cerraba el puerto de new york.
La gente saco masivamente su dinero de los bancos.
Todas las tiendas quedaron desocupadas, y cerraron porque no tenían nada que ofrecer, la gente tenía que hornear su propio pan porque no se conseguía pan preparado, los residentes de la ciudad vaciaron sus cuentas bancarias en masa.
Las ciudades ricas como Newport, RI, tuvo que contratar a una milicia armada, que puso a su alrededor, prohibiendo la entrada, temiendo a los refugiados que traían la enfermedad de Nueva York.
Al pasar el verano la peste se fue diluyendo en el frio y pronto todo volvió a la normalidad. Salvo porque el año siguiente se desato una recesión.
Pero la peste no Duerme. El cólera atacaría Tres veces más antes de que terminara el siglo, la última vez en 1873.
Pero Nuevamente la peste bubónica cruzó el Pacífico en 1900 y aterrizó en San Francisco. La ciudad, acordonó Chinatown, cuyos residentes luego demandaron por $ 2 millones en pérdidas.
La mortal gripe de 1918 llegó más tarde, propagada en los Estados Unidos por un miembro del ejército.
Las empresas en Little Rock, Arkansas, informaron haber perdido $ 10,000 por día.
Tennessee cerró sus minas.
Cuando la gripe «Hong Kong» golpeó a los Estados Unidos en 1968, traída por las tropas que regresaban de Vietnam, el Dow perdió más del 13,24%.
Desde la gripe española no se veía algo así, la expectativa de vida durante este periodo se redujo en los Estados Unidos a 36.6 años para los hombres y 42.2 años para las mujeres. Más de 100 000 personas murieron en los EE. UU. solamente en octubre de 1918. En la ciudad de Nueva York había una ordenanza por la que se multaba o encarcelaba a las personas que no se cubrieran al toser.
La economía se recuperó entonces, lo ha hecho muchas veces desde entonces, y lo hará de nuevo esta vez. los historiadores atribuyen a la peste medieval un papel en el colapso del feudalismo y el surgimiento del capitalismo, por lo que es difícil generalizar sobre la relación entre epidemias y economías. Los sistemas financieros nacionales y mundiales seguirán existiendo al otro lado de una enfermedad. Pero ninguna cantidad de mirar hacia atrás puede decirnos cómo se verán entonces, o qué COVID-19 podría cambiar. Hasta ahora el dow ha perdido mas del 30% asimismo el petróleo y las monedas del mundo se desploman.
Recordamos la pandemia de influenza de 1918
Pandemia de influenza H1N1 2009
Pandemia de 1968 (virus H3N2)
Pandemia de 1957-1958 (virus H2N2)
Pandemia de 1918 (virus H1N1)
El mal de San Vito, fue un fenómeno social que se ha producido principalmente en el continente europeo entre los siglos 14 a 17. Involucraba grupos de personas que bailaban erráticamente, a veces miles a la vez. La manía afectó a hombres, mujeres y niños que bailaron hasta que colapsaron por el agotamiento. Uno de los primeros brotes importantes fue en Aquisgrán , en el Sacro Imperio Romano , en 1374, y se extendió rápidamente por toda Europa; Un brote particularmente notable ocurrió en Estrasburgo en 1518 , también en el Sacro Imperio Romano.
A menudo, algunos músicos acompañaban a los bailarines, debido a la creencia de que la música trataría el mal, pero esta táctica a veces fracasó al alentar a más a unirse. No hay consenso entre los académicos de hoy en día sobre la causa de la bailemania, conocida como corea epidémica o baile epidémico, es una enfermedad del sistema nervioso, la corea , se caracteriza por síntomas similares a los de la manía del baile, que también se ha considerado como una forma de epilepsia. Los científicos han descrito la manía del baile como un «trastorno mental colectivo» o «locura masiva». Uno de los primeros incidentes conocidos ocurrió en algún momento de la década de 1020 en Bernburg , donde 18 campesinos comenzaron a cantar y bailar alrededor de una iglesia, perturbando la misa de Nochebuena. Se produjeron nuevos brotes durante el siglo XIII, incluido uno en 1237 en el que un gran grupo de niños viajó desde Erfurt a Arnstadt (unos 20 km), saltando y bailando todo el camino, en marcada similitud con la leyenda del flautista de Hamelín , una leyenda que se originó aproximadamente al mismo tiempo. POtro de los brotes más grandes ocurrió en julio de 1518, en Estrasburgo llamado la peste de 1518, cuando una mujer llamada Frau Troffea comenzó a bailar en la calle; en cuatro días se le unieron otras 33 personas, y en un mes hubo 400, muchos de los cuales sufrieron ataques cardíacos y murieron. En el siglo XVII, el profesor de medicina Gregor Horst registró incidentes de baile recurrente, quien señaló: Varias mujeres que visitan anualmente la capilla de San Vito en Drefelhausen … bailan locamente todo el día y toda la noche hasta que colapsan en éxtasis. De esta manera, vuelven en sí y no sienten nada hasta el próximo mes de mayo, cuando vuelven a verse obligados a acercarse, el Día de San Vito a unirse a ese lugar, una de estas mujeres acudió a bailar todos los años durante los últimos veinte años, otra, durante treinta y dos años.
Según John Waller, aunque se registraron numerosos incidentes, los casos mejor documentados son los brotes de 1374 y 1518, de los cuales existe abundante evidencia contemporánea.