«Bienaventurados los pacíficos, porque se llamarán hijos de Dios».
«¿Qué armonía hay entre Jesús y Belial?» (2 Corintios 6:15)
Estos “hacedores de paz” son los apóstoles, que tienen la misión de divulgar la justicia del Reino.
El premio es que “serán llamados hijos de Dios.” “Ser llamados,” significa ser reconocido por tal, ser verdad lo que se dice de uno, a Dios se le llama muchas veces Dios de paz; los “hacedores de paz” tienen una relación especial con Dios. son promesas paradójicas que sostienen la esperanza en las tribulaciones;
San Ambrosio, decía; Empieza por tener paz en ti mismo y así podrás ofrecer la paz a los demás.
La paz es la tranquilidad del orden y el orden es la disposición por medio de la cual se concede a cada uno su lugar, según que sean iguales o desiguales. Así como no hay alguno que no quiera alegrarse, tampoco hay ninguno que no quiera tener paz, como sucede cuando aquellos que quieren la guerra no buscan otra cosa que encontrar la gloriosa paz batallando, dice san Agustín en la ciudad de Dios. Son pacíficos aquéllos que, tienen dominadas las concupiscencias de la carne.
Los pacíficos se llaman bienaventurados, porque primero tienen paz en su corazón y después procuran inculcarla en los hermanos en conflicto. ¿De qué te aprovechará el que otros estén en paz si en tu alma subsisten las guerras de todos los vicios? Nos dirá San Jerónimo
Se llaman pacíficos, no sólo los que reconcilian los enemigos por medio de la paz sino también aquellos que olvidando las malas acciones aman la paz. Aquella paz es bienaventurada, la que subsiste en el corazón y no solamente en las palabras. Dirá Crisóstomo
El padre de todos es solamente Dios, y no se puede entrar a formar parte de su familia si no vivimos en paz mutuamente por medio de la caridad fraterna. San Hilario
Esta es la misión del Unigénito: reunir las cosas separadas y establecer la paz entre los que pelean contra sí mismos. Se llaman pacíficos los hijos de Dios, porque nada se encuentra en ellos que se oponga a Dios, pues también los hijos deben parecerse a sus padres.























