Diez vírgenes
Entonces el reino de los cielos será semejante a diez vírgenes que, tomando sus lámparas, salieron al encuentro del esposo. Cinco de ellas eran necias, y cinco prudentes;” las necias, al tomar las lámparas, no tomaron consigo aceite, mientras que las prudentes tomaron aceite en las alcuzas juntamente con sus lámparas. Como el esposo tardaba, se adormilaron y durmieron. A la medianoche se oyó un clamoreo: Ahí está el esposo; salid a su encuentro.” Se despertaron entonces todas las vírgenes y se pusieron a preparar sus lámparas. Las necias dijeron a las prudentes: Dadnos aceite del vuestro, porque se nos apagan las lámparas. Pero las prudentes respondieron: No, porque podría ser que no bastase para nosotras y vosotras; id más bien a la tienda y compradlo;” pero, mientras fueron a comprarlo, llegó el esposo, y las que estaban prontas entraron con él a las bodas y se cerró la puerta. Llegaron más tarde las otras vírgenes, diciendo: Señor, señor, ábrenos. Pero él respondió: En verdad os digo que no os conozco. Velad, pues que no sabéis el día ni la hora. Mat 25:1-13
aunque la virginidad sea una gran virtud, sin embargo será arrojada fuera, con los adúlteros si no practica las obras de misericordia.
las lámparas que llevan en las manos son las buenas obras; pues escrito está en San Mateo: brillen vuestras obras delante de los hombres. Aceite tienen las vírgenes, que según la fe se adornan con buenas obras. No tienen aceite los que parece que profesan la misma fe, pero descuidan la práctica de las virtudes.
El aceite es la palabra divina que llena los vasos de las almas; pues nada conforta tanto como la predicación moral, que es como el aceite de la luz.
De repente, y como en intempestiva hora de la noche, tranquilos todos, y cuando sea más pesado el sueño, los ángeles que precedan al Señor anunciarán al clamor de sonoras trompetas la venida de Jesucristo, significada por estas palabras: «He aquí que viene el esposo; salid a su encuentro». Dan los ángeles el grito de alerta, queriendo despertar a todos. Son los ángeles los custodios de las almas, que clamando despiertan interiormente a todos los que duermen: «He aquí que viene el esposo, salid a su encuentro». Tomar las lámparas, es volver las almas a sus cuerpos; y su luz es la conciencia de las buenas obras, que brilla en los vasos de los cuerpos. Pero las lámparas de las vírgenes necias se apagan, porque las obras, que por defuera parecían buenas a los hombres, a la venida del Juez quedan por dentro oscuras.
Las vírgenes prudentes responden así no por avaricia, sino por temor, pues cada uno recibirá el premio por sus obras. Ni en el día del juicio podrán compensarse los vicios de los unos con las virtudes de los otros. Las bodas son la adquisición de la inmortalidad.
No se dice que compraron aceite; y así debe entenderse que, volvieron llenas de angustia y aflicción a implorar la misericordia de Dios. Pero después del juicio es muy grande la severidad Y el Señor respondiendo dice: «En verdad os digo, que no os conozco». «Vigilad, pues, porque ignoráis el día y la hora»:






















