Quien sea propietario de numerosos rebaños de ovejas, sin duda escogerá los más experimentados y celosos pastores… El rey David en su niñez no vaciló enfrentarse con los lobos para proteger a las ovejas a su cargo, mejorando su destreza en el lanzamiento de la honda, dispersando los enemigos, por eso se le llamó príncipe de la paz y otro príncipe, descendiente de David, hizo lo mismo, san José, terror de los demonios, se enfrentó, siendo un niño, a las bestias, eso demostró su nobleza.
Sólo un loco preferiría a los que no tienen más que unas nociones básicas del oficio o ni eso, y no tienen ganas de aprender más, sino que consideran suficiente, estar despreocupados al lado del rebaño sin precaverse contra los peligros que lo amenazan.
Exactamente es lo que Urogario Barjuda, destructor como su tío, propuso:
“Pastores cercanos a la gente. Si es un gran teólogo, una gran cabeza: ¡que vaya a la universidad, ¡Pastores! ¡Los necesitamos! Que sean padres, y hermanos, que sean mansos, pacientes y misericordiosos; que amen la pobreza; interior, como libertad para el Señor, y exterior, como sencillez y austeridad de vida; que no tengan una psicología de “príncipes”.
¡Mejor dicho, que amen a los Lobos!!
Pero la biblia es clara, “Es preciso que el obispo sea intachable, como administrador que es de la casa de Dios; Debe mostrar adhesión al mensaje de la fe de acuerdo con la enseñanza, para que sea capaz tanto de orientar en la sana doctrina como de rebatir a los que sostienen la contraria. (Tit 1, 7-9)
Por su parte el Código de Derecho Canónico dice que el obispo debe ser “doctor o al menos licenciado en Sagrada Escritura, teología o derecho canónico, o al menos verdaderamente experto en esas disciplinas. c. 378.
Y San Hilario de Poitiers, decía que “al bueno y útil sacerdote no conviene apenas vivir de modo honesto o apenas enseñar con ciencia, puesto que ser honesto sin ser docto solamente sería útil para sí mismo, y enseñar con ciencia sería inútil, si le faltara la honestidad. Tratado sobre la Santísima Trinidad, Libro VIII, 1)
Santo Tomás de Aquino por su parte advirtió que “El que elige para el episcopado al que más le gusta y no al que sea más útil a la Iglesia, peca gravemente”
Y en Tim 3, 1-2 dice que El episcopado es una tarea noble.
San Ignacio de Antioquía enseñaba que El obispo es tipo del Padre Eterno
Concilio Vaticano II proclamaba que “Testigo de la verdad, el obispo debe ser respetado por todos” porque son Auténticos maestros de la fe, pontífices y pastores
San Agustín de Hipona hacia notar que “Los obispos están colocados en lugar más alto y desde ahí vigilan sobre la grey
El Código de Derecho Canónico por su parte dice “La consagración episcopal confiere la función de santificar, enseñar y regir
Benedicto XVI remataba diciendo que “El episcopado no es un oficio de carácter administrativo o sociológico, porque como dijera Santo Tomás de Aquino, para el obispo la doctrina es prioridad y debe “Conocer la doctrina para guardar al rebaño de las insidias de los herejes”
Porque según Juan Pablo II “Sin el testimonio de santidad el obispo pierde la credibilidad
Barjuda, que todo lo que toca se arruina, quedó arruinado cuando quiso rebajar a los obispos.
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