“Entraron en Belén … María se quedó tranquila, junto al asno, al comienzo de una calle, mientras José buscaba inútilmente alojamiento entre las primeras casas. Había muchos extranjeros y se veían numerosas personas yendo de un lado a otro. José volvió junto a María, diciéndole que no era posible encontrar alojamiento; que debían penetrar más adentro de la ciudad. Caminaban llevando José al asno del cabestro y María iba a su lado.
Cuando llegaron a la entrada de otra calle, María permaneció junto al asno, mientras José iba de casa en casa; pero no encontró ninguna donde quisieran recibirlos. Volvió lleno de tristeza al lado de María. Esto se repitió varias veces y así tuvo María que esperar largo rato. En todas partes decían que el sitio estaba ya tomado y habiéndolo rechazado en todas partes, José dijo a María que era necesario ir a otro lado en donde, sin duda, encontrarían lugar.
Retomaron la dirección contraria a la que habían tomado al entrar y se dirigieron hacia el Mediodía. Siguieron una calleja que más parecía un camino entre la campiña, pues las casas estaban aisladas, sobre pequeñas colinas. Las tentativas fueron también allí infructuosas….
José regresó lleno de tristeza, pues no había podido encontrar posada ni refugio. José lloró y María lo consoló con dulces palabras. Fue una vez más, de casa en casa, representando el estado de su mujer, para hacer más eficaz la petición; pero era rechazado precisamente también a causa de eso mismo”.
Visión de la Beata Ana Catalina Emmerich
Al llegar a Belén, “no había hospedaje para ellos”; significa que esta familia noble, descendiente de David, que todos sabían que deberían ser los legítimos gobernantes de Israel, pero que en cambio vivían casi en el exilio en la Galilea, llegaba a su tierra natal.
Pero la gente no se sentía digna de recibirle en su casa, por eso no había lugar “para ellos” por la indignidad que sentían, para recibirles.