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Los hippies hoy tienen entre 55 y 65 años, sus hijos entre 30 y 50 y los nietos entre 15 y 25,
Odian cualquier clase de responsabilidad, se dedicaron a perseguir la felicidad personal, tener todo lo bueno sin pagar el costo de nada.
Se les ve con el pelo largo blanco con cola, les encanta lucir su cuerpo con tatuajes, que parece que se estuvieran derritiendo en su piel escurrida por los años, pero aun usan tanga en la playa, no aceptan su vejez y son un problema geriátrico, muchos aun fuman hierba y pretenden compartirla con sus hijos y nietos, a quienes criaron y tratan como amigos, así que no hay figura de autoridad paterna en aquellas familias, se liberaron de todo incluso de Dios, así que sus descendientes no tienen valores, el aborto y el suicidio son opciones que muchos han tomado y aconsejan, de ellos muchos se han camuflado, pero la verdad es que tienen el alma tan hippie, adicta y alcohólica como joe cocker -With a little help from my friends- así que son hippies en traje.
Los que tienen verdadera alma hippie son sus hijos, esa franja de los 30 a los 50, que son los adolescentes más viejos del mundo, la generación que nunca quiso crecer, se le llama el síndrome de Peter Pan. Todos se han casado o se han “ido” pero la mayoría ha regresado y vive con sus padres, sus padres les dijeron que eran unos genios, solo que nadie se ha dado cuenta, los profesores no los comprendieron y por eso no terminaron la universidad. Convencidos por papa hippie que se lo merecen todo, viven convencidos que pueden tener de todo sin necesidad de pagar, por eso viven endeudados.
Sus hijos, de diferentes parejas a las que ni siquiera recuerdan, son un poco más liberados y escuchan música de Lady Gaga –Bed Romance- exigen derechos que tienen por el solo hecho de haber nacido –yo no pedí vivir- parecen ser hoy toda la sociedad, es decir que el hipismo se convirtió en patrón general de vida y el consumo de droga ha llegado a tales niveles que la única opción parece ser legalizarla.