Te pedimos Señor, cortar las ataduras que hemos heredado de generaciones pasadas, para que sane nuestro matrimonio, poder asi, recuperar la felicidad y el amor sea mas fuerte que antes.
En el nombre de Jesucristo, rompemos todos los patrones de infelicidad matrimonial de nuestro árbol genealógico.
En el nombre de Jesucristo, rechazamos todo sometimiento antinatural y todas las expresiones de falta de amor en nuestro matrimonio.
Rechazamos odios, impulsos de muerte, deseos, intenciones, pensamientos, tendencias, malas o aberraciones en nuestras relaciones matrimoniales.
En el nombre de Jesucristo, rompemos con toda transmisión de violencia, venganza, rencor, vicios ,todo comportamiento negativo, toda infidelidad y decepción.
En el nombre de Jesucristo, ponemos fin a las ataduras intergeneracionales que impiden relaciones duraderas.
En el nombre de Jesucristo, renunciamos a toda tensión o violencia matrimonial, divorcio, agresión y falta de sensibilidad.
En el nombre de Jesucristo, desterramos todos los engaños del mundo arraigados en nuestras vidas, que nos hacen sentir «atrapados» en el matrimonio,en todos los sentimientos de vacío y fracaso y los cambies por sentimientos de estabilidad, seguridad, bienestar y confianza .
Padre, perdona a mi árbol genealógico por toda forma de deshonra del sacramento del matrimonio.
Haz que en todas nuestras familias, haya muchos matrimonios felices, llenos de amor, fe, fidelidad y cariño. Bendícelos, llénalos con tu misericordia, tu luz y tu paz.
No apagarán el amor, ni lo ahogarán océanos, ni ríos. (Cantares 8,7)
Dios, derrama sobre nosotros bendiciones de amor y armonía, la Virgen nos cobija en su manto y Jesus nos inunda con su amor.
Oración:
“Bendito eres, Dios de nuestros padres, y bendito por los siglos tu nombre, santo, glorioso. Bendígante los cielos y todas las criaturas.
Tú hiciste a Adán y le diste por ayuda y auxilio a Eva, su mujer; de ellos nació todo el linaje humano. Tú dijiste: No es bueno que el hombre esté solo; hagámosle una ayuda semejante a él.
Ahora, pues, Señor, no llevado de la pasión sexual, sino del amor de tu ley, recibo a esta mi hermana por mujer. Ten misericordia de mí y de ella y concédenos a ambos larga vida.”
Tobías 8:5
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