La tierra está inundada de agua. Los océanos cubren el 70 por ciento de la superficie del planeta con una profundidad media de 6.000 metros. El planeta se debería llamar planeta agua, se ve azul desde el espacio…
No se puede destruir el agua, sólo se puede cambiar su estado (de líquido a sólido o a gas) o contaminarla, pero al hacer calor y evaporarse de nuevo, el agua se separa del contaminante, al caer y filtrarse en el suelo queda potable otra vez.
La extracción de agua dulce se ha multiplicado por siete desde 1900, mientras que la población mundial ha aumentado sólo cuatro veces, así que la capacidad de acceder a agua utilizable aumenta más rápido que el crecimiento de la población.
Aproximadamente 12.900 km3 de agua, mayoritariamente en forma de vapor de agua, se encuentra en la atmósfera, sin embargo la mayoría del agua dulce, 29.200.000 km3, se encuentra en los casquetes polares, seguida de las aguas subterráneas, que no vemos y que poseen en reservas de 23.400.000 km3.
La población mundial, crecerá en los próximos 50 años a una tasa del 0,77 por ciento, sin embargo el hambre sigue siendo un problema en algunas partes del mundo, pero esto no es causado por el número de personas, sino como lo declara Oxfam, una organización humanitaria internacional:
“Las hambrunas no son fenómenos naturales, son fracasos políticos catastróficos.”
Ya que el mundo produce hoy alimentos suficientes para alimentar a 10 mil millones de personas, y sólo hay 7 mil millones de nosotros. Y las posibilidades de producción de la tierra, son millones de veces superiores a la producción actual. Pero el desperdicio de comida es aun mayor…
Entonces de donde viene el mito de la sobre población y la escasez del planeta, si Dios dio la orden de “Creced y multiplicaos” sin ninguna restricción?
De Thomas Malthus, un protestante anglicano británico con gran influencia en la economía política y la demografía.
Quien propuso que la capacidad de crecimiento de la población, responde a una progresión geométrica, mientras que el ritmo de aumento de los recursos para su supervivencia sólo lo puede hacer en progresión aritmética.
Según esta hipótesis, de no intervenir obstáculos represivos como guerras, pestes y control demográfico, para mantener la población en el límite permitido por los medios de subsistencia, habrá en el planeta hambre y pobreza.
Es decir que hay que matar los hijos para que haya comida para “otros”.
Esta tesis ignorante, pretende aplicar la eugenesia, o la selección de quiénes merecen vivir, algo parecido a lo que aplicaban los paganos desde el monte Taigeto con sus hijos feos, tirárselos a los perros para que se los coman.
La teoría de la explosión demográfica (Population Bomb), jugó un papel importante en el movimiento ecologista que nació en los años 1960, la liberación sexual proporcionó una justificación para la investigación y desarrollo de métodos anticonceptivos, abortivos y finalmente la puesta en práctica de la eugenesia…
Es algo parecido a lo que hacia herodes para mantenerse en el poder, matar a sus hijos, a su madre, a todos los niños de la ciudad, volver eunucos a los hombres, promover el pecado nefando para que los súbditos no se reproduzcan, lo que sea para mantener el poder y ser proclamado dios…
«Le respondió Jesús : Cualquiera que bebe de esta agua, tendrá otra vez sed; pero quien bebiere del agua que yo le daré, nunca jamás volverá a tener sed. Antes el agua que yo le daré, vendrá a ser dentro de él un manantial de agua que manará sin cesar hasta la vida eterna». Jua 4:13-14
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