Un 30 de Enero de 1649 Carlos I, rey de Inglaterra, Escocia e Irlanda, hijo segundo de Jacobo I y Ana de Dinamarca, era decapitado.
Nació en Dunfermline, Escocia, el 9 de noviembre de 1600.
Se quiso casar con la infanta María, hija de Felipe III de España, pero la corte española exigía la conversión pública de Carlos al catolicismo y por el contrario las leyes inglesas prohibian a un monarca convertirse al catolicismo. Por su inclinación a hacerse Católico dijeron que tenía un cierto retraso intelectual.
El 27 de marzo de 1625 subía al trono de Inglaterra por fallecimiento de su padre y a fin de asegurar la alianza francesa el 1 de mayo del mismo año se casó con Enriqueta María, hermana de Luis XIII, con la condición de que la princesa no sería molestada en lo más mínimo en el ejercicio de la religión católica y que podría dirigir la educación religiosa de sus hijos hasta cumplir éstos los trece años de edad.
Enriqueta nunca fue reina de Inglaterra por la prohibición a un Católico a ocupar cargos Elevados.
Las persecuciones religiosas, obligaron a millares de irlandeses a exiliarse en América.
El protestantismo inglés había impuesto a los Irlandeses la obligación de convertirse.
No atender a los servicios de la iglesia protestante era punible con multas recusantes; y la práctica pública de otra religión, punible con arresto.
Los católicos no pueden ostentar altos cargos de estado o servir bajo cierto rango en el ejército.
En 1613 ajustaron la constitución para permitir representantes ingleses y escoceses, lo que resultó en una mayoría de protestantes en el parlamento de Irlanda.
Los irlandeses quedaron subordinados al parlamento inglés. Los protestantes dominaban la administración y aprovechaban todas las oportunidades para confiscar más posesiones a los nativos, cuestionando los títulos que de éstas poseían para así abrir el paso a sus colonizadores.
En respuesta, los irlandeses propusieron lo que se llamó Las Gracias, que consistían en apelar directamente al rey, primero a Jacobo I y después a Carlos I, solicitando plenos derechos como súbditos y la tolerancia de su religión. En varias ocasiones pareció que era posible un acuerdo, y los monarcas concedieron sus peticiones a cambio de aumentar los impuestos.
Sin embargo, los nativos se vieron decepcionados cuando después de 1630 al pagar los gravámenes, Carlos pospuso la implementación efectiva de sus demandas. Incluso a finales de 1630, Tomás Wentworth, el representante del rey en la isla, lanzó una nueva ronda de colonizaciones.
Tales colonizaciones expropian las tierras a los católicos y los desterraba condenándoles a morir de hambre.
Desde 1638 hasta 1640 muchos escoceses se involucraron en un altercado bélico conocido como la Guerra de los obispos contra el intento de Carlos I junto al arzobisbo Guillermo Laud, de reformar la iglesia escocesa para unir sus religiones en una, introduciendo un nuevo libro que reemplazaba el libro de oraciones escocés.
El intento del rey por promover el catolicismo desencadenó una serie de disturbios que ocasionaron la formación de una alianza conocida como el Pacto escocés nacional, los cuales rechazaban cualquier movimiento que promoviese la religión católica y que los alejase de su creencia en el presbiterianismo
Carlos I comenzó a negociar con los irlandeses para reclutar un contingente militar que acudiese a sofocar la rebelión en Escocia a cambio de la concesión del requerimiento que tanto tiempo llevaban los católicos solicitando con el fin de poder practicar su religión abiertamente. A los escoceses y a los Parlamentarios esto les pareció la confirmación de que Carlos I era un Católico y que quería imponer el catolicismo en sus reinos.
Los ingleses respondieron enviando tropas al mando de Charles Coote y William St Leger ambos colonizadores protestantes que fueron acusados de «brutalidad excesiva e indiscriminada contra la población católica general», causas que contribuyeron a provocar que los nobles Católicos se adhieren a la rebelión.
Los rebeldes se identificaron conscientemente como católicos y justificaron el alzamiento como medida defensiva contra la amenaza protestante que fomentaba la extirpación de la religión católica.
«Nos alzamos por nuestra religión porque colgaron a nuestros sacerdotes en Inglaterra» fueron unos 4.000 aproximadamente, aunque muchos miles fueron expulsados.
«cada uno de ellos fueron aniquilados… sin ningún proceso legal».
El comandante Covenanter Duncan Campbell de Auchinbreck, alentó a sus soldados a matar a los católicos del clan MacDonald, arrojaron despiadadamente a sus mujeres por los acantilados; quienes murieron estrelladas contra las rocas.
Carlos I, inicialmente hostil hacia los insurgentes, envió un gran ejército a Dublín para sublevarlos. El parlamento escocés envío también un contingente armado a Ulster para defender a sus compatriotas. Este fue el inicio de la guerra civil inglesa.
Irlanda confederada, consistió en una alianza de nativos junto al bando Realista a cambio de la promesa de autogobierno y plenos derechos a practicar el catolicismo, después de finalizar la guerra.
La Cámara de los Comunes entonces amenazó con acusar a la reina católica, Enriqueta María de Francia, lo que finalmente obligó al rey a tomar una acción desesperada.
La reina Enriqueta María partió al extranjero en 1642 en busca de financiación para su marido carlos se entregó al ejército presbiteriano escocés en Newark, y fue llevado al cercano poblado de Southwell, entró en negociaciones con los presbiterianos escoceses, aceptando el establecimiento del presbiterianismo tanto en Inglaterra como en Escocia por un período de prueba.
El juicio del rey (bajo los cargos de alta traición y de «otros altos crímenes») comenzó el 2 de enero, pues Carlos había rechazado elevar una súplica, alegando que ninguna corte tenía jurisdicción sobre un monarca. Creía que su propia autoridad para gobernar le había sido dada por Dios cuando lo coronaron y fue ungido.
La corte se proponía declarar que No hay hombre sobre la Ley.
Carlos fue decapitado el 30 de enero de 1649
Los irlandeses. Finalmente fueron derrotados y todas las posesiones terrenales del país pasaron exclusivamente a manos de colonos protestantes.
Fue en este periodo cuando Cromwell, decidio crear una sociedad secreta, cuyos miembros estarían ligados por los más solemnes lazos de fraternidad, para reconciliar las diversas religiones y sectas políticas, en complicidad con varios de sus amigos más íntimos, como Algernon Sidney, Harrington, Monk y Fairfax, no fue hasta el año 1648 que comenzó a dar los pasos necesarios para llevarlo a la madurez.
Como lo relata el abate Larudan con la minuciosidad de detalle del testigo ocular, Cromwell propuso la creacion de una sociedad secreta durante un banquete en el que los invitados, minuciosamente escogidos, juraron servir a la secta que se creó, para que nunca mas un Catolico, pudiese acceder al poder en Inglaterra, como sucede hasta nuestros dias.
La secta se hizo pública por primera vez en el año 1746, por el abate Larudan, quien presentó sus detalles en una obra titulada Les Franc-Macons Ecrasses.