En el santoral católico el 8 de diciembre se celebra la fiesta de la Inmaculada Concepción, fecha que los católicos adoptaron para la celebración del Día de la Madre. El cuarto mandamiento manda Honrar Padre y Madre.
“Que las ancianas sean de un porte ajustado y modesto, no calumniadoras, no amigas de mucho vino, que den buenas instrucciones, enseñando el pudor a las jóvenes, a que amen a sus maridos, y a cuidar de sus hijos, a que sean honestas, castas, sobrias, cuidadosas de la casa, apacibles, sujetas a sus maridos, para que no se hable mal de la palabra de Dios. Tit 2:2
Al comienzo de los hechos de los apóstoles, vemos la hermosa imagen de la primera Iglesia reunida en oración alrededor de “María, la madre de Jesús.”
La Virgen, madre de la iglesia, la sostiene en sus momentos más oscuros.
En Inglaterra hacia el siglo XVII, tenía lugar un acontecimiento similar, también relacionado con la Virgen, que se denominaba Domingo de las Madres. Los niños concurrían a misa y regresaban a sus hogares con regalos para sus progenitoras, como muchas personas trabajaban internas y no tenían la oportunidad de estar en sus hogares, ese domingo se le daba el día libre para visitar a sus familias.
El 7 de mayo del año 1914 el congreso de USA establece el día de la madre, durante la presidencia de Woodrow Wilson, que debía ser celebrada el segundo domingo del mes de mayo, por lo que esta fecha fue adoptada por muchos otros países del mundo como la fecha del «Día de las Madres».