
Los maniqueos eran conocidos por el título de Hijos de la viuda, una secta gnóstica organizada por un esclavo liberto, llamado Mani, que trató de fusionar el culto dualista de la antigua Persia, el culto sirio a Astarot y el cristianismo.
En el siglo 3 Cubrico, un esclavo egipcio de una rica viuda, que había recibido en herencia de su esposo un caudal de libros anticristianos escritos por un sarraceno llamado Scitiano, al morir la viuda, heredó todo su capital y los famosos libros al esclavo.
Una vez se vio libre y rico, cambió su nombre por Manes o Maniquee que significa en persa dialéctica o Sofista, arte en el cual creía ser muy hábil. Para la formulación de sus exóticas doctrinas se valió del cristianismo, del zoroastrismo y del budismo, difundió sus doctrinas por la India, Egipto, China, Mongolia, norte de Africa y aún España.
De hecho los escritos que se conservan vienen de la china.
Estos sofistas tienen la práctica de tomar partido en un debate, convencer a los debatientes de la causa asumida y una vez convencidos todos, asumir la causa contraria. Fueron atacados por Platón y Sócrates por ser unos farsantes. No eran filósofos, practicaban el relativismo mediante el dominio de razonamientos engañosos. Este arte de la persuasión no está al servicio de la verdad sino de los intereses del que habla. Llamaban a ese arte «captura de almas». Protágoras decía: «Como cada cosa me aparece, así es para mí; y como aparece a ti, así es para ti.» Los sofistas dieron muerte a la filosofía griega y de paso a lo que Grecia había significado, la asamblea ateniense impulsada por los sofistas empobreció con excesivos impuestos a sus conciudadanos ricos; hábiles acusadores manipularon las pasiones políticas de los jueces para quitar a otros sus propiedades; promovieron una nueva industria, la de los que tenian la habilidad de ganarse la vida, chantajeando a otros, con la amenaza de una demanda. La ciencia y la moral griegas entraron en trance de muerte.
Mani luego de estudiar ansiosamente aquellos libros, se declaró a si mismo paráclito y encontró en los gnósticos, que predicaban los dos principios rivales, “el bien y el mal” luz y tinieblas, los prosélitos para lanzar su propio “Evangelio” lleno de principios tomados de la magia de los Guelbos. Procede del Gnosticismo y el dualismo, el alma del hombre procedería de Dios pero el cuerpo procedería del demonio.
Propugnan la igualdad en la posesión y distribución de los bienes y su comunidad, un comunismo confuso de raíz evangélica, inspirado en la pretendida y supuesta comunidad original y en la visión idealizada de la vida de los primeros cristianos, abocando algunas de estas corrientes a la comunidad sexual y a verdaderos delirios de anarquía moral, que se convirtió finalmente en una secta cainita —glorificadora del asesinato de los hermanos— que exaltaba la violencia y su constante presencia creadora, con su oposición antagónica de los dos principios. De tal manera que hoy se vende la idea que todo progreso proviene de las guerras.
Mani (215- 276), quien perteneció a la secta elkesaíta, secta judeocristiana en la que se formó y vivió desde los cuatro años hasta los veinticinco años según lo afirma el Códice de Colonia, practicó la ley judaica (incluyendo la circuncisión) y su excursión en el gnosticismo le llevó a crear esta nueva heterodoxia al aplicar en plenitud los principios judaicos al gnosticismo judaizante. Manes decía : «El hijo de una viuda pobre» (María) con quien se identificaba, «el Mesías judío que los Judíos han crucificado», «un diablo que fue justamente castigado por interferir en la labor del Aeon».
Spencer en su disertación De hirco emissario dice:
«Los egipcios llamaban a Osiris el dios bueno y á Tifon el dios malo. Los hebreos supersticiosos dieron a estos dos principios los nombres de Gad y Meni, la fortuna buena y mala, y los persas llamaron al primero Oromasdes y al segundo Ahriman. Los griegos tenían también sus demonios buenos y malos; los romanos sus Jones ó Bejoves, es decir, dioses benéficos- y dioses maléficos. Los astrólogos expresaron la misma opinión por signos ó constelaciones, las unas favorables y las otras malignas; los filósofos por sus principios contrarios, en particular los pitagóricos por su ¡nonada y su diada etc.»
La moral fatalista que predicaba Mani y que siempre halla eco en el corazón del necio, hizo inmediatamente prosélitos en toda Persia, para seducir más fácilmente a la multitud fingió que obraba milagros, y aprovechándose de algunos conocimientos adquiridos en la medicina, prometió curar por medio de sus oraciones al hijo del rey de Persia que estaba peligrosamente enfermo; pero murió el príncipe, y prendieron á Manes por impostor, fue sentenciado a morir azotado con varas de rosa cubiertas de espinas, a pesar de ello su doctrina sobrevivió.
Manes había expuesto su doctrina en varias obras que llevaban títulos fastuosos, el Evangelio vivo, el Tesoro y los Misterios. También sus discípulos publicaron libros apócrifos, entre otros un Evangelio que atribuían a santo Tomas, y las fabulosas historias que se conocían con los títulos de Memorias y Actos de los apóstoles.
Mani, condenó el matrimonio, permitiendo solo los placeres, antes de comer pan pedían perdón a la masa por la tortura a la que había sido sometida y así con todas las comidas.
Todo es dios, nada es dios, en el panteísmo de Manes llego a hacer licito el homicidio y hasta meritorio ya que matando se libraba la porción de dios, el alma, de la esclavitud del cuerpo.
Condenaba toda ley y el derecho de propiedad, como obras de mal principio.
Fueron perseguidos y esto los llevo a convertirse en sociedad secreta, allí nació la masonería. En efecto tanto Diocleciano como los persas y los chinos vieron en esta doctrina un peligro para la sociedad, así que la persiguieron y de allí nació la sociedad secreta, que es aun mas peligrosa.
Fue cuando establecieron su lema “jura y perjura con tal de no revelar el secreto” como lo atestigua san Agustin que fue Maniqueo.
Imaginemos el poder que detentaba san Agustin, ser la voz del emperador en todo el mundo, él era quien interpretaba y emitía las leyes que el emperador quería hacer cumplir, pero aparte de esto, tenía a su disposición una sociedad secreta, los maniqueos, regada por todo el mundo, que también obedecían estas ordenes y las ayudaba a imponer, una doble agenda, por ello cuando Dios le dice toma y lee y al abrir la biblia encuentra este pasaje:
“Despojémonos, pues, de las obras de las tinieblas, y vistamos las armas de la luz, andemos decentemente, y como de día, no viviendo en comilonas y borracheras, no en amancebamiento y libertinaje, no en querellas y envidias, Para reconocerse entre ellos como hijos de la Luz” . Agustín entiende que debe dejar la secta.
Los maniqueos como los miembros de la secta usaban signos, palabras sagradas y apretamientos de manos.
Deschamps dice que los principios maniqueos son los mismos principios de la masonería. Los mismos honores en todas las logias a las estrellas la luna y el sol. Dios de la luz o fuego distribuido en todas las cosas.
Los mismos triángulos con las representaciones, vegetal, animal y mineral en sus tres lados. Los mismos juramentos en cada grado.
Cada año, cuenta san Agustín, celebran la Bema con rosas en la mano alrededor de un catafalco de cinco gradas, el jueves y viernes santos. Recordando la muerte de Mani.
Las simpatías de la Masonería por el Maniqueísmo son evidentes en los padres Historiadores de la Secta:
Weishaupt, recomendaba a sus adeptos el estudio del Maniqueísmo.
Redarés celebra a Manes como a quien dio razón y verdad a su fe religiosa.
Asegura que las doctrinas maniqueas han formado el “nudo social” de los pueblos de la tierra, es decir las sectas y sociedades secretas.
Clavel y Ragou junto con todos los historiadores masones aseguran que la masonería proviene del maniqueísmo.
Una prueba de la mutación que ha tenido la secta a través del tiempo la tenemos en los albigenses que son los mismos maniqueos o masones, pero en otra época y con un traje diferente.
Tanto Douais como Champagny historiadores excéntricos, reconocen que el maniqueísmo se perpetuó en los albigenses y otras sectas.
La misma inquisición fue fundada para darle seguimiento a los albigenses que se habían extendido de una forma dramática por toda Europa. En 1203 el papa Inocencio III mandó predicar una cruzada contra los albigenses. En la que participaron santos reconocidos como santo Domingo de Guzman.
Los Albigenses tenían ejércitos de hasta 100.000 hombres que saqueaban ciudades, esto fue llamado la primera revolución Francesa.
Simón de Montfort, barón de Amury, proveniente de Isla de Francia, enfrentó al albigense rey de Aragón en una proporción de 100.000 hombres contra los 2000 hombres de Montfort y con la ayuda de Dios prevaleció y tendió muerto a sus pies este impío rey Y hasta tomó 20.000 prisioneros anarquistas albigenses occitanos.
Manuel Maconique y Huter, historiadores medievales, convienen en que la masonería, el albigense y el maniqueo son lo mismo.
El protestante Isaac de Beausobre, escribió una apología del maniqueísmo entre 1734 y 1739, poco después de la re-fundación de la secta en Londres, que se destaca por la visión del maniqueísmo como un intento de liberación del yugo de la iglesia, formado en el mismo medio cristiano, en el que se producían los escritos apócrifos. Recordemos que los maniqueos escribieron varios evangelios condenados. Es decir que en el fondo ve en el maniqueísmo el mismo intento de Lutero por sacudirse al Dios de los Mandamientos.
La masonería ha tenido que civilizarse al extremo que los sectarios de hoy ya no lloran y piden perdón al pan por comerlo, o por morder las partes del gran arquitecto, antes bien son grandes gourmets, desechando la parte fútil, se han quedado con la substancia del maniqueísmo, y con los elegantes trajes europeos.
Para estos maniqueos Buda, Cristo y Zoroastro son presentados como ‘profetas superados’. Jesús tuvo la misión de comunicar esa ‘iluminación’ y por ende, era considerado ‘maestro y salvador’, siendo Mani el enviado de Jesús, su Apóstol por excelencia.
Sobre la muerte, creían que debían transmigrar sus almas de cuerpo en cuerpo, hasta llegar al de un elegido que lo llevaría a la salvación. Es decir que creían en la maldición de la reencarnación. Igual que los sectarios.
Félix, uno de los «elegidos» de los maniqueos y gran doctor de la secta. Estaba propagando sus errores en Hipona, y Agustín le invitó a una conferencia pública cuyo tema necesariamente causaría un gran revuelo; Félix se declaró derrotado, abrazó la fe y, junto con Agustín, suscribió las actas de la conferencia. Agustín, en sus escritos, refutó sucesivamente a Mani (397), al famoso Fausto (400), a Secundino (405), y (alrededor de 415) a los fatalistas priscilianistas a quien Paulo Orosio había denunciado. Estos escritos contienen la opinión clara e incuestionable del santo sobre el eterno problema del mal, pensamiento basado en un optimismo que proclama, igual que los platónicos, que toda obra de Dios es buena y la única fuente del mal moral es la libertad de las criaturas (De Civitate Dei, XIX.13.2)
Con los Maniqueos, la secta suele profesar los dogmas y usar las prácticas siguientes:
-El Dios-Naturaleza, en dos principios, bueno y malo, luz y tinieblas;
-El espíritu revolucionario, destructor del orden: la guerra a la propiedad, al matrimonio;
-La satisfacción de las pasiones carnales sin freno alguno; el culto al sol;
-El horror a la eternidad de las penas y la creencia en la metem-psicosis o transmigración de las almas; la negación de la realidad de Cristo; las palabras seductoras con que se promete la luz, la verdad, etc., para cazar los adeptos;
la imitación de las instituciones de la Iglesia, especialmente del bautismo, de la comunión, de la jerarquía, etc., los tres grados fundamentales, que en los maniqueos eran los creyentes elegidos y los perfectos; los tres signos, de la boca, de las manos y del pecho.
los juramentos sobre los secretos; el favor y alabanza dados a todas las herejías y el odio a la Iglesia Católica; el duelo en la recepción del maestro y el nombre de hijos de la viuda, recuerdo este último de la viuda rica que adoptó a Manés, fundador del Maniqueísmo.
El Maniqueismo fue condenado junto al Gnosticismo en el Concilio de Nicea (325).
Separarse de Pedro y de Roma es, separarse de la Iglesia, y por eso afirma que los (cismáticos de la época) no tienen cátedra, por haberse separado de la de Pedro, ni poseen al “Ángel” del bautismo, unido también a otras cátedras auténticas; ni tienen al Espíritu Santo, que es espíritu de caridad; ni la fuente de agua viva, ni el sello de la santificación.
La posición de San Agustín a este respecto no era única sino compartida por la cristiandad, ya que siempre se consideró la ruptura con la iglesia local unida a la de Roma como una ruptura con la Iglesia universal, como lo sancionan los Concilios de Elvira (año 306, can.53), Arles (año 314, can.16), Nicea (año 325, can.5), Antioquía (año 341, can.5-6), Sárdica (año 343, can.13) (Mansi, 2,14; 2,473; 2,669-670; 2,1309-1312; 3,16-17).
“La Sinagoga es una casa de impiedad, un receptáculo de maldades, que Dios mismo había condenado” San Ambrosio
El pecado de haber matado al mesías y pedir que su sangre caiga sobre ellos y sobre sus hijos es una maldición auto impuesta. Que cae sobre los que niegan al Señor.
“Esta maldición continúa hasta el día de hoy sobre los judíos, y la sangre del Señor no cesará de pesar sobre ellos”. Dice San Jerónimo
Los maniqueos que se representan a si mismos como iluminados y ascendidos o semi dioses y dicen que
Buda se estableció en la India,
Zoroastro en Persia,
Jesús en Judea.
Y Mani en todo el mundo, están reduciendo al dios vivo a un simple impostor¡¡¡
El maniqueísmo es una gnosis, porque para ellos en el conocimiento está la salvación. Su dualismo nos enfrenta a esa materia divina que todos tenemos en el alma; con el cuerpo, producto del mundo material, causa del Mal y obra del Demonio.
Los maniqueos, al igual que los gnósticos presentan ritos extraños presididos por el Diablo y en las que las orgías están al orden del día, no extraño a la secta.
Una forma de maniqueísmo moderno, es condenarlo todo o aceptarlo todo, conocida como buenismo, es una forma de irenismo, por ej:
Da igual que estés divorciado o no para poder comulgar,
Hay muchos divorciados “buenos”, “mejores” que otros que comulgan todos los domingos…
Da igual que te ligues las trompas o uses anticonceptivos, mientras seas “buena gente” no pasa nada…
Da igual que vayas o no a misa o que no te confieses mientras “hagas el bien” a los demás, qué más da…
Da igual que seas promiscuo o tengas relaciones sexuales con personas de tu mismo sexo, mientras “que no hagas daño a nadie”.
Los ateos, budistas y musulmanes podrían comulgar siempre que sean hombres de bien.
Decir lo contrario es buscarse ser criticado por falta de misericordia, por ser de carácter excluyente y tener postura contraria a la de Jesucristo “que acogía a todos”.
Olvidando que en el cristiano la bondad no es una premisa, ni siquiera una prioridad, es una consecuencia.
Es decir, el cristiano que descubre la bondad y la misericordia de Dios, que recibe su gracia, vive en ese amor y eso le lleva a la bondad y la misericordia con los demás. Pero el cristiano no busca “ser bueno”, busca vivir en la voluntad de Dios para ser feliz y salvo.
Muchos ateos admiran la labor de la Madre Teresa de Calcuta y su obra en favor de los pobres de la India, pero no por ello se han sentido llamados a convertirse al cristianismo.
En el cristianismo hemos recibido ordenes claras “Id al mundo y anunciad el evangelio”, el que cree se salva el que no cree ya está condenado”, «El que crea y sea bautizado será salvo; pero el que no crea será condenado». etc.
La explicación y refutación de San Agustín al maniqueismo, la encontramos en la Filosofía y en la biblia como veremos:
La figura más influyente de Milán era el obispo Ambrosio. Agustín empezó a frecuentar sus predicaciones y a encontrar en ellas respuestas a las dudas no solucionadas por los maniqueos. San Ambrosio, que conocía bien a Plotino, Filón y Orígenes, practicaba una interpretación alegórica de la Biblia, lo que dio a Agustín la clave para acercarse al texto sagrado, Agustín se desengañó de dos prejuicios que había mantenido hasta ese momento respecto del cristianismo: vio que un hombre de gran inteligencia podía abrazar esa religión y descubrió que la Biblia era un libro mucho más profundo de lo que él había creído.
Agustín ya no era maniqueo pero todavía sentía vivísimos deseos de «honores, riquezas y matrimonio», como afirma en el Libro VI de las Confesiones. Tomó otra amante «porque no era yo amante del matrimonio, sino esclavo de la sensualidad»
Entonces conoció algunos textos de Plotino, traducidos por Mario Victorino, filósofo neoplatónico convertido al cristianismo. A través de su lectura, se adhirió al neoplatonismo, liberándose completamente del escepticismo académico. En la obra de Plotino descubrió algo nuevo: la concepción de Dios y del alma como realidades inmateriales, lo que le ayudó a resolver el problema del Mal. La conversión filosófica de Agustín al neoplatonismo introdujo definitivamente el inmaterialismo en la filosofía posterior.
En el año 391 se traslada a Hipona (hoy llamada Annaba, en la costa nororiental de Argelia), ciudad portuaria en la que había arraigado con fuerza la herejía donatista. Allí, tras ordenarse sacerdote, el obispo Valerio le donó un huerto donde fundó un monasterio.
Contra los maniqueos.
Cuando Valerio murió, Agustín fue nombrado obispo de Hipona, dignidad que ocupará hasta su muerte. Tenía cuarenta y dos años de edad
El desastre del Imperio le sugirió su obra más amplia, De Civitate Dei (La Ciudad de Dios), en la cual empleó catorce años de su vida (413-426). En ella dio respuesta a los que acusaban a los cristianos de ser los culpables de la caída de Roma, en el año 410, en manos de los visigodos de Alarico.
El pecado original, la libertad contaminada por el pecado y la gracia serán los temas sobre los que trató Agustín en su polémica con los pelagianos. Pelagio afirmaba que no existe el pecado original y que el hombre es capaz de ganar el cielo sin ayuda de la gracia de Dios. Ello era contrario a la visión de san Agustín que creía que la gracia divina era indispensable para salvarse. Vivió setenta y seis años, siendo sacerdote y obispo casi cuarenta.
La unión mística con Dios pasa a ser el fin último del hombre. Se considera fundador de esta corriente a Plotino (205-270), cuyas obras fueron publicadas por su discípulo Porfirio, bajo el título de Enéadas. Aunque Plotino partió del comentario a las obras de Platón, les dio un giro que tiñó su obra de un misticismo preocupado por la salvación del individuo a través del conocimiento del absoluto. Ese conocimiento se consigue mediante la unión extática con Dios.
Surge entonces la Patrística, pensamiento filosófico- religioso, cuyos más importantes representantes son San Jerónimo, San Ambrosio, San Agustín y San Gregorio Magno, los cuatro Padres de la Iglesia. La Patrística utilizó sobre todo a Platón: «Nadie se ha acercado tanto a nosotros», escribió San Agustín, quien se sintió especialmente impresionado por los elementos místicos del neoplatonismo y por la idea de que el más íntimo espíritu del hombre lo une a la realidad suprema. Se puede decir que, mientras San Agustín adaptó el pensamiento platónico al dogma cristiano, Santo Tomás de Aquino concilió las obras de Aristóteles con las enseñanzas de la Iglesia.
Todo lo que procede de Dios es bueno y que la única fuente del mal moral es la libertad de las criaturas. El concepto de creación divina elimina el dualismo pesimista maniqueo pues, si la materia también ha sido creada por Dios, no puede ser mala sino buena.
El Mal surge en la materia, en lo más alejado de Dios. Esto significa que no hay necesidad de dualismo para describir la naturaleza del mal, como pretendían los maniqueos, el mal es meramente la ausencia del bien.
San Agustín encontró la causa del Mal en el uso incorrecto por parte del hombre de su libertad. El mal se explica por nuestra condición de criaturas, somos limitados, no somos el Ser con mayúscula que es Dios.
El hombre es libre y puede hacer el bien o el mal pero tiene una sola alma y una sola voluntad y uno solo es el principio de todas las cosas: Dios y todo lo creado por él es bueno. El Mal, por tanto, es ausencia de bien.
Esto significa que no se necesita la explicación maniquea de Dos dioses, Uno bueno y otro malo, para responder, el por qué del mal.
Es solo la concupiscencia del hombre y su libre albedrío lo que dan origen al mal. La ausencia de Dios, en el hombre…
Los Maniqueos -dice San Jerónimo- niegan el Libre albedrío. Lutero escribio un libro contra el libre albedrío, intitulado De servo arbitrio; en lo que toca a Calvino, no se puede ser mas claro:
“Después de haber visto que la tiranía del pecado, después de someter al primer hombre, no solamente consiguió el dominio sobre todo el género humano, sino que domina totalmente en el alma de cada hombre en particular, debemos considerar ahora si, después de haber caído en este cautiverio, hemos perdido toda la libertad que teníamos, o si queda aún en nosotros algún indicio de la misma, y hasta dónde alcanza” (Inst. 2.2.1).
El protestantismo es una concepción dualista que equipara a Dios y a Luzbel; somos salvos, todo lo que hagamos es inevitable, el mismísimo dios nos tienta, pero, somos predestinados al cielo, Dios ya nos salvó, al dar la vida de su hijo, por nuestros pecados…
Para los Maniqueos la teología giraba sobre la cuestión del origen del mal; lo veían en el mundo y querían hallar su origen. Dios no podía serlo, porque es infinitamente bueno; era necesario, pues, decían ellos, reconocer otro príncipe que, siendo malo por naturaleza, fuese la causa y origen del mal; de aquí nació su error. Dos primeros principios, uno del bien, y otro del mal, enemigos por consiguiente, y de una naturaleza contraria, que habían combatido y se habían enredado uno con otro, habían derramado, el uno el bien, y el otro el mal en el mundo; el uno la luz, y el otro las tinieblas. Y así en todo lo demás, porque no tengo necesidad de recorrer aquí todas las extravagancias impías de esta abominable secta, que procedía del paganismo .
El Antiguo Testamento no era más que una fábula, o en todo caso obra del mal principio; el misterio de la Encarnación una ilusión, y la carne de Jesucristo un fantasma, porque siendo la carne hechura del mal principio, Jesucristo, que era el Hijo del Dios bueno, no podía haberla tomado realmente.
Toda criatura de Dios es buena”, (I Tim. 4, 4); y también por estas otras : “No se debe desechar nada de lo que Dios ha criado” ;
Los caracteres que el demonio había inspirado a los Maniqueos era una fuerza tan prodigiosa para seducir, que el mismo S. Agustín, un talento tan superior, fue preso en sus redes, permaneciendo con ellos por espacio de nueve años,
El Espíritu dice expresamente que en los últimos tiempos apostatarán algunos de la fe, siguiendo al espíritu del error y a doctrinas de demonios, que enseñarán la mentira con hipocresía y cuya conciencia está cauterizada, que prohibirán casarse y obligarán a abstenerse de las viandas que Dios ha criado, para que con acción de gracias, se aprovechen de ellas los fieles; nada se debe desechar de lo que se come con acción de gracias, porque se santifica por la palabra de Dios y por la oración“.
Los maniqueos, es decir Manes y Marcion, No hicieron más que dar otro giro a las impiedades de Simón Mago, este error empezó desde el origen mismo del Cristianismo, este era el verdadero “misterio de iniquidad” que comenzaba en tiempos de San Pablo. Quien llamaba a estas; “doctrinas de demonios” más particularmente que a todas las demás doctrinas erróneas, porque nada es más propio de la envidia que tienen aquellos malignos y seductores espíritus a Dios y a los hombres, que desacreditar la Creación, condenar las obras de Dios, blasfemar contra el autor de la Ley y contra la Ley misma, y manchar la naturaleza humana con todo género de impurezas y engaños. Porque esto es lo que sucedía en el Maniqueísmo, que es una verdadera doctrina de demonios. todo el veneno que estaba oculto en esta peste ; con el Maniqueísmo levanta la cabeza el Arrianismo y todas las herejías bajo cien nombres extraños y nunca oídos.
Satanás ha introducido en la impía secta materia propia para resucitar. Satanás ya no tiene necesidad del Maniqueísmo; se ha propagado ya el odio contra la Iglesia, la deleznable secta ha dejado una descendencia semejante a ella, y un principio muy fecundo de cisma. No importa que los herejes no profesen la misma doctrina que los Maniqueos; basta el encono que les domina y los reúne a todos contra la Iglesia. Bossuet
El Concilio Jerosolimitano del año 48 (narrado en Hechos XV) prohíbe que los cristianos practiquen las rúbricas de la Ley judía, y la Bula Cantáte Dómino del Concilio de Florencia declara que la observancia de las ceremonias, leyes y prácticas del Antiguo Testamento, así no se haga poniendo en ellas la esperanza de salvación, ES PECADO MORTAL
San Bernardo de Claraval y Santo Domingo de Guzmán, entre otros santos y doctores de la Iglesia condenaron sus Herejías, que reducían al hombre a ser hijo del demonio y no hijo de Dios y por lo tanto Jesús no es Dios sino el Diablo.
A Raíz de esta Herejía la iglesia crea el Santo Oficio, Inquisición. Que buscaba evangelizar en la sana Doctrina. (catequizar)
El papa Inocencio III intentó una conversión pacífica de los cátaros, pero el legado pontificio fue asesinado por los cataros.
Confesaron paladinamente que tendían a la aniquilación de la Iglesia y comenzaron su ataque, los monasterios fueron desolados y las iglesias saqueadas, los obispos expulsados.
Inocencio III reaccionó excomulgando al conde de Tolosa, Raimundo VI, (que se había casado 5 veces y llevaba una vida licenciosa, al fin y al cabo los cataros le ofrecían, si acababa la iglesia una bienaventurada eternidad) El Papa convocó una cruzada contra los cátaros.
El catarismo o herejia albigense, evolucionó en el protestantismo, que sería el gran inquisidor con quema de Brujas en el siglo XVI.
La primera gran oleada fue la tendencia maniquea de los primeros siglos cristianos.
La segunda fue la herejia catara o albigense
La tercera es el movimiento de la Reforma y la secuela de esa enfermedad, el jansenismo.
¿qué es esta tendencia general o disposición que, por su nombre más antiguo, se llamó maniquea, que se denominó albigense en la forma más nítida que estamos por tratar, y que la Historia moderna conoce como reforma o puritanismo?
¿Cuál es el motivo subyacente que produce herejías de esta clase?
“La Iglesia Católica se halla arraigada en el reconocimiento del sufrimiento y la mortalidad y en su afirmación de ofrecer una solución al problema que presentan.” Este problema se conoce generalmente como “el problema del mal”.
¿Cómo podemos llamar glorioso al destino del ser humano, y al cielo su meta, y a su Creador infinitamente bueno y todopoderoso, cuando nos encontramos sujetos al sufrimiento y a la muerte?, tarde o temprano todo ser humano que piensa en lo absoluto, se enfrenta al problema del mal. preocupada por esa insistente pregunta: “¿Por qué habremos de sufrir? ¿Por qué habremos de morir?
Los ateos afirman que no hay ningún Dios creador: es afirmar que no existe una realidad en el bien y en el mal. La civilización pagana es decir los romanos y los grandes griegos tomaron el camino del estoicismo. “la filosofía del sonríe y sopórtalo”.
Otro camino es el desesperanzado del Asia, del cual el mayor ejemplo es el del budismo: que nos alienta a deshacernos del deseo de la inmortalidad para intentar fundirnos con la vida impersonal del universo.
La iglesia católica enseña que el alma hombre es inmortal y hecha para la beatitud , desde la Caída, nuestra vida mortal, de acuerdo con nuestro comportamiento, es una prueba en la que recuperamos, mediante los méritos de nuestro Salvador, esa inmortal beatitud que perdimos.
El maniqueo se sintió tan abrumado por la experiencia o por la perspectiva del sufrimiento y por el aterrador hecho de que su naturaleza era mortal, que se refugió en la negación de la omnipotente bondad de un Creador.
El maniqueo reconoció tanto a un dios bueno como a un dios malo y dispuso su mente en concordancia con esa tremenda concepción. En algunas personas conduciría a la adoración del demonio; en muchas más a la magia, también condujo a realizar una buena cantidad de maldades en forma deliberada, ya que la materia pertenecía al lado malo de las cosas. A pesar de que puede haber bastante mal de índole espiritual, aún así el Bien tiene que ser completamente espiritual. Esto es algo que se encuentra No sólo en los primeros maniqueos, no sólo en los albigenses de la Edad Media, sino hasta en los más modernos de los puritanos que quedan. Parece estar conectado con el estado de ánimo maniqueo en todas sus formas.
La materia es es mala. Nuestros cuerpos son malos. Sus apetitos son malos. El vino es malo. Prácticamente todo placer físico, o medianamente físico, es malo Nuestros cuerpos son materiales, decaen y mueren. Por lo tanto fue el dios malo el que hizo al cuerpo humano mientras el dios bueno hizo el alma. De allí también que Nuestro Señor sólo aparentemente se revistió de un cuerpo humano.
De aquí también la negación de la Resurrección. El papado, la jerarquía, el cuerpo entero de la doctrina católica y los sacramentos católicos establecidos fueron el blanco de la ofensiva albigense.
Siglo XI hubo un fuerte despertar de disputas filosóficas y de nuevas especulaciones en ciencias físicas.
La filosofía se hizo vigorosa, la arquitectura se expandió, algunas comunidades maniqueas resurgieron y tenían alguna fuerza en los Balcanes, se los conoció como “Los Puros” o cátaros.
En Arras, en Flandes, en 1025, un Concilio condenó ciertas proposiciones herejes de esa clase, que se concentro y tomar forma de un modo fuerte en el Sur de Francia.
Comenzaban a surgir las universidades, así como los cuerpos de representantes llamados parlamentos, y apareció el primer arco apuntado, el “gótico”.
San Bernardo, el gran orador ortodoxo de ese vital período, predicó contra ellos.
En 1163 un gran Concilio de la Iglesia, celebrado en Tours, les dio el nombre fue el de “albigenses”, en 1167, los albigenses, plenamente organizados ya como una contra-Iglesia
Los franceses del Norte comenzaron a clamar otra vez por la supresión de la herejía del Sur y, con ello, encendieron la llama. Al final, el 1194, el fenómeno estalló.
Santo Domingo de Guzmán, proveniente de España, se convirtió por la fuerza de su carácter y la rectitud de su intención en el alma de la reacción en ciernes. En 1207 el papa le pidió al Rey de Francia, en su condición de soberano y Señor con autoridad sobre Toulouse, que utilizara la fuerza.
“The Inquisition” (La Inquisición) del Sr. Hoffman Nickerson denuncia que el cristianismo casi fue extinguido porque el país sobre el cual los albigenses mantenían su poder era el más rico y el mejor organizado de Occidente. Poseía la más alta cultura, dominaba el comercio del Mediterráneo Occidental con el gran puerto de Narbona, constituía la valla de contención de todos los esfuerzos del Norte hacia el Sur, y su ejemplo hubiera sido seguido de modo inevitable.
En cuanto a la herejía albigense en si misma, fue atacada políticamente tanto por organizaciones civiles y eclesiásticas como por la fuerza de las armas. La primera Inquisición surgió por la necesidad de extirpar los restos de la enfermedad. (Es significativo que una persona que se declarara inocente ¡sólo tenía que demostrar que estaba casada para ser absuelta! Eso demuestra la naturaleza de la herejía.)
Bajo el triple golpe de pérdida de riqueza, pérdida de organización militar y una completa erradicación política, este fenómeno maniqueo pareció desaparecer en un siglo
Bossuet como obispo de Condom (Gers), Francia































