Oscurantismo es una palabra inventada por el Humanismo protestante contra la iglesia católica, que ha calado mucho en las personas desinformadas.
En la Edad Media que comienza en el siglo V d.C., la mitad occidental del antiguo imperio romano, dominada por los bárbaros, hablaba latín y disponía de una excelente versión de la Biblia: la Vulgata de San Jerónimo; la mitad oriental del imperio, que sobrevivió hasta que los turcos conquistaron Constantinopla en el siglo XV, hablaba griego y podía leer en esa lengua tanto en Nuevo Testamento como el Viejo (este último en varias versiones, como la de los LXX); asi que el pueblo tenía un conocimiento amplísimo de las Escrituras.
Cirilio y Metodio tradujeron la Biblia al búlgaro antiguo en el siglo IX, en plena «Edad de las tinieblas» y se inventaron el cirilico que hoy hablan los rusos.
Durante las «tinieblas» medievales ¡los godos podían leer la Biblia en su lengua materna! Ya que había sido traducida al Gótico aun antes de que San Jerónimo acabara la Vulgata, por Ulfilas.
Beda el Venerable tradujo al inglés el Evangelio de San Juan en el año 735, o sea: En plena Edad Media.
Giuseppe Riciotti, historiador, revela en su introducción a la Sagrada Biblia que, en Italia, «desde el siglo XIII se poseen» traducciones italianas de la Biblia, aunque «se trata de traducciones parciales».
“Historia de la Literatura Antigua y Medieval” de autores varios, UNED, Madrid, 1991, pág. 103 revela que «hallamos en el siglo XIII otro grupo de obras formado por las traducciones de la Biblia que se realizaron en este periodo. No es una simple versión de la Biblia. Contiene, junto a la propia traducción (realizada, al parecer, no directamente de la Vulgata sino de una traducción latina del siglo XII efectuada sobre los textos hebreos), otra serie de materiales: descripciones geográficas, relatos tomados de la antigüedad clásica, que eras una especie de guía para los peregrinos que viajaban a Tierra Santa.
En Francia exista un gran número de traducciones de la Sagrada Escritura a todas las lenguas y dialectos de Oc y de Oil, según P. C. Chauvin, en “La Bible depuis ses origines jusqu’à nos jours”. Se poseen algunas que se remontan al siglo XII e incluso a finales del XI.
Para 1530 sólo en Alemania había catorce versiones en lengua erudita y cinco en lengua corriente. Además había muchas versiones parciales, como del Nuevo Testamento, de los Salmos… (según Janssen: Geschichte des deutschen Volkes seit dem Ausgang des Mittelalters, 8 vv., Friburgo, 1883-1893, tomo I, pág. 51)
«En la Edad Media, como en todas las épocas, el niño va a la escuela. Por lo general, es la escuela de su parroquia o del monasterio más cercano. En efecto, todas las iglesias tienen una escuela: a ello obliga el Concilio de Letrán de 1179, y en Inglaterra, todavía puede verse la iglesia junto a la escuela y el cementerio. Muchas veces son fundaciones señoriales las que garantizan la instrucción de los niños; Rosny, una pequeña aldea a orillas del Sena, tenía desde comienzos del siglo XVIII una escuela que había fundado hacia el año 1200 su señor Gui V Mauvoisin. También los capítulos de las catedrales estaban sometidos a la obligación de enseñar dictada por el Concilio de Letrán.
El niño entraba en ellas a los siete u ocho años de edad, y la enseñanza que preparaba para los estudios universitarios se extendía a lo largo de una década, lo mismo que hoy, de acuerdo con los datos que proporciona el abad Gilles el Muisit. Varones y niñas estaban separados; para las niñas había establecimientos particulares, pero donde los estudios alcanzaban a veces niveles muy altos. La abadía de Argenteuil, donde se educó Eloísa, proporcionaba el aprendizaje de la Sagrada Escritura, letras, medicina y hasta cirugía, aparte del griego y el hebreo, que introdujo Abelardo. En general, las escuelas daban a sus alumnos nociones de gramática, aritmética, geometría, música y teología, que les permitían acceder a las ciencias que se estudiaban en la Universidad; algunas incluían alguna enseñanza técnica. La Histoire Littéraire menciona como ejemplo la escuela de Vassor en la diócesis de Metz, donde al mismo tiempo que aprendían la Sagrada Escritura y las letras, los alumnos trabajaban el oro, la plata y el cobre (Nota 2: L. VII, c. 29; registrado por J. Guiraud, Histoire partiale, histoire vraie, pág. 348).
En esta época los niños de las diferentes clases sociales se educaban juntos, como lo atestigua la conocida anécdota que presenta a Carlomagno irritado contra los hijos de los barones, que eran perezosos, contrariamente a los hijos de los siervos y los pobres. La única distinción que se hacía era la de la retribución, dado que la enseñanza era gratuita para los pobres y de pago para los ricos, en la Edad Media había poca diferencia en la educación que recibían los niños de diferente condición; los hijos de los vasallos más humildes se educaban en la mansión señorial junto a los del señor, los hijos de los burgueses ricos estaban sometidos al mismo aprendizaje que el del más humilde artesano si querían atender a su vez el comercio paterno. Ésta es sin duda la razón por la cual hay tantos grandes de origen humilde: Suger, que gobernó Francia durante la cruzada de Luis VII, era hijo de siervos; Maurice de Sully, el obispo de París que hizo construir la iglesia de Nôtre-Dame, nació de un mendigo; San Pedro Damián fue porquero en su infancia, y Gerbert d’Audrillac, una de las luces más fulgurantes de la ciencia medieval, fue también pastor; el papa Urbano VI era hijo de un zapatero de Troyes, y Gregorio VII, el gran Papa de la Edad Media, de un pobre cabrero. A la inversa, muchos grandes señores son letrados cuya educación no debió diferir en mucho de la de los clérigos:Roberto el Piadoso componía himnos y secuencias latinas; Guillermo IX, príncipe de Aquitania, fue el primero de los trovadores; Ricardo Corazón de León nos dejó poemas, lo mismo que los señores de Ussel, de Baux y muchos otros; para no hablar de casos más excepcionales como el del rey de España Alfonso X» (Régine Pernoud, A la luz de la Edad Media, Ed. Juan Granica, Barcelona 1988, págs. 115-118).
Así que la edad media que la leyenda negra llama oscurantismo es la primavera de la Iglesia, las Cruzadas y la Reconquista, las codificaciones y las catedrales góticas, la división de la propiedad y de los gremios, de Santo Tomás de Aquino y San Francisco de Asís. En palabras de Belloc, «una civilización que fue indudablemente la más elevada y la mejor que hayamos conocido”. Después vendría la anarquía moral de la Reforma, pero ese si que es una triste historia.