Según el CVII , «en el ejercicio de la cura de almas ocupan el primer lugar los sacerdotes diocesanos, ya que, incardinados en una Iglesia particular o adscritos a ella, se consagran plenamente a su servicio para apacentar a una porción de la grey del Señor.»
El curato, es el cargo y jurisdicción eclesiástica del párroco, sacerdote, presbítero o preste. Cura de almas de una parroquia, es la actividad de mostrar el amor y la preocupación de Dios por las personas.
La caridad Cristiana exige mantener los templos abiertos y la administración de los sacramentos a los fieles. Las obras de misericordia nos lo exigen, visitar al enfermo, Consolar al triste. Orar por los vivos y los muertos. Enterrar a los muertos. No vamos a convertirnos en paganos por un virus, Quien como Dios.
Por 2000 años la iglesia Católica, dirigida por Dios, ha superado pestes terribles, causadas por el pecado del hombre, con la fuerza de la fe, la oración y manifestaciones exteriores como rogativas, procesiones y exorcismos contra las pestes y plagas.
La iglesia tiene sus confesionarios, que generalmente tienen una malla para velar por la intimidad, esta malla se puede reforzar con tela de algodón de 500 hilos o más para prevenir el paso de partículas. Es permitido el uso de tapabocas por parte de los sacerdotes, que quieran confesar, haciendo uso de él. No es necesario que confesor y penitente se vean cara a cara.
Como dicen los manuales antiguos; “El sacerdote no ha de mirar a la cara al penitente, ni preguntarle quién es o de qué lugar o cómo se llama”
Los sacerdotes se purifican antes de dar la comunión y deberían hacerlo después con alcohol que está permitido en los manuales de celebración y en el manual del sacristán.