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La peste y el control social.

https://www.urosario.edu.co/Revista-Nova-Et-Vetera/Vol-2-Ed-18/Omnia/El-Colera-en-el-Paris-de-1832-Entre-la-salud-publi/

En la primavera de 1832, algo aterrador desencadenaría una crisis mayúscula que sacudiría los cimientos de toda Francia. Esa catástrofe bacteriana tenía nombre propio y era conocida como el cólera. La primera aparición del cólera en el siglo XIX fue en India en 1817 y se extendió por toda Europa. Cada año se desplazaba al oeste; desde Asia en 1819 a China en 1820, alcanzó Siberia en 1823, Moscú y Londres en 1830, hasta llegar a Viena y Berlín en 1831. A París el cólera llegó en marzo de 1832, y el Hôtel-Dieu, el principal y más antiguo hospital de París, empezó a recibir un flujo permanente de pacientes. Los síntomas eran diversos y la mayoría de ellos moría en los primeros dos días. Así, la epidemia que había comenzado en marzo, cuando finalmente se aplacó en septiembre, llegó a contar en Francia con más de 100.000 víctimas y en solo París, cerca de 18.000.

Francia había sido optimista frente a la amenaza del cólera y había creído estar preparada para una epidemia similar ya que contaba con comités de salubridad y la formalización de la práctica médica. Incluso, en el periodo posnapoleónico francés, las familias contrataban los servicios de médicos o cirujanos y se contaba con el espaldarazo al gremio médico por parte de Luis XIV. No obstante, pese a la creencia de estar preparados, el cólera en pocos meses aniquiló miles de personas, muchas de ellas en París lo cual empeoró la crisis social y médica hasta generar una verdadera fractura social.

La epidemia de cólera en el París de 1832 es un verdadero hito en la historia de la medicina. Esto, no solo por la letalidad del brote sino porque el establecimiento médico pensaba que podía controlar cualquier situación, inspirado por la ilustración que les habia hecho creer a los médicos que eran dioses,  pero semejante mortandad, sacudió y humillo.

Recordemos que hasta napoleon la salud publica era resorte de la iglesia y Napoleon se lo arrebató, en el primer tercio del siglo XIX cuando se demanda la intervención del Estado, se ve que es totalmente impotente ante una crisis.

La emergencia de la salud pública como tal en el siglo XVIII está entonces relacionada de manera íntima con la construcción del Estado, una figura que perpetúa y extiende la dominación del rey y cuyo poder se impone como poseedor del ejercicio legítimo de la violencia física, es decir lo que antes no podía hacer el rey ahora lo hacia con impunidad del anonimato los parlamentos. En otras palabras, la instauración de la violencia por parte del Estado tiene como finalidad pacificar cierta clase social (pobre) con cambios en el estilo de vida con un particular interés por el cuerpo, sus desordenes y la medicina. A partir del siglo XIV, diversos factores como la crisis feudal y el desarrollo del comercio habían modificado la percepción social de la pobreza, pero para finales del siglo XVIII se considera la miseria como la “madre de las enfermedades”.

No solo en Francia sino también en otros países de Europa, la pobreza radicaba siempre en un defecto físico, por lo cual un pobre podía ser recluido tanto en un hospital como en un reformatorio. Así, mientras en el París de la década de 1830 estallaban los motines y la epidemia causaba devastación, en el imaginario de las clases elites fraguaba la idea de clases peligrosas que se convertían en un obstáculo para alcanzar aquel sueño de nación civilizada. De esta manera, apelativos como salvajes del interior fueron lanzados contra los pobres que vivían en la miseria y la promiscuidad, y por tanto, era necesario algún tipo de control.

Ya en Alemania a finales del siglo XVIII se habían difundido conceptos como el de “policía médica”. El objetivo de la higiene es poner a esas clases poco civilizadas o salvajes, a la altura de los comportamientos civilizados que tienen interiorizados las clases dominantes. Sin embargo la promiscuidad no es vista como el problema.

Recordemos que el uso de perfumes viene precisamente de Francia, y que los médicos de la peste usaban unos antifaces que hoy son usados en los carnavales pero que nos recuerdan que esos largos picos contenían esencias aromáticas para evitar el contacto con la pestilencia, porque se tenia la idea de que la transmisión de la enfermedad a través de los malos olores o particulas que salían de los enfermos.

Muchos de esos preceptos del habitus civilizado como lo expuso el sociólogo Norbert Elias, se habían constituido para distanciar los cuerpos y por supuesto, sus peligrosos fluidos corporales que pueden ser causantes de enfermedades.

En obras como El proceso de civilización de 1939, Norbert Elias describe que civilizar es uno de los elementos claves en una serie de controles a partir de los cuales los individuos en sociedad regulan su comportamiento. En este momento estamos frente a un nuevo civilizar, “use condon y siga pecando”…

Para autores como Pratt, dichos conceptos significan un cambio sociocultural y psíquico que desde la Edad Media tiene dos consecuencias esenciales,

Desde la revolución Francesa, los Estados Modernos comienzan a asumir una autoridad marcada sobre la vida de los individuos, a través de la llamada salud pública, que antes de eso era gratis y formaba parte de las obras de misericordia que la iglesia administraba en hospitales, horfanatos, hoteles, ancianatos etc.  Los ciudadanos comienzan a internalizar formas de restricción, control e inhibición respecto de su propia conducta, está bien drogarse como lo hacen abiertamente los jugadores de hockey en Canadá o los jugadores de beisbol en usa con mariguana, lo que está mal es usar drogas que potencien la fuerza del jugador. Eso es ilegal, se llama doping, una doble moral aterradora. El consumo de drogas mal llamadas medicinales, es legal en casi todo el mundo, lo ilegal es que le compres la droga a uno que no pertenezca al stablishment, es decir a un laboratorio multinacional.

Recordemos que el comité de salud publica fue el que ejecutó a Luis XVI y a toda la nobleza europea. La salud pública ha promovido el hedonismo y una idolatría por el yo. Esta idolatría por la salud, la belleza y la juventud, es la que hoy lleva al cierre del mundo, que, cuando se levante la cuarentena, no será el mismo, el efecto psicológico de lo que esta sucediendo, eleva a la categoría de Dios a la salud, que es dirigida por el estado y que es impotente ante una epidemia, pero que ejerce un poder tal, que con 5000 muertos puede decretar la quiebra de las naciones. Y crear una histeria lo suficientemente fuerte como para que los ciudadanos obedezcan ciegamente, y si no es así, ahí esta el ejercito con las bayonetas.

Tendríamos también que analizar las personas que saldrán de un encierro de 2 meses que es lo que llevan en china y el efecto psicológico de sumisión al estado que esto va a producir, para no hablas de las barbaridades que se sucederán, en el mundo pagano que se acaba de inaugurar.

La respuesta de Dios a este plan en 1830 fue la aparición de la virgen a quien llamamos de la medalla milagrosa, quien por insistencia del cielo y de Santa Catalina Labouré, mando repartir la medalla milagrosa, que comenzó a ser distribuida en medio de la epidemia de cólera que asoló París. Como respuesta del cielo al plan contra el ser humano que se cernía, finalmente todo forma parte del combate espiritual por las almas y al lugar donde irán una vez termine su ciclo de vida.

Estos nuevos constructos sociales implican una regulación global de emociones con una renuncia y transformación de los impulsos, y en lo que por una parte se presenta como un proceso de creciente individualización, es al mismo tiempo un proceso de civilización.

Se crearon nuevas categorías de pensamiento tras el arribo de la revolución pasteriana o de la pasterización donde el microorganismo desplazaba al miasma.

Sin embargo, para el siglo XIX aún imperaba la explicación miasmática para muchas enfermedades, una de ellas, el cólera. Así por ejemplo, el médico inglés John Sutherland atribuía el cólera a los miasmas refiriéndose a “exhalaciones pútridas que salen por numerosos conductos abiertos y que impregnan el aire con un fuerte olor nauseabundo”. De igual manera, el doctor Thomas Shapter consideraba que la epidemia se había originado por las influencias aéreas y que podía transmitirse de persona a persona .

De allí se impulsó la remodelación de las ciudades, a la forma como las conocemos hoy para que sean antisépticas, es decir que no tengan iglesias…, para adoctrinar y moralizar comportamientos, con lo cual, se desvió la mirada hacia la infancia. Por consiguiente, la escuela se vuelve el principal multiplicador de un movimiento de difusión de los preceptos de higiene personal impulsado por el Estado que toma como blanco privilegiado a la madre y el niño.

Estos dispositivos, en términos del pensamiento de Foucault, están inscritos en juegos de poder donde también tiene un rol importante el saber, el conocimiento. Vigilar y castigar, imaginemos el control que ejercen sobre nosotros el internet y el smartphone, los discursos, instituciones, edificios, leyes, medidas policiacas y proposiciones filosóficas se convierten en el cepo que no vemos qpero que Orwell llamaba gran hermano, una especie de red que nos domina, como será el mundo después del covid-19?

La epidemia de cólera junto con otras epidemias de la época como la fiebre amarilla, no solo aportó en avances sanitarios locales sino en el control social, en 1907 se funda la Oficina Internacional de Higiene Pública que se asentó en París, y que se convirtió en el primer organismo internacional cuyo objetivo iba más allá del control sanitario de las fronteras, una herramienta del Estado para vigilar y controlar.

Por insistencia del cielo y de Santa Catalina Labouré, la medalla milagrosa comenzó a ser distribuida en medio de la epidemia de cólera que asoló París. Como respuesta del cielo al plan contra el ser humano que se cernía, finalmente todo forma parte del combate espiritual por las almas y al lugar donde irán una vez termine su ciclo de vida.

20.000 personas morirían por causa de la terrible enfermedad, de cuyo tratamiento poco se sabía.

En ese siglo, la pandemia de cólera se había originado en el delta del Ganges, en la India. Pero desde entonces seis pandemias de cólera han matado a millones de personas en los cinco continentes.

A medida que se iba distribuyendo la medalla, los milagros obtenidos por la intercesión de la Virgen de la «medalla milagrosa» también se iban multiplicando. El apodo de ‘milagrosa’ le fue dado por el pueblo fiel, que veía entre otras cosas como la medalla que estaban distribuyendo las Hijas de la Caridad operaba prodigios contra el cólera, que solo podían ser calificados como de milagrosos.

La progresión de la difusión de la medalla fue ‘geométrica’. En junio de 1832 se distribuían las primeras 2.000. En otoño de 1834 ya se había difundido más de medio millón, en 1835 un millón, y en 1839 había más de 10 millones de medallas circulando en muchos lugares. Se afirma que cuando muere Santa Catalina, en 1876, ya se habían difundido más de mil millones de medallas milagrosas, la de la Nuestra Señora de las Gracias.

La historia registra -entre muchos- el caso de la pequeña Caroline Nenain, de apenas ocho años, que asistía a clases en la escuela de la plaza del Louvre. Ella era la única de su clase que no portaba la medalla milagrosa, y la única que se vio afectada de cólera. Sin embargo, tras serle impuesta la medalla, fue curada y pudo volver a sus estudios. Se hacía entonces más que realidad lo que le había anunciado la Virgen a la propia Hermana Catalina: «Haz que se acuñe una medalla según este modelo. Todos cuantos la lleven puesta recibirán grandes gracias. Las gracias serán mas abundantes para los que la lleven con confianza».

Relata el P. Aladel, confesor de Santa Catalina y autor de «Noticia de la Medalla milagrosa» que «el Ilustrísimo Sr. de Quilen Arzobispo de París nos dijo varias veces que la había dado [la medalla] a muchos enfermos, a cuyo lecho le había conducido su ardiente caridad, y siempre con feliz resultado. Pero no satisfecha aún su piedad, hizo publicar estas maravillas en una Pastoral que dirigió a sus diocesanos a los 15 de Diciembre de 1836, con ocasión de consagrarse la iglesia parroquial de Nuestra Señora de Loreto, en París.

‘Tenemos -dice- el consuelo de haceros saber y deseamos que se sepa hasta en los últimos confines del orbe católico, cómo esta devoción ha echado en nuestra diócesis hondas raíces, y cada día se robustece y aumenta prodigiosamente por los enfermos que por ella recobran la salud, y cómo las gracias y favores se multiplican a medida que entre nosotros se acude a la tierna piedad de María concebida sin pecado.

Por #bottegadivina

Bottega Divina es un Canal dedicado a aplicar la tradición moral Cristiana a situaciones críticas en la política y la sociedad. Abogamos y velamos por la aplicación de los principios fundamentales de la sociedad, como el derecho natural, en los ámbitos políticos y sociales.

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