El reino de los cielos es semejante a un rey que preparó el banquete de bodas de su hijo. Envió a sus criados a llamar a los invitados a las bodas, pero éstos no quisieron venir. De nuevo envió a otros siervos, ordenándoles: Decid a los invitados: Mi comida está preparada; los becerros y cebones, muertos; todo está pronto; venid a las bodas.” Pero ellos, desdeñosos, se fueron, quién a su campo, quién a su negocio. Otros, cogiendo a los siervos, los ultrajaron y les dieron muerte. El rey, montando en cólera, envió sus ejércitos, hizo matar a aquellos asesinos y dio su ciudad a las llamas. Después dijo a sus siervos: El banquete está dispuesto, pero los invitados no eran dignos. Id, pues, a las salidas de los caminos, y a cuantos encontréis llamadlos a las bodas. Salieron a los caminos los siervos y reunieron a cuantos encontraron, buenos y malos, y la sala de bodas quedó llena de convidados. Entrando el rey para ver a los que estaban a la mesa, vio allí a un hombre que no llevaba traje de boda, y le dijo: Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin el vestido de boda? El enmudeció. Entonces el rey dijo a sus ministros: Atadle de pies y manos y arrojadle a las tinieblas exteriores; allí habrá llanto y crujir de dientes.” Porque muchos son los llamados y pocos los elegidos. Mat 22:3-14
Dios Padre celebró las bodas a su propio Hijo cuando unió a Este con la humanidad en el vientre de la Virgen. Aquí se infiere a la Iglesia presente, por medio de las nupcias, pero allí se refiere, por medio de la cena, al convite último y eterno. Porque en éste entran algunos de los que han de salir, pero de aquél no saldrá ya el que una vez haya entrado. Cuando suceda la resurrección de los santos recibirá el hombre la verdadera vida (que es Jesucristo), porque Este asumirá en su inmortalidad la mortalidad del hombre.
Cuando dijo el Señor a sus apóstoles: «Id y predicad que se acerca el reino de los cielos» (Mat_10:7), se refirió a lo que dice ahora: «He preparado mi banquete»; esto es, por medio de la ley y de los Profetas he adornado la mesa de las Escrituras.
Los toros representan la gloria de los mártires que han sido inmolados como víctimas escogidas por haber confesado a Dios; y cebados, los hombres espirituales, porque son alimentados con el pan del cielo Y como la comida que estaba preparada es la palabra divina, se entiende que la gran fuerza de esta palabra está representada por medio de los toros.
Y cuando dice: «Todo está preparado», se entiende que ya está cumplido en las Sagradas Escrituras todo lo necesario para la salvación. El que es ignorante, encuentra allí algo que aprender; el que es orgulloso, encuentra algo que temer;
«Mas ellos lo despreciaron». El por qué lo despreciaron lo da a conocer cuando añade: «Y se fueron, unos a sus granjas», otros a sus negocios… es decir que, llamados a la gracia, la despreciaron,
Por la ocupación de los negocios se entiende a los sacerdotes y los demás ministros del templo a quienes el afán de lucro separó de la fe, aun siendo ellos los encargados del servicio de la ley.
Los ejércitos de los ángeles son los de nuestro Rey. Habiendo, pues, enviado sus ejércitos se dice que acabó con aquellos homicidas, No hubiesen venido los romanos a Jerusalén, si Dios no los hubiese enviado. Y no quedo piedra sobre piedra.
así como la castidad es el camino que lleva a Dios, la fornicación es el camino que lleva al demonio , de modo que cuando entró, vio a uno que no había mudado sus costumbres; por esto sigue: «Y vio allí un hombre que no estaba vestido con vestidura de bodas». El vestido nupcial es la ley de Dios y las acciones que se practican en virtud de la ley y del Evangelio, y que constituyen el vestido del hombre nuevo. El que no lo tiene es arrojado a las tinieblas…
























