Siervo cruel
Por eso se asemeja el Reino de los cielos a un rey que quiso tomar cuentas a sus siervos. Al comenzar a tomarlas, se le presentó uno que le debía diez mil talentos. Como no tenía con qué pagar, mandó el señor que fuese vendido él, su mujer y sus hijos y todo cuanto tenía y saldar la deuda. Entonces el siervo, cayendo de hinojos, dijo: Señor, dame espera y te lo pagaré todo. Compadecido el señor del siervo aquel, le despidió, condonándole la deuda. En saliendo de allí, aquel siervo se encontró con uno de sus compañeros que le debía cien denarios, y, agarrándole, le ahogaba diciendo: Paga lo que debes. De hinojos le suplicaba a su compañero, diciendo: Dame espera y te pagaré. Pero él se negó, y le hizo encerrar en la prisión hasta que pagara ¡a deuda. Viendo esto sus compañeros, les desagradó mucho, y fueron a contar a su señor todo lo que pasaba. Entonces hízole llamar el señor, y le dijo: Mal siervo, te condoné yo toda la deuda porque me lo suplicaste. ¿No era, pues, justo que tuvieses tú compasión de tu compañero, como la tuve yo de ti? E irritado, le entregó a los torturadores hasta que pagase toda la deuda. Así hará con vosotros mi Padre celestial si no perdonare cada uno a su hermano de todo corazón. Mat 18:23-35
El rey nos hará rendir cuentas de nuestra vida delante del tribunal de Cristo (2Cor 5).
De ahí es que le será presentado al principio del juicio el hombre a quien El dio muchos talentos y que en lugar de hacerlos fructificar presentó, a pesar de la obligación que se le había impuesto, grandes pérdidas. Es verosímil que en estos talentos que él perdió, estén representados los hombres que por causa suya se han perdido, resultando de aquí el haberse hecho deudor de muchos talentos por seguir a esa mujer, que se sienta sobre un talento de plomo y que lleva el nombre de iniquidad.
hay algunos que ven al diablo en el hombre que debía los diez mil talentos y que entienden por la mujer y los hijos vendidos (mientras continúa él en la malicia) la necedad y los malos pensamientos. Porque así como a la sabiduría se la llama esposa del justo, así también a la necedad se la llama mujer del injusto y del pecador. La mujer del necio es la necedad, el placer de la carne o la ambición.
Nosotros nos abstenemos y evitamos pecar delante del hombre que nos ve, y delante de Dios, que nos está viendo, no cesamos de pecar, obrando y hablando todo lo que nos parece sin el menor miedo. Nótese que no lo llamó siervo malo cuando debía diez mil talentos, ni tampoco le injurió, sino que se compadeció de él. Por el contrario, cuando correspondió con ingratitud, entonces es cuando le dice siervo malo.
«Perdonad y os será perdonado» (Luc_6:37); pero yo os he perdonado primero, perdonad vosotros al menos después. Porque si no perdonareis, os volveré a llamar y os reclamaré cuanto os haya perdonado. No engaña ni es engañado Cristo, que ha dicho estas palabras: «Del mismo modo hará también con vosotros mi Padre celestial, si no perdonareis de vuestros corazones cada uno a su hermano». Mejor es que claméis con la boca y perdonéis con el corazón, que el que seáis dulces en las palabras y crueles en el corazón.





















