Y oí otra voz del cielo, que decía: Los que sois del pueblo mío escapad de ella, para no ser participantes de sus delitos, ni quedar heridos de sus plagas. Porque sus pecados han llegado hasta el cielo, y Dios se ha acordado de sus maldades, con tus hechizos y maleficios se han extraviado todas las naciones. Apo 18:4-23
Con tres plagas perecerá la tercera parte de los hombres. El resto no se arrepintieron de las obras de sus manos, dejando de adorar a los demonios, a los ídolos de oro y de plata, ni se arrepintieron de sus homicidios, ni de sus maleficios, ni de su fornicación, ni de sus robos. Apo 9, 18-21
Entonces será pública su ignominia, patente su oprobio. Yo me vengaré de ti. Vendrán estos males. Todo esto vendrá sobre ti por causa de tus grandes maleficios, y por la extrema dureza tuya, hija de tus encantadores. Ese, tu saber y ciencia vana te sedujeron al orgullo. Caerá sobre ti la desgracia, y no sabrás de dónde nace; y se desplomará sobre ti una calamidad, que no podrás alejar con víctimas de expiación; vendrá repentinamente sobre ti una imprevista miseria.
Quédate con tus encantadores y con tus muchas hechicerías en que te has ejercitado tanto, desde tu juventud, por si acaso puede esto ayudarte algo, o puedes tú hacerte más fuerte. Y si no, levántense y sálvente los agoreros del cielo, que contemplaban las estrellas y contaban los meses, para pronosticarte lo que te habría de acontecer.
He aquí que se han vuelto como paja, el fuego los ha devorado; no librarán su vida de la violencia de las llamas; éstas no dejarán brasas con las que se calienten las gentes, ni hogar ante el cual se sienten, los opulentos comerciantes, que trataban contigo desde tu juventud, huyeron cada cual por su camino: No hay quién te salve. Isa 47:3-15
“La ciencia infla”, nos enseña San Pablo. La sabiduría de este mundo es necedad ante Dios, el cual dice: “Destruiré la sabiduría de los sabios y anularé la prudencia de los prudentes” (I Corintios 1, 19; cf. Isaías 29, 14; Salmos 32, 10).
Constantemente confunde Dios el orgullo intelectual de los hombres (cf. Salmos 93, 11 y nota), y más aún si se trata de sabiduría religiosa o espiritual que no esté fundada en su Revelación. Los mismos que se gloriaban de salvar a otros de las llamas, serán devorados por ellas.
¡Ay de vosotros, hipócritas, hermosos por fuera, más por dentro llenos de huesos de muertos y de toda suerte de inmundicias!
Así también vosotros por fuera parecéis justos a los hombres, más por dentro estáis llenos de hipocresía e iniquidad. ¿Puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán ambos en el hoyo? Mat 23:28