Santa Mónica suplicaba y suplicaba a Dios que su hijo abandonara los errores maniqueos y volviera a la fe cristiana.
Santa Mónica acompañó a su hijo san Agustín al puerto con intención de embarcar con él a Italia desde África.San Agustín, vivía con una amante y, no queria viajar con su madre, que estaba empeñada en que se hiciese cristiano. San Agustín le invitó a esperar en una iglesia que había en el puerto, y prometió avisarle para que pudiera embarcar con él. Cuando Mónica se dió cuenta, su hijo se había embarcado dejándola abandonada. Mónica regresó llorosa a la Iglesia y allí se le apareció la Virgen bajo la advocación de la Consolación y le dió como prenda la correa que Ella llevaba”.
La Virgen María consoló a la afligida madre de Agustín y le recomendó que se revistiera con un hábito negro y se ciñera un cinturón del mismo color, prometiéndole la Virgen Santísima que los que así vistieran y se ciñeran el cinturón (la Correa Negra) serían especialmente protegidos por la Virgen. Y así lo hizo Santa Mónica. Más tarde, San Ambrosio de Milán (amigo de Mónica y de Agustín) y muchos otros adoptarían este hábito y, a día de hoy, los monjes y monjas agustinos visten y se ciñen la venerable Correa de San Agustín y Santa Mónica.
La Archicofradía de la Correa o Confraternidad de San Agustín. Hombres y mujeres, llamados «Corrigiatos» o «Cinturados»; por ceñirse el sagrado cinturón revelado por la Virgen a Santa Mónica, se comprometían a rezar a diario trece Padrenuestros, trece Avemarías y una Salve y ayunaban la víspera de la Fiesta de Nuestro Padre San Agustín.

El cinturón o ‘Sacro Cingolo’ o ‘Sacra Cintola’ o la ‘Santa Cinta’ o ‘Hagia Zoni’ o “Sainte Ceinture” o ‘Our lady’s girdle’ es el cinturón de la Virgen María que, según la tradición, ella misma entregó al apóstol Tomás inmediatamente antes de su asunción al cielo.
Se encuentra en la Catedral de Prato (Italia)



La exposición de la reliquia se hace varias veces al año en ocasión de las principales fiestas.
8 de septiembre, día de la Natividad de la Virgen