«Considerad como el mayor de los privilegios el no gozar de privilegio alguno..
Francisco era un joven buena vida que quería ir a las cruzadas, entró a una iglesia a orar y el Cristo de san Damian le habló, “Francisco reconstruye mi iglesia“, desde entonces se convirtió en San Francisco de Asís.
Francisco visitó al sultán en tierra santa tratando de evangelizarlo, Cuentan que el Sultán llegó a decir: «Si todos los cristianos fueran como él, entonces valdría la pena ser cristiano»
A su regreso a Asís en el año 1.223 propuso representar tierra santa y el nacimiento del salvador, «Quisiera hacer una especie de representación viviente del nacimiento de Jesús en Belén, para presenciar, por decirlo así, con los ojos del cuerpo la humildad de la Encarnación y verle recostado en el pesebre entre el buey y el asno». En efecto, el Santo construyó entonces en la ermita una especie de cueva y los campesinos de los alrededores asistieron a la misa de medianoche, en la que Francisco predicó sobre el misterio de la Natividad.
Comenzado la tradición del «belén» o «nacimiento» el actual pesebre.
«La Encarnación era un componente clave en la espiritualidad de Francisco. Quería celebrar la Encarnación en forma especial. Quería hacer algo que ayudase a la gente a recordar al Cristo Niño y cómo fue su nacimiento en Belén.
Durante su enfermedad final dijo «Nada me consuela tanto como la contemplación de la vida y Pasión del Señor“ “Cuidémonos mucho de la malicia y astucia de Satanás, el cual quiere que el hombre no tenga su mente y su corazón dirigidos a Dios. Y anda dando vueltas buscando adueñarse del corazón del hombre y, bajo la apariencia de alguna recompensa o ayuda, ahogar en su memoria la palabra y los preceptos del Señor, e intenta cegar el corazón del hombre mediante las actividades y preocupaciones mundanas, y fijar allí su morada”.